Los santos han sido siempre hechos blanco de críticas injustas y juicios malévolos, cuando no de calumnias malvadas. Don Orione experimentó esto durante toda la vida, aunque trató siempre de ocultar su caridad y su humildad.
También las empresas más santas son “leídas” en clave negativa y deterioradas.
En 1905 Don Orione, con la colaboración del amigo Don Carlo Testone, arcipreste de Casteggio (PV), puso en escena la Pasión del Señor extraída fielmente de los textos evangélicos (una cajita quedó en la congregación) y tuvo muchísimos éxitos, hasta fines de los años setenta en la sala cinematográfica anexa a la parroquia de Ognissanti en Roma, de la cual quien escribe era párroco.
Y bien también esa lograda manifestación, alabada por la prensa local, dio motivo a los malvados para arrojar veneno contra el cura emprendedor. Está el eco en una minuta de carta que Don Orione, informándolo, le dirige al mismo Don Testone: “(Éstos) ven política por todas partes, hasta en la Pasión del Señor. Por esta representación (reservada) al clero (de Tortona) encontré muchas dificultades y me dijo Don Campiglio que despertaré mucha ira. Respondí que todas las iras se quebrarán contra el altar,en el cual digo la misa: yo los ahogaré a todos en el amor (de Dios). Animo, mi amado Don Carlo. Y, en el Señor que nos conforta, quiero ahogar a todos con un amor dulcísimo en la caridad infinita de Jesús...” (Scr. 73, 184).
Es, insistimos, la venganza de los santos.