Un hombre que vive de Dios, Don Biagio Marabotto, fue el que se expresó así sobre Don Orione y este episodio salió a la luz en las actas del proceso de beatificación.
"Viviendo aún Don Orione, había surgido entre los cohermanos la pregunta acerca de cuál sería el aspecto más profundo, justificativo de toda la vida y la acción de nuestro Padre; las respuestas fueron varias, poniendo algunas la explicación del 'fenómeno' Don Orione en la caridad, otras en su piedad, otras en otras particularidades de su personalidad; en cierto momento interviene, dejándonos callados ,Don Biagio Marabotto, que nos dijo: Pero, ¡qué dicen!: ¿qué es lo que explica todo en Don Orione?... ¿No es Dios? He aquí lo que es, sobre todo, Don Orione: un hombre que vive de Dios". (23)
"Un hombre que vive de Dios": a esta altura nuestro discurso entra verdaderamente en lo más vivo. ¿Cómo lograba Don Orione cultivar su intimidad con Dios, él, tan abierto y tan adentrado en las exigentes vicisitudes cotidianas? ¿Cómo hacía un hombre tan activo para encontrar el tiempo para rezar? ¿Cómo rezaba? ¿Cuáles eran sus medios ordinarios de oración?
23. Ex processu, p. 993. Don Orione mismo enseñó a sus clérigos y cohermanos: "Quiero hacerlos partícipes de un gran secreto. ¿Cuál es el gran secreto para tener éxito en las obras de apostolado, para obtener resultados satisfactorios en nuestro trabajo, en el campo de la caridad cristiana? Este secreto es la unión con Dios, vivir con Dios, en Dios, unidos a Dios, tener siempre el espíritu elevado a Dios. En otras palabras es la oración intensa. Todo aquello que se hace se transforma así en oro, porque todo se hace por la gloria de Dios y todo se transforma en oración". Parola (26.9.1937) VII, p. 56-59.