EL 19 DE AGOSTO DE 1921, DON ORIONE LLEGA A BRASIL
POR PRIMERA VEZ
El barco "Principe di Udine", en el que don
Orione se había embarcado para llegar a Brasil junto con don Mario Ghiglione y
don Camillo Secco, había salido de Génova el 4 de agosto de 1921. Dos semanas
después, el 19 de agosto, llegó a Río de Janeiro.
Después de quince días de navegación en el
"Príncipe de Udine", el 19 de agosto de 1921 finalmente Don Orione,
acompañado por Don Mario Ghiglione y Don Camillo Secco, llega al puerto de Río
de Janeiro, en Brasil. Es su primer viaje a Latinoamérica.
La travesía había sido buena, excepto en el
"Golfo de León", donde el mar agitado había hecho sufrir un poco a
todos, especialmente a don Camilo. Gracias a su pasaporte diplomático, pudieron
bajar a Barcelona y visitar varias iglesias de la ciudad con devoción. Durante
el viaje Don Orione había escrito dos cartas a Don Sterpi, en las que informaba
que había recibido muchos consuelos y gracias "por la intercesión de
Nuestra Señora".
Una tercera carta la escribe a su llegada e informa a
don Sterpi que ya está a la vista de Brasil, pero que, por los distintos
trámites, no podrán desembarcar hasta el día siguiente, 20 de agosto. Sin
embargo, celebran y rezan el "Te Deum" de acción de gracias y el P.
Camilo hace la comunión. Desde el barco contempla la ciudad: "El puerto de
Río es un encantamiento; vasto", y lo admira por la tarde, noche y día y
reza por todos. Por la mañana (sábado 20 de agosto) se levanta temprano,
celebra, recita todo el oficio divino y todas las prácticas de piedad.
Alrededor de las 10 de la mañana el barco comienza a acercarse al muelle.
En el puerto para recibirlo están Don De Paoli y su
primo Eduino. Más tarde también llega don Dondero y al día siguiente regresará
a Mar de Espanha con Don Ghiglione y Don Camillo Secco.
La jornada es muy intensa y ya está llena de
compromisos. Don Orione visita y almuerza con el nuncio apostólico, Mons.
Gasparri, sobrino del cardenal, que le había enviado una carta. Esto lo apoya
en todos los sentidos. Póngase en contacto con la Dirección de la Casa de Preservación
y visite la casa de mayores. Albuquerque, que aprueba y bendice la valiente
iniciativa de hacerse cargo del Instituto de Preservación. Luego el auxiliar
Mons. Leme, quien también le promete todo su apoyo; finalmente, en el ámbito de
la administración civil, conoce al Dr. Nabuco, amigo del Presidente de la
República y muy interesado en esta iniciativa.
El P. Orione encuentra la actividad más idéntica a su
inspiración apostólica, afirmando que en Brasil no busca el oro "sino sus
hijos más pobres, los más necesitados de Dios". En cuanto a los fondos por
el momento no le incomoda pasar unos días. Salió con 3.000 liras, el valor de
una cuenta en la moneda brasileña. Ya había gastado más de la mitad: 600 liras
dejadas en la Casa di Quezzi de Génova, 600 liras para gastos de viaje, 500
liras de propinas. La primera semana en Río los gastos son toda su
responsabilidad.
El 21 de agosto celebra en el vasto barrio de Río, el Catumbì, en la casa de huérfanos de las Hermanas de la Madre Michel. Pidió hospitalidad a los Padres de la Salette, cordialmente recibidos. La oración se intensifica, se impone un régimen de penitencia (duerme tres noches en el suelo desnudo para obtener las bendiciones de Dios, en su plan misionero y para el buen comienzo de la Congregación en el nuevo mundo). Con derramamiento filial, conversa con Nuestra Señora, y promete hacerla entrar siempre en cualquier fundación nueva en América Latina, madre de todos sus hogares.Durante su estancia en Río, Don Orione, en contacto con el Dr. Nabuco, trata de completar la cuestión del nuevo Instituto.
Su viaje continuó el 26 de agosto hasta Mar de
Espanha, donde comenzó la actividad misionera de la Congregación en Brasil (1914)
y donde le esperaban sus religiosos.