SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


martes, 29 de marzo de 2022

BARRIO DE LA REFINERIA

LA CANCHITA DE LOS CURAS: POROTO LANDALUCE

Han pasado algunos años pero los recuerdo todavía están en mi retina, cuando yo vine a vivir al barrio allá por 1951 con 4 años, ese lugar ya estaba, era un baldío pegado a la escuela  “Boneo”, nivelado de tal forma que sobre la calle Gorriti la tierra estaba a nivel del cordón, sobre Nelson había un pequeño terraplén donde te tirabas de panza al suelo en ese terraplén y asomando la cabeza podías ver el partido a nivel del piso de juego, sobre Santa Maria de Oro se veía la inclinación , pero la canchita estaba bien nivelada, tres lados a tres calles, del otro costado paralelo a calle Santa María de Oro estaba el paredón de la escuela, comenzando desde Gorriti, primero la pared de la antigua capilla, después el paredón continuaba hasta Nelson donde a la mitad del mismo había una pequeña puerta de madera para salir o entrar a la escuela, allí estaba la cancha de fútbol que tanto los chicos como los grandes decían , vamos a jugar o ver fútbol a la “canchita de los curas”.
Desde ese tiempo el comentario era "el año que viene no vamos a poder jugar más porque van a construir la nueva capilla" de la escuela Boneo, obra de Don Orione, capilla que llego allá por 1964 con el nombre de Capilla San Juan Evangelista.
Escuela Boneo, (nombre oficial Escuela Monseñor Juan A. Boneo), ¿qué vecino del barrio, chico o grande, no fue a ese querido colegio?
Es difícil encontrar alguno, mis recuerdos me llevan al interior del mismo, esa larga galería desde la entrada, con la dirección a un lado, hasta la ancha escalera en el fondo para subir al primer piso, la otra escalera para acceder a ese piso estaba a la par de la puerta de entrada del otro lado de la dirección, el gran patio para el recreo y los deportes, atrás, del  otro lado de los salones cuyas  entradas daban a la galería, una pequeña canchita de fútbol que también se usaba para jugar al  básquet, sobre el fondo atrás de esta canchita había un galponcito para guardar bártulos, cuya pared final daba a Nelson.
Salones amplios con ventanas y puerta al patio grande,  ventanas hacia atrás que daban a esa pequeña cancha, en uno de esos salones pase mis dos ó tres primeros años de alumno, tuve  a la inefable señorita Elba, maestra de mis primeros años, ir a la escuela para mi era muy importante, porque aprendía y con 5 ó 6 años ya era grande, iba solo a la escuela, nadie me llevaba.                                                                                           
En ese tiempo a través de la “Fundación Evita” nos  entregaban guardapolvo, cuadernos, útiles; viene a mi memoria la regla de madera de perfil cuadrado de 20 cm  que en sus cuatro cantos tenia una varilla de cobre incrustada en la madera para que aguantara  más los golpes, la caja de lápices de madera, simple o doble, con su tapa corrediza, los cuadernos con la carátula en la primer hoja para el nombre, dirección, grado y otros datos, luego el mapa de la Argentina y después la foto de Evita.
Quien en ese barrio no recuerda al querido maestro Bernal, le dio clase a varias generaciones de vecinos que pasaron por la escuela primaria, Monseñor Boneo.
Volviendo en el relato a la canchita de los curas, puedo contarles que allí durante mucho tiempo se jugaban  partidos desafíos, torneos, de grandes, de chicos, los alumnos de la escuela también la usaban para su recreación, otro que jugo allí era el cura Miguel Tiburzio, se ataba la sotana a la cintura y se metía en los picados.
Casi siempre esos encuentros eran los sábado y  los domingo, cuando se armaban esos partidos principalmente los domingos, los vecinos del barrio que vivían cerca se iban arrimando a la cancha , llevando sus banquitos, sillita baja, para mirar cómodamente sentados el evento, poniéndose en el único lado de la cancha que se podía seguir el partido, en la vereda de enfrente de la cancha, sobre la calle Santa Maria de Oro; sobre Gorriti no se podía sentar porque cada rato pasaban los auto o los tranvías, el N° 2 , el N° 4 ,creo que el N° 5 también y se perdían la jugada.
Casi siempre los domingo por la mañana, una vez instalados cómodamente allí se los podía ver a esos vecinos con su vaso de vino o vermouth , picoteando algunas aceitunas, maníes  o lupines en sal muera , que vendía el almacén de la esquina de Gorriti,  por la puerta doble de madera color gris que daba por Santa María de Oro , según algún amigo me decía que el dueño era Don Paco, luego Don Enrique que según decían, era socio de Tiro Federal, en la misma vereda pero para el lado de Nelson había una puerta de hierro trabajado con un gran vidrio que no dejaba entrar el viento; puerta de antes; la misma cuidaba la entrada de  un zaguán que desembocaba en la casa de doña Crédula, ella era una viejita que hacia masitas riquísimas, unas torta negra deliciosas, caseras, pan con chicharrones y como decía mi abuela Palmira en su dialecto italiano “el chameló” el sabroso bizcochuelo con huevos caseros, porque en ese barrio casi todos tenían su quinta y algunas gallinas para tener  huevos frescos, esa torta se vendía por porciones, que con unas pocas monedas, nosotros los chicos o los vecino podían comprar.
Los pibes no llevábamos banquitos, nos sentábamos en el cordón de la misma vereda,  en el del lado de la cancha no se podía sentar  porque el campo de juego terminaba en el cordón, si la pelota caía a la calle era fuera, se hacia saque lateral.
Recorriendo otro costado de la cancha, el que daba a la calle Nelson, donde daba uno de los arco, era el más peligroso para la pelota de fútbol , porque allí estaba la Centenera, fabrica de envases de hojalata, justo atrás del arco había un portón de color gris; actualmente sigue allí ; que en la parte alta del mismo tenia unos hierros gruesos, para no saltarse adentro, tenían forma curva hacia fuera y terminaban en punta muy finita donde terminaba clavada la pelota de cuero en gajos y cocida con hilo fuerte o tiento muy finito, con cámara; si lograba pasar el portón, caía adentro, donde había dos perros grandes que terminaban rompiendo la pelota, cosa que nunca se pudo solucionar, pero si se soluciono el tema de los hierro en punta poniendo en cada una de las puntas ; un montón ; antes del partido, unos tacos de goma que hacían de protección , la pelota rebotaba en ellos y no se clavaba.
Del lado sobre Gorriti, donde estaba el otro arco, cada vez que se hacían partidos alguien se acordaba y decía ; avísenle al “turco”, para que  cubriera la puerta, la vidriera, poniendo los postigotes de madera en las mismas, turco era porque tenia una tienda; en ese tiempo todos los “mercachifles” que vendía telas, se los nombraban  turcos, era  Sirio nacido en Aleppo el              dueño de la tienda “Gracielita” don Teofilo (Tufik) Saggal; también había que avisarle a la zapatería de la esquina, la que todos conocíamos como la de “la Elvira”, donde los vecinos podían comprar, pagar por mes; esa compra era anotada en un cuaderno, a mano, con eso bastaba, los vecinos eran honrados, trabajadores que a fin de mes con el sueldo pagaban las cuentas, los dueños eran  Elvira y Armando Ciarroca.
Otra cosa que había que tener en cuenta los domingo, era que los partidos debían comenzar después de la misa, en la antigua capilla; que casi siempre terminaba a las 10 de la mañana, pues sino la pelota que pegaba en la pared retumbaba dentro de la misma e interrumpía la misa.
La canchita en si era de tierra, con pequeñas piedritas que te lastimaban al caer al piso, tenia arcos fijos al piso, hasta que un año; no recuerdo cual; llego a la escuela el padre Manuel , una de sus medidas fue; cortar los arcos, desde ese momento pasaron a ser desmontables, se guardaban en el almacén de la esquina, se armaban en el momento del partido.
Cada vez que había partido siempre se recordaba que podía ser el último porque ya comenzarían la obra de la nueva capilla y le diríamos adiós la “canchita de los curas”.
Los equipos que jugaban eran entre otros, Alba Roja, Paralelo 38, Las Malvinas, Defensores de Vélez Sarfield y el más famoso de todos “Los 7 Grandes”; 7 era por  su formación, un arquero más seis jugadores, así eran todos los equipos; “Grande” no se si porque jugaban muy bien al fútbol y eran invencibles, o porque estaba formado por toda gente grande de edad, su capitán el vecino Tito Suárez, que también supo vestir la camiseta de Alba Roja.
Recuerdo jugadores como el arquero de Alba Roja, Manuel Codes que después fue arquero de Argentino de Rosario “El Salaito”, parte de los jugadores de Alba Roja eran a su vez directivos del mismo club, como “Forico”, “Pocho” y Salvador Montivero, “Forico” tambien fue jugador del “Salaito” y de otros equipos , “Pepo” Candolfi, Hugo Gonzalez, el “Tano “ Murgia, el “Turco” Fernandez, “Lito” Barranquero, la camiseta de este club era blanca y roja,  a cuadros, otra a raya, después en triangulo, por ultimo en “V”.
Por esta canchita también pasaron  jugadores famosos, los hermanos Bairo (River Plate), Omar “Pato” Pastoriza (jugador y técnico de Independiente) Panasi, Villarino (Rosario Central). Había un arquero que llamaba la atención, era el arquero de “Los 7 Grandes” el “Lungo” Bartoluzzi, media 1,93 de alto , su espalda era bien grande, un “ropero” en el arco,  su agilidad era impresionante, era difícil hacerle un gol, de profesión arquitecto. Si mal no recuerdo; también sabia jugar para “Las Malvinas”; que era el equipo de los Pastoriza, allí jugo un muy buen defensor apodado el “Pipa”.
Se organizaban torneos, los premios eran trofeos, medallas, cada partido era dirigido por un referí, entre ellos estaba Pozzi, otro el “pelado” Zambruno ; mi tío; referí de la liga rosarina, con referí o no, casi siempre había tumultos que terminaban repartiendo “piñas” incluido el referí.
Terminaban los partidos, los jugadores se juntaban, eran todos amigos, pasaban por el almacén de enfrente a tomar algo para calmar la sed y los ánimos, bebían, agua, cerveza, algunos se bajan de un solo saque un sifón, soda que seguro era de la fábrica de la otra cuadra de la cancha.
de don Enrique Franco, que la repartía por el barrio con su carro tirado por caballo, al cual nos subíamos cuando quedaba sobre la calle, con las varas hacia abajo sin caballo, luego el progreso hizo que desaparecieran los caballos, amaneciendo un día un viejo camión que en vez de riendas tenia volante.
Paso el tiempo, muchos recuerdos más, pero llego el día, al levantarnos una mañana la canchita  tenia pozos, en parte estaba cerrada, un cartel decía que se comenzaba la obra de la Capilla San Juan Evangelista, si llego el día que nadie quería, se nos iba la “canchita de los curas”, comenzaron a construir la nueva capilla, levantaron las paredes, pusieron el techo, un tiempo estuvo parada, allí nos juntábamos a hacer un “picadito” los chicos del barrio, bajo techo con piso de cemento.
Así fue como desapareció “la canchita de los curas”, los domingo por la mañana ya no se juntan los vecinos, doña Crédula perdió clientela, el progreso dejo en el camino esos hermosos recuerdos del barrio, pero a su vez generó  nuevas historias.    
Las obras se terminaron, llego el día, el barrio tenia su nueva capilla, fue un 3 de  mayo de 1964, se  inauguró con un gran acto, a la cabeza el cura Luis , se colocaron bombas de estruendo atadas en una soga entre dos columnas de  alumbrado del frente de la capilla, el ruido y los fogonazos fueron  increíbles.
Así desapareció la Canchita de los Curas en su forma física, pero no en el recuerdo de todos los vecinos.
Porque ahora cuando pasamos por el frente  de esta hermosa capilla todos decimos ¿Te acordas?... pensar que aquí cuando éramos chicos, acá había una canchita a   la cual veníamos a jugar.            
  
                                                                           Edgardo "Poroto" Landaluce 25/02/
blog: Museo itinerante del Barrio de la Refinería.

CRONOLOGIA ORIONITA, 30 MARZO.

  1919: Los Padres Basilianos de la Abadía de Grottaferrata (Roma) confían la administración de la parroquia de Grottaferrata a la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
 

1936  30 DE MARZO
Don Orione escribe, una carta al P. Sterpi desde la ciudad de Rosario:
“Desde Rosario de Santa Fe,
30 de marzo de 1936
Querido P Sterpi.
Deo Gratias! ¡Y la paz esté siempre con nosotros!
Estoy desde hace dos días en Rosario de Santa Fe, y quiero rápidamente mandar un saludo y la santa bendición, a Usted y a nuestra querida Congregación, desde esta ciudad surgida alrededor de una venerada y pequeña estatua de la Virgen del Rosario, a cuyos pies ayer, conducido por su Excelencia Monseñor Antonio Caggiano, Obispo de aquí, he ofrecido mi corazón y este colegio, que toma el nombre de San Atanasio de la Argentina y la nueva parroquia San Juan Evangelista, que nos ha sido confiada.
Aquí tenemos todos los grados primarios hasta el 6° incluido todos (los alumnos) son externos, y la enseñanza es gratuita, ninguno paga un centavo; aún si hace poco tiempo que iniciaron las clases en el día de San José, ya hay 470 (alumnos),-y también podrán llegar a 700 y quizás a 1000 el próximo año, si tuviéramos espacio.
Anexo al Colegio esta la Capilla semi-pública, que ya funciona como parroquia,-más adelante tendremos una bonita iglesia, hay mucho terreno. Nosotros recemos y la Divina Providencia nos ayudará...”
(Scritti, 19,39)