Es fácil detenerse a presentar el "activismo" de Don Orione. Todas sus jornadas eran plenas, fatigosas, sacrificadas, ricas de bien y de cruces. Eran un "fatigarse de un Ave María a otro". (22) Con todo, la jornada de Don Orione se presentaba, al mismo tiempo, como una incesante oración, una constante elevación a Dios, corazón a corazón. Don Orione es recordado como "hombre de oración" no menos que como "hombre de caridad activa", sobre todo por quien ha vivido más cerca de él. Los testimonios lo recuerdan centrado en Dios: esto era el motor de tanto dinamismo exterior. Era su secreto.
Don Orione, vivía la Santa Misa, de una manera muy especial y gustaba el misterio que celebraba. Muchos quedaban fascinados de la fe y piedad que transparentaban de toda su persona durante el sacrificio eucarística¿Cómo lograba Don Orione cultivar su intimidad con Dios, él, tan abierto y tan adentrado en las exigentes vicisitudes cotidianas? ¿Cómo hacía un hombre tan activo para encontrar el tiempo para rezar? ¿Cómo rezaba? ¿Cuáles eran sus medios ordinarios de oración?Enseñaba aquello que él experimentaba. Así lo recuerda Don A. De Paoli. "Por la mañana rezaba largamente, profundamente absorto, y daba la impresión de una abeja que se arroja sobre la flor para recoger el néctar. Él aparecía, ni más ni menos, inmerso en su Dios para extraer fuerza y luz en las arduas tareas cotidianas. Durante la jornada, que estaba siempre saturada de trabajo, de cruces, de dificultades, se lo veía calmo y sereno porque su corazón estaba lleno de Dios. A los golpes que le llegaban de cualquier parte, invariablemente exclamaba: Mi Jesús, ¡cuán bueno eres!". (29)
"Iba al altar después de una devota preparación y conservaba en la celebración una actitud muy recogida, tanto que despertaba la admiración de los presentes. Me consta que varias personas, sabiendo del lugar y de la hora de la celebración de la Misa de Don Orione, iban a propósito para escuchar la Misa celebrada por él. También la acción de gracias de la Misa, prolongada según el tiempo de que disponía, era expresión de su fe y de su amor a Jesús Eucaristía". (31) El mismo Visitador Apostólico, el Abad E. Caronti atestigua: "Yo quedé edificadísimo cada vez que vi a Don Orione celebrar: he escuchado también a alguno confiarme que al asistir a la Misa de Don Orione se sentía sacudido". (32)"Era preciso en las ceremonias: compenetrado del gran acto que cumplía; su rostro parecía casi transfigurado. La Santa Misa era para él una fuente de energía y de consuelo, y tal la consideraba también para los otros. A un sacerdote que le confiaba sentirse solo y desconsolado, él decía: '¿No tienes la Misa?' ". (33)
Don Orione mismo enseñó a sus clérigos y cohermanos:"Quiero hacerlos partícipes de un gran secreto. ¿Cuál es el gran secreto para tener éxito en las obras de apostolado, para obtener resultados satisfactorios en nuestro trabajo, en el campo de la caridad cristiana? Este
secreto es la unión con Dios, vivir con Dios, en Dios, unidos a Dios, tener siempre el espíritu elevado a Dios. En otras palabras, es la oración intensa.
Todo aquello que se hace se transforma así en oro, porque todo se hace por lagloria de Dios y todo se transforma en oración". Parola (26.9.1937) VII,p. 56-59. (23)
"Ya en el vestir los ornamentos me parecía todo
compenetrado del gran acto que estaba por cumplir. No había peligro que
pronunciase palabra o mirase alrededor. Llegaba al altar con los ojos bajos,
con una gravedad y modestia que eran ya de por sí manifestación viva de una fe
verdaderamente grande. Durante todos los momentos del santo Sacrificio aparecía
profundamente recogido. No había en él ninguna prisa al pronunciar las
palabras... No había en él ninguna afectación, sino la máxima naturalidad en
los gestos... No era extenso en la celebración: me parece que no empleaba más
de 25 minutos... También cuando debía partir tempranísimo, se levantaba quizás
en el corazón de la noche, pero no le quitaba a la Santa Misa ni siquiera un
segundo", Ex processu, p. 716-717. ( 31)
Don A. De Paoli: "En Brasil, ayudándole en la
Misa, yo quedaba muchas veces conmovido por su gravedad y devoción. Sé que
muchos hacían esfuerzos para asistir a su Misa... Un sacerdote, que no estaba
en regla con Dios, me dijo: 'Al ver celebrar a Don Orione se convierte el alma
más endurecida'. Y él, de hecho, se convirtió" (p. 317). El Canónigo
Paleari de la Pequeña Casa de Turín al Director del Seminario episcopal:
"¿Quiere asistir a la Misa de un santo?... Está Don Orione que va a
celebrar, ¡y asistirá a la Misa de un santo!" (p. 6-7). Fray Ave María:
"Don Orione celebraba con devoción la Santa Misa, tanto que yo prefería
escuchar la Santa Misa celebrada por él, porque me ayudaba al
recogimiento" (p. 9) (32)
22. Cfr.
Lettere I, p. 168.
23. Ex
processu, p. 993. 29. Ex processu, p. 318-319.
30. Lettere
II, p. 519-523.
31. Testimonio
de Don A. Perduca, Ex processu, p. 66-67. Don G. Zambarbieri:
32. Ex
processu, p. 186. Son muchos los testimonios en este sentido..
33. Testimonio
de Don E. Sciaccaluga, Ex processu, p. 233. Otros testimonios sobre "la
Misa de Don Orione" de Mons. F. Cribellati p. 37; Sor María Rosaria p.
94-95; Don D. Sparpaglione p. 144; Don V. Gatti p. 226.
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