Movimientos revolucionarios afectan la tranquilidad de la población de Tortona, la situación económica está muy grave, transcurre el 1 de mayo de 1917, Don Orione está preocupado por las hermanas que están en San Bernardino, uno de los lugares más álgidos, trata de calmarlas y va a verlas personalmente, ya son tres días de revueltas, destrucción de negocios, casas, iglesias, saqueos, entonces les habla de unos puntos fundamentales en la vida religiosa: sumisión y obediencia. “Deseo buenas hijas del Señor decirles algunas cosas que les harán bien y serán de consuelo al corazón y al espíritu. Pasamos días de ansiedad y tribulaciones, sé que han sufrido; es necesario ahora más que nunca ponerse en manos de la Divina Providencia. Estemos unidos a Jesús y él no nos abandonará.
En la Eucaristía debemos encontrar la fuerza y la ayuda de la cual tenemos tanta necesidad. Vayan a Jesús con fe viva y el las protegerá.
Obedezcan en todo a la Superiora que, en cada circunstancia, sabrá tomar las medidas oportunas.
La segunda palabra debe ser el aliento para el espíritu, que sirva para dar a esta pequeña familia vuestra, la verdadera forma de un instituto. Quiero hablarles del respeto debido a los superiores.
Para que reine el buen orden, es necesario que mande una sola y las demás obedezcan ante todo debe haber conformidad de obediencia y de pensamiento: obediencia no solo exterior, sino mucha más obediencia interior no de mala gana y a la fuerza. Ninguna murmuración, ninguna crítica ¡ay de aquella comunidad en la cual se encuentren sembradoras de cizaña. Una comunidad donde reina la paz y la dependencia, es un paraíso, al contrario, es un infierno donde reine la discordia y la insubordinación. Por lo tanto, para que vuestro Instituto pueda crecer. Y prosperar obediencia ciega y absoluta a la Superiora y a ninguna se le pase por la mente consultar a otros, pasando por alto a la Superiora. No permitiré jamás que se pase sobre quién tiene la autoridad.
Solo de la superiora debe partir cada orden-He hablado y hablo con claridad para que todas puedan entenderme bien.
Para lograr poner en práctica todo lo que les dije recen mucho a la Sma Virgen … encomiéndense también al nuevo beato Cottolengo, protector especial de esta casa.
· Los laicos no escapamos a estas exhortaciones, hoy vemos familias divididas por falta de respeto de los hijos hacia los padres, entre esposos, a los adultos mayores, nuestros ancianos, falta de obediencia a los deberes de ciudadanos, desdén al trabajo, no cumpliendo con lo encomendado, y es lo que nos permite llevar el pan material para nuestras familias, muchos han perdido el deseo de trabajar, de estudiar, de progresar, empecemos por nuestros hogares dando ejemplos buenos y tratemos de contagiar a otros. Hagamos nuestras estas palabras de Don Orione