SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


sábado, 18 de marzo de 2023

PEQUEÑO COTTOLENGO MARIANO ROQUE ALONSO, PARAGUAY




“Los Pequeños Cottolengos, son los pararrayos de las grandes ciudades, que atraen sobre ellas la bendición de Dios mediante el apostolado del sufrimiento y la oración” (San Luis Orione)

Un 19 de marzo de 1988 a las 7hs. el Padre Angel Pellizzari daba acogida a Rolando Rodas (+), el 1er. Residente de muchos que ya han recurrido al Pequeño Cottolengo buscando un techo y aquí encontraron no solo el calor de un hogar, sino también una familia.

Con ello se daba apertura en el Paraguay a una difícil tarea social como lo es la contención de personas con discapacidad sin familiares ni recursos. Sin tu ayuda ese trabajo de cuidar vidas hubiera sido una cruz muy pesada de sobrellevar y de seguro sin los logros que juntos hemos cosechado. Hoy años después de recibir al 1º residente, podemos comentarte que la familia creció a 65 residentes; ya abierto para mujeres y varones, además de habilitar el Centro Educativo y de Rehabilitación para alumnos externos y crear el Primer Consultorio Odontológico Especializado en la Atención a personas con discapacidad, que funciona como Centro de Referencia para la atención de la población con discapacidad a nivel país, mediante un Convenio con el MSPyBS.

Por ello, el Pequeño Cottolengo Don Orione se enorgullece al festejar los 34 años de vida institucional  El Pequeño Cottolengo, está ubicado en Av. Soldado Robustiano Quintana Nº 580 de Mariano Roque Alonso


Rvdo. Padre Hernan Mereles f.d.p.

 

19 MARZO 1912, VOTOS PERPETUOS DE DON ORIONE , DE CASTIDAD, POBREZA Y OBEDIENCIA

 
 


Don Orione también habló de sus Votos Perpetuos pronunciados el 19 de marzo de 1912, en Cassano Ionio, en el Santuario de la Madonna della Catena, el Padre Riccardo Gil, el P. Enrico Contardi, y el P. Gaetano Cremaschi fueron sus testigos .

Don Orione mismo redactó un certificado de su profesión perpetua.

"Hoy, 19 de marzo de 1912, I Sac. Jn. Luigi Orione de Div. Providencia, con la gracia divina y la misericordia especial de N. Señor Jesucristo y de María Santísima, aquí en el Santuario del Santísimo Sacramento. Virgen de la Cadena en Cassano Ionio Hice los S. votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia en el Congreso. la Obra de la Divina Providencia, y el voto y juramento de obediencia, fidelidad, amor y defensa del Santo Padre el Papa, Vicario de N. Mons. Obispo de Roma y Sus Sucesores en todos los aspectos a lo largo de su vida Sanctissimo et ante Missam. Deo gratias et Mariae ". [2]

Pero Don Orione también hizo una segunda profesión perpetua más bien "perpetua", de la que habló extensamente...

AGRADECIDOS A SAN JOSÉ




Cada año las distintas casas de la Obra Don Orione celebran con especial devoción el día de San José.
Compartimos una anécdota relatada en el libro "Florecillas de Don Orione", sobre el vínculo entre el Custodio de la Sagrada Familia y el Santo de la Caridad.
“¿Seria San José en persona?”
“Don Orione estaba siempre escaso de dinero y con frecuencia eso le creaba no pocas angustias, especialmente en los primeros tiempos de su apostolado, cuando tenía tantos niños a los cuales quitar el hambre... Pero la Providencia intervenía.
Aquí está la narración de una de estas intervenciones, recogida de los labios mismos de Don Orione.
“Estábamos entonces (marzo de 1900) en el antiguo Convictorio paterno, en el Santa Chiara, y eran años de gran trabajo y también nuestros jóvenes estudiaban bien y rezaban bien (...). En momentos en los cuales no teníamos pan, no teníamos nada, fue San José el que vino a nuestro encuentro. Pero sólo este año parecía que el querido San José no quería venir a ayudarnos.
Llegó el mes de marzo, y estábamos muy necesitados de dinero: eran momentos muy penosos, y nos encomendábamos mucho a San José, que es invocado como administrador, mejor como proveedor de las casas religiosas, así como fue proveedor de la sagrada Familia. Y verdaderamente, también con nosotros, demostró siempre ser un buen proveedor... Venía a animarnos en esta devoción un santo y culto canónico, Mons. Novelli: nos confortaba, entonces, a esperar bien, a confiar en la ayuda de San José, en aquellos difíciles momentos, y a orar. El portero, entonces, era nuestro Zanocchi, luego superior de nuestras casas de América: entonces él no era ni siquiera clérigo, porque había llegado hacía pocos meses; para probar la virtud de este joven, para experimentarlo, lo puse a hacer de portero.
Estábamos, entonces, en el mes de San José. Y en lugar de venir las ayudas, venían los acreedores para hacerse pagar. Yo no me podía librar de ellos, mientras Mons. Novelli me decía siempre que confié.
Un día estábamos precisamente sin nada. Era la S del santo: ¡más aún la antevíspera de la fiesta! Pero San José parecía que no nos quería ayudar. Pero he allí, se presenta en nuestra puerta un señor: yo estaba arriba y este señor pregunta: “¿Dónde está el Superior?” Y el portero sube a la carrera y me dice: “Hay un señor que desea hablarle”. “¿Pero quién es? ¿Es un acreedor?” “No lo conozco”. “¿No es el carnicero? ¿el lechero?”. “No lo sé”. “¿No dijo si es el del arroz o el de la sal?” “No lo sé”. “¿Es el muchacho de la Señora Chiesa?”. Se trataba de dar, me parece, a esa proveedora algunos miles de liras. “¿No lo has visto nunca?”. “No lo he visto nunca”. “¡Está atento de que no sea un acreedor!”... Éramos entonces unos doscientos.
Parecía una fatalidad: un acreedor detrás del otro; salía uno, entraba el otro. No creía que ese hombre no era también un acreedor: pero no se podía reparar, había que ir. De hecho bajé. Las puertas del colegio de entonces estaban precisamente en ángulo recto con la puerta de nuestra casa aquí, de la casa madre. Recuerdo con precisión esto: bajo las escaleras apurado y me encuentro delante de un señor modestamente vestido y con una barbita rubia. Ese señor me dice: “¿Ud. es el Superior? ¡Aquí hay una suma!”, y sacó un grueso sobre.
Esto lo recuerdo como si hubiese sucedido esta mañana. Entonces, como se hace habitualmente, le pregunté si debíamos celebrar algunas misas: “¿Hay obligaciones? ¿Hay alguna beneficencia que hacer?”. “¡No, no!”, respondió. “No hay nada. Sólo seguir rezando!”. Yo no lo había visto nunca. Me miró un instante y, saludándome con una reverencia, partió rápidamente. Hubiese deseado detenerlo pero, no sé cómo, no tuve coraje de hacerlo: esa presencia y esas palabras me habían como encantado... Y, mientras salía, los que estaban presentes dijeron que el rostro de ese señor tenía un no sé que de celestial... Y entonces nos lanzamos de inmediato sobre sus pasos para ver donde iba.
Ese señor hizo algunos pasos; salió por la puerta, descendió el escalón, pero luego no se lo vio más, ni a la izquierda ni a la derecha, ni bajo los pórticos ni en la iglesia; en el patio estaban solo los jóvenes. Se mandó de inmediato a dos de ellos para buscarlo, pero fue inútil. Nosotros nos retiramos todavía más confundidos: tenía un aspecto no de hombre; había salido apenas y ya había desaparecido. Vino luego Mons. Novelli y se le narró lo que había sucedido. El dijo: “¡Es San José, es verdaderamente San José, que ha querido confortarlos!”. Nosotros, de verdad, creímos siempre que era San José. Pero a Mons. Novelli le expresé una duda: “Era demasiado jóven, se presentaba demasiado joven con una barba un poco rojiza”.
Él me respondió: “Pero San José no debía ser viejo, no era viejo. La iconografía lo presentó delante de las generaciones cristianas así, hizo de él un viejo, para hacer comprender más, para hacer sentir más la verdad que él no era el padre verdadero de Jesucristo, ¡sino sólo el padre putativo!”.
Ustedes, sin ánimo de ofenderlos, estarán ansiosos de saber cuánto dinero había en ese sobre: les bastará saber que había tanto como para pagar a los acreedores más urgentes y más grandes... Nosotros le estuvimos siempre agradecidos a San José.
Que este hecho sea transmitido siempre en reconocimiento a San José por esa providencia extraordinaria. Y he creído bien hablarles de ello, para que también ustedes, después de este hermoso período de años pasados, quieran aún agradecerle conmigo...” (Par. 18 - 3 - 1938; D.O. III, 727 ss.)."
Fuente: Libro "Florecillas de Don Orione", de Mons. Gemma