SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


martes, 28 de octubre de 2014

FELIZ ANIVERSARIO SACERDOTAL P. ANIBAL QUEVEDO


INICIA NOVENA A LOS BEATOS ESPAÑOLES:RICARDO GIL BARCELÓN Y ANTONIO ARRUÉ PEIRÓ



“También ustedes beberán de mi Cáliz”
(Flavio Peloso)
Beatos Padre Ricardo Gil Barcelón y Antonio Arrué Peiró
Mártires Orioninos en España


Prólogo
“Soy un hijo de la Divina Providencia”
Aurora del 4 de febrero de 1910. Un humilde sacerdote sale hacia la Iglesia de Santa Ana de Palafrenieri en Vaticano para iniciar una de sus jornadas, llenas de inexhausta fatiga junto a incesante oración.
Las Iglesias están todavía cerradas, las calles desiertas. El aire congelado se levanta con pereza de la noche que se va. Con pasos firmes se dirige hacia la estación de trenes y llega, mientras el clarear del día va difundiéndose, a la calle Victorio Emanuel, cerca de la fuente en forma de nave, al lado de la calle. Aquel cura del norte mira  a su alrededor,  fascinado de la grandeza cristiana de Roma, motivo de sentimientos  y sinceras oraciones. Delante de la Iglesia Nueva, inclina su cabeza, infundiendo una invocación a su querido San Felipe Nery, “Pippo bueno”, como también él lo llamaba comúnmente. El ojo se eleva en alto a contemplar fugazmente la magnifica fachada ideada de Rughesi. Arrodillado, i casi curvo sobre el escalón más alto, delante de la entrada todavía cerrada, hay un bulto negro, está inmóvil. Una figura en actitud absorta o casi fuera de sí. Don Orione –era  aquel cura- se siente empujado a acercarse; tiene la impresión que sea un sacerdote: las manos juntas y una profunda piedad se lo hace creer. Es de estatura superior a la mediana; el hábito y el sombrero pobres gastados, pero limpios y ordenados. Hay algo en él que indica fiereza pero también modestia y bondad.
- ¿Quién eres?, pregunta Don Orione.
- “¡Soy un hijo de la Divina Providencia!”, responde el desconocido, dándose vuelta y dejando entrever el cuellito blanco sacerdotal.
-“¡Yo también lo soy! Entonces un poco me perteneces –dice con una sonrisa Don Orione-. Yo tengo una congregación de la cuál los miembros se llaman Hijos de la Divina Providencia”.
El desconocido se levanta. Los dos sacerdotes se miran en los ojos: la sonrisa de Don Orione hace florecer una sonrisa en el otro. Y nació la amistad.
Se acompañan tranquilamente en la calle todavía silenciosa, atraídos inmediatamente de mutua simpatía. Aceleran el paso porque se hace tarde para Don Orione, que no puede permitirse de perder el tren: muchas cosas lo esperan. Mientras hablan, brota en el corazón del desconocido una sintonía superior y confianza, de darle seguridad.
Es un sacerdote español. Vino caminando desde Valencia, en peregrinación de penitencia, para implorar de Dios que le muestre el camino que debe seguir: tiene necesidad de una luz interior. Hasta ahora no ha hecho mas que vagar, buscando su gran sueño de amor, de evangelización, de santidad.
“Ve a la Iglesia de Santa Ana, preséntate en mi nombre y espérame”, termina Don Orione. ¡Dios nos inspirará, y la Santísima Virgen nos llevara de la mano!”.
Así el Padre Ricardo Gil entró en la órbita de Don Orione y actuando después todo lo que chistosamente y proféticamente afirmado en esa mañana fría de febrero, fue un Hijo de la Divina Providencia.
La historia de uno de tantos sacerdotes, heroicos testimonios de la fe y mártires durante la persecución religiosa en España en el 1936, empieza así, a las puertas del Vaticano.

Ricardo, un joven comprometido e inquieto
Ricardo Gil Barcelón nace en Manzaneras, provincia de Teruel, el 27 de octubre de 1873. La mamá había ido poco antes de su nacimiento, porque ella era de allí e donde podría vivir el parto mucho más discretamente y asistido, siendo un centro más grande. Allí Ricardo fue bautizado al día siguiente, en la parroquia del “Salvador” por el P. Ramón Balaguer. Sus padres Francisco Gil Zuriaga y Francisca Barcelón Santafé, formaron una familia bendecida por Dios con 9 hijos. Además de Ricardo están Eugenio, María, Adelaida, Moisés, Alicia, Consuelo, Agripina, Raquel. Viven en Torrijas, un lugar a 1400 m. de altura, colocado sobre la costa de una colina que baja hacia un valle verde y frondoso, rico de agua y de hortalizas. El lugar, en las primeras décadas del 1900, contaba con 500 habitantes.
La familia Gil es de familia noble, sus orígenes sale al siglo XVI. Cabeza de la estirpe  seria estado un noble caballero francés, amigo del rey de Castilla del cual tuvo un feudo de una docena de pueblos. La flia. Gil se gloriaba del titulo de Hidalgo de la Cofradía de la casa real. En el estigma de la nobleza familiar se lee el emblema “Malo mori quam foedari” (Prefiero morir que traicionar).
Cuando Ricardo nace, la familia Gil vive aún en relativo bienestar con el trabajo de las pocas propiedades que le quedaron: tierras, ovejas y bosques ricos de valiosos pinos de nogal. Es la más importante familia de Torrijas y también la más estimada. Habitan en una casa grande y linda en comparación con las otras, pero sobretodo llama la atención la riqueza y  la ilustre nobleza de un tiempo. El único signo de las memorias pasadas es aquel de la pequeñísima capillita de su propiedad, dedicada a la Virgen del Carmen, pegada a la casa y en la cual, cada tanto, se celebra aún la Misa. En un vallecito, bajo la colina donde surge el pueblo, poseen huertas y animales.
Los señores Gil son personas honestas, buenas y religiosas, queridos por todos. En el pueblo, todos sabían que, una vez en la semana, la señora Francisca cocinaba el pan, apenas sacado del horno, mandaba a los hijos más pequeños a llevar un pan grande fresco y crocante, a los más pobres del pueblo. Y no era una distribución anónima, cada pan estaba destinado a una determinada persona.
-          Este lindo pan, Agripina, es para la señora Lucia. Se le murió el marido hace poco y esta sola con tres criaturas pequeñas.
-          “Corro mamá”.
-          “Y acuérdate de darle un beso a los niños”.
-          Este lo llevas tu Eugenio, que eres el más grande. Es para Juan, el borracho, aquel que esta en la casita abajo en el valle, cerca del molino. Está siempre borracho y asusta a los niños. Pero por Dios, hay también para el.
-          “y yo llevo aquel para el párroco junto a las ostias para la Misa”, se adelanta Ricardo.
-          Muy bien, ve tu: Pero primero pasa por la Iglesia y recita el Padre nuestro por todos nosotros.
-          Y tu Raquel, que eres la más pequeña, ve de la anciana Adela, la muda. Sabes que quiere hacerte una caricia porque no sabe hablar, y se conmueve por los niños. No tengas miedo cuando intente hablarte, se gentil y sonríele.
Esta liturgia domestica del pan se respetaba, festivamente, cada semana, siempre igual, con alguna novedad dada por las palabras de mamá y de la vivacidad de sus pequeños acólitos.
Ricardo crece en este ambiente familiar rico de fe y de humanidad. Frecuentó la escuela elemental un poco a Manzaneras y otro poco a Torrijas. Viene calificado como “estudiante diligente y capaz”. Hace su primera Comunión y recibe la Confirmación por manos de Mons. Francisco Moreno, a Torrijas, el 17 de octubre de 1887(¿?). Empieza a ser parte de los monaguillos y se dedica con seriedad y alegría al servicio de la Iglesia.
“Desde la infancia se vio que tenia una gran generosidad hacia los pobres –confirma el hermano Moisés- y, porque a esa edad non podía disponer de algún recurso, pedía a su madre que socorriera a todos y el mismo lo hacia en la medida que le era posible, privándose hasta de su propia ropa”. Encontrando un pobre friolento y mal abrigado, Ricardo está dispuesto a quitarse su chaqueta para dársela. Otras cosas símiles advienen cuando encontró un niño mal vestido y descalzo. La mamá no lo reprendía nunca de lo que hacía por los pobres y comentaba: “Quien da al pobre, da a Dios”. “Lo que tenemos viene de la Providencia, tenemos que merecerlo y compartirlo con quien esta más desafortunado”.
En el 1886, a doce años, Ricardo entra como alumno interno del Seminario de Teruel. Allí queda por tres años y después, como alumno externo, frecuento también a un año de filosofía. Se distingue por diligente y capacidad.
“En la edad de 12 años –cuenta el protagonista- entre como interno en Seminario (a Teruel), cabeza (centro) de mi provincia, donde cumplí con optimas calificaciones, tres años de latín con otras materias y un año de filosofía”.
En el 1889, se inscribe en la Escuela Normal de Teruel, que frecuentaba desde hacia dos años, aprendiendo contemporáneamente canto el uso de algunos instrumentos musicales y equitación; le gustaba mucho jugar a la “pelota”.
“Terminado y aprobado el cuarto año, pase, por determinaciones de mi padre, a estudiar dos años en la escuela normal de maestros de Teruel –encontramos escrito en sus notas autobiográficas- No llegue a ser maestro de primaria, porque tuve una gran discusión, sobre algunos signos de amenazas, con el Director de la Escuela Normal el cual era de una secta masónica, y tenia raras teorías a las que yo me opuse en publico con coraje y Constancia”.
Era inevitable el enfrentamiento. El profesor Eugenio Roca Sánchez no perdía la ocasión para burlarse de la fe, la religión y la Iglesia. Un día, queriendo persuadir y más malo que otras veces, estaba martillando a sus alumnos con juicios inspirados a los dogmas racionalistas.
-          Ahora las tinieblas del oscurantismo religioso han sido vencidas por la luz de la razón y de la ciencia. Los mitos religiosos han desaparecido como niebla al sol de la ciencia. Es tiempo de terminar con las fábulas inventadas por los curas para viejitas estúpidas y crédulas. ¿La creación del mundo y del hombre por un Dios eterno? ¡Fantasías! ¿Paraíso, infierno, eternidad, fuego, diablos, ángeles? ¡Fábulas! ¿La resurrección de Jesús? ¿La resurrección de los muertos? ¡Mitos! ¡Fábulas! No son que el resultado ingenuo del tentativo de explicar cuanto para el hombre es oscuro. Fue así en todas las épocas y en todos los pueblos, hasta cuando la ciencia y la técnica…
Ricardo, levantándose en pie, reaccionó con indignación:
-          Pero profesor, ¡deje de decir estupideces!
-          ¡Pero como te permites! –replico enseguida el profesor.
-          ¡Como se lo permite usted! ¿Cómo hace para estar seguro de lo que está diciendo? ¿Fábulas? Jesús, sus milagros, su resurrección son hechos testimoniados por la historia como lo son las guerras púnicas o el descubrimiento de América. Jesús es un personaje histórico no menos de César o de Aristóteles o de Carlos Magno. El evangelio es un libro que llego a nosotros más seguro de cuanto no hayamos llegado a las Ilíada o la Odisea de Homero o del bello gálico de Julio César. ¡Que fábulas! El cristianismo es la forma más alta del pensamiento humano, el evento histórico más determinante de la historia.
-          Te entiendo, eres joven, y los jóvenes son un poco partidarios y un poco fanáticos.
-          ¡Partidario  y fanático será usted!
-          Tengo a mi favor los más grandes filósofos, los más grandes científicos modernos…
-          Yo prefiero tener de mi parte la verdad.
-          ¡Insolente!
-          ¡Insolente usted! Si se aprovecha porque esta detrás de un escritorio. Pero usted no es el dueño de la verdad.
-          ¡Afuera! Sal inmediatamente del aula. ¡Afuera! Le diré al director de la escuela que intervenga.
-          Haga no más. Pero recuérdese que hay Alguien superior a todos.
Y Ricardo se fue del aula con paso decidido y golpeando la puerta.
“De consecuencia –dijo después de muchos años el protagonista- fui expulsado de la escuela normal, cuando me faltaba poco para rendir los últimos exámenes. Después de estos dos años, fui a la ciudad de Torrijas, donde habitaba mi familia, donde pase más de un año”.
En el 1892, a 19 años, fue llamado para el servicio militar y enviado a las Filipinas. Los padres le ofrecen la posibilidad de “rescatarlo” de la actividad militar, pero Ricardo no acepta. Y se va.