
LUJAN 21 de Junio de 1935 (San Luis Gonzaga, onomástico de San Luis
Orione) En este día don Orione lleva en
peregrinación a sacerdotes y jóvenes de la casa de Lanús (Hoy Villa Dominico)
en peregrinación a Luján y celebra la Santa Misa en el altar de San Luis. Para
dar el valor que corresponde a este hecho de la historia de don Orione en
Argentina debemos recordar que en aquel tiempo en Italia, el día del onomástico
era considerado más importante que el cumpleaños, y de hecho en la vida de San
Luis Orione y de la Congregación siempre se celebraba este día. Se puede ver la
revista “La Piccola Opera de la Divina Providencia” de los últimos años, donde
siempre había un saludo dirigido al Fundador con motivo de su onomástico. Junto
a esto recordemos el primer oratorio festivo que fue llamado “San Luis”; digno
de recordar también es la famosa competencia, con su compañero de seminario,
después Jesuita y biblista Alberto Vaccari, realizada en el día de San Luis y
firmada con sangre de quién seria más Santo. Era una especie de consagración.
Luego don Orione cuando podía visitaba la Iglesia de San Ignacio, donde está el
altar de San Luis (sobre la reliquia de su cuerpo) y en los últimos veinte años
(Excluyendo los tres años que estuvo en Argentina) rezaba la última misa de la
mañana. Pero volviendo al día de San Luis del año 1935, uno de los
jóvenes participantes a la peregrinación nos ha dejado un informe: Lanús, 21de junio de 1935: ésta vez el Sr. Director P.
Orione fue propio todo nuestro. Lo esperaban en Victoria donde habían preparado
una academia por el día de su onomástico y en cambio, él decidió no ir, pero no
hay mal que por bien no venga. Él que nos había prometido varias veces de
llevarnos a Luján, no encontró mejor día que este. ¡que lindo día de San Luis!
Pasados a los pies de la Virgen, en compañía de San Luis, en compañía del amado
padre! Partimos de Lanús a
las seis, con el camión del Cottolengo Argentino, bendecido por el señor
Nuncio, el 11 de junio ( 1935 ). El día era lindo, pero el termómetro marcaba
bajo cero, por lo cual debimos recurrir a el método tradicional. Don Orione nos
hizo abrigar bien; teníamos unas mantas militares, que a algunos les parecía
algo extraño, pero que ellos mismos luego de un buen trayecto, decían: ¡Menos
mal que tenemos las mantas! En fin el viaje fue divertido, no todas las calles
son asfaltadas. Aquella llanura ilimitada, las tierras sin cultivar, hacían un
verdadero contraste con él recuerdo de nuestros lugares. Subió con nosotros
también nuestro director de noviciado, que dio a aquello que nosotros
llamábamos paseo el aspecto de una santa peregrinación.
Todo el trayecto, de
Lanús a Luján, que dista 80 km. fue un alternar de rezos y cantos: Recitamos el
rosario y las letanías y luego, una cosa detrás del otro, llegamos a Luján
rezando. Eran las 9 y media, nos confesamos y, a las 10 y media, don Orione
empezó la s. Misa en el altar de San Luis; le hicimos corona respondiendo a la
gloria, al credo, como se hace en Italia, recibimos la santa comunión que
ofreció en honor de San Luis, para el padre de nuestras almas. Cuando
terminamos nos fuimos ha tomar el desayuno, si se puede así decir.
A las once fuimos a visitar el museo, uno de los más
importantes de la república. Cuando salimos nos dispusimos para un grupo
fotográfico. El padre Orione, en aquel día, todo un caballero, se puso en medio
de nosotros; ¡Cosa que no pasa demasiado frecuente! Antes de alejarnos del
Santuario, don Orione nos llevó delante de San Luis y a los pies de la Virgen
Santísima; rezamos por los benefactores, por nuestros superiores y todos
nuestros cohermanos. Por último rezamos el “memorare ” de San Bernardo.
“Qué lindas horas en la casa de la virgen ! Estábamos cerca
de nuestro amado padre don Orione y sentíamos en nuestras almas las gracias del
señor. Permanecerá inolvidable este día y será un punto luminoso en la historia
de esta casa de Lanús y una bendición para nosotros. Volvimos a casa, había un
viento frío. Todavía las últimas horas de aquel día inolvidable las pasamos
junto a nuestro padre que, antes de ir al puerto a recibir los misioneros y las
misioneras que llegaban de Italia, nos impartió la bendición eucarística. DOLM
P.1092-1094
Fuente: Hno Jorge David
Silanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario