Los primeros
habitantes que conformaron la barriada del Puerto de Mar del Plata tenían, en
su mayoría, algunas características particulares.
A saber:eran inmigrantes
italianos,procedían de las regiones del sur de Italia y se dedicaban a la
pesca. Ante esto podríamos suponer que la relación entre los nuevos pobladores y
el espacio que se estaba consolidando tendría los condimentos necesarios para
la conformación de una identidad propiamente dicha.¿Pero qué elementos indican
una identidad? ¿Cómo podríamos establecerlos? En función de estudios
anteriores, partimos de la premisa de la existencia de un enclave “étnico” que permitió
la génesis y el desarrollo de un enclave de tipo “cultural” en el que fue
posible la construcción de una identidad propia, fruto del diálogo con la
sociedad receptora.
En este caso, la sociedad
receptora se identifica con dos instituciones, a nuestro entender claves en el
desarrollo de la zona: la Comisión Auxiliar de Damas Vicentina y los sacerdotes
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia Debido a esto, pretendemos analizar
qué tipo de relación se estableció entre los pobladores inmigrantes y las
instituciones mencionadas y cómo influyeron las mismas en la conformación de
una identidad. Desde la década de 1920, los tres protagonistas de esta relación
comienzan a interrelacionarse, siendo los inmigrantes italianos el punto de
contacto entre ellos. Las Damas Vicentinas, un grupo de mujeres pertenecientes
a la elite porteña que veraneaban en Mar del Plata, instalaron una sede en el
Puerto en el año 1919 y gestionaron la 2 llegada de los sacerdotes Orionitas
que misionaban siguiendo los pasos de Don Luigi Orione, fundador de la orden.
Ambas instituciones coincidieron en el primer objetivo para la barriada
portuaria: el establecimiento de una iglesia y de dos colegios, uno para
varones y otro para señoritas, que ofrecerían a la población el “acceso al
culto católico”. Así surgen, con el apoyo económico de la primera de estas
instituciones y el espiritual de la segunda, la iglesia La Sagrada Familia, el
colegio homónimo para varones y el colegio Inmaculada Concepción para las
señoritas una fuente importantísima: las cartas escritas por el Padre Dutto en
su estadía en la Argentina. En su mayoría, el destinatario era Don Orione pero
a él se sumaban otros religiosos de la congregación como Don Zanocchi
(Provincial Superior de la Obra Don Orione) o Don Montagna (el primer sacerdote
que se instaló en la zona del Puerto previo al Padre Dutto).
Nos hemos concentrado en relevar
y analizar aquellas notas que Dutto escribió desde el Puerto de Mar del Plata.
Las mismas se concentran en el período que va desde 1922 hasta 1938, año en que
el Padre Dutto fue trasladado a Buenos Aires para ocupar el cargo de Director y
Administrador de la Obra Don Orione en Argentina, Uruguay y Chile Estas cartas
se caracterizan por estar escritas en italiano aunque, con el paso de los años,
el idioma se va perdiendo y confundiendo con el castellano. Asimismo, la
primera etapa, que podríamos ubicar hasta fines de la década de 1930, es muy
rica en testimonios del padre Dutto mientras que en la segunda etapa post 1 930
van disminuyendo las mismas debido a la muerte de Don Orione y a la mayor
cantidad de responsabilidades que tenía el padre Dutto en la congregación. Otro
punto a tener en cuenta en esta caracterización de la fuente esque la misma fue
construida por un sacerdote de la congregación
orionita. El Padre Giustozzi, en una visita a Italia, encontró estas
cartas y las pasó a un formato electrónico, por lo tanto somos concientes que
las mismas en su forma origina l han sufrido modificaciones que tienen que ver
con la lectura y posterior traspaso. No obstante ello, consideramos a esta
fuente documental como fundamental para comprender las primeras impresiones y
el accionar del Padre Dutto en la zona del Puerto de Mar del Plata. Sumado a
las cartas que hemos podido consultar, contamos con otras fuentes como los
artículos del Semanario El Puerto, del Diario La Capital de Mar del Plata y del
Diario La Prensa, algunas entrevistas orales que hacen referencia al accionar
de los sacerdotes Orionitas 3 y de las
Damas Vicentinas en la zona, publicaciones de la Obra Don Orione, censos
realizados por la comuna marplatense en las décadas de 1920 y 1930 y fichas de
socios de la Asociación Italiana del Puerto “Casa d’Italia” El “Pueblo de
Pescadores” como solía llamarse hasta entrada la década de 1950 al barrio del
Puerto tiene sus orígenes con la construcción del puerto de ultramar en la
década de 1910. El mismo fue inaugurado en el año 1921. A lo largo de los años
’10 y ‘20, los pescadores que se habían
instalado en distintas zonas costeras de la ciudad y que habían sufrido un
corrimiento espacial, fruto de las exigencias y demandas de la élite porteña veraneante,
se establecieron en la zona aledaña a la banquina de pescadores o en la “otra
Mar del Plata”.
En el año 1917, operaban en el
puerto unas 100 lanchas pesqueras de motor y a vela registrándose un alto
número de familias relacionadas con la actividad que se radicaban en la zona.
En el año de la inauguración oficial del puerto, 1922, el barrio contaba con
1800 habitantes y las lanchas pesqueras llegaban a 150
1. El
diario La Prensa señalaba al respecto: “con la habilitación de la dársena de
pescadores, muchas familias que se dedican a la venta de pescados se
trasladaron a las cercanías de puerto. La pequeña villa recibió este aporte y las
viviendas se alinearon a lo largo de las primeras calles. Así nació el barrio
del puerto. La villa se ha ido extendiendo y cuenta ya con varios centenares de
viviendas, ocupadas en total por más de dos mil habitantes...”
2. 2 Como se puede observar a partir de la cita
anterior, el primer núcleo poblacional estaba formado por familias de condición
humilde a los que se sumaban los trabajadores de la empresa constructora del
puerto
3. 3.Hacia 1924 el pueblo del Puerto de Mar del
Plata, como se lo denominaba en ese momento, abarcaba desde la avenida Martínez
de Hoz hasta la calle Juramento y desde la actual avenida Juan B. Justo hasta
la calle Vertiz. Esta zona era atravesada por el arroyo del Barco que
desembocaba en el mar y se encontraba sin entubar. Dichos límites barriales se
conservaron prácticamente hasta nuestros días…..
nos detendremos en el accionar de
la Comisión Auxiliar de Damas Vicentinas
13 y en su preocupación por
cambiar, por una lado, la imagen de abandono y desolación que caracterizaba a
la zona y por otro, controlar los elementos anarquistas y socialistas que
existían y que podían acrecentar cualquier conflicto de tipo social. Este grupo
de mujeres pertenecientes a la elite porteña que veraneaban en la ciudad
instalaron, en el año 1919 una sede en el Puerto
14. Si bien Elisa Alvear de Bosch
fue presidente de la comisión a nivel nacional entre los años 1934 a 1937,
gravitó de manera decisiva en el grupo dedicado a la ciudad de Mar del Plata e
inclusive, en la actualidad, una calle del barrio del Puerto lleva su nombre.
La Comisión de Damas Vicentinas influyó en una importante cantidad de cambios
que se fueron dando en la zona no solo en el espacio urbano sino también a
nivel de conductas sociales de los pobladores. Para ello, gestionaron el arribo
de los sacerdotes orionitas que colaborarían en la tarea misionera La primera
iniciativa de las Damas Vicentinas fue la construcción de la parroquia La Sagrada
Familia y del colegio homónimo. Debido a ello, promovieron la llegada de los
sacerdotes orionitas a inicios de los años ’20. En pocos años, la Iglesia y el
colegio estuvieron terminados. El propio Padre Dutto, alma Mater de los
orionitas en el Puerto, confirmaba a través de una carta dirigida a Don Orione,
la rapidez de las obras: “Vino la señora Elisa Alvear de Bosch desde París con
unos planos grandiosos del nuevo santuario del Salvador y del colegio. Dice que
se concluirá rápidamente todo lo que está en construcción y que se necesitan
más de 2 millones de pesos ”
15.Tal como lo refiere Castro, el accionar de
las Vicentinas combinaría las formas de beneficencia tradicional (reparto de
alimentos y guardapolvos para los niños) con el apoyo una educación “preocupada
por la consecución de un
orden social” y al
“fortalecimiento de una nacionalidad peligrosamente puesta en duda” en la zona
16. En nuestro caso, tanto el
orden social como el fortalecimiento de la nacionalidad, constituían elementos
necesarios para trabajar entre los pobladores de la zona.
El otro gran proyecto de este
grupo de damas se cristalizó años más tarde, con ello nos referimos a la
construcción de viviendas obreras para los trabajadores del mar. Las mismas
seconstruyeron en dos conjuntos de casas: el primer grupo se inauguró en el año
1941 y elsegundo en 1948. Al respecto, tal como afirma Castro: “esta iniciativa
llevada adelante en el barrio puerto se insertaba dentro de un cúmulo de experiencias
de construcción de viviendas obreras concretizadas por las vicentinas y por
otros sectores de la Iglesia católica”
17. Pero más allá de la construcción
material de las mismas, lo interesante serán los requerimientos solicitados a
las familias que deseaban habitar este complejo: “gozar de buena conducta, contar
con casamiento civil y religioso, poseer certificados de vacunación y someterse
a un examen médico si fuera solicitado”
18. Esto nos remite a una
política de moldeado social Muy marcada tendiente a “regularizar” situaciones
anómalas para la sociedad de aquella época. Sin duda, este es un punto a tener
en cuenta en relación a la conformación de identidades en el Puerto.
En relación a la inauguración del
complejo edilicio, el primer número del Semanario El Puerto
19, dedicó un extenso artículo a
la ceremonia de colocación de la piedra fundamental, resaltando la labor
desempeñada por la Comisión y la magnitud del trabajo realizado, que se vio
reflejada por la presencia del Vicepresidente de la República, en ese momento
en ejercicio del Poder Ejecutivo, Ramón Castillo. El primer grupo de viviendas
se levantó frente a la Parroquia La Sagrada Familia, en un terreno donado por
un importante vecino y fueron pagadas gracias a un subsidio del gobierno provincial,
“con dos donaciones anónimas y dinero recolectado durante la temporada”. Así,
confirmamos la dinámica seguida en este tipo de iniciativas: donación
voluntaria de los terrenos, subsidios gubernamentales y colectas realizadas en la
temporada estival. Se invirtieron $155.000 en la edificación de las doce casas
de material. En estas viviendas vivieron las familias Balastro, Navarra, Di
Scala, De Mare, Sasso, Napoleone, Todisco, Díaz, Mayorana, De Gennaro,
Migliaccio, todas relacionadas con el trabajo pesquero. Con respecto al segundo
grupo de casas, fue realizado sobre la calle Bermejo (más cerca de la zona de
la Banquina de Pescadores) en un contexto político completamente distinto.
Instalado el peronismo en el poder, este tipo de iniciativas privadas tenía una
fuerte competencia con el Estado peronista reflejado en la Fundación Eva Perón
21Aunque no fue publicitado con
tanta solemnidad, otra de las iniciativas llevadas a cabo por esta Comisión de
Damas fue la propuesta de una Delegación Municipal en el barrio.
Evidentemente, sus contactos e
influencia a nivel político, llevaron a la creación de una Delegación Municipal
en el año 1936. De esta forma, el llamado “Far West” marplatense logró
transformarse, poco a poco, en una zona de crecimiento y de empuje.
Este grupo de mujeres de la élite
porteña se unió a sectores altos de la sociedad marplatense de ese momento como
también a los políticos dirigentes que gobernaban a nivel nacional y
provincial, tales como José Luis Cantilo o Manuel Fresco. Tal es así que, su
acción asistencialista se vio favorecida monetariamente con las colaboraciones
personales de estos personajes políticos o con subsidios oficiales que
procedían de la Cámara de Diputados de la Nación y del gobierno provincial.
Así, junto a las obras edilicias realizadas como la escuela y la parroquia La
Sagrada Familia y la escuela Profesional de Niñas , se suman el impulso dado a
la distribución de alimentos, útiles y ropa a los hijos de las familias de los
pescadores.
. Veamos como relata el Padre
Dutto este tipo de colaboración: “el día de San José nos vino a visitar la
señora de Ocampo, vicepresidente para Mar del Plata, y se quedó contenta. Nos
trajo unas cien corbatas para el invierno y nos mandará los guardapolvos (...
)el día de Pascua dimos, a todos los niños que tomaron la comunión, chocolates
y leche con galletitas.
También distribuímos caramelos y
fue un mundo de niños. Las niñas eran 115 y los niños muchos más. El domingo se
distribuyeron los premios por la presencia al catecismo y a la misa. Teníamos
casi 250 entre medias, corbatas de lana, camisas y vestidos ”
22 . Pero este accionar en esta
“tierra de misión”, no pudo realizarse sin la colaboración de los sacerdotes orionitas
. Así, en la Memoria de las Obras
Vicentinas en Mar del Plata , se recalca el papel desarrollado por los mismos:
“gran parte de este éxito se debe sin duda a la acción eficiente, tan modesta
como inteligente y perseverante, de los sacerdotes del Padre Orione , que la
atienden. Recibidos con evidente recelo por los pobladores del puerto, han logrado
con su bondad, desarmar toda resistencia y puede asegurarse que hoy son los mayores
amigos de los rudos trabajadores del mar
”23 .5.Protagonista III: los
sacerdotes orionitas y el Padre Dutto .El panorama que ofrecen las cartas del
Padre Dutto sobre sus primeros años en el Puerto no era muy halagador. Así lo
describía en una de sus primeras comunicaciones a la Obra religiosa: “este
barrio está lleno de casillas de madera y de zinc. Todos son pobrísimos y
miserables. Además, más de una vez viene al colegio algún chico sin camisa ...
están abandonados y son ignorantes en un modo absoluto en lo que respecta a la
religión. Sus padres son incrédulos e inmorales, verdaderamente pequeños
salvajes
24”. Como podemos observar, a la
imagen de desolación y abandono gubernamental se sumaba la falta de medios de
las familias residentes y la poca instrucción de los habitantes de la zona.
Será a partir de esta primera radiografía que el Padre Dutto iniciará una serie
de actividades en forma individual o conjunta tendientes a cambiar la situación
de la barriada portuense
25 .Una de las primeras acciones
protagonizadas por los Orionitas fue,
como mencionáramos con anterioridad, la construcción de la parroquia La Sagrada
Familia
26 y del Colegio homónimo
27. Allí, fue decisiva la
colaboración económica de lAs Damas Vicentinas que permitió el levantamiento de
las obras edilicias pero que, sin el accionar de los sacerdotes, hubiera
quedado estrictamente en el plano material. En relación a la actividad escolar,
Dutto demostraba que el colegio crecía rápidamente año a año y que incluso
opacaba numéricamente a la escuela pública
28 situada en el barrio: “en el
Puerto hay también una escuela pública hasta el cuarto grado, pero en pocos
días nuestras pequeñas aulas se
completaron y debimos rechazar
algunos pedidos de ingreso. Los alumnos son 54 en dos grados y no podemos
aceptar otros para este año. Para el próximo año, esperamos abrir otros grados,
si llegan otros misioneros desde Italia
29”.Evidentemente, la realización
de la parroquia y el colegio fueron fundamentales ya que constituyeron uno de
los ejes dinamizadores de la sociedad portuaria, tanto por su rol trascendente
en lo que respecta a las cuestiones de culto como a la actividad social que algunos
de sus feligreses llevaron a cabo en el barrio. La misma asumió un notable
papel en la dinámica social portuaria entre los años ‘20 y ‘50, a tal punto que
puede considerársela como una de las instituciones impulsoras de los cambios sociales
experimentados en la época y una clave para la consolidación de las identidades
culturales de la población portuaria. Pero veamos cómo.
Si nos detenemos en los motivos
que impulsaron a esta orden católica a instalarse en la zona, debemos recordar
que en aquella época el Puerto era considerado como una “tierra de misión”. En
efecto, la impronta “Dios, patria, hogar” articuló e impulsó un conjunto de acciones
destinadas a la concreción del orden social y la elevación moral de quienes en definitiva
constituían el grupo donde potencialmente podían tener mayor arraigo las ideas “peligrosas”
identificadas con el comunismo y el anarquismo. Probablemente, estas políticas perseguían
al fantasma de los sucesos de la Semana Trágica que ocupaban una posición central
en los fundamentos de la creación de la escuela parroquial.
Pasados más de quince años de su
fundación, el Semanario El Puerto describía los fines y las actividades
desarrolladas hasta esos años por la obra orionita :“(El Colegio) Tiene por fin
educar e instruir a los niños en los sagrados amores de Dios, de la Patria y de
la Familia, preparándolos para ser miembros útiles a sí mismos y a la sociedad,
según los principios del recto vivir cristiano. (Esta escuela) ejerce la obra
de la enseñanza entre los niños pobres completamente gratuita, proveyéndolos de
lo necesario: esto es, útiles, libros, guardapolvos y espectáculos
cinematográficos, contribuyendo así en su labor de asistencia y fomento de la
educación infantil. Asimismo forma parte del programa cultural y de enseñanza
del prestigioso colegio religioso que en forma tan
señalada contribuye al
mejoramiento educacional de la niñez de la extensa y laboriosa barriada
portuaria”
30.En consecuencia, los objetivos
iniciales de los sacerdotes de Don Orione pudieron concretarse y mantenerse en
forma sostenida con el paso de los años. Pero no solo el Padre Dutto se
concentró en la educación elemental de estos niños sino que también buscó
reunirlos en la parroquia con distintas actividades recreativas tales como la
proyección de películas o la organización de una banda musical, que se sumaban
al catecismo semanal. Esta labor “preventiva y reparadora” se veía reflejada en
una de las tantas cartas a Don Orione en la que el sacerdote analizaba las
actitudes de las familias de estos niños que, en general, contaban con algún
miembro anarquista o socialista: “
Nos acercamos al final del año
escolar y, en general, nuestros alumnos van muy bien con el estudio. Todas las
familias, aunque tengan al padre anarquista o comunista, admiten que nosotros enseñamos
más que en las escuelas públicas y nos mandan con gusto a sus hijos
” 31 .No obstante estas percepciones
la importancia dada a prevenir algún foco “indeseable” era acorde con la política
de la época. Tal como lo ha afirmado Luis Alberto Romero
32, la instalación de la Iglesia
católica en “barrios potenciales” ha permitido el accionar de algunas congregaciones
religiosas que tenían el deber misional de transformar zonas “difíciles y peligrosas”
a través de una acción enérgica y sistemática. Asimismo, el estrecho vínculo
con distintos sectores de poder
33 y con las Damas Vicentinas nos
demuestra que en las décadas de 1920 y 1930 principalmente, el Gobierno, las
organizaciones dedicadas a la beneficencia y la Iglesia eran una trilogía
aceitada que funcionaba casi perfectamente en muchas ciudades de nuestro país.
Quisiéramos detenernos en la
relación de los curas Orionitas y las Damas Vicentinas .A simple vista, podría
caracterizarse a la misma como un lazo estrictamente económico que permitía, a
través de las importantes donaciones otorgadas por este grupo de damas, obtener
las herramientas necesarias para la tarea educativa y evangelizadora de la
congregación. Esta idea la podemos corrobar en uno de los testimonios del Padre
Dutto: “Viajé a Buenos Aires y he comprado, de acuerdo con la Comisión de las
Damas Vicentinas que pagan todo, una hermosa máquina para cine y proyecciones
fijas y 36
instrumentos de música para
instituir también aquí una pequeña banda que será dirigida por un joven maestro
de origen toscano que está en Mar del Plata y que ya conoce el colegio”
34. Es decir, si bien los
sacerdotes Orionitas dependían de los fondos y recursos otorgados por las Damas
Vicentinas, ello no significaba que llevaran adelante otro tipo de iniciativas
en forma independiente. Con ello nos referimos a la creación de parroquias en
distintos barrios de la ciudad: “San José” en el barrio homónimo y “San Antonio”
en el barrio “Las Avenidas” y a la participación de los curas en la formación de
asociaciones barriales que se fueron dando entre los años ’20, ’30 e incluso
entrados los ‘40.
Pero este vínculo se fue
desgastando con el paso de los años. Al parecer, las diferencias entre la
congregación y las vicentinas se fueron profundizando debido a los conflictos
internos dentro de la asociación benéfica
35 Como también al papel que les
otorgaban a los sacerdotes dentro de este vínculo. El propio Padre Dutto lo
remarcaba en una de sus cartas a Don Orione: “
Creo que nuestra situación frente
alas Damas Vicentinas debe cambiar, en el sentido que debemos tener relaciones
más oficiales y menos sociales o familiares. Delante de las Vicentinas nosotros
somos y no somos . Somos porque trabajamos con ellas, no somos porque no
tenemos ningún contrato firmado y estamos a merced de los caprichos o de las simpatías y antipatías de las
Vicentinas, en especial de la señora de Anchorena, que a mi entender, nos trata
con demasiada libertad u osaría decir, con impertinencia. Es tiempo, y es
urgente, que tomemos una posición definitiva y decidida delante de las Vicentinas.
Que sepan cuáles son nuestros deberes pero también nuestros derechos y sepan
las Vicentinas que no están tratando con individuos sino con una Congregación
digna de respeto y de todo resguardo. No quiero que se asuste creyendo que
exista algún hecho grave, no; pero hay un montón de cosas , un modo de proceder
que no es decoroso ni para nosotros ni para la Congregación
” 36 . Esta diferenciación entre
“somos” y “no somos” nos permite observar el desacuerdo que manifestaba el
Padre Dutto en su relación con las vicentinas . Plantea una cuestión central:
los curas tienen que perder su entidad propia ya que “deben” favores al grupo
en cuestión o, en cambio, pueden definir y trabajar independientemente de la
política benéfica llevada adelante por las mismas. Más allá de los “caprichos ”
que menciona el sacerdote, el lugar que ocupaba este grupo de damas era
importante no sólo por sus vínculos directos con el poder político y económico
sino también con la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, la pérdida de esta relación
no sería conveniente para el accionar presente y futuro de la congregación
orionita .
Para ejemplificar la relación
entre los Orionitas y los inmigrantes, nos concentraremos en el nacimiento de
la “Fiesta de los Pescadores”
38 . La misma tiene sus orígenes
en la década de 1920, momento en que el Padre Dutto convocó a un grupo de
pescadores italianos para organizar una festividad que reuniera a todos los pescadores
sin distinciones regionales. La concreción de esta fiesta tuvo un tinte
homogeneizador que buscó, por un lado, la confraternidad entre los inmigrantes
italianos y por el otro, aplacar las diferencias regionales o entre “ paesani ”
con un festejo que equiparara a todos. Al respecto, nos gustaría plantear un tema
que exploraremos a futuro. Sostenemos que esta fiesta fue una “invención” en el
sentido precisado por Hobsbawm
39 , ya que la celebración de San
Salvador (patrono de los pescadores) fue creada en aquellos años. No existía entre
de los pescadores italianos llegados a la ciudad un santo patrono que los
reuniera. Desde su pueblo de origen, cada uno de ellos había portado la devoción
a un santo determinado que, ante las situaciones adversas en el trabajo
cotidiano como un temporal en el mar, era a quien dirigían sus plegarias. Por
lo tanto, la congregación de los pescadores ante San Salvador fue una situación
“inventada” que generó una mezcla de tradiciones tanto nuevas como recreadas. Es
decir, la fiesta en sí buscó enfatizar lo novedoso pero no podemos olvidar que
los protagonistas, los pescadores, marcaron con su bagaje cultural muchos
aspectos de la misma.
: Hacia la conformación de una
identidad propia. Como hemos podido observar, en el barrio del Puerto se
conjugaron tres factores que tuvieron una fuerte incidencia en el desarrollo y
conformación del mismo: el asentamiento de inmigrantes italianos, el accionar
de las Damas Vicentinas y la participación de los curas orionitas.
Estos elementos se conjugaron en
determinado momento y coaccionaron a favor del desarrollo y expansión de un
barrio en plena formación. Algunos, como las vicentinas o los orionitas,
seguían directa o indirectamente una política impuesta por los gobiernos conservadores
de aquella época en la que se buscaba la
búsqueda de un orden social acompañado por una evangelización consolidada en la
creación de parroquias a lo largo de todo el país. Otros, como los inmigrantes
instalados en el Puerto, se acomodaron a los beneficios propuestos por los
otros sectores y los utilizaron a su favor. No obstante ello, no dejaron sus
características singulares sino que las afianzaron y consolidaron
entremezclándose con las iniciativas producidas por los otros sectores. Un ejemplo
clarísimo de esto fue la “invención” de la Fiesta de los Pescadores ya que si
bien la iniciativa fue dada por los sacerdotes de la Parroquia La Sagrada
Familia acompañados por la Comisión de Damas Vicentinas y del gobierno local,
los inmigrantes aceptaron la misma pero le impusieron sus “propias prácticas”
tales como la usanza típica de los pueblos italianos y españoles de realizar una
procesión por las calles del barrio encabezada por el santo y coronarla con la
bendición de las lanchas pesqueras, el recuerdo a los compañeros fallecidos en el
mar y las manifestaciones con bombas de estruendo
40. A ello se unía lo “impuesto”
por los otros sectores: la misa obligatoria en la parroquia y la entrega de
juguetes o ropa y alimentos para las familias de los pescadores.
En consecuencia, más allá de
seguir un accionar pro-barrial que se destacó en forma reiterada durante muchos
años, los tres protagonistas se conjugaron en la conformación de una identidad
propia. Los elementos de tipo étnico que mencionáramos a lo largo de la ponencia
como el agrupamiento espacial, la tendencia a la ocupación laboral en una rama específica
y la conservación de tradiciones propias fuertemente marcadas por mecanismos de
interrelación de tipo informal que se originaban a través del contacto personal
entre familiares, paisanos y amigos, permitieron darle a esta zona un tinte
especial que no se ha dado en otros barrios de la ciudad. Unida a la singular
“Fiesta de los Pescadores”, en la que se puede observar perfectamente la conjunción
de los tres protagonistas objeto de la investigación, no podemos dejar de
mencionar el conjunto de manifestaciones religiosas y culturales (tales como la
celebración de los santos patronos, la conservación y el uso de los dialectos
regionales, la realización de fiestas típicas osagras , el mantenimiento de
comidas propias y la evocación de la música regional) que fueron básicamente
trasladadas desde el lugar de origen y recreadas en la zona de residencia,
adaptándose a las realidades de la misma. Dichas prácticas pueden ser
observadas no sólo desde fuera sino que es necesario analizarlas desde su
interior para luego reconocer en ellas, la conformación de una identidad y su
resignificación en la interacción social. En nuestro caso, creemos que los
inmigrantes no pudieron renunciar a sus costumbres propias, fundamento de su
identidad
41, sino que se produjo una
reinterpretación en el marco de un proceso de reconstrucción de la identidad
42 que estuvo acompañado, en este
caso, de dos agentes locales muy activos que buscaban organizar a los recién
llegados en el marco de una sociedad que se estaba consolidando pero que no
podía relegar el fuerte componente migratorio que la formaba.
<Fuente Ponencia Bettina Favero de 2da Jornadas Nacionales de Historia Social, extracto de 19 páginas.
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