SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

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sábado, 5 de agosto de 2023

RECORDAMOS AL PADRE VICENTE DI IORIO


fallecio en Claypole el 6 de agosto del 2015, el Padre Vicente Di Iorio, primer director del Jardin Don Orione, Director de la primaria Jose Manuel Estrada y primer director de los Institutos Don Orione y Pablo Tavelli

El sacerdote orionita Vicente Di Iorio falleció  a los 87 años en el Cottolengo de Claypole a causa de un paro cardíaco.
El P. Vicente fue un hijo de Don Orione que vivió el carisma de nuestro fundador con devoción, y trabajó durante toda su vida en distintas casas de la Obra brindando sus servicios con mucho sacrificio.
Hombres de perfil muy bajo, Hijo de la Divina Providencia, conoció los comienzos de casi todas las casas argentinas de la Congregación, y fue importante en el crecimiento de cada uno de los lugares donde la Obra Don Orione le destinó sus misiones.
Nacido el 22 de febrero de 1929 en Testaccio, Italia, el P. Vicente llegó con sus padres y cinco hermanos al puerto de Mar del Plata cuando tenía siete años “por ese espíritu inquieto de papá, Antonio, quien fue uno de los pioneros pescadores marplatenses”, recordaba este sacerdote fiel al carisma orionita en una entrevista realizada para la Revista don Orione con motivo de los 50 años de su sacerdocio.
En la Ciudad feliz cursaba la primaria en el Colegio San José, donde tuvo como director al P. César Di Salvatore. Una vez el Padre Lino Cantoni, Párroco y superior de la Sgda. Familia, le pidió a Antonio si dejaba viajar a su hijo a Buenos Aires para discernir su vocación sacerdotal...‘¡¡¿¿Este rebelde de sacerdote!!??’, exclamó mi padre antes de autorizarme” (Risas).
Al llegar a Buenos Aires comenzó a estudiar en el Colegio San José, ubicado delante del Cottolengo de Claypole, en tiempos en que los religiosos también obtenían el título de maestro, que permitía enseñar en las escuelas y ejercer así sus primeras experiencias religiosas –Tirocinio- eran en las escuelas. “Más tarde, como sacerdotes, también pudimos llegar a ser directores”, recordó en la misma entrevista el P. Vicente.
No tuvo la gracia de conocer personalmente a Don Orione dado que era muy joven cuando se enteró de su fallecimiento, y durante toda su vida recordó las palabras del P. César Di Salvatore cuando nuestro fundador partía al cielo: “Ha muerto el Padre Director”.
Pero pronto vería en los sacerdotes que sucedieron al Santo de la Caridad una fiel continuidad con su carisma: “Nos hablaban todo el tiempo de Don Orione y lo tenían presente en todos sus diálogos”.
Unos 19 religiosos, entre ellos Di Dorio, partieron en 1957 a Roma para terminar el Seminario. “Después de ordenarnos sacerdotes en manos del Obispo Monseñor Angeleri permanecimos allí un año cumpliendo tareas pastorales”, recordaba el P. Vicente.
"Todo por hacer"
A fines de la década del ’50, los sacerdotes regresaban de la capital italiana a Argentina, donde los esperaban años muy difíciles, en casas de la Obra Don Orione que hacía poco comenzaban a abrirse, en zonas donde no había agua, luz ni asfalto.“Estaba todo por hacer, pero asumíamos los compromisos con fe, y con la felicidad de saber que continuábamos el legado de nuestro Padre Fundador”.
Recorrió casi todas las casas del país, compartiendo con sus hermanos religiosos el mismo trabajo de crecimiento en cada Cottolengo, Hogar o Colegio orionitas: Claypole, Mar del Plata, Córdoba, San Francisco, Villa Domínico, Rosario, Gral. Lagos, Chaco, Tucumán, Paraguay, Itatí, San Miguel, son testigos silenciosos de los abnegados servicios desempeñados por estos hijos de la Divina Providencia.
El P. Vicente fue fundador y primer director, en 1965, del Instituto Don Orione y del Jardín de infantes Don Orione, en la comunidad orionita de Mar del Plata.
Sus últimos años los vivió en el Pequeño Cottolengo de Claypole, donde muchos de quienes visitan la institución o asisten a Misa en el Santuario podían verlo con su andar cansino que denotaba una vida de sacrificios y esfuerzos, trabajando y confesando fieles.
Así lo recordaremos y extrañaremos al Padre Vicente Di Iorio, quien hoy ingresó a la Casa del Padre. Q.E.P.D.
Informe: Roberto Beluzzo (Fuente: Revista Don Orione)

SEMBRAR Y ARAR A CRISTO EN LA SOCIEDAD:

 

Amigos, miremos hacia lo alto, y después trabajaremos más, trabajaremos siempre mejor y siempre más, pro aris et focis; por la Iglesia y por la Patria.

¡Si alguna vez hubiéramos estado somnolientos, despertémonos y Cristo nos llenará de luz!

Revistámonos de la de la armadura completa de Dios, para que podamos resistir con coraje al mal y hacer el bien: fortifiquémonos en el Señor y en su fuerza omnipotente.

¡Y adelante en el santo cansancio! Gracias a Dios, creemos que estamos a los pies de la iglesia, continuemos por el buen camino con ilusión: ¡trabajo, trabajo!

Acción, oh amigos, acción católica, sí y como la quiere el Papa, como la quieren los Obispos: amor a Dios y celo por la Iglesia, oración, hacer el bien con prontitud, para nuestra santificación y para la salvación del hermano. ¿Son nuevos los tiempos? Fuera los temores, no dudemos: tratemos de conquistarlos con ardiente e intenso espíritu de apostolado, de sana e inteligente modernidad.

Adoptemos nuevas formas, nuevos métodos de acción religiosa y social, bajo la guía de los obispos, con Fe firme, pero con criterios y espíritu anchos.

Nada de espíritus tristes, nada de espíritus cerrados: siempre con corazón abierto, con

espíritu de humildad, de bondad, de alegría. Recemos, estudiemos y caminemos. No nos fosilicemos.

Los pueblos caminan: mirando a Dios y a la Iglesia caminemos también nosotros, no nos hagamos remolcar. Todas las buenas iniciativas se hagan con criterios modernos, basta con sembrar, basta con poder arar a Jesucristo en la sociedad, y fecundarla en Cristo. En las manos y a los pies de la Iglesia, queremos, debemos ser levadura, una fuerza pacífica de renovación cristiana: confiando en Dios, queremos restaurar todas las cosas en Cristo. ¡Trabajo! ¡Trabajo! He aquí la enseñanza de la historia, el ejemplo de los santos, la orden del Vicario de Cristo, la ley nos fue dada por Dios. Fuertes en la Fe y con un solo espíritu, en la incorrupta doctrina de la Iglesia, florezca incesantemente en nosotros la verdad en la dulce y activa caridad.

Pongamos todas nuestras actividades al servicio de la Religión y de la Patria: busquemos solo y siempre el honor de Dios, el bien de la Iglesia y la salvación del prójimo. Con humildad y fervor llevemos por todas partes la huella viva y luminosa de nuestra Fe y de la doctrina de Cristo: ¡trabajemos! ¡Trabajemos! ¡Adelante con Dios y con María Santísima! Y cada día como el primer día: ¡adelante, siempre adelante en las empresas benéficas!

Con vigor siempre nuevo, con Fe siempre más viva, ardiente, mayor, trabajemos sin

descanso, oh hermanos, para dilatar el Reino y la caridad de Jesucristo y para la salvación de las almas. ¡ANIMAS y ANIMAS! (Nel nome Della Divina Providenza, 92-93)