Un Grande entre los Pequeños·

23 de Junio, 140 años del NACIMIENTO de LUIS ORIONE.

Siendo ya un joven seminarista, no podía admitir que hubiera niños en la calle, dando vueltas por ahí, sin educación o sin alimento. De allí que sus primeras acciones estuvieran claramente destinadas a ellos.

Cuentan que al abrir el primer colegio para chicos pobres en 1893, sabía perfectamente que, antes que nada, debía dar de comer. De hecho aquellos primeros cuarenta niños provenientes de la más extrema miseria, traían consigo serios problemas de desnutrición. Y era Don Orione en persona quien se ponía a servir las mesas mientras les daba ánimo: “Coman muchachos, que pan y pasta hay toda la que quieran”.

Mayor compasión aun despertarían en él las víctimas de los terremotos producidos a principios de siglo XX en las ciudades italianas de Messina o La Mársica, o las terribles consecuencias de la guerra. Allí, sus oídos, que de por sí ya estaban atentos, duplicarían su capacidad de escucha ante los gemidos de aquellos que –habiendo tenido la suerte de sobrevivir- morirían de hambre o frío.

Ya, cuando vislumbraba el ocaso de su vida, y le aconsejaban fervientemente que fuera a vivir a un lugar mucho más cuidado, decía con absoluta sinceridad: “Soy un pobre hijo de la tierra, mi padre era picapedrero, toda mi familia era pobre; si debo salir de aquí, quiero ir a morir entre los pobres… Quiero morir rodeado de aquellos niños que no tienen a nadie”.

Luis Orione supo dar respuesta al sufrimiento de los niños de su tiempo, y desde lo más concreto: casa, techo, plato de comida, educación… lo que se dice un amor de esos que no se quedan en meras palabras. Un verdadero Grande entre los más Pequeños.