El 29 de enero de 1936, Don Orione llega a Mendoza
alrededor de la 16 hs, en ayuno ya que no puedo rezar la misa, pero recibió la
sagrada comunión de manos de un antiguo compañero de Valdocco. Tomó un café y
un huevo. La primera preocupación cuando tiene un rato de tiempo es avisar de su
llegada y envía un telegrama:
“Padre Zanocchi - cura Victoria F.C.C.A. - Buenos
Aires. Llegado Mendoza. Optimo viaje.
Mañana. Sobrevolaré Andes avión. Orione”.
Ese mismo día, le escribe a su vicario en Italia, el
P. Sterpi:
Desde Mendoza, miércoles 29 de enero de 1936 Fiesta de
S. Francisco de Sales Colegio Don Bosco
Querido P. Sterpi:
¡La gracia de N. Señor Jesucristo y Su paz estén
siempre con nosotros! Estoy en Mendoza, después de veinticuatro horas de tren,
a 1.100 km. aproximados desde Bs. Aires; hoy no pude celebrar la misa, pero
gracias a Dios pude comulgar. Soy huésped de los Salesianos, que me han acogido
con una bondad que me confunde. El Director del Colegio me vino a esperar a
cierta distancia de Mendoza lo vi entrar en mi vagón de pasajeros, y para mí
fue una sorpresa agradable.
En la estación de Mendoza estaba esperándome el
venerando padre Bonetti, a quien ya conocía desde catorce años, cuando estuve
en Argentina la primera vez, en ese entonces él era el Inspector Provincial.
Ahora reside acá en Mendoza porque está un poquito enfermo. ¡Es tan atento! Estaba también el p. Román,
Agustino asuncionista gozando aquí de un tiempo corto de descanso, porque
habitualmente está en la Academia de S. Teresa, en Bs. Aires: ya nos
conocíamos.
Mañana, 30 del corriente, partiremos juntos para Chile
en vuelo a más de 5000 metros de altura para superar los Andes. Así si tuviera que suceder algo grave nos
podríamos confesar y absolver mutuamente. Yo no sabía que estuviese acá,
tampoco que habría tenido como compañero de travesía a un religioso tan insigne
por su espíritu de piedad y estimación general ¡Deo gratias! En la misma
estación había una delegación importante de las Cooperadoras salesianas:
¡cuánta bondad!
Me acompañaron adonde Mons. Obispo que me acogió muy
cordialmente, me otorgó sin que las pidiera, todas las facultades, se habló de
iniciar obras aquí para el bien de la juventud más abandonada y de otros temas
y me alentó con el consuelo de su bendición. Me dijo que me esperaba a mi vuelta
de Chile. El padre Bonetti y el director del Don Bosco me llevaron donde el
Gobernador. Las provincias de Argentina
son como pequeños estados y cada una tiene como su Cámara de Diputados y
Senadores y un Gobernador.
El Gobernador me esperaba; fui y tuvimos un coloquio
que llevará sus frutos siempre según nuestra especialidad: la juventud más
desamparada. Él va a proponer una ley
especial, y, antes que yo vuelva a Europa, si eso agradará al Señor, espero se
hilvane una institución de gran caridad y de educación cristiana, para muchos
niños muy necesitados de fe, de moralidad y de pan. Me di cuenta ayer mismo que un Señor ofreció
50 hectáreas de terreno fértil y con agua, a 1.000 mts. sobre el mar, donde la
Divina Providencia construirá una casa para la salud de los pobres y de los
sacerdotes.
Mendoza está a 800 mts. sobre el mar, son lugares de
encanto, y muchos vienen desde Buenos Aires, para reposo y salud. Visité
también al juez de menores, óptima persona que está desarrollando acá un
verdadero apostolado para los jóvenes.
Hoy he celebrado acá con los Salesianos. En la noche
pude descansar. Espero que la travesía vaya bien, con la ayuda del Señor. Los
médicos que hace meses me habían desaconsejado de viajar en avión a tanta
altura, ahora se han puesto más benévolos.
Me dijeron de llevar un poquito
de oxígeno en el caso que el corazón se resintiese. Le voy a telegrafiar desde
Chile para su tranquilidad.
Desde aquí vuelvo a concluir, para despacharla, esta
carta. Rece y haga rezar. Salgo a las
15:00 horas. Si tuviese que morir
dispongo que se celebren 2000 Misas en seguida más seis series (nº 30 cada uno)
de Misas Gregorianas.
Saludo, conforto y bendigo en J. Cr. y María SS.
Bendigo a todos, otra vez, ¡Viva Jesús! ¡Viva María!
¡Viva el Papa!
Sac. L. Orione O.D.P.
Fuente: “Don Orione y Chile: sueño e historia” del P.
Angelo Cantarutti y el P. Gustavo Valencia Aguilera