SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


jueves, 27 de agosto de 2015

XIV CAPITULO GENERAL, LOGO

Don Orione, siervo de Cristo y de los pobres, aparece en actitud dinámica, siempre empeñados en las miserias de los hermanos.
El círculo rojo indica la dinámica de la caridad, que tiene su fuente en la vida de Dios (la hostia en el fondo) y amplía el círculo de amor que envuelve el mundo.
En esta dinámica se centrará el XIV Capítulo General, que se titula Siervos de Cristo y los pobres.

 Quiero ser un servidor de Cristo y de los pobres"Publicado en edición Nº48 de Revista Don Orione / Octubre 2009

QUIERO SER UN SERVIDOR DE CRISTO Y DE LOS POBRES


el fundador- Don Orione: a usted le gustó un lema que usó desde joven, desde la apertura del primer oratorio y de la primera casita en San Bernardino de Tortona en 1893: Almas, almas.
Sí -y sonríe al recordarlo- cuando siendo seminarista, me rodeaba de algunos muchachos y jugaba con ellos en el patio de la casa del obispado. Al terminar el juego, dábamos una contraseña que nadie comprendía, ni siquiera el párroco. La contraseña quedó como programa de nuestra Congregación. Era el lema: ¡Almas, almas! Habrán leído más de una vez este grito en el encabezamiento de las cartas, grito que es todo un programa: ¡Almas, almas! Luego vendría todo lo demás.

- Usted ya está incluido en el elenco de los grandes “apóstoles sociales” italianos. También en Argentina, después de su permanencia entre 1934 y 1937, dejó claros surcos de novedad cristiana entre el pueblo. Su grito “¡Almas, almas!” abarca el bien espiritual y material del hombre, es atención a cada persona y proyecto para la sociedad. Dio respuestas inteligentes y eficaces a grandes problemas sociales y a grandes cuestiones de marginación. ¿Cómo transmite esta conducta a sus seguidores, sacerdotes, religiosas y laicos?
Debemos ser santos, pero hacernos tales santos que nuestra santidad no se reduzca al cuidado de los fieles, ni se quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y arroje en la sociedad tal esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que sean más que santos de Iglesia, seamos santos del pueblo y de la salvación social. Debemos ser una profundísima vena de espiritualidad mística, que invada todos los estamentos sociales: espíritus contemplativos y activos, servidores de Cristo y de los pobres...

- ¿Es esto lo que explica el estilo “popular” que ha querido imprimir a su familia religiosa: pobreza y sencillez de vida, de ambientes, de medios, vida sacrificada y acotada en función de los demás, partícipe de la ley común del trabajo?
No sólo con la predicación se convierten las almas, sino también con el trabajo. Y si en muchas familias de San Bernardino de Tortona ha entrado el Evangelio... es porque han visto trabajar a los sacerdotes. El pueblo quiere ver realidades. Por lo tanto, no es solamente el sacerdote con la estola al cuello quien puede hacer el bien, sino también el sacerdote que trabaja.
Buscar y curar las heridas del pueblo, buscar las enfermedades, salir a su encuentro en lo moral y lo material. De esta manera nuestra acción será no sólo eficaz, sino profundamente cristiana y salvadora. Cristo fue al pueblo. Ayudar al pueblo, mitigar sus dolores, devolverle la salud. Debe estar en nuestro corazón el pueblo. La Obra de la Divina Providencia es para el pueblo. Basta de palabras, están llenos los bolsillos de ellas. Lo milagroso será poder devolver las muchedumbres a la fe que tuvieron, reconducirlas al Padre, a la Iglesia: un trabajo popular.

- Tiempo atrás, con motivo de la presentación a la prensa de su libro “En el nombre de la Divina Providencia”, Franca Giansoldati, de la agencia Adkronos, tituló a su artículo “Don Orione: como Karl Marx y Anna Kulisciov”, refiriéndose a algunas páginas suyas “sociales” famosas: la proclama en defensa de las arroceras (“Trabajadores y trabajadoras, llegó la hora de su reivindicación”), el escrito sobre el feminismo (“Mujer, familia y sociedad”), y otros.
¿Ven estas canas? Durante muchos años he visto muchos cambios de cosas y de hombres, también dentro de la Iglesia, y he comprendido que la política no es el medio mejor para atraer las almas. Se ama a la Patria realizando obras de amor, de misericordia, abrazando a los pobres, acogiendo a los pobres, cuidando a los pobres, evangelizando a los pobres, a los pequeños.
Nosotros no hacemos política; nuestra política es la caridad grande y divina, que hace el bien a todos. No miramos otra cosa que almas para salvar. Si hay que tener alguna preferencia, será para quienes nos parezcan más necesitados de Dios, puesto que Jesús ha venido más para los pecadores que para los justos. ¡Almas y almas! Esta es nuestra vida; este es nuestro grito, nuestro programa, toda nuestra alma, todo nuestro corazón: ¡Almas y almas!

- ¿Por dónde se empieza a educar a los jóvenes en la caridad? ¿Cuál es la primera lección?
Hay que huir de una blasfemia y usar una jaculatoria. La blasfemia: “Yo no me meto, no me toca a mí”. La jaculatoria: “Voy yo”.

- Decir caridad quiere decir con frecuencia, limosna, asistencia de quienes tienden a dejar a los pobres siempre pobres, conservando las propias posiciones de privilegio económico, cultural, social. ¿Qué entiende usted por caridad?
El amor santo que toma el nombre de caridad, es el resultado de la comunión con Jesucristo. Es el fervor de la gracia que no puede detenerse y necesita expandirse. La caridad nos manda no quedarnos en una cómoda benevolencia, sino sentir y tener compasión eficaz de los dolores y las necesidades de los demás, a quienes no debemos contemplar a distancia, puesto que son una misma cosa con nosotros en Cristo. La caridad no excluye nada de la verdad y de la justicia; pero la verdad y la justicia actúan en la caridad.

- Usted ha enseñado de mil maneras, que “nuestra predicación es la caridad”: la caridad de las obras, y antes que nada, la caridad fraterna.
Una sociedad o comunidad hermosa y fuerte, donde reine una dulce concordia de corazones y paz, no puede no ser querida, deseable y edificante para todos. En un mundo en el que no hay más ley que la fuerza; en un mundo en el que resuenan a menudo voces de guerra entre ricos y pobres, entre padres e hijos, entre gobernantes y súbditos; entre las voces de una sociedad que vive y parece que quiere hundirse en el odio, opongamos el ejemplo de una caridad verdaderamente cristiana.

- A diferencia de otros fundadores, usted no ha escogido un tipo concreto de obras, ¿por qué?
Estamos en una época de transformaciones arrolladoras, de manera que no me parece oportuno enquistarnos en una obra, atarnos a una o dos actividades.

el fundador- ¿Por qué en la formación de sus sacerdotes y sus religiosas insiste tanto en el trabajo manual?
Volvemos a empezar como los apóstoles que trabajaban ganándose la vida, y tenían todo el mundo por evangelizar. Volvemos al trabajo, y precisamente al trabajo manual, que domina las pasiones del cuerpo y las malas tendencias del espíritu. Nosotros tenemos que trabajar... para no convertirnos en “sacerdotes señores”, para no falsear el espíritu del Evangelio. Qué gran eficacia, qué hermoso apostolado se realizaría entre los pobres, si todos vieran que el sacerdote predica y trabaja, trabaja y predica, ayuda a los pobres y se gana el pan. Que no se aprovecha de los beneficios parroquiales, de los derechos de estola, para vivir sobre los pobres. Debemos ser los peones de Dios. Quien no quiera ser y no es peón de la Providencia de Dios, es un desertor de nuestra bandera.
- Pobres de salud, pobres de instrucción, pobres de afectos, pobres de casa; entre las distintas instituciones en las que acoge a los pobres, parece que al Pequeño Cottolengo, usted da el valor de símbolo, de modelo, de estilo que valga para todas las otras instituciones.

El Pequeño Cottolengo es como un pequeño grano de mostaza, al que basta la bendición del Señor para un día llegar a ser un gran árbol sobre cuyas ramas se posen tranquilas las aves. Los pájaros aquí son los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos. Nuestro banco es la Divina Providencia, y nuestra bolsa está en los bolsillos y en el buen corazón de los amigos y bienhechores.
El Pequeño Cottolengo está construido sobre la fe y vive de los frutos de una caridad inextinguible. En el pequeño Cottolengo se vive alegremente: se reza, trabaja cada uno según sus fuerzas, se ama a Dios; se ama y se sirve a los pobres. En los abandonados se ve y se sirve a Cristo en santa alegría. ¿Hay alguien más feliz que nosotros? También nuestros queridos pobres viven contentos: ellos no son huéspedes, no son asilados, sino que son los dueños, y nosotros sus siervos; ¡así se sirve al Señor! ¡Qué hermosa es la vida en el Pequeño Cottolengo! Es una sinfonía de oración por los bienhechores, de trabajo, de alegría, de cantos y de caridad.

- Pero con la necesidad de sacerdotes y de religiosas que hoy tenemos en las Parroquias, en la catequesis, con la necesidad de evangelizadores... ¿no están desaprovechados en un Pequeño Cottolengo aunque sea una obra maravillosa y meritoria?
Corren tiempos en los que si se ve al sacerdote sólo con la estola, no todos le seguirán; pero si alrededor de la sotana ven a los viejos y los huérfanos, entonces sentirán el tironeo... la caridad arrastra... la caridad mueve y lleva a la fe y a la esperanza. Muchos no logran entender los actos de culto, y es necesario añadir las obras de amor. Salvador Sommariva me dijo una vez: No creía en Dios, pero ahora creo porque lo he visto a las puertas del Cottolengo.

- “Dar con el pan material, el dulce bálsamo de la fe”. Para usted, en el fondo del corazón está la salvación de las almas. ¿No puede parecer una manipulación de la caridad, un proselitismo?
Nunca forzar a nadie. Pero hablar con el amor de Dios en el corazón y en los labios, con expresiones que lleguen, que convenzan y conviertan; después Nuestro Señor pensará cómo transformarnos y transfigurarnos a nosotros y a nuestros queridos pobres en él. Él será la vida, el consuelo, nuestra felicidad y la de quienes él lleve con su mano.

- Don Orione, usted mira siempre para adelante, hacia horizontes cada vez más amplios. Verdaderamente en usted se ve, como decía San Bernardo que el amor está siempre en camino con nuevos deseos, con continuos proyectos...
Quisiera llegar a ser alimento espiritual para mis hermanos que tienen hambre y sed de verdad y de Dios; quisiera revestir de Dios a los desnudos, dar la luz de Dios a los ciegos y a los deseosos de mayor luz, abrir los corazones a las innumerables miserias humanas y hacerme siervo de los siervos ofreciendo mi vida a los más indigentes y abandonados; quisiera llegar a ser el insensato de Cristo y vivir y morir en la insensatez de la caridad por mis hermanos.
Amar eternamente y dar la vida cantando al Amor. Despojarme de todo. Sembrar la caridad a lo largo de todos los caminos; sembrar a Dios de todas las maneras, en todos los surcos; sumergirme sin cesar infinitamente y volar cada vez más alto, cantando a Jesús y a la Virgen sin detenerme jamás.
Llenar todos los surcos con la luz de Dios; ser un hombre bueno entre mis hermanos; inclinarme, extender siempre las manos y el corazón para recoger las debilidades y miserias y depositarlas sobre el altar, para que se transformen en fuerza y grandeza de Dios


el fundadorTal vez, sea ésta una de las notas que más deseábamos compartirles desde las páginas de Revista Don Orione. Nada menos que un reportaje al Fundador mismo de la Pequeña Obra.
Quisimos conocerlo, para entender mejor su obra y su pensamiento. Para eso hubo que llegarse hasta su di­rección de Tortona (Italia), en vía Emilia nº 63. Aunque, muy probablemente esta entrevista se podría haber rea­lizado en Buenos Aires, en Chaco, Montevideo, Itatí, San Pablo, Santiago de Chile, o en cualquiera de las casas donde aun viven y laten sus ideales.
Casi sin darnos cuenta, se fue abriendo un diálogo por demás interesante y reflexivo; los razonamientos fluye­ron con serenidad, apuntando siempre a lo más profun­do. Incluso frente a preguntas más incisivas y críticas, no se dejó sorprender, sino que, por el contrario, compartió varias de sus intuiciones y su concepción de la vida. Una vez más pudimos comprobar la vigencia y actualidad de su mensaje.

 

Verso il 14° Capitolo Generale dei Figli della Divina Provvidenza (Don O...

28 AGOSTO, SAN AGUSTÍN OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA



Una de las autobiografías más famosas del mundo, las Confesiones de San Agustín, comienza de esta manera: “Grande eres Tu, Oh Señor, digno de alabanza … Tu nos has creado para Ti, Oh Señor, y nuestros corazones estarán errantes hasta que descansen en Ti” (Confesiones, Capítulo 1). Durante mil años, antes de la publicación de la Imitación de Cristo,  Confesiones fue el manual más común de la vida espiritual. Dicho libro ha tenido más lectores que cualquiera de las otras obras de San Agustín. El mismo escribió sus Confesiones diez años después de su conversión, y luego de ser sacerdote durante ocho años. En el libro, San Agustín se confiesa con Dios, narrando el escrito dirigido al Señor. San Agustín le admite a Dios: “Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé” (Confesiones, Capítulo 10).  Muchos aprenden a través de su autobiografía a acercar sus corazones al corazón de Dios, el único lugar en donde encontrar la verdadera felicidad … ¿Quién fue este ‘pecador que llegó a ser un santo’ en la Iglesia? 

Obispo de Hipona y Doctor de la iglesia (354-430)
Uno de los cuatro doctores mas reconocidos de la Iglesia Latina.
Llamado "Doctor de la Gracia


Oh gran Agustín,
nuestro padre y maestro!,
conocedor de los luminosos caminos de Dios,
y también de las tortuosas
sendas de los hombres,
admiramos las maravillas que la gracia divina
obró en ti, convirtiéndote en testigo apasionado
de la verdad y del bien,
al servicio de los hermanos.

Al inicio de un nuevo milenio,
marcado por la cruz de Cristo,
enséñanos a leer la historia
a la luz de la Providencia divina,
que guía los acontecimientos
hacia el encuentro definitivo con el Padre.

Oriéntanos hacia metas de paz,
alimentando en nuestro corazón
tu mismo anhelo por aquellos valores
sobre los que es posible construir,
con la fuerza que viene de Dios,
la "ciudad" a medida del hombre.

La profunda doctrina
que con estudio amoroso y paciente
sacaste de los manantiales
siempre vivos de la Escritura
ilumine a los que hoy sufren la tentación
de espejismos alienantes.

Obtén para ellos la valentía
de emprender el camino
hacia el "hombre interior",
en el que los espera
el único que puede dar paz
a nuestro corazón inquieto.

Muchos de nuestros contemporáneos
parecen haber perdido
la esperanza de poder encontrar,
entre las numerosas ideologías opuestas,
la verdad, de la que, a pesar de todo,
sienten una profunda nostalgia
en lo más íntimo de su ser.

Enséñales a no dejar nunca de buscarla
con la certeza de que, al final,
su esfuerzo obtendrá como premio
el encuentro, que los saciará,
con la Verdad suprema,
fuente de toda verdad creada.

Por último, ¡oh san Agustín!,
transmítenos también a nosotros una chispa
de aquel ardiente amor a la Iglesia,
la Catholica madre de los santos,
que sostuvo y animó
los trabajos de tu
largo ministerio.

Haz que, caminando juntos
bajo la guía de los pastores legítimos,
lleguemos a la gloria de la patria celestial
donde, con todos los bienaventurados,
podremos unirnos al cántico nuevo
del aleluya sin fin.
Amén.

LA VIRGEN DE LA GUARDIA EN ARGENTINA



EN ARGENTINA LA VIRGEN DE LA GUARDIA
La Virgen de la Guardia en los inicios de la Congregación en Argentina.

La Guardia,Victoria, ArgentinaCuatro individuos atraviesan los pórticos de madera de una iglesia, prácticamente en estado de abandono, ubicada en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, llamado Victoria. Una vez en su interior, echan a caminar muy lentamente por la nave central, rumbo al altar mayor, intentando observar con detenimiento cada detalle del edificio. Es el mes de noviembre de 1921.
De pronto, uno de ellos que es sacerdote, se separa del resto, y hasta parece haber perdido la compostura. Se lo ve como exaltado primero, conmovido y arrodillado después, frente a una imagen de la Virgen, elevando los brazos y, diciendo en alta voz: “¿Es que no lo ven?; ¡Es la Virgen de la Guardia!”… palabras encendidas que salen de la boca de este sacerdote, no tan conocido hasta ese momento, cuyo nombre es Luis Orione.
Su aspecto se había transformado ese día. El dolor de muelas que hasta ese momento lo tenía a mal traer es como si hubiese desaparecido de un plumazo, y el fervor alegre vuelve a animar su espíritu inquieto y emprendedor, que le hace decir: “Vine a la Argentina con la intención de edificar una iglesia a la Virgen; pero la Virgen fue más diligente que yo y me la da ya hecha. Cuando partí de Génova prometí consagrarle todas mis obras en América y ahora me siento feliz de verla honrada aquí”.
Habían sido testigos de aquel singular encuentro entre el Padre Orione y la imagen de la Virgen, Monseñor Maurilio Silvani, secretario de la Nunciatura Apostólica; el presbítero Maximino Pérez, párroco de San Fernando y el Dr. Tomás R. Cullen Crisol, conocido vecino de Victoria.
Don Luis Orione había viajado a la Argentina por invitación de Mons. Silvani, a quien había conocido en Italia. En la carta de invitación le decía: “Aquí hay para elegir. Monseñor Francisco Alberti, Obispo electo de La Plata, le costea el viaje y se encarga de conseguirle una buena residencia, lo más cercana posible a la capital argentina; se habla de ofrecerle un orfelinato en Mar del Plata, una colonia agrícola en Pergamino… pero venga, venga pronto, en noviembre, que en Argentina es el mes de la Virgen María y de las flores. Aquí no hay nada para los pobres, no hay nada para los niños abandonados, para los desamparados…”
Desde hacía unos meses, Don Orione se encontraba en Brasil, acompañando a sus religiosos que años atrás habían comenzado una misión allí. De modo que al recibir la carta, acepta la propuesta, incluso con la idea de participar de la peregrinación anual de italianos al Santuario de Luján, a la que también había sido invitado. Todo se pone en marcha rápidamente y el día 8 de noviembre se embarcó en la nave inglesa “Deseado”, pero por inconvenientes con su pasaporte, debió quedarse en Montevideo.
La tan inesperada como breve estadía de Don Orione en Uruguay, le sirvió para conocer al Arzobispo de Montevideo, Mons. Juan Aragone, quien le propuso lugares para comenzar su obra allí. Este ofrecimiento, si bien no pudo ser aceptado por escasez de personal religioso, quedaría como una puerta abierta muy interesante hacia una futura presencia de la Obra en aquel país.
Finalmente, la noche del domingo 13 de noviembre de 1921 Don Orione desembarca en el puerto de Buenos Aires. Lo recibe Mons. Silvani, y lo acompaña hasta la casa de los Padres Redentoristas, anexa a la Iglesia de las Victorias, en pleno centro de Buenos Aires. Allí se traslada con sus sueños a cuesta, con incertidumbres y expectativas alimentadas a base de una gran certeza: Dios sabía muy bien lo que estaba haciendo…
A los pocos días de llegar a la Argentina, Mons. Alberti, lo recibe en audiencia en La Plata y le ofrece hacerse cargo de una capellanía en Victoria, que pertenecía a la Parroquia Ntra. Sra. de Aranzazu de San Fernando. En efecto, el templo había terminado de construirse en 1913, a partir de un terreno donado a fines del siglo XIX. Su inauguración como capilla la había tenido en mayo de 1920, pero el P.Maximino Pérez –párroco del San Fernando- no podía atenderla en forma regular por falta de sacerdotes.
En su interior contaba con aquella imagen de Ntra. Sra. de la Guardia que tanto impactó a Don Orione y que inspiraba en él una devoción tal, al punto que deseaba desde hacía tiempo levantarle un santuario en su querida Tortona (Italia), cosa que más tarde lograría.
La providencial presencia de aquella bella imagen había tenido que ver con la iniciativa de don Francisco Cervetto, vecino destacado de la incipiente comunidad, quien la había mandado traer desde Génova. Lo que seguramente jamás habría imaginado es que al poco tiempo un santo se inclinaría extasiado a los pies de esa imagen de la Virgen y que el templo, recientemente inaugurado, habría de ser puesto, algún día, bajo su advocación.
Don Orione al encontrarse con la Virgen aquel 17 de noviembre, comprendió a las claras que ése era el lugar indicado para comenzar su obra en estas tierras y aceptó el ofrecimiento sin dudarlo un instante. Dios se lo estaba señalando, y la realidad misma del lugar lo movía a compromiso: “Victoria tendrá unas 400 almas y los domingos concurren a Misa entre 50 y 60 personas. Una de las razones por las que preferí Victoria a otros lugares bajo varios aspectos mucho mejores, fue precisamente porque éste se me presentó como un pueblo completamente abandonado. La población está formada en su mayor parte por ferroviarios, gente que no es estable, que generalmente está inscripta en el registro de los partidos más avanzados; algunos padres arrancaron e las manos de sus hijos las medallitas que les hemos regalado nosotros… Hasta hoy no tengo dinero, pero la Virgen Santísima lo mandará, porque eso también es necesario y Ella lo proveerá. Dios no nos abandonará, si somos suyos y si vivimos humildes y pobres”. Así lo atestigua el mismo Don Orione.
Inmediatamente, escribió a su Obispo de Tortona, contándole las novedades y explicándole que “es Dios el que me empuja a hacer lo que hago, a pesar de tantas dificultades e incomprensiones… es la Virgen que me lleva a hacer obras que no son mías”. Sólo así se explica cómo un hombre que estaba enfermo del corazón y que tenía dificultades para caminar a causa de una lumbalgia, continuara extendiendo sus esfuerzos hasta el máximo y realizando cosas que desde fuera pudieran juzgarse como insensatez

ENCUENTRO FLIA ORIONITA 2015, TORTONA BASILICA NTRA SRA GUARDIA, MISA


EN EL MARCO DE LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LA GUARDIA, COMPARTIMOS MOMENTOS PASADOS EN EL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE LA FAMILIA ORIONITA 2015.