Este lunes a las 9:30 han comenzado las congregaciones generales previas al
cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI. Han tenido lugar en el Aula
Pablo VI, en la Sala del Sínodo de los Obispos, que continuarán con otra sesión,
a las 17.00, en el mismo lugar. La fecha del cónclave se sabrá esta semana. Pero
mientras eso ocurre -o sea, hasta que se elija nuevo Papa- quienes mandan en la
Iglesia son el camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone y el Colegio de
Cardenales. Han sido citados los 208 cardenales por el decano del colegio
cardenalicio, Angelo Sodano.
Ahora bien: el derecho a elegir al Romano
Pontífice corresponde únicamente a los cardenales electores, es decir, aquellos
que antes del día en que la Sede quede vacante no hayan cumplido los 80 años.
Además, el número de cardenales no podrá superar en ningún caso los 120.
Concretamente, en el cónclave de 2013 habrá 115 cardenales, de los cuales más de
la mitad han sido nombrados por el Papa emérito Benedicto XVI.
Durante el
Cónclave, los cardenales se alojarán en la Domus Sanctae Marthae que permanecerá
cerrada al igual que la Capilla Sixtina. Desde entonces, los electores no podrán
mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios como las redes
sociales.
Además, todos los cardenales deberán prestar juramento sobre
los evangelios: “Prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros
que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a
desempeñar fielmente el ´munus petrinum´ de Pastor de la Iglesia universal y no
dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y
temporales, así como la libertad de la Santa Sede”.
“Sobre todo,
prometemos y juramos -continúa- observar con la máxima fidelidad y con todos,
tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo
con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la
elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de
ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo
Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice;
no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de
intervención”.
La forma de elección se realizará únicamente por
escrutinio y se necesitarán dos tercios de los votos para la elección del nuevo
Pontífice. Si eso no ocurre en la tarde del primer día, es decir, en la primera
votación, se continuará en la segunda jornada con cuatro escrutinios más, dos
por la mañana y dos por la tarde. Si ningún cardenal consigue los dos tercios en
las votaciones matutinas, habrá una fumata negra y lo mismo ocurrirá por la
tarde.
Así, hasta tres días consecutivos. Si en el tercero tampoco sale
elegido el nuevo Sumo Pontífice, el proceso de elección se suspende por un día
para realizar una pausa de oración y de libre coloquio entre los cardenales
electores. Luego, otra vez debe ser elegido por "al menos" dos
tercios.
Finalmente, cuando sea elegido el nuevo Papa, el cardenal decano
le pedirá su consentimiento y le preguntará cómo quiere ser llamado y el Maestro
de Celebraciones Litúrgicas Pontificias levantará acta. Los fieles presentes en
la Plaza de San Pedro podrán ver la fumata blanca.
Y la emoción de los
católicos, una vez más, a flor de piel. Porque uno de los momentos más
impresionantes y emocionantes para un católico es la elección de un nuevo Papa,
del sucesor de Pedro, del vicario de Cristo en la tierra.