SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


miércoles, 30 de abril de 2014

1 de MAYO DÍA DEL TRABAJO

Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los trabajadores, a san José, obrero.
Pablo VI se ha expresado al respecto: "Vosotros, los hijos del trabajo, que durante siglos habéis sido los esclavos de la labor, buscad a aquel que declara que la vida es sagrada, que el obrero es libre de las cadenas que la primacía del materialismo y del egoísmo económico ha soldado no sólo en torno de los puños de los trabajadores, sino en torno de su corazón y de su espíritu... Buscad un principio, una razón que haga a los hombres iguales, solidarios entre sí, y que les devuelva la fraternidad. Y ello no en el odio contra otros hombres... Ya que todos viven en una comunidad natural, que traten de formar una sociedad humana y que sientan la grandeza de ser un pueblo".
El mundo humano es el mundo del trabajo, hecho por la inteligencia, a través de las manos que en medio de la naturaleza señalaron el camino del progreso y la cultura. Dios concedió manos a otras especies, pero sólo a la mano del hombre le dio el carácter de herramienta. Toda la técnica sobre la cual se asienta la civilización es prolongación de esa mano que Dios otorgó al hombre.

Hoy celebramos al padre nutricio de Jesús, justo y humilde carpintero de Nazaret, que pasa la vida no sólo en la meditación y la oración, sino también en las fatigas de su artesanía. José es el símbolo de la prudencia, del silencio, de la generosidad, de la dignidad y de la aplicación en el trabajo; también lo es de los derechos y de los deberes respecto del trabajo.
San José fue un auténtico obrero en el pleno sentido de la palabra, y el único hombre que compartió con el Hijo de Dios la tarea de todos los días.
Recordamos hoy a todos los trabajadores de nuestra patria y del mundo, pidiendo al cielo para que sean instrumento de paz, de evangelización, de serena inteligencia, de valor y de confianza en sí mismos, de esperanzas de bien y de fervientes voluntad, dignos y sin retaceos en la hermandad de los hombres. Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los trabajadores, a san José, obrero. Juan Pablo II enseña que los hombres descubren pronto la cruz en su trabajo; precisamente por ello el esfuerzo humano es redentor, pues Cristo lo ha unido a su pasión: también él fue obrero y predicó su evangelio del trabajo conociendo íntimamente esta realidad que tiene por protagonistas a todos los hombres y mujeres del mundo.

MLO EN JORNADA INSTITUCIONAL UEP 25, COLEGIO DON ORIONE






LA DIRECTORA DEL COLEGIO DON ORIONE NIVEL SECUNDARIO,PROFESORA  GABRIELA BERMUDEZ INVITO A LA COORDINACIÓN DEL MLO A DAR UNA CHARLA A LOS DOCENTES  PARA  INTERIORIZARLOS DE COMO ESTÁ CONFORMADO EL MLO, SU OBJETIVO, FÍN ESPECÍFICO, VALORES, FORMACIÓN, MISIÓN, ORGANIZACIÓN.
TAMBIÉN NUESTROS TESTIMONIOS  PERSONALES Y LAS ACTIVIDADES QUE REALIZAMOS.
ESTOS ENCUENTROS DE FORMACIÓN PARA EL PROFESORADO SE INTENSIFICARÁN EN ESTE MES DE MAYO CON DISTINTAS ACTIVIDADES DE ALUMNOS Y PROFESORES PARA FESTEJAR LOS 10 AÑOS DE CANONIZACIÓN DE DON ORIONE..

martes, 29 de abril de 2014

30 DE ABRIL CELEBRAMOS A SAN JOSÉ BENITO COTTOLENGO

San José Benito Cottolengo (en italiano. Giuseppe Benedetto Cottolengo) Nace en Bra, Cuneo,
Piemonte, Italia el 3 de mayo de 1786. Hijo de Agostino Cottolengo y Benedetta Chiarotti.
En 1802 Viste el hábito talar y cursa clandestinamente sus estudios eclesiásticos en la parroquia de Sant'Andrea en Bra.
En 1806 Recibe las órdenes menores de manos de monseñor Arborio Gatinara, obispo de Asti.
En 1811 Monseñor Paolo Solaro le ordena sacerdote en la capilla del seminario de Turín.
El 29 de mayo de 1818 es nombrado canónigo del Corpus Domini en Turín.
El 2 de septiembre de 1827 presencia la muerte de Maria Gonnet, hecho que cambiará el rumbo de su Misión.
17 de enero de 1828: Inaugura el pequeño hospital de la Volta Rossa
El 27 de abril de 1832 Inaugura la Piccola Casa della Divina Provvidenza en los suburbios de Turín, en la zona de Valdocco.
El 21 de abril de 1842 se retira a Chieri en casa de su hermano, el canónigo, Luigi donde muere el 30 de abril.
Fue beatificado el 29 de abril de 1917 por Benedicto XV y fue canonizado por el Papa Pío XI el 19 de marzo de 1934.
Cada 30 de abril se celebra San José Benito Cottolengo, santo en quien Don Orione inspiró su Obra de caridad.

Como Don Orione, José Benito Cottolengo fue un sacerdote italiano marcado por las injusticias de su tiempo, que en el siglo XIX llevó a cabo una heroica labor en pro del desamparado y el necesitado.
Nacido en Bra, un pueblo al norte de Italia. Fue el mayor de doce hermanos y estudió en Turín hasta conseguir el diploma de doctorado en Teología. Fue muy devoto de Santo Tomás.
Ordenado sacerdote, celebraba Misa a las tres de la mañana para que los campesinos pudieran asistir antes de ir a trabajar, y uñó una frase que solía repetir a menudo: “La cosecha será mejor con la bendición de Dios”.
Al ser nombrado canónigo en Turín, tuvo que asistir impotente a la muerte de una mujer que dejaba varios huérfanos, porque le habían negado los auxilios más urgentes debido a su condición de extrema pobreza.
Esta experiencia le dio la idea de fundar una casa para aliviar el dolor de los más necesitados y de condición más humilde. Para ello vendió todas sus pertenencias y consiguió cinco piezas que le permitieron comenzar su obra bienhechora, que se inauguró dando albergue gratuito a una anciana paralítica.
“No importa, todo lo pagará la Divina Providencia”, era una de sus frases de cabecera cada vez que se daba asilo una persona sin recursos.
Cuando en 1831 estalló una epidemia de cólera en Turín, las autoridades del gobierno ordenaron cerrar la Casa del Padre Cottolengo con el argumento de que con tantos enfermos juntos el lugar se iba a convertir en centro de propagación de la enfermedad.
“A las hortalizas, para que crezcan más, las trasplantan. Así nos va a suceder a nosotros. Nos trasplantamos y así creceremos más”, exclamó sin desanimarse el Padre José Benito, y partió de Turín hacia las afueras de la ciudad, a un barrio llamado Valdocco, donde fundó “La Pequeña Casa de la Divina Providencia”, en cuya entrada escribió una frase de San Pablo: “La Caridad de Cristo nos anima”.
Poco a poco se fueron levantando varios edificios donde se recibían toda clase de enfermos incurables. Una casa fue construida para personas con retraso mental, a quienes llamaba “mis queridos amigos”. Otra para atender a sordomudos y una para los inválidos.
Los huérfanos, los desamparados, los que eran rechazados en los demás hospitales, y eran recibidos sin discriminación en la “Pequeña Casa de la Divina Providencia”.
Era admirable la fe ciega que el Padre Cottolengo tenía en la Divina Providencia, en ese cuidado paternal que Dios tiene de nosotros. Siempre repetía a sus ayudantes: “Nos podrán fallar las personas, nos fallarán los gobiernos, pero Dios no nos fallará jamás, ni siquiera una sola vez”.
El Padre José Benito Cottolengo, agotado de tanto trabajar, murió a los 56 años el 30 de abril del año 1842, cerca de Turín, Italia. Sus últimas palabras antes de morir fueron aquellas del salmo 122: “Que alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor”. El Papa Pío XI lo declaró santo en 1934, junto con su gran amigo y vecino, San Juan Bosco.
Su “Pequeña Casa” se amplió enormemente y con el tiempo se fue conociendo como “la ciudad del amor y de la caridad”. El Papa Pío IV la llamaba “La Casa del Milagro”.
Don Orione se inspiró en San José Benito Cottolengo cuando comenzó a abrir hogares donde cobijar a las personas con discapacidad. Denominó a cada una de ellas “Pequeño Cottolengo”, en honor al santo precursor.
En prueba evidente su grandeza, cada 30 de abril la Iglesia celebra a San José Benito Cottolengo.

San José Benito Cottolengo conoció y trabó amistad con otro hombre de Dios, San Juan Bosco, a través del cual un discípulo de este último, el joven estudiante Luis Orione, supo de sus obras, grandeza y fortaleza espiritual. Y tanto fue lo que el espíritu de Cottolengo influenció en el seminarista, que cuando varios años después él mismo inició su camino de santidad, bautizó a su naciente congregación con el nombre de Pequeña Obra de la Divina Providencia, en recuerdo de la fundada por el gran apóstol de Valdocco. Así también abrió numerosas casas, para asistencia a los más abandonados, colocándole el nombre de Cottolengo en honor al Santo de la Caridad

¡¡¡¡¡30 DE ABRIL EL SANTUARIO PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN, CUMPLE 77 AÑOS !!!!!

LOS INVITAMOS A LA SANTA MISA QUE SE OFICIARÁ EN ACCIÓN DE GRACIAS POR SUS 77 AÑOS .

lunes, 28 de abril de 2014

Vatican Magazine " Il Papa buono " 04-04-2014


SANTI INSIEME GIOVANNI XXIII e GIOVANNI PAOLO II


28 DE ABRIL, ANIVERSARIO DE LA PIEDRA FUNDAMENTAL DEL COTTO DE CLAYPOLE 1935-2014



 El Cottolengo de Claypole cumple un nuevo aniversario de la piedra fundamental colocada en 1935 por Don Orione.
El 28 de abril se cumple un nuevo aniversario de la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo de Claypole colocada en 1935.
Con una multitud reunida en el lugar, aquel domingo a las 15 horas Don Luis Orione bendijo la piedra con la que se daba el primer paso para la construcción del Pequeño Cottolengo de Claypole, y presagiaba que “será sin duda el granito de mostaza del que nos habla el Evangelio, aquella semilla que luego se desarrolla hasta formar un gran árbol”.

Hoy en el lugar viven niños, jóvenes y adultos con capacidades diferentes, quienes reciben atención integral de equipos médicos interdisciplinarios, empleados, religiosos y voluntarios que mantienen vivo el espíritu que infundiera Don Orione bajo la consigna de “marchar a la cabeza de los tiempos”.
EL PEQUEÑO COTTOLENGO
Mientras en Europa hacía estragos la primera guerra mundial, la Divina Providencia dirigía por el camino de la caridad de Cristo los pasos del sacerdote Luis Orione, que por aquel entonces -con la bendición del Papa y de los Obispos- trabajaba con su humilde congregación en la educación cristiana y social de la juventud más pobre y necesitada.
Por el año 1915, moría la condesa italiana Teresa Agazzini, dejando a Don Orione su casa para que hiciese en ella un asilo de caridad para ancianos pobres. A partir de esta casa, Don Orione inicia un nuevo campo de apostolado de caridad, para alivio de pobres y enfermos de toda clase, según el modelo de la gran obra de Turín, fundada por San José Benito Cottolengo.
Casi sin darse cuenta, Don Orione fue abriendo una tras otra casas de caridad, que la gente no tardó en llamarlas “Pequeños Cottolengos”, por identificarlas con la magnífica obra del santo. Así, los Pequeños Cottolengos se propagaron por toda Italia y por el extranjero, llegando incluso a nuestro país.

La Pequeña Obra de la Divina Providencia hoy está presente en más de treinta países. En palabras del mismo Don Orione, es “moderna en sus hombres y en sus métodos, toda y sólo consagrada al bien del pueblo y confiada en la Divina Providencia”.
En Argentina, con 75 años de vida y compromiso, la Obra Don Orione brinda atención integral a más de 1500 personas de diferentes edades con discapacidades múltiples, físicas y mentales de distinta gravedad, y en su mayoría carentes de grupo familiar.

Desde el 28 de abril de 1935, cuando fue colocada la piedra fundamental por Don Orione, en el Pequeño Cottolengo de Claypole se trabaja para mejorar la calidad de vida de los 450 niños, jóvenes y adultos que viven en 15 hogares, y reciben la atención de religiosos, profesionales, empleados y voluntarios.
En estos tiempos los desafíos que enfrenta nuestra organización son múltiples, y las necesidades cada vez mayores para seguir creciendo y sostener nuestra misión.
San Luis Orione nos alentaba a “marchar a la cabeza de los tiempos”, y hoy continuamos con este legado al proponer y recibir iniciativas que permitan mejorar la calidad de vida de nuestros hermanosrione bajo la consigna de “marchar a la cabeza de los tiempos”.

26 DE ABRIL DÍA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Palabras del Santo Padre Francisco"La misericordia cambia el mundo, hace al mundo menos frío y más justo. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia. [...] Dios nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ¡No nos cansemos nunca! Él es el padre amoroso que siempre perdona, que tiene misericordia con todos nosotros"

Palabras del Santo Padre Juan Pablo II

"Yo le doy gracias a la Divina Providencia porque he podido contribuir personalmente al
cumplimiento de la Voluntad de Cristo, a través de la institución de la Fiesta de la Divina Misericordia. Yo rezo incesantemente para que Dios tenga misericordia de nosotros y del mundo entero."

Santo Padre Juan Pablo II ( 7/6/97 )
Santuario de la Divina Misericordia, Cracow, Polonia.

Palabras del Cardenal Macharski, Arzobispo de Cracow

En su carta pastoral de la Cuaresma en 1985, el Cardenal Macharski señala que toda la Cuaresma debería de ser una preparación para la celebración del Misterio Pascual: Cristo crucificado y resucitado, quien es la misericordia encarnada. Este gran misterio de nuestra redención, el cual el Cardenal llama: "un acto del amor misericordioso de Dios," es celebrado no solamente durante la Semana Santa y en el Domingo de Pascua, pero a través de la temporada de la Cuaresma, y especialmente en la Día Octavo de Pascua, que Nuestro Señor le pidió a la Hermana Faustina para que se designase como la Fiesta de la Divina Misericordia.

El Cardenal Macharski nos urge a usar la Cuaresma para prepararnos para esta gran fiesta, poniendo mas y mas confianza en la misericordia de Dios y poniendo la misericordia a la práctica a través de obras de misericordia.

El también enfatiza la importancia de recibir el Sacramento de la Reconciliación durante la Cuaresma y pide que hagamos nuestra confesión antes del Domingo de la Misericordia, aun antes de la Semana Santa.

Para aquellos que sienten que tienen que ir a la confesión el Domingo de la misericordia, seria muy bueno que siguiesen no solo este llamado del Cardenal Macharski, sino también el ejemplo de la Beata Faustina, quien hizo su confesión el Domingo antes de la Fiesta de la Misericordia. (Diario, 1072).

Las entradas del diario al referirse a las palabras de Nuestro Señor con respecto a la confesión no dicen explícitamente que la confesión debe de recibirse ese mismo día, pero que la Sagrada Comunión tiene que recibirse en ese día. (Diario, 300, 699, 1109).

Domingo de la Divina Misericordia en el Vaticano

El Cardenal Angelini Fiorenzo celebró la Fiesta de la Divina Misericordia el Domingo 11 de Abril de 1999 por primera vez en la Basílica de San Pedro en Roma. Una gran multitud de devotos de la Divina Misericordia acudieron a las ceremonias.

Divina Misericordia en todo el mundo

Muchas Diócesis y parroquias celebran el Domingo de la Divina Misericordia de diferentes maneras. Algunas tienen una misa durante la hora de las tres de la tarde, "hora de la Misericordia"; otras tienen una Santa Hora de Adoración Eucarística, la cual generalmente incluye la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.

La bendición de la imagen de Nuestro Señor Misericordioso y su veneración son con normalmente incluidas como parte de la la Misa o de la Hora Santa.

Informen a su sacerdote de esta fiesta tan importante y compartan con el la devoción de la Divina Misericordia.

HERMOSAS EXPRESIONES DE CARIÑO A LOS 4 PAPAS





INICIÓ SU 8vo AÑO LA EFO






Queridos amigos:
Compartimos con ustedes la alegría de haber iniciado el 8º año de la Escuela de Formación  Orionita de Buenos Aires.
Este año, uniéndonos a toda la familia, celebraremos el Año Misionero Orionita a través de la formación.
En archivo adjunto les enviamos la crónica de la clase dada por P. Facundo Mela acompañada de algunas fotos.
Un abrazo
Ave María y Adelante!!
 
CRÓNICA CLASE DE INCIO DE LA EFO 2014
El sábado 26 de abril comenzó el 8º año de la Escuela de Formación Orionita de Buenos Aires.
El eje temático de este año será el “Año Misionero Orionita” conmemorando, de esta forma, los 100 años de la llegada a América de los primeros misioneros enviados por el mismo Don Orione. Es por eso que el objetivo será profundizar las motivaciones misioneras de Don Orione a la luz de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco.
Se han programado cuatro encuentros formativos y dos itinerarios carismáticos.  El programa completo de este año se puede ver aquí.
En este primer encuentro el disertante fue el P. Facundo Mela, fdp, quien durante muchos años fue misionero en Filipinas. El tema que desarrolló fue: “Una Iglesia en salida – yendo a las periferias”.
En esa charla el P. Facundo remarcó cómo el impulso misionero de Don Orione cumplía con el deseo, la decisión y el imperativo evangélico de ir a las periferias, argumento central en la predicación del actual Papa Francisco. Hizo también una referencia al estilo pastoral de Don Orione, una breve semblanza de los primeros misioneros que llegaron a América y el recuerdo de las primeras casas que se abrieron, apoyado en distintos textos de la época.
Unos cuarenta participantes entre laicos y religiosos disfrutaron de los conceptos y anécdotas del P. Facundo quien al final del encuentro presidió la Eucaristía.
La próxima cita es el 24 de mayo. Ese día la Hna. María Jesús Nieva, consejera provincial encargada del MLO, disertará sobre “desafíos culturales: evangelizar la cultura para inculturar el Evangelio”.

domingo, 27 de abril de 2014

MÁS DE NUESTROS NUEVOS SANTOS

Angelo Roncalli, el papa Juan XXIII, es reconocido como santo por la Iglesia. 
Pasaron 50 años para que las autoridades eclesiásticas confirmaran lo que para el pueblo había sido una certeza inmediata: que aquel campesino humilde -como Jesús- había llegado para renovar la fe de la gente y poner a la Iglesia al servicio del pueblo.
Un hombre que quedó en la historia no sólo por sus 5 años como Papa, sino por su vida entera transparente y ejemplar, con innumerables gestos, pero acompañados de valientes decisiones. En efecto, con sólo 3 meses de haber iniciado su pontificado, lanzaba la más profunda de las transformaciones que la Iglesia pudo conocer en toda su historia: el Concilio Vaticano II. Y lo expresaba así de claro y sencillo: "Si la Iglesia responde a su fundador y reencuentra su identidad, el mundo saldrá beneficiado".
Desde ahora es santo, 
aunque preferimos seguir llamándolo como siempre: 
JUAN XXIII, EL PAPA BUENO. 

(Vaya este recuerdo, agradecido y lleno de orgullo, por estar viviendo en esta casa que lleva su nombre: Hogar Juan XXIII)


Angelo Roncalli, el papa Juan XXIII, es reconocido como santo por la Iglesia.
Pasaron 50 años para que las autoridades eclesiásticas confirmaran lo que para el...
pueblo había sido una certeza inmediata: que aquel campesino humilde -como Jesús- había llegado para renovar la fe de la gente y poner a la Iglesia al servicio del pueblo.
Un hombre que quedó en la historia no sólo por sus 5 años como Papa, sino por su vida entera transparente y ejemplar, con innumerables gestos, pero acompañados de valientes decisiones. En efecto, con sólo 3 meses de haber iniciado su pontificado, lanzaba la más profunda de las transformaciones que la Iglesia pudo conocer en toda su historia: el Concilio Vaticano II. Y lo expresaba así de claro y sencillo: "Si la Iglesia responde a su fundador y reencuentra su identidad, el mundo saldrá beneficiado".
Desde ahora es santo,
aunque preferimos seguir llamándolo como siempre:
JUAN XXIII, EL PAPA BUENO.





ORACIÓN PARA PEDIR UNA GRACIA POR LA INTERCESIÓN DE SAN JUAN XXIII
 Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por todos el Papa de la paz y el Papa bueno,
 te pedimos, Padre, por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
 Ayúdanos, Señor, a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
 Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
 Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del Cielo y en especial a este Papa bueno, te suplico, Padre, esta gracia particular que necesito (.......). Gracias te doy de antemano, Señor, porque estoy seguro de que me será concedida por el ruego de tan gran intercesor. Amén
 Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
imagen de las reliquias de los dos nuevos santos, presentadas al Papa Francisco durante la Misa de Canonización: de San Juan XXIII, piel y de San Juan Pablo II, sangre

¡¡¡¡ TENEMOS DOS SANTOS MÁS !!!!!! 27 DE ABRIL CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII












¡¡¡¡¡¡¡ FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA !!!!!




"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300)
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La escencia de la devoción
La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina".
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias.
"Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad".
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona.
"Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia".
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias.
"Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia
al día.
"Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".

La Santa Sede decreta día de la Divina Misericordia

Una propuesta de Santa Faustina Kowalska
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».
Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».
Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa canonización.
Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia («Dives in misericordia»).
Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores. Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia, está presente hoy en 29 países del mundo.
El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya contemplaba el misal y el rito romano

2DO ENCUENTRO DE FORMACIÓN ORIONITA CON VISITAS LA SUPERIORA DE LAS PHMC HNA MÓNICA Y LA ECÓNOMA HNA SILVIA








sábado, 26 de abril de 2014

¡¡¡¡ JUAN XXIII, 5 COSAS QUE DEBEMOS SABER !!!!




- El Papa Juan XXIII y el Papa Juan Pablo II, serán canonizados este fin de semana en un doblete papal sin precedentes. Mientras que millones de personas en todo el mundo recuerdan a Juan Pablo II con cariño, Juan XXIII -conocido como "El Papa Bueno"- no resulta tan familiar. Te explicamos cinco cosas que debería saber sobre el muy querido pontífice.1. Nació en la pobreza estaba orgulloso de elloAngelo Giuseppe Roncalli, el hombre que se convertiría en el Papa Juan XXIII, fue el tercero de los 13 hijos sobrevivientes de una familia de campesinos en el pequeño pueblo de Sotto il Monte, cerca de Bérgamo, en el norte de Italia en noviembre de 1881.
Roncalli se fue de casa para estudiar para el sacerdocio a los 11 años, pero incluso después de que se convirtió en Papa en 1958 a la edad de 76 años él evitó las trampas de su posición, y se negó a beneficiarse de ella, tanto para sí mismo como para su familia.
1.En su última voluntad y testamento, el Papa Juan XXIII escribió: "Nacido pobre, pero humilde y respetado, estoy particularmente contento de morir pobre. Doy gracias a Dios por esta gracia de la pobreza a la que juré fidelidad en mi juventud ... que me ha fortalecido en mi determinación para nunca pedir nada -dinero o favores- ni para mí, ni para mis familiares y amigos".
Cuando Juan XXIII murió en junio de 1963 fue llorada en todo el mundo como "Il Papa Buono" ("El Papa Bueno"). Dejó de su "fortuna" personal a sus familiares que le sobrevivieron menos de 20 dólares para cada uno.

2. Salvó la vida de los Judíos que huyeron de los nazis
Roncalli abandonó su formación religiosa durante la Primera Guerra Mundial para servir como asistente médico y luego como capellán militar.
 Durante la Segunda Guerra Mundial Roncalli, entonces arzobispo, ocupaba el cargo de jefe de la misión diplomática del Vaticano en Turquía, y fue diplomático del Vaticano en Grecia.
Mientras estuvo allí, salvó las vidas de muchos Judíos que huyeron del Holocausto, proporcionándoles visados ​​de tránsito y otros documentos vitales que les permitieron salir de Europa.
En reconocimiento a sus esfuerzos, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg ha pedido a Yad Vashem, el monumento oficial a las víctimas judías del Holocausto, que incluya el nombre de Juan XXIII como uno de los "Justos entre las Naciones", que no son Judíos y son reconocidos formalmente por arriesgar sus vidas para salvar Judíos.
Una vez que se convirtió en Papa, Juan XXIII trabajó para mejorar las relaciones entre católicos y otras confesiones; una de sus reformas fue eliminar la frase "Judíos pérfidos" de la tradicional oración del Viernes Santo.
3. Estrictamente hablando, él no fue el primer Papa Juan XXIII
Ese honor pertenece al cardenal Baldassare Cossa, el primero de una serie de pretendientes al trono papal a finales de los siglos XIV y XV, cuando la Iglesia Católica Romana se dividió por el Cisma de Occidente.
La división, que duró desde 1378 hasta 1418, vio cómo Papas rivales eran elegidos por facciones opuestas de la iglesia. Cossa fue nombrado Papa Juan XXIII en 1410, pero se vio obligado a abdicar -junto a los papas Gregorio XII y Benedicto XIII- cinco años después de resolverse la brecha.
Hoy en día, el Papa Gregorio XII se considera el único y verdadero pontífice de aquel periodo: Benedicto XIII, Juan XXIII y su antecesor Alejandro V son todos considerados como "antipapas", razón por la cual Roncalli se convirtió en Juan XXIII, y no a Juan XXIV, cuando fue elegido Papa.
4. Tuvo un papel clave en la crisis de los misiles de Cuba
En octubre de 1962, con EE.UU. y Rusia al borde de la guerra nuclear, el Papa Juan XXIII contribuyó a que ambos países dieran marcha atrás instando al presidente John F. Kennedy y el líder ruso, Nikita Khrushchev, a que actuaran con moderación.
Durante un mensaje transmitido por la Radio Vaticana en el apogeo de la crisis, el Pontífice declaró: "Pedimos a los jefes de Estado que no permanezcan sordos al clamor de la humanidad:"¡Paz, paz!".
"He oído que [el mensaje] llegó a Khrushchev" dijo a CNN el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington. "El Papa busca la paz, y ¿por qué no ser un hombre de la paz? Bueno, voy a ser el hombre de paz", dijo según McCarrick.
Días después del discurso del Papa, Khrushchev comenzó a retirar los misiles rusos de Cuba, y desactivó la crisis. Meses más tarde, Juan XXIII publicó la encíclica "Pacem in Terris" (" Paz en la Tierra "), dirigida "a todos los hombres de buena voluntad", y pidiendo a las poblaciones del mundo que convivieran en armonía.
5. A diferencia de otros santos, el Papa Juan XXIII sólo realizó un milagro
En el marco del proceso de beatificación y canonización normal, una persona que ha vivido una vida santa y virtuosa se ​​declara primero "venerable", luego "bendecido" y finalmente es nombrado santo. Pero para ser candidato a la santidad debe demostrarse que han realizado dos milagros.
El Papa Juan Pablo II, que será canonizadoal mismo tiempo que Juan XXIII, se dice que ha curado a una monja francesa de la enfermedad de Parkinson, y a una mujer de Costa Rica de un aneurisma cerebral.
Sin embargo, de Juan XXIII sólo se ha acreditado un milagro. En cambio, la decisión de canonizar se basa en su enorme popularidad, y en su papel como el "fundador" del Concilio Vaticano II (Vaticano II), según los expertos.
"Ya era un milagro certificado para su beatificación en 2000" dijo el analista del Vaticano John Allen a CNN en septiembre de 2013. "El Papa Francisco ha decidido que puede ir directamente a la santidad".
De hecho, algunos dirían que su canonización es ya un hecho desde hace mucho tiempo.
En su entrada en la Enciclopedia Británica se señala: "El pontífice se convirtió en una especie de figura paterna para el mundo". Y añade "Si se mantuviera la costumbre antigua de canonización popular que aún estaba en vigor en 1963, probablemente él habría sido nombrado santo inmediatamente por la muchedumbre llorosa que se reunió en la Plaza de San Pedro, cuando se anunció su muerte".
fuente: CNN


¡¡¡¡ JUAN PABLO II, SERÁ SANTO !!!!!


¡¡¡¡ JUAN XXIII, EL PAPA BUENO !!!!!


 JUAN XXIII Y DON ORIONE
Juan XXIII contó en varias ocasiones su primer encuentro con don Orione cuando, al comenzar su servicio en la Santa Sede, en los años 20, fue invitado a que se aconsejara con él.
Fue al Instituto San Felipe, fuera de la Puerta de San Juan. El portero del Instituto le dijo que don Orione estaba en el patio. En un rincón, un grupo de chicos jugaba con un sacerdote maduro en años. Este volvió la cabeza, se separó un momento de sus amigos y preguntó: «¿Busca a alguien, monseñor?». «Sí, quisiera hablar con don Orione», respondió monseñor Roncalli. «Don Orione soy yo. Espere unos minutos, termino el juego, me lavo las manos y estoy con usted».
Estas palabras, dichas con tanta cortesía, con la mirada sonriente, impresionaron al joven prelado de entonces, que desde hacía poco estaba en Roma procedente de su Bérgamo natal y que por la noche escribió en su diario: «28 de marzo de 1921. Lunes de Pascua. Esta tarde visité con Monseñor Guerinoni la iglesia y las obras parroquiales de Todos los Santos, fuera de la Puerta de San Juan; conversé largamente con don Orione, del que puede decirse: contemptibilia mundi eligit Deus ut confundat fortia. Lo que en el mundo es necio, Dios lo ha elegido para confundir a los fuertes (1 Cor 1, 27)» (Messaggi di don Orione, 102, pp. 46-48).
Esta estima y amistad no menguó nunca. A Douglas Hyde, un periodista inglés que le preguntaba sobre la cualidad sobresaliente en don Orione, el entonces patriarca Roncalli le respondió: «Don Orione era el hombre más caritativo que he conocido. Su caridad iba más allá de los límites normales. Estaba convencido de que se podía conquistar el mundo con el amor» (ibídem, p. 49).
 Fuente: Revista 30 días

viernes, 25 de abril de 2014

¡¡¡¡ CEREMONIA DE CANONIZACIÓN !!!!!



Los Papas Juan Pablo II y Juan XXIII serán proclamados santos por el Papa Francisco el próximo domingo, coincidiendo con la Fiesta de la Divina Misericordia, en ...una ceremonia de canonizaciones que se celebrará en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
La celebración de la canonización será en latín y estará precedida por la coronilla de la Divina Misericordia, que se recita empleando el rosario, y por cantos interpretados por los coros de Roma, Bérgamo, Cracovia y el coro oficial de la Capilla Sixtina
Francisco, se llevará hasta el altar los relicarios que contienen las reliquias de los santos, una ampolla de sangre en el caso de Juan Pablo II y un pedazo de piel desprendido durante la exhumación, en el caso de Juan XXIII. Concretamente, la reliquia de Roncalli la portarán familiares del santo, entre ellos, su sobrino, mientras que la del Papa Wojtyla será portada por personas cercanas a él, quizá por aquellas sobre las que obró el milagro.
Las imágenes de los futuros santos que se colocarán durante la ceremonia serán las mismas que se utilizaron para la beatificación. Los días que se asignarán para la veneración serán el 11 de octubre para Juan XXIII y el 22 de octubre para Juan Pablo II.

 

¡¡¡¡¡JUAN PABLO II Y DON ORIONE !!!!

Extracto de la Homilía de Juan Pablo II en la beatificación de Don Orione
 PATRONO DE POLONIA:
Aunque Don Orione no era hijo de nuestra tierra como todos los otros Patronos de Polonia, comenzando por S. Stanislao, sin embargo, gracias al carisma de su corazón, se ha transformado en uno de nuestros Patronos, porque si bien Polonia no era su patria terrestre, era en un cierto sentido la patria de su alma. Mis reverendísimos y amadísimos peregrinos, hermanos y hermanas, precisamente este hecho es el motivo que aumenta mi ya tan grande alegría del domingo, día de la beatificación del Beato Don Luis Orione y el encuentro de hoy es un complemento de aquel del domingo. El Sr. Primado ha mencionado gentilmente también el gran apego del Beato a la Sede Apostólica, a la persona del Sucesor de San Pedro, al Papa. Me permito deducir de ello una conclusión más. Pienso que este Papa llegado desde Polonia tiene también en el paraíso un nuevo Patrono que intercede por él, y que -en la luz del Reino al cual pertenecemos y al cual tendemos- sostiene su servicio, sus iniciativas y su humana debilidad en este lugar en el cual la Divina Providencia ha querido ponerlo, llamarlo.  Deseo proclamar esta gran confianza mía en la intercesión del Beato Don Orione delante de todos ustedes que son hijos e hijas espirituales, delante de ustedes que son mis compatriotas.
En Polonia se ora mucho por el Papa, se ora mucho por la Iglesia, mas también en mi capilla privada resuena con frecuencia el canto: "Toma bajo tu protección a nuestra Iglesia santa, oh Madre Santísima, Inmaculada".


Mensaje a los religiosos y religiosas orionitas después de la Beatificación
En este nuestro encuentro, en que me parece casi ver aquí con nosotros al mismo Don Orione con su bondadosa y confidente sonrisa, con su semblante sereno y firme, deseo dejarles una única exhortación, que brota de la preocupación pastoral de quien preside toda la Iglesia: ¡Mantengan su espíritu!. ¡Manténganlo íntegro y ardiente en ustedes mismos, en su congregación, en todos los lugares donde sean llamados a trabajar! Lo que San Pablo recomendaba a los Tesolonicenses: “No apaguen el espíritu” (1 Tes. 5, 19), se los digo, se los repito yo también a ustedes. Mantengan vivo y ferviente su espíritu, a pesar de las adversidades y tentaciones, recordando lo que él mismo decía: “Para nosotros no existe otra escuela, ni otro maestro, ni otra cátedra, fuera de la cruz. Vivir la pobreza de Cristo, el silencio y la mortificación de Cristo, la humildad y la obediencia de Cristo en la pureza y en la santidad de vida: mansos y pacientes, perseverantes en la oración, unidos todos con la mente y el corazón a Cristo: en una palabra, vivir a Cristo”. (carta del 22-10-1937).Son palabras maravillosas, perfecta síntesis de doctrina y de acción, pero son también impresionantes y exigentes e imprimen a la vida del cristiano un rasgo decisivo y definido. El espíritu del Beato Don Orione invada nuestras almas, las sacuda, las haga vibrar con santos proyectos, las lance hacia los sublimes ideales que él mismo vivió con heroica constancia. Que María Santísima los ayude, los consuele siempre, y los asista, ella que fue siempre la estrella luminosa en el camino de Don Orione, la Madre confidente, el ideal vivido y predicado con inmenso afecto.“Fe y coraje, hijos míos –se los digo con él-. Ave María, y adelante. Danos, oh María, un ánimo grande, un corazón grande y generoso que llegue a todos los dolores y a todas las lágrimas... Nuestra madre celestial nos espera, nos quiere a todos en el paraíso.” (Desde el Santuario de Itatí, 27 de junio de 1937). Y los acompañe siempre la bendición Apostólica, garantía de mi constante benevolencia. Juan Pablo II
Año 1997, A la familia de Don Orione y es especial a los laicos
....Entre los testigos de Cristo de nuestro siglo ocupa un lugar privilegiado el Beato Luis Orione fundador de esta familia religiosa. Su atractivo espiritual impresionó a mucha gente durante su vida y continúa todavía hoy suscitando admiración e interés. Ha sucedido de tal manera que entre los laicos cercanos a la Pequeña Obra de la Divina Providencia se ha venido afirmando el deseo de conocer en profundidad al Beato fundador, para seguir sus pasos más fielmente. De este modo ha nacido el Movimiento Laical Orionita con el fin de ofrecer a los diferentes componentes del asociacionismo laical surgido alrededor de las instituciones de la Obra, vivir el seguimiento de Cristo, compartiendo con los hijos de la Divina Providencia y con las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad el carisma orionita.
...E invito a los laicos que han elegido compartir el carisma orionita viviendo en el mundo, a ser celosos y generosos para ofrecer a la Pequeña Obra de la Divina Providencia "la preciosa contribución" de su secularidad y de su específico servicio. El Movimiento Laical Orionita favorecerá así la irradiación espiritual de vuestra Familia religiosa más allá de las fronteras del Instituto mismo, profundizando los rasgos carismáticos para una cada vez más eficaz actuación de su específica misión en la Iglesia y en el mundo.
Fuente Messaggi di Don Orione

¿¿ PORQUE SANTOS ?? JUAN XXIII Y JUAN PABLO II

JUAN XXIII Y JUAN PABLO II: LOS POSTULADORES EXPLICAN POR QUÉ SON SANTOS
Se entra en la semana preparatoria a la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII.
Por ese motivo los postuladores de la causa de canonización de ambos papas, monseñor Slawormir Oder, de Juan Pablo II, y Fray Giovangiuseppe Califano, de Juan XXIII, realizaron en la sala de prensa del Vaticano una conferencia explicando algunos particulares de dichos pontífices. El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, puntualizó que delante del evento es necesario “centrarse fundamentalmente sobre la santidad de estos dos papas, y no solamente sobre tantas cosas bellas y buenas que hicieron”. Por su parte el portavoz de la diócesis de Roma, el padre Walter Insero, indicó que este martes al anochecer en la catedral San Juan de Letrán, se realizará “el primer encuentro dedicado a los jóvenes, y preparado como tal”. Precisó que el evento que contará con la presencia del vicario general de la diócesis, el cardenal Agostino Vallini, verá una liturgia de la palabra con el testimonio de los dos postuladores, sobre el tema “por qué son santos”. “Le seguirá -precisó Insero- una catequesis sobre las vocaciones que actualizará el mensaje destinado a la vida de los jóvenes”. En la conferencia, el postulador de Juan XXIII, el padre Califano inició recordando que después de la muerte del Papa la gente percibió la santidad del mismo, logrando “una vasta fama de santidad”. Añadió que “gracias a los diarios íntimos del alma de Juan XXIII podemos conocer su santidad en todas las etapas de su vida”. Entre ellas, “a los 23 años su empeño de hacerse santo, apoyándose en cuatro puntos: el espíritu de unión con Jesús; el recogimiento del corazón; el rezo del santo rosario; la vigilancia en las propias acciones”.
El postulador franciscano recordó también cuando el ‘Papa Bueno’ decía: “Todos me llaman Santo Padre; no poseo la santidad pero los deseos de poseer esta santidad son vivos y decididos”. Precisó entretanto que al tener que resumir la figura tan vasta de este santo “se pueden señalar dos factores: el primero, el de pastor y padre”. Dichos conceptos, añadió el postulador, fueron reiterados por el papa Francisco cuando recibió hace pocos días en el Vaticano a los obispos de la diócesis de Bérgamo. Otro aspecto es la “cordialidad, mansedumbre y alegría, que confluyeron en la definición de ‘papa bueno’”, precisó. Y recordó por ejemplo la visita al hospital pediátrico ‘Bambino Gesú’ y a la cárcel romana ‘Regina Coeli’. “Logró así entrar en el corazón de las personas, y cuando se dice ‘papa bueno’ el recuerdo va a Juan XXIII”, indicó. El otro punto, añadió el padre franciscano, es la “obediencia y paz”, dos palabras que “definió como su historia y su vida. La obediencia a la inspiración al Espíritu Santo recalcada también por el papa Francisco al recibir a los obispos de Bérgamo”. Concluyó recordando que el Papa italiano tuvo que obedecer y dejar su propia tierra para vivir en realidades muy difíciles. “La raíz de su santidad fue la obediencia evangélica a la voz de su Señor”, dijo. La causa se inició en 1966, y gracias un pedido encabezado por la diócesis natal del Papa, Bérgamo, se envió el pedido de canonización en el marco de los 50 años de la muerte de Juan XXIII, en coincidencia con los 50 del inicio del Vaticano II y del Año de la Fe, indicó el postulador. Se presentó también junto a la ‘positio’, un libro con la gran cantidad de gracias obtenidas por los fieles debido a la intercesión de Juan XXIII, y se indicó que el culto del Papa Bueno se ha extendido en muchas diócesis del mundo que le han dedicado diversos edificios y actividades. Y además la importancia del Vaticano II en la Iglesia de hoy, y en temas como la paz y el ecumenismo. Y entre los hechos que demuestran sus límites recordó cuando una monja que trabajaba cerca del Papa Bueno le dijo: “Estoy muy preocupada por su Santidad” a lo que Roncalli respondió: “Yo también estoy preocupado por mi santidad

26 DE ABRIL, NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO





26 de abril, la Congregación Don Orione, celebra a Nuestra Señora del Buen Consejo, venerada por Don Orione, desde que era clérigo, a la que consagró sus primeros jovenes del oratorio.
 Quién visita Tortona, y peregrina a la Catedral,entrando en la parte inferior de la gran nave, a la izquierda hay un altar con una pequeña imagen de Nuestra Sra Del Buen Consejo. Es un lugar muy querido por Don Orione,ligada a la historia de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. (extracto, escrito de Don Flavio Peloso)

miércoles, 23 de abril de 2014

JUAN PABLO II EN AMÉRICA LATINA



Juan Pablo II y América Latina
LA PROFUNDA HUELLA DE JUAN PABLO II EN AMÉRICA LATINA
Dr. Guzmán M. Carriquiry Lecour
El acontecimiento de la muy próxima canonización del Beato Juan Pablo II es óptima ocasión para una memoria grata por todo lo que este pontífice ha realizado para bien de la Iglesia y los pueblos en América Latina.
De los 104 viajes apostólicos realizados fuera de Italia, 18 fueron a América Latina, visitando 26 países latinoamericanos, incluso 5 veces a México, 4 al Brasil y 2 veces a muchos otros países. A ello cabe agregar las sucesivas visitas quinquenales ad limina apostolurum de los episcopados de todos sus países, muchos otros contactos con Obispos y muy numerosas cartas y alocuciones dirigidas a variadas realidades y situaciones latinoamericanas. Puede afirmarse, pues, que América Latina estuvo muy presente en sus largos 27 años de pontificado, suscitándole una fuerte atracción dentro del cuadro de la “geografía espiritual” que lo guiaba. Por eso se convirtió en destinataria privilegiada de su solicitud apostólica. Quiso la Providencia de Dios que su pontificado prácticamente se inaugurara con su primer viaje apostólico fuera de Italia, a México y especialmente a Puebla de los Ángeles para inaugurar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se realizó del 27 de enero al 13 de febrero del año 1978. Antes de dicho viaje, el Papa Juan Pablo II pidió a Nuestra Señora de Guadalupe que le abriera el corazón de sus hijos. ¡Y vaya si lo hizo la “MORENITA”! La acogida del pueblo mexicano fue una expresión de devoción, llena de afecto y entusiasmo, movida por un profundo sentido de la fe que tuvo hondas consecuencias. Fue experiencia paradigmática para que el pontificado volcara ingentes energías en viajes apostólicos hacia todos los países y continentes. Fue también como sello de un especial amor entre el pueblo mexicano y el Papa, que lo visitaría después otras cuatro veces. Fue fundamental para ayudar al Papa a comprender el vigor del sustrato católico de los pueblos latinoamericanos, sus formas de inculturación de la fe en la religiosidad popular, su arraigada devoción eucarística y mariana, la importancia de los santuarios marianos, capitales espirituales de las naciones, metas privilegiadas en todos sus viajes. A la vez, su mirada fue impactada por las situaciones sufridas por multitudes de pobres, que reconocen en la misma Iglesia la fuente de su dignidad y esperanza. Juan Pablo II tuvo el coraje evangélico de hacerse presente e inaugurar la Conferencia de Puebla, aunque hubiera habido no pocas personas que se lo desaconsejaron. Quienes participaron en Puebla tomaron inmediata conciencia, desde el primer día, que el discurso inaugural de S. S. Juan Pablo II había afrontado abierta y claramente las cuestiones debatidas y asegurado un camino seguro y fecundo de desarrollo de la Conferencia y de elaboración de su documento final. El “trípode” de verdades que planteó netamente - verdad sobre Jesucristo, verdad sobre la Iglesia y verdad sobre el hombre - expuso los contenidos esenciales e íntegros de la evangelización y no dejó lugar a equívocos o confusiones. El Papa pidió en esa ocasión una seria vigilancia doctrinal para evitar contaminaciones ideológicas y clamó por la custodia y promoción de los derechos humanos en América Latina contra toda situación de opresión. El inmediato postconcilio había desencadenado una detonante carga de novedad, criticidad y entusiasmo en la Iglesia de América Latina. De muy vasta materia, el Vaticano II suscitaba una profunda y global “revisión de vida”, de mentalidades e instituciones. La Iglesia se encontró envuelta en la vivacidad de ser noticia, cuando antes corría el riesgo de pasar como una presencia tan masiva como poco significativa. Se ponían en movimiento fuerzas vivas de la Iglesia, emergía por doquier una sed de “aggiornamento”, se ensayaban las primeras reformas litúrgicas y catequéticas, la promoción del laicado, nuevas pastorales de conjunto, a la luz de una renovada autoconciencia eclesial. Era como un viento intenso y refrescante de reformas a todos los niveles de la vida eclesial para ir superando formas institucionales y esquemas mentales y pastorales que tendían a fosilizarse por inercia. Y que no lograban responder adecuadamente a los nuevos problemas y desafíos que se planteaban en una realidad latinoamericana en proceso de profundas y aceleradas transformaciones. Al mismo tiempo, abrir las ventanas al propio mundo de encarnación significaba para la Iglesia en América Latina la irrupción de la crisis latinoamericana de los “años calientes” del final de la década del ´60, desatada por la revolución cubana y polarizada en todas sus contradicciones y conflictos. En medio de esa situación álgida de tensiones, había tenido lugar, del 26 de agosto al 7 de septiembre de 1968, la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, que fue inaugurada por el Papa Pablo VI, en la primera visita de un pontífice a América Latina. Su tema fue precisamente: “La Iglesia en las actuales transformaciones de América Latina a la luz del Concilio”. Diez años después de este acontecimiento, el Papa Juan Pablo II recapitulaba tres aspectos fundamentales en el legado de dicho evento: “la opción por el hombre latinoamericano en su totalidad (...), su amor preferencia y no exclusivo por los pobres (...), su anhelo por una liberación integral de los hombres y los pueblos”. Del 1968 al 1974 se vivieron los años más dramáticos en la historia contemporánea de la Iglesia en América Latina. Hubo, sí, una notable fecundidad teológica y pastoral, pero, a la vez, muy numerosas crisis de identidad cristiana, sacerdotal y religiosa, polarizaciones políticas al interior de las comunidades cristianas, contaminaciones y confusiones ideológicas, incluso tragedias de sangre. La muerte del “Che” Guevara en Bolivia fue el signo del fracaso del “foquismo” originario, implantado en la montaña, y abrió la fase de las guerrillas urbanas, sobre todo en el Cono Sur, y de las insurrecciones contra las satrapías oligárquicas en América Central. En un clima de violencias, se consolidó un ciclo muy duro, represivo, de regímenes militares de seguridad nacional. Prevalecían políticas de muerte, que son la muerte de toda política. Además, desde comienzos de los aňos setenta irrumpía la difusiόn latinoamericana de la “teología de la liberaciόn”, si bien con una diversidad de autores, corrientes y acentos, haciendo referencia a la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968). El triunfo de la Unidad Popular en Chile y el posterior derrocamiento de Salvador Allende daban alas a las corrientes de “cristianos para el socialismo”. Por una parte, la Iglesia se erguía como defensora de la libertad y dignidad de la persona y los pueblos, condenaba toda violencia y clamaba por la paz, daba voz a los que no la tenían o quedaban silenciados, y actuaba como mediadora en tremendas situaciones conflictivas. Por otra, sufría el embate de los opuestos extremismos: de quienes pretendían que legitimase una presunta defensa de la “civilización occidental y cristiana”, o al menos que callase ante los costos de la “guerra sucia” (asesinatos, torturas sistemáticas, “desapariciones”...), y de quienes intentaban presionar la reformulación de su doctrina y acción, reduciéndola a sujeto político de apoyo a estrategias revolucionarias, bajo hegemonía marxista. La Iglesia en América Latina pagaba entonces muchos costos de su camino hacia la madurez. Sin embargo, ya en camino hacia Puebla se advertían los albores de una segunda fase del post-concilio. A diez años de la clausura del Concilio - observaba un miembro del equipo teológico-pastoral del CELAM - se presentan todos los sigilos de una segunda etapa pos-conciliar. El nuevo pasaje se sitúa convencionalmente en torno a 1975. El núcleo central de las reformas conciliares se hace normalidad eclesial; es un momento de asentamiento. La Iglesia abandona su estado febril y su camino recupera nueva coherencia. Lo cual no quiere decir que no se planteen enormes e ingentes problemas. Se trataba entonces de incorporar en el cuerpo de la Iglesia las mejores reformas ensayadas en la vida de la Iglesia y en su misión al servicio de los pueblos y especialmente de los pobres en América Latina, discerniéndolas de los experimentos fallidos, los desmantelamientos apresurados y las contaminaciones ideológicas. Un recentramiento clave había sido dado por la Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi (1975) de S. S. Pablo II, fruto de una Asamblea sinodal de fuerte impronta latinoamericana, que fue el telón de fondo para las orientaciones de la Conferencia de Puebla. La preocupación por dar una visión unificada, integradora, dinámica de la evangelización, sin contraposiciones reductoras, puso en relieve las íntimas relaciones entre testimonio y anuncio, evangelización y sacramentos, fe y piedad popular, evangelización y liberación. La referencia central de la Evangelii nuntiandi sobre la “evangelización de la cultura y de las culturas” abrió perspectivas fundamentales, íntimamente vinculadas a valorización de la “religión del pueblo”, especialmente de “los pobres y sencillos” y de su potencial evangelizador. Gracias en gran medida al telón de fondo de la “Evangelii Nuntiandi” y a la presencia y al discurso inaugural de S. S. Juan Pablo II, Puebla concluyó con una serena y profunda afirmación de identidad cristiana, eclesial y latinoamericana, íntimamente entrelazadas. Fue un punto muy alto de la autoconciencia eclesial y latinoamericana. Su preciosa eclesiología, arraigada en la Lumen Gentium y desarrollada en relación a la vida misma del pueblo de Dios en América Latina, fue ya signo elocuente de que iban quedando atrás cuestionamientos tumultuosos y crisis de identidad y se procedía a incorporar lo mejor de la reflexión teológica latinoamericana. Llamaba a todos los bautizados a la “comunión y participación”, que fue uno de sus ejes de desarrollo. La perspectiva latinoamericana se afirmó en una recuperación de conciencia histórica, en la exigencia de la evangelización de la cultura y de la piedad popular, en el amor preferencial por los pobres y los jóvenes, en el compromiso y esperanza por la dignificación humana y la liberación integral. Cuando se iban agotando y resquebrajando los sucesivos esquemas de interpretación de la realidad latinoamericana elaborados por sectores intelectuales secularizados - primero los modelos funcionalistas y desarrollistas de “modernización”, y después las teorías de la dependencia vinculadas a estrategias revolucionarias -, la Iglesia se mostraba capaz de recoger muchos aportes e integrarlos en una totalizante autoconciencia histórica de su misión, desde su propia lectura, católica, en el contexto de esa “originalidad histórico-cultural que llamamos América Latina”, de la realidad de vida, sufrimientos y esperanzas de sus pueblos. “Puebla” fue cuerpo orgánico de esa segunda fase de actuación del Concilio en América Latina, mientras maduraban las condiciones espirituales de la Iglesia entera para que el Beato Juan Pablo II se propusiera, desde el inicio de su pontificado, “la plena e íntegra actuación del Concilio Vaticano II”.
Fue la Conferencia de Puebla que dio al Papa Juan Pablo II los esquemas fundamentales de aproximación a la realidad latinoamericana, verificados y relanzados en los eventos de sus tan numerosos viajes apostólicos al “continente de la esperanza”. Con Juan Pablo II son también los pueblos que ocupan la escena de las naciones, manifestando su arraigo cristiano, su confianza en la Iglesia, su amor al Papa, sus sentimientos y exigencias de dignidad y libertad. En su primer viaje al Brasil, en junio de 1980, S. S. Juan Pablo II quedó profundamente impresionado por las multitudes de pobres que encontró y que lo acompañaban en todas sus visitas por los países latinoamericanos, como en el Congreso Eucarístico y Mariano en Lima, en mayo de 1988, donde celebró el pan eucarístico compartido y clamó para que no falte “el pan, fruto de la tierra y del trabajo” en ninguno de los hogares. En Haití (marzo de 1983) como en Chile abril de 1987), así como en Polonia y Filipinas, el paso del Papa desató una conciencia de identidad, libertad y dignidad, que erosionaba modalidades diversas y ya anacrónicas de regímenes liberticidas. Abrió cauces a la democratización, pacificación y reconciliación en una América Central volcánica. Su viaje cuaresmal al istmo (marzo de 1983) quedó marcado por su oración ante la tumba de Mons. Oscar Romero, brutalmente asesinado mientras celebraba la Misa, por los fusilamientos con los que el régimen guatemalteco “preparaba” la visita del Papa, por la orquestada manipulación de su visita en Nicaragua donde los sandinistas prohijaban una “iglesia popular” funcional al poder. Juan Pablo II aceptó, desde 1979, la mediación de la Santa Sede para evitar la guerra en los hielos del Sur americano entre pueblos hermanos, así como viajó inmediatamente a la Argentina – “¡Levántate y anda!” - después de la derrota del aventurerismo militar en las Malvinas y los sentimientos de postración nacional (junio de 1982). Presidió la segunda Jornada Mundial de la Juventud en Buenos Aires, en marzo de 1987, destacando su amor preferencial por los jóvenes. En esa ocasión resonó su voz profética: “¡no más desapariciones!” Fue excepcional su viaje a Cuba alentando ráfagas de libertad y esperanza (enero de 1998), tan necesarias para alentar un pueblo cansado y sufrido, así como para custodiar y apoyar la misión de la Iglesia cubana. El Papa no dejó de denunciar las estridentes injusticias, condenar las violencias, defender los derechos de la persona, los trabajadores y los pueblos, destacar la necesidad de salvaguardar la naturaleza y misión de la familia, promover una cultura de la vida ante muchas agresiones presentes y reafirmar la solidaridad preferencial con los pobres. Desarrolló y propuso también la doctrina social de la Iglesia. Dio fundamentos e ímpetus a la transición hacia la democracia, compartiendo el juicio neto y valiente de “Puebla” acerca de los regímenes de seguridad nacional, mientras la Iglesia latinoamericana pagaba fuerte tributo de sangre por su libertad profética. El Papa y el episcopado latinoamericano prosiguieron también el discernimiento crítico de desviaciones y confusiones ideológicas de ciertas corrientes de la teología de la liberación; muchas de sus expresiones serán retomadas en el juicio orgánico que planteó la Congregación para la Doctrina de la Fe en las Instrucciones Libertatis nuntius, del 6 de agosto de 1984, (en la que rechazó radicalmente la posibilidad de componer y reformular la fe cristiana y la teología con el marxismo) y en Libertatis Conscientia, del 22 de marzo de 1986 (en la que sentó los fundamentos y desarrollos de una teología de la libertad y la liberación, en un nuevo cuadro cultural e íntimamente ligada a las renovadas enseñanzas sociales de la Iglesia). Concluía el ciclo hegemónico del marxismo y se derrumbaban los regímenes del socialismo real, lo que dejará a algunas expresiones de la teología de la liberación en condición desconcertada y anémica. Mientras tanto el Magisterio de la Iglesia había sabido asimilar sus mejores intuiciones proféticas, resurgidas de la tradición católica ante nuevos retos históricos, lo que permitió a Juan Pablo II escribir, ya dejado atrás todo lo que tenía de conmixtión ideológica, sobre “la positividad de una auténtica teología de la liberación humana integral”. Lo fundamental es que toda la pasión demostrada por Juan Pablo II ante las vicisitudes de nuestros pueblos fue consecuencia de la custodia y aprecio, aliento y alimento de su tradición católica. No en vano el Papa percibía toda la importancia de contar con un “continente de la esperanza”, fundado en sus grandes mayorías de bautizados, en el que vivían casi el 40% de los católicos de todo el mundo. Nada hay más esencial en todo su mensaje que el arraigo cada más profundo del acontecimiento de Cristo en la vida de las personas, las familias y los pueblos. Resonó desde comienzos de su pontificado y en todos sus viajes latinoamericanos el llamamiento a abrir las puertas a Cristo, ante todo del “corazón” de las personas y también de todas las estructuras y dimensiones de la vida social. De allí que surja en América Latina, en su discurso a la Asamblea general del CELAM reunida en Port-au-Prince (Haití), el 9 de marzo de 1983, su propuesta y aliento de una “nueva evangelización”, “nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”, que se convirtió en motivo central de su pontificado. De allí también su peregrinación a los santuarios marianos de todos los países latinoamericanos, llevado por su devoción de Totus tuus, bien consciente de que la Virgen María es la gran “pedagoga del Evangelio” para los pueblos latinoamericanos. De allí su continuo replantear la vocación a la santidad, destacada por las numerosas beatificaciones y canonizaciones de latinoamericanos (para algunos países, las primeras de su historia, y para todos tan significativas como la de Juan Diego en México, en el año 2002). En octubre de 1984 Juan Pablo inauguró en Santo Domingo el “novenario” de preparación del quinto centenario de la evangelización de América Latina, cuya conmemoración precedió inmediatamente la realización de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericana, reunida en esa misma ciudad, del 12 al 28 de octubre de 1992. El discurso inaugural del papa recorre y guía el tema fundamental de la IV Conferencia: “Nueva evangelización, promoción humana y cultura cristiana”. El Papa afirmó también en esa ocasión: “Es grave responsabilidad de los gobernantes el favorecer el ya iniciado proceso de integración de unos pueblos a quienes la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura han unido definitivamente en el camino de la historia”. Resonaba en sus palabras el eco del ideal de la “Patria Grande” o de la “Nación latinoamericana”, como conciencia histórica y como destino, presente desde Medellín hasta Aparecida. Sin embargo, el papa Juan Pablo II alargó aún los horizontes y, en ese mismo discurso, propuso la realización de una Asamblea sinodal para los episcopados de todo el continente americano. El Sínodo para las Américas fue un acontecimiento de colegialidad, comunión y colaboración de todos los Episcopados del continente, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, presidido por Juan Pablo II. Tuvo lugar en el Vaticano, del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997, bajo el tema: “Encuentro con Cristo, camino de conversión, comunión y solidaridad”. En el discurso inaugural de Santo Domingo, el Papa Juan Pablo II ya había destacado la perspectiva que lo llevó a convocar este iniciativa inédita y profética: “La Iglesia, ya a las puertas del tercer milenio y en unos tiempos en que han caído muchas barreras y fronteras ideológicas, siente como deber ineludible unir espiritualmente aún más a los pueblos que forman parte de ese gran continente y, a la vez, desde la misión religiosa que le es propia, impulsar un espíritu solidario entre todos ellos”. El documento post-sinodal “Ecclesia in America” fue una guía recapituladota de los trabajos sinodales, orientadora e incitadora para que las Iglesias en el continente americano asumieran toda la responsabilidad que les compete en esa senda abierta. En efecto, temas fundamentales serán cada vez más cruciales: la realización de una efectiva misión continental, las negociaciones y oposiciones entre diversos proyectos de integración, la solidaridad y justicia en las relaciones entre países de muy desigual desarrollo, el fenómeno de las migraciones desde el Sur hacia el Norte, la expansión de las comunidades evangélicas y neopentecostales desde el Norte hacia el Sur, la presencia cada vez más numerosa y significativa del catolicismo hispano en Estados Unidos y Canadá, la colaboración entre Iglesias de muy diversas dimensiones y recursos, etc. No había otro lugar más significativo en todo el continente americano que el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en México D.F. para depositar la Exhortación “Ecclesia in America, a los pies de la Madre celeste de los pueblos de toda América. Los pueblos latinoamericanos y, en especial, las comunidades cristianas siguieron con atención y admiración el temple humano y cristiano del Papa Juan Pablo II en el decurso cada vez más gravoso de su enfermedad. No obstante ello, continuó visitando a las naciones de su “continente de la esperanza”. ¡Cómo no recordar su presencia, ya menguadas sus fuerzas, pero dispuesto a todo sacrificio en los viajes a Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Venezuela en 1996, a Cuba en 1997, a México en 1999, a México nuevamente en 2002! El recorrido de reliquias del Beato Juan Pablo II por diversos países latinoamericanos han mostrado todo el afecto, gratitud y devoción que sus pueblos siguen tributando a este campeón de la fe, peregrino misionero, incansable evangelizador, confiados ahora en su intercesión ante el Señor y su Santísima Madre