SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


martes, 28 de marzo de 2023

EL HIMNO DE LA CARIDAD CON LA VOZ DE DON ORIONE EN ITALIANO





Encontrándose todavía en Argentina, en Marzo de 1936, mientras visitaba Rosario (provincia de Santa Fe), Don Orione les escribe a los bienhechores y amigos de la Obra en Italia contándoles sobre la apertura del Colegio Boneo y todas las acciones que estaba llevando adelante en nuestro país, agradeciéndoles por toda la ayuda que recibía de ellos e invitándolos como siempre a "¡Hacer el bien a todos, hacer el bien siempre, el mal a nadie!"

Esa carta llamada "El himno de la caridad, el más hermoso himno que se pueda cantar sobre la tierra" fue grabada por el mismo Don Orione en un disco que posteriormente se envió a Italia para que se reproduzca por la radio y de esta manera poder llegar con su propia voz a todas aquellas personas que constantemente le brindaban su apoyo.
Queremos compartir con todos nuestros bienhechores y amigos ese audio en donde lo podemos escuchar al Santo de la Caridad pedirnos que "Sintamos, oh hermanos, el grito angustioso de tantos otros hermanos nuestros, que sufren y anhelan a Cristo; vayamos a su encuentro como buenos Samaritanos, sirvamos a la verdad y a la Iglesia, en la caridad

Compartimos el texto de la carta en español.

Buenos Aires, marzo de 1936

Don Orione a sus Benefactores y Amigos de Italia:

Aquí, estoy entre ustedes, oh queridísimos, con todo mi espíritu.

No pudiendo ir aún a agradecerles en persona por la benevolencia y caridad que continúan dando a mis pobres Institutos durante mi alejamiento, me es caro mandarles por lo menos mi voz; ella les lleva gran parte de mi corazón y la expresión de eterna gratitud.

Benefactores y Benefactoras, la caridad de ustedes me conmueve hasta las lágrimas, no pasa día en que no los recuerde. Agradecido y grato, rezaré y rezaré siempre por ustedes y por sus familias.

Sostenido por la ayuda de Dios, por la bendición del Papa y de los Obispos y por vuestro válido apoyo, yo trabajo en humildad a los pies de la Santa Iglesia para dilatar las tiendas de la caridad de Cristo, para la salvación de los hijos del pueblo y de los emigrados italianos, y para el consuelo de los infelices más abandonados.

En Rosario de Santa Fe he abierto ahora escuelas gratuitas para más de quinientos niños pobres, la mayor parte hijos de italianos. Últimamente he ido a Chile en un vuelo a más de cinco mil metros sobre los Andes, y también Santiago de Chile tendrá su Cottolengo mañana.

“Charitas Christi urget nos”. Nosotros somos siervos inútiles, mas es la caridad, es el amor de Cristo y de los hermanos que nos anima, que nos empuja y nos apremia.

* * *

¡Gloria a Dios! Hoy quisiera ser un poeta y un santo para cantar el más hermoso himno que se pueda cantar sobre la tierra: el himno de la caridad.

Y que yo, italiano y sacerdote, quiera cantar este himno, no debe parecerles extraño, hermanos, pues yo quisiera hacer resonar aquí abajo esa melodía que retumba en los cielos.

Oh, ¿Quién nos dará el himno de la humanidad redimida por Cristo, el himno de la Caridad?

Ya hubo un hombre que cantó este himno y escribió las más hermosas y altas palabras, después de haberlo actuado en su vida: San Pablo. Y él podía cantarlo bien este himno, así como lo ha cantado, pues nadie más que él lo sintió vibrar en su corazón, nadie ha sentido más que él el amor de Jesucristo y de la humanidad; y los ecos de esa divina poesía han llegado hasta nosotros, pues, a partir de Cristo, la religión se hizo inspiradora de caridad y con ella está totalmente unida, tal es así que el Cristianismo sin la caridad no sería más que una indigna hipocresía.

El Evangelio enseña que no podemos tener paz con dios, si estamos en discordia con el prójimo y San Juan Dice: No amas a Dios que no ves, si no amas al hermano que ves.

La caridad es el precepto propio de Cristo; él ha dicho: En esto se reconocerá si son mis discípulos, si se aman recíprocamente. No hay nada más caro al Señor, que la caridad hacia el prójimo y especialmente hacia las almas.

¡Almas y Almas!

¡Oh, la caridad de aquel San Francisco de Asís, que fue todo seráfico en ardor! ¡Oh, la caridad que sofocaba el corazón de San Vicente de Paul y Cottolengo, el padre de los infelices!

¡Dios es caridad y quien vive la caridad, vive a Dios!

La caridad nos edifica y unifica en Cristo, la caridad es paciente y benigna, es suave y fuerte, es humilde, iluminada y prudente, compadece los defectos de los demás, goza del bien de los otros, repone su felicidad al hacer el bien a todos, también a los enemigos, se hace toda para todos, es omnipotente y triunfadora de todas las cosas.

Un día, Jesús, llamando a los elegidos a su diestra, les dirá:

Vengan oh bendecidos por mi Padre: tenía hambre y me han dado de comer, tenía sed y me han dado de beber, estaba desnudo y me han vestido, era huérfano y me han recibido.

Maravillados ante tal alabanza, preguntarán:

Oh Señor, ¿Cuándo te hemos hecho esto?

Cristo responderá:

Todo aquello que han hecho a mis pobres y carenciados, por mi amor, me lo han hecho a mí.

Nuestro Dios es un Dios apasionado de amor, Dios nos ama más que un padre a su hijo, Cristo Dios no ha dudado en sacrificarse por amor a la humanidad.

En el más miserable de los hombres brilla la imagen de Dios. Quien le da a un pobre, le da a Dios y tendrá, de la mano de Dios, la recompensa.

* * *

Oh, que la Providencia nos mande a los hombres de la Caridad. Como un día, de las piedras, Dios ha suscitado a los hijos de Abraham, así suscite la legión y un ejército, el ejército de la caridad, que colme de amor los surcos de la tierra, y calme finalmente a la afanada humanidad.

Ya demasiado hemos odiado, ha cantado también Carducci, amemos. Somos apóstoles de caridad, sojuzguemos nuestras pasiones, alegrémonos del bien de los demás, como del bien nuestro; en el cielo será precisamente así, como nos lo expresa también Dante con su sublime poesía.

Seamos apóstoles de caridad, de amor puro, amor alto y universal, hagamos reinar la caridad con la dulzura del corazón, con el hecho de compadecernos, de ayudarnos mutuamente, dándonos la mano para caminar juntos. Sembrar con mano abierta, sobre nuestros pasos, obras de bondad y de amor, enjuguemos las lágrimas de quien llora.

Sintamos, oh hermanos, el grito angustioso de tantos otros hermanos nuestros, que sufren y anhelan a Cristo; vayamos a su encuentro como buenos Samaritanos, sirvamos a la verdad, a la Iglesia, a la Patria, en la caridad.

¡Hacer el bien a todos, hacer el bien siempre, el mal a nadie! Y como el sol inunda de su luz el universo, así sobre la nueva y grande Italia, purificada de las sectas y unida a la Iglesia, brille hermoso el sol de la gloria, en una efusión inefable de la caridad de Cristo; y, rotas las cadenas de los pueblos aún bárbaros y esclavos, vean las gentes irradiar tu frente, oh Roma, que sola no conoces la confusión de las lenguas y vivan la caridad en la cristiana y civil luz de la vida nueva.

¡Oh Amigos de Italia, arriba los corazones! Y que la bendición de Dios descienda abundante y confortante sobre ustedes, sobre nuestros soldados y sobre nuestra Patria.

¡Fiat! ¡Fiat!

Don Orione



Pueden descargar el audio completo de "El himno de la caridad...desde aquí.

29 MARZO, INAUGURACIÓN PARROQUIA SAN JUAN EVANGELISTA Y COLEGIO BONNEO



29 DE MARZO DE 1936  El P. Orione en Rosario para la inauguración del Colegio Boneo y la Parroquia de San Juan Evangelista....
Diario P. Zanocchi; Dutto, pág. 114.
Don Orione en la Catedral de Rosario, consagra el Colegio Boneo y la futura parroquia San Juan Evangelista a la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad de Rosario
Cfr. Carta escrita al día siguiente.


San Luis Orione, quien decía que "nosotros debemos amar mucho, en Jesucristo, a las almas santas de los niños... Debemos ver en ellos la imagen de Dios, los más queridos por el corazón de Jesús. Amarlos a todos, sin excepción alguna, amándolos no por su ingenio, ni por su perspicacia o memoria, ni porque tengan modales educados o voz simpática, ni porque sean hijos de una familia amiga o de mejores condiciones económicas, no por el semblante o por la punta de la nariz más o menos aguileña. Nosotros los debemos amar porque en ellos vemos y amamos a Jesucristo".(homilía Monseñor Mollaghan 20 nov 2006, centenario del colegio Boneo) Fuente Aica
El colegio Boneo fue fundado en Rosario provincia de Santa Fe, el día 19 de diciembre de 1906.
En el período de la primera posguerra, un acontecimiento relacionado con monseñor Boneo generó inconvenientes en las relaciones entre el gobierno argentino y el de la Santa Sede.
En 1924, el nuncio comunicó que la Santa Sede había nombrado como administrador apostólico de la arquidiócesis de Buenos Aires a monseñor Juan Agustín Boneo, obispo de Santa Fe. El canciller del gobierno de Alvear, Angel Gallardo, comunicó a Boneo que, tratándose de un cargo que se ejerce en el territorio de la República, la documentación correspondiente debía ser previamente sometida a consideración de las autoridades nacionales. Comenzó así una nueva pugna por jurisdicciones y atribuciones de poder entre el gobierno argentino y las de la Iglesia local y la Santa Sede, pues monseñor Boneo se negó a presentar la documentación exigida por las autoridades nacionales. Boneo argumentó que ninguna ley ni disposición constitucional le obligaba a presentar previamente al gobierno el nombramiento del papa. Ante esta postura, el Poder Ejecutivo requirió el dictamen del procurador de la Nación, quien insistió en la presentación de los documentos.
Monseñor Boneo decidió acatar la disposición del procurador y presentar la documentación a la Corte Suprema. El alto tribunal encontró que la documentación no llenaba los requerimientos legales y afectaba el derecho de patronato del Estado argentino, por cuanto el nombramiento de Boneo había sido realizado por el mismo Papa en violación del artículo 68, inciso 8, de la Constitución de 1853. Con estos argumentos, por sentencia dictada en febrero de 1925, la Corte Suprema decidió no conceder la autorización para la designación de Boneo como administrador apostólico de la arquidiócesis de Buenos Aires. Finalmente, el 17 del mismo mes, el presidente Alvear retuvo la documentación que contenía la designación de Boneo, en otras palabras, decidió que en ese momento el Vaticano no podía nombrar vicario apostólico para gobernar a los obispos argentinos
En Santa Fe, a principios del siglo XX, el barrio Refinería de Rosario (así llamado por encontrarse instalada una refinería de azúcar, actividad que dio trabajo a gran cantidad de nativos e inmigrantes radicados en la zona) formaba una miniciudad aparte, debido a su gran actividad portuaria, ferroviaria e industrial. La vida precaria, los conventillos, las grandes concentraciones de hombres y mujeres de distintas partes del mundo hicieron que un lugar con gran actividad necesitara imprescindiblemente de un establecimiento educativo.
El primer obispo de la provincia, monseñor Juan A. Boneo, creó la escuelita San José el día 19 de diciembre de 1906 para ayudar a los viejos obreros del barrio.
Luego, la escuela pasó a llamarse “San Juan Bautista de La Salle”, ya que fueron sus discípulos quienes tomaron la responsabilidad de educar a los alumnos ofreciéndoles un plan de vida
Cuando el mundo tambaleaba en la crisis económica globalizada de los años 30, el Estado dejó de cumplir sus compromisos con el colegio y se cortaron los aportes a la educación.
Mientras el mundo vivía en plena incertidumbre, la Sociedad de Damas asumió la cooperadora con la misión de evitar el cierre definitivo de la institución, acompañando a los hermanos lasallanos hasta 1936 .Luego de varios años de presencia de los lasallanos, y ante la posibilidad de que se perdiera la continuidad de la enseñanza en el colegio, monseñor Caggiano encargó a don Orione la benemérita tarea de hacerse cargo a de la escuela y de la parroquia
A partir del año 1936, la escuela gratuita de varones pasó a llamarse obispo Juan Agustín Boneo, en homenaje a quien tanto trabajara por la educación de los niños carenciados de la zona.
El Obispado de Rosario donó a la congregación el edificio y el terreno donde se encuentran emplazadas la escuela y la parroquia.
La gran obra educadora realizada en los primeros años (1936 a 1947) se debió al dinamismo y emprendimiento de un sacerdote que no descansó un solo momento, ofreciendo ejemplos de dedicación, entusiasmo y laboriosidad. Todo el barrio Refinería recuerda con cariño la figura señera del padre Miguel Tiburzio, hombre generoso de costumbres sencillas que supo trabajar y recrearse junto con los más humildes a quien muchos recuerdan aún con su sotana recogida acarreando ladrillos para las obras o jugando un partido de fútbol en el terreno conocido como la canchita
Por la historia inscripta en las aulas del colegio Boneo, sirva el presente como profundo homenaje. Fuente: Proyecto Declaración Carlos Reutemann

LA CARIDAD QUE NOS URGE NACE DE LA ORACIÓN

 



Dios nos amó. Dice San Juan: Nosotros amamos porque Dios nos amó primero (1Jn 4, 19). El amor de Dios hacia los hombres es tan grande que nosotros no podemos medirlo... Dios es caridad —lo dice siempre San Juan— Dios es santísimo eterno amor».

La caridad es infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, por el cual podemos amar a Dios y al prójimo, ella nos lleva a ensanchar nuestros corazones, y gracias al amor de Dios aquello que «parece muerte se hace vida». El dinamismo de la caridad en Don Orione encuentra su fuente en la experiencia interior de Dios, que trasluce en cada contacto suyo, en cada acción suya, en sus escritos tan lúcidos en las razones de la fe y tan cargados de amor divino. El amor lo rapta, la caridad lo eleva y lo deja perderse en Dios y dilata su corazón sin confines. «La caridad tiene brazos tan grandes que no ve ni montes ni confines o barreras de nacionalidad».

La experiencia del amor de Dios lo llevaba a ser uno con Cristo, por los demás. Santidad y caridad se identifican. Don Orione expresa así su adhesión a este dinamismo unificante de la caridad: «Buscaré de imbuirme de caridad de adentro y de afuera y de aniquilarme por la salud de los hermanos y por atraer al amor de Dios y de la Iglesia a las almas y al pueblo».

Don Orione conocía bien la doctrina teológica sobre la caridad: ella crece para una mayor unión con Dios y se intensifica con la oblación de sí. «¡Amar siempre y dar la vida cantando al Amor! Despojarme de todo... abismarme siempre infinitamente y volar siempre más alto infinitamente, cantando a Jesús y a la santa Virgen y no detenerme nunca».

«Don Luis Orione se nos presenta como una maravillosa y genial expresión de la caridad cristiana... él se dejó siempre conducir sólo por la lógica del amor».

Esta unión con Dios es también la fuente de la dinámica de la caridad apostólica, tan característica en la vida de la Congregación. « ¿Cuál es el secreto para tener éxito en las obras del apostolado, para obtener resultados satisfactorios en nuestro trabajo? Este secreto es la unión con Dios, vivir con Dios, en Dios, unidos a Dios, tener siempre el espíritu elevado a Dios... Todo aquello que se hace se transforma, así en oro, porque todo se hace por la gloria de Dios y todo se vuelve oración».

Al explicar la virtud de la caridad a sus hijos e hijas, Don Orione une la buena doctrina espiritual a la referencia continua a la vida y a los ejemplos de los santos. 1

La caridad es el principio de unidad espiritual que funde doctrina, ascetismo personal y apostolado. Para comprender a Don Orione, apóstol de la caridad, es preciso comprender a Don Orione místico. Él, desde la juventud es requerido por la gracia para abrirse al amor de Dios. Tiene grandes deseos de bien, tiene el gusto de Dios y de las cosas sagradas. Desea ser sacerdote para dedicarse al servicio de Dios y de los hombres. A los 18 años, como escribía él mismo, Cristo lo conquista para tenerlo para sí, para la obra de la Iglesia y del Papa, y lo plasma para hacer de él un apóstol de la juventud, de los pobres, de los abandonados y de aquellos que no van a la iglesia. Este dinamismo de la caridad, ya sea por la forma como por la intensidad, fue un don personal particular.

Don Orione encuentra e indica la fuente de la caridad en Dios, el cual es Amor. Reconoce la bondad de Dios, su Divina Providencia, en todo y en todos, y desde su corazón brota continuamente el «Deo gratias»: gratitud a Dios, estímulo y urgencia del «charitas Christi urget nos!» para la inmolación incansable por el bien del prójimo. En la gracia de Dios («¡Oh divina Providencia!») está el dinamismo de la caridad: la gracia genera gratitud, y la gratitud hacia Dios genera la gratuidad hacia el prójimo.2

 1 Tras los Pasos de Don Orione

2 Tras los Pasos de Don Orione