SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

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miércoles, 28 de febrero de 2024

MÍSTICO EN LA ACCIÓN

Don Orione usaba distintos medios, en su vida espiritual para constatar la ordinariedad y la practicabilidad por parte de religiosos y laicos de nuestro tiempo. Con estas opciones, Don Orione ha custodiado y desarrollado hasta la heroicidad el don de la Gracia de Dios. Con estos medios fue un contemplativo en la acción. Muchos vieron el resultado.

Numerosos testigos, religiosos y laicos, han manifestado la impresión de que toda la jornada de Don Orione fuera una meditación continua, o más bien, una contemplación. "Mi estupor fue creciendo al ver cómo Don Orione supo unir - y es tan difícil - una actividad sorprendente y sin pausas con una vida de continua unión con Dios. ¡Don Orione vivía de fe y en la presencia de Dios!". (45) Era un apóstol y no un "mánager de la caridad". (46)

Un laico, el profesor Domenico Isola, Director sanitario del Pequeño Cottolengo de Génova, describe así la unidad espiritual del changador de la Providencia. "Don Orione poseía el encanto que viene de la plenitud de la Gracia y que difunde en torno a sí la Gracia misma; quien lo escuchaba - se tratase de cualquier argumento - quedaba admirado de su profunda convicción en cuanto decía, y quedaba, a su vez, radicalmente convencido; era edificado por su confianza en Dios, y él mismo se sentía invadido; admiraba al 'changador de la Providencia' en sus incansables fatigas, y sentía el impulso y la alegría de ampararse en él, en sus obras de bien. Cuantos se le acercaron, tuvieron la cabal sensación de hallarse en presencia de una figura de gigantescas proporciones morales, de un hombre en el cual, en feliz armonía de intentos, obraban lo natural y lo sobrenatural. Así , y no de otro modo, se explica el influjo que Don Orione ejerció sobre el alma de cuantos tuvieron la suerte de conocerlo y de aproximársele; los radicales cambios espirituales obrados por él en tantas personas que se habían quedado obstinadamente alejadas de Dios, el ascendente tan dulcemente ejercitado por él sobre toda clase de personas, las ayudas que llegaban de todas partes para que sus Obras se perpetuasen". (47)

"Si bien la vida de Don Orione fuese, como decía él, una 'rueda', daba la máxima importancia a la piedad y quería que tuviese el primer puesto como valor y como actividad. "Todo se puede esconder, menos la falta de piedad". Recordaba la amonestación de Pablo a Timoteo "Exerce teipsum ad pietatem, pietas ad omnia utilis est" y aquello de San Bernardo al Papa Eugenio III "Vae tibi, si fons devotionis in te siccatus fuerit". (48) ¡Cuánto insistía sobre estos conceptos!

"El hombre vale tanto cuanto reza. De nuestro trabajo queda tanto cuanto está cimentado en la oración". (49)

"Queremos arder de fe y de caridad. Cada palabra nuestra debe ser un soplo de cielos abiertos: todos deben sentir la llama que arde en nuestro corazón y la luz de nuestro incendio interior, encontrar a Dios y a Cristo. Para conquistar a Dios y aferrar a los otros es necesario, primero, vivir una vida intensa de Dios en nosotros mismos, tener dentro de nosotros una fe dominante, un ideal grande que arda y resplandezca...". (50)

Don Orione vivía tan inmediata y exclusivamente "de fe", "de Dios", que el encuentro con Dios era la ocupación única, exclusiva, indivisa de su jornada. La dedicación apostólica era una encarnación de esta comunión y de ella derivaba su eficacia.

"Seamos sinceros. ¿Por qué no siempre renovamos la sociedad, por qué no tenemos siempre la fuerza de arrastrar? ¡Nos falta la fe, la fe ardiente! Vivimos poco de Dios y mucho del mundo: vivimos una vida espiritual tísica, falta aquella verdadera vida de fe y de Cristo en nosotros, que conlleva en sí toda la aspiración de la verdad y del progreso social, que penetra todo y a todos, y llega hasta los más humildes trabajadores. Nos falta aquella fe que hace de la vida un apostolado ardiente en favor de los míseros y de los oprimidos, como es toda la vida y el evangelio de Jesucristo". (51)

Ahora bien, tengamos presente este dato: en la vida de Don Orione, y en el estilo de vida que él transmite a sus hijos espirituales, la actividad no es contraria a la intimidad con Dios, más bien es "parte" viva de la intimidad con Dios.

Don Orione era un gran contemplativo en la acción. No sólo su alma vivía en Dios, sino que Dios vivía en su alma. Por esto, el trabajo, las muchas personas y problemas que lo ocupaban "no lo perturbaban", porque lo suyo era un contínuo moverse con Dios, en Dios, por Dios. Justamente se ha observado que, cuando Don Orione, en su programa de vida espiritual, afirma "Me arrojaré por la noche, cansado, entre los brazos de Jesús" sin más hace comprender que su apostolado (léase fatiga, preocupación, etc), en su carisma no es de por sí un obstáculo, sino casi 'conditio sine qua non' para alimentar la oración misma. "No adora a Dios aún cuando está cansado, sino más bien logra adorarlo justamente porque está cansado, en cuanto que su cansancio ha sido la preparación áurea para la unión con Dios". (52)

La pobreza de sí (también como cansancio de energías) y la consumación por amor, son las mejores condiciones para colocarse delante de Dios y permitir que su Espíritu viva en el alma y espiritualice los pensamientos, las palabras y las obras.

Mirando a Don Orione, se llega a pensar que el feliz axioma del libro del P. Chautard (53) que ha formado generaciones de religiosos y de cristianos, "la oración, alma del apostolado", iría complementado, en la mística orionina, con el recíproco "el apostolado, cuerpo de la oración". No es que la oración, la intimidad con Dios "se agotan" en el apostolado, en el servicio activo, sino que en esto encuentran nueva carga, sustancia y verdad.

Tal integración de oración y apostolado, de contemplación y acción, forma parte de la más auténtica tradición espiritual cristiana. El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dedicado a "Algunos aspectos de la meditación cristiana", señalando las tentaciones de psicologismo o de dudoso espiritualismo desencarnado presentes en ciertas técnicas y formas de oración no conformes con la tradición cristiana, en el n.28 afirma: "La unión habitual con Dios, o aquella actitud de vigilancia y de invocación de la ayuda divina que en el Nuevo Testamento es llamada 'oración continua', no se interrumpe, necesariamente, cuando también nos dedicamos, según la voluntad de Dios, al trabajo y al cuidado del prójimo. (...) La oración auténtica, en efecto, como sostienen los grandes maestros espirituales, despierta en los orantes una ardiente caridad que los impulsa a colaborar en la misión de la Iglesia y al servicio de los hermanos para la mayor gloria de Dios". (54)

Para decirlo con palabras de Don Orione, "signo de tener espíritu de oración es tener el corazón abrasado e inflamado de amor a Dios y al prójimo. Tener los pensamientos siempre y generalmente dirigidos y tendientes hacia las cosas buenas, celestiales, celando la gloria de Dios". (55)

 

Fuente UNA ESPIRITUALIDAD DE MANGAS ARREMANGADAS

45. Testimonio de Don G. Piccinini, Ex processu, p. 530 y de Don G. Zambarbieri, p. 714. Esto de 'caminar en la presencia de Dios' fue la enseñanza de Don Bosco , primero y de San Pío X , después. Lo quiso confiar, como el máximo recuerdo y enseñanza a sus religiosos, en la última 'buenas noches' del 8 de marzo de 1940.

46. La expresión, aunque simpática, atribuida a Don Orione (Cfr. ad es. Avvenire, 25.10.1990) corre el riesgo de ser malinterpretada.

47. Ex processu, p. 280. Similares observaciones son presentadas con particular énfasis en los testimonios de personas laicas. El Sen. L. Federzoni: "Se veía en él a un hombre lleno de fe", p. 613.

48. Testimonio de Don G. Zambarbieri, Ex processu, p. 714. Acordándose de un religioso que no perseveró, Don Orione advertía: "En las obras exteriores y en el estudio se agotan todas las facultades, la inteligencia y la memoria y la vida, como ha sucedido con (...): no tenía nunca un momento para recogerse, para entrar en sí mismo, ¡para ser religioso...! Dio, sí, grandes pasos, pero fuera del camino. El trabajo de cierta gente no sirve 'ad aeternitatem' (para la eternidad). Por lo tanto, trabajo, sí, pero con celo verdadero, prudente, piadoso; un celo sostenido por una firme piedad". Scritti 55, p. 199 ss; cfr. Parola (30.10.1924) III, p. 65.

49. Scritti 54, 174. "Con la oración lo podremos todo, sin oración no podremos nada. Es con la oración que se hacen las cosas. Nosotros podremos plantar y regar, pero solo Dios puede hacer crecer", Lettere II, p. 124. En un fogoso discurso, a esta constatación Don Orione agrega: "...Y si muchas veces sucede que se obtiene sin rezar, el hombre edifica entonces un sepulcro para sí mismo. Dice el Tasso: Non edifica chi vol gli imperi / su fondamenti fabbricar mondani, / ma ben move ruine, ond'egli oppresso / sol crostrutto un sepolcro abbia a se stesso (Canto I). Estos versos del Tasso son la traducción del 'Nisi Dominus aedifverit domum, in vanum lavoraverunt qui aedificant eam', Parola VII, p. 56-59.

50. In cammino con Don Orione, p. 324.

51. Don Orione. La scelta dei poveri più poveri, o.c., p. 135.

52. TERZI I. Atti e Comunicazioni della Curia Generalizia della Piccola Opera della Divina Provvidenza (1986), p. 8.

53. DOM CHAUTARD, L'anima di ogni apostolato. Una reciente edición a cargo de B. Martelet, Ediciones Paulinas, Roma, 1984.

54. En Acta Apostolicae Sedis 82 (1990), p. 362-379.

55. Lettere II, p. 521.