SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


viernes, 2 de mayo de 2025

REINA DE POLONIA, 3 DE MAYO


3 de mayo: Reina de Polonia.

En Polonia se venera la Virgen de Czestochowa, desde 1384, en “Jasna Gora” que significa “monte de la luz”, en la Diócesis de Cracow, donde fue Obispo el Papa Juan Pablo II.Es la pintura que le hizo San Lucas a la Virgen, cuando todavía vivía, sobre una mesa hecha por San José. La pintura, según la tradición, fue hecha en Efeso, donde vivía la Virgen con San Juan, pasó a Jerusalén, Santa Helena la llevó a Constantinopla, después a Rusia, y en 1384 a Polonia.La Virgen es morenita, “morena y bella”, dice el Cantar de los Cantares 1:5. Tiene dos cicatrices en la cara, hechas por un hereje husita en 1430, y otra en el cuello hecha por una flecha tártara.Según una leyenda, después de la crucifixión de Jesús, cuando la Virgen María se trasladó a la casa de San Juan, llevó consigo algunos artículos personales, entre ellos una mesa hecha por el mismo Redentor en el taller de San José.  La lesión permanece hasta el día de hoy, a pesar de los muchos intentos hechos a través de los años para repararla.Las crónicas narran que San Ladislao se determinó a salvaguardar la imagen de las subsecuentes invasiones de los Tártaros trasladándola a Opala, su ciudad natal, donde estaría más segura. Este viaje lo llevó hasta Czestochowa, lugar donde decidió pasar la noche. Durante esta breve pausa de su viaje, la imagen fue trasladada a Jasna Gora (que significa colina luminosa). Ahí fue colocada en una pequeña Iglesia de madera llamada La Asunción. A la mañana siguiente, después de haber colocado la imagen con sumo cuidado en su vagón correspondiente, los caballos se rehusaban a moverse. Aceptando esto como una señal del cielo de que la imagen había de permanecer en Czestochowa, San Ladislao hizo regresar la imagen solemnemente, a la Iglesia de la Asunción. Esto ocurrió el día 26 de agosto de 1382, día que aún se observa como fiesta de la imagen de Nuestra Señora.

«El espíritu del Beato Don Orione invada sus almas, las sacuda, las haga vibrar con santos proyectos, las lance hacia los sublimes ideales que él mismo vivió con heroica constancia».

Plaza de San Pedro, Vaticano, 26 de octubre de 1980 – Juan Pablo II  en homilia de beatificación de Don Orione.

 Juan Pablo II dijo: "debemos tener oído a este lugar santo para oír cómo late el corazón de la nación en el corazón de la madre" (4.6.1979)
 Nuestra Señora de Czestochowa (champagnat.org) para profundizar la lectura.

POLONIA (1923)

Después de los contactos tenidos por Don Orione con sacerdotes polacos de Roma, en enero de 1923, mandó a Polonia a Don Aleksander Chwiłowicz, a quién seguidamente se unió Don Biagio Marabotto. Fecha importante de los inicios en Polonia es el 29 de enero de 1924, cuando el Obispo de Wlocławek concede el permiso a la Pequeña Obra de constituir una casa en Zdunska Wola y de desarrollar allí el apostolado propio. En 1940 la Polonia orionita se convierte en Provincia. En seguida también se comenzó a formar un grupito de jóvenes mujeres, siendo así que el 8 de diciembre de 1929 algunas de ellas iniciaron el Noviciado como Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en Tortona. También Polonia está hoy desarrollada con la presencia de las diversas “ramas” de la Familia Orionita.

3 MAYO 1786, NACE JOSE BENITO COTTOLENGO, SU INFLUENCIA EN DON ORIONE

 



San José Benito Cottolengo nace en Bra, Cúneo, Piamonte, Italia el 3 de mayo de 1786. Hijo de Agostino Cottolengo y Benedetta Chiarotti, es el fundador de la Piccola Casa della Divina Provvidenza, centro de acogida para personas con discapacidad mental y/o física. Wikipedia

Nacimiento: 3 de mayo de 1786, Bra, Italia

Fallecimiento: 30 de abril de 1842, Chieri, Italia

Educación: Università degli Studi di Torino (1814–1816)

Libros: Detti e pensieri

Hermanos: Agostino Cottolengo

Padres: Giuseppe Antonio Cottolengo, Benedetta Chiarotti

Organizaciones fundadas: Société des prêtres de Saint Joseph Benoît Cottolengo, Frères de saint-Joseph-Benoît Cottolengo

 

SAN JOSE B COTTOLENGO SU INFLUENCIA EN LA VIDA DE D ORIONE

¿Influyo la cercanía de la “Pequeña casa de la Divina Providencia” (es decir el Cottolengo de Turín) en la espiritualidad del joven Luis Orione?

La figura de San José Benito Cottolengo influyo muchísimo en el joven Luis Orione. Si bien, Don Orione no conoció a este gran santo, conoció su obra y en honor a él llamo a sus casas para gente con discapacidad "Cottolengos".

Sabemos que los “Pequeños Cottolengos” constituyen un capitulo fundamental para la historia de la multiforme actividad caritativa de Don Orione, a pesar de ser el epilogo de lo que inicio en 1893 para los niños pobres.

La compasión hacia los enfermos y a los que sufren, encendida en el joven Orione por el canónigo Cattáneo, se inflamó entonces más que nunca encontrando las filas de pobres y desdichados hospedados en la pequeña casa de la Divina Providencia, como el mismo nos cuenta:

“Recuerdo mis años juveniles, cuando estudiaba en Turín, en la casa de Don Bosco. Un día nos llevaron a pasear. Vivía aún Don Bosco; eran los años en los cuales el gran Santo murió.

Nos concedían un paseo semanal, el jueves, a lo largo de la avenida reina margarita, que entonces estaba al margen de la ciudad y separaba Turín de la región que se llamaba Valdocco, donde están los monumentos de la caridad: los edificios del Cottolengo, de Don Bosco y de la Marquesa de Barolo.

Íbamos a lo largo de la avenida, cuando encontramos una larga fila de personas (una muchedumbre) que nunca acababa, y parecía interminable. Iban formados de a cuatro y se tomaban de a dos las manos. Iban como en cadena: y algunos desbordaban por aquí, y otros por allá. Eran lisiados, ciegos, rengos, jóvenes y viejos. Quien los guiaba era uno de ellos, un poco… mejor, pero que estaba de pie con dificultad y desbandaba mucho también él…

El sol los bañaba. Aquellos arboles veían pasar aquella columna –llamémoslo así- de pobres infelices, y la primavera bajaba sobre aquellos pobres desdichados, quienes se sostenían con esfuerzo, como el polen sobre las flores.

En verano caminaban bajo la sombra ancha que bajaba de las hojas amplias y palmadas de los plátanos… El otoño arrojaba, a sus pasos, las hojas y alguno a veces resbalaba sobre esas hojas rojizas. Durante el invierno las ramas escuálidas parecían llorar sobre aquella columna de infelices.

Cada vez que me llevaban a pasear, yo quería, en mi corazón, verlos a ellos. La gente los miraba: los transeúntes se detenían sorprendidos; y luego meneaban la cabeza y seguían y seguían murmurando: -¡son los del Cottolengo… cosa de Cottolengo!...

Yo los miraba, deseaba encontrarlo, los sentía hermanos, los amaba. No conocía su patria de origen, ni sabía cómo se llamaban. No tenía importancia para mí… salían de una gran casa: pero el Cottolengo quiso llamarla ‘Pequeña Casa’, porque la Casa de la Divina Providencia es el universo...la última vez que fui a la ‘Pequeña Casa’, había trece mil hospedados: una verdadera ciudad de dolor… o es casa del misterio o es el milagro continuado de la Divina Providencia; una casa que vive sin bienes propios, sin renta fija alguna.

Se podía pensar que eran personas tristes, encerradas; por lo contrario, sonreían; y cuando los veía o encontraba llevaban un rayo de serenidad en la frente, como aquellos rayos de sol que, anhelados con ansia especialmente en los días de neblina, llegan a restaurarnos después de los rigores del invierno.

Cuando regresaban a su casa, atravesaban un atrio donde esta puesta una estatua del santo sacerdote, en el acto de bendecir a la extrema vejez y a la infancia abandonada, mientras levanta un dedo al cielo hacia la Divina Providencia.

La casa es el milagro permanente de la Divina Providencia. ¡Contra el positivismo y el materialismo está el Cottolengo! Allí hay muchos y muchas más de lo que yo encontraba en el paseo; la mayoría no puede salir; están siempre en la cama y viven postrados en camillas, carritos, cochecitos.

Si entran en aquellas largas crujías –son muchas y los pobres están divididos en familias- hay lisiados, crónicos, ciegos, viejos, jóvenes, mutilados, paralíticos: todos los miran con una sonrisa, todos los miran con alegría serena en los labios… “¡Es un milagro” y el mundo los rechaza como desechos, escombros de la sociedad!

Las madres de muchos de ellos, enseguida después del desgarro de la maternidad, han apretado al seno sus recién nacidos: después quisieron ver uno a uno si sus miembros eran perfectos, y vieron, en el lugar de los brazos y manitas, los muñones… Pensaban dar una flor al jardín del mundo, y vieron un cuerpecito desfigurado, y llorando un llanto sin consuelo…

Pero en el evangelio está escrito: -¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados! Y aquellos desdichados que no tuvieron el don del llanto, tuvieron el llanto de sus madres, que muchas veces fallecieron acongojadas diciendo: -¿a quién dejare mi desdichado, este mi pobre hijo? Esta el Cottolengo. ¡He aquí que es el Cottolengo!

¡Dichosos los que lloran… Pasa la figura de este mundo: ‘cosa linda y mortal pasa y no dura’, reza un poeta nuestro! Pero hay algo que permanece en los siglos, algo inmortal. Pasan los gozos, pasan las fiestas, pasan también los dolores, y aquellos pobres infelices se despiertan un día como de un sueño penoso; y, con su gran maravilla se encontraron de pie, firmes en sus piernas; la pierna derecha no estaba y estará en su lugar; no había una mano, y estará en su lugar; los ojos que estaban en las tinieblas verán la luz; y se alegrarán en el regocijo de todos sus miembros perfectos. Volverán a usar las facultades mentales y se sentirán almas inmortales, redimidas y libres. Vestirán el blanco hábito del bautismo…

Y cuando Cristo Señor dirá que deberán separarse los buenos de los malos, aquellos desdichados, que fueron despreciados, sentirán que su lugar es a la derecha. Cuando Jesús diga: -¡Vengan, benditos, a recibir el premio preparado para vosotros desde la constitución del mundo!, he allí, sentirán que son ‘bendecidos’.

¡El mundo los había considerado, no digo maldecido, pero casi no dignos de pertenecer al consorcio humano! Y escucharan a Jesús decir: -tenía hambre, y me dieron de comer; tenía sed, y me dieron de beber; estaba desnudo, y me vistieron; era peregrino, enfermo, preso, y fueron a visitarme.

Ellos, los del Cottolengo, miraban alrededor. Pero cuando Cristo Señor diga: -vengan, benditos, a recibir el premio-, los elegidos, los bienhechores de los pobres, los que practicaron la caridad, los que tuvieron entrañas de misericordia hacia los desdichados, contestaran: -¿Cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer?, ¿sediento, y te dimos de beber?, ¿huérfano, enfermo, y te consolamos?-, los del Cottolengo callaran. Pero cuando Jesús dirá: -todo lo que hicieron a estos pobres, me lo hicisteis a mi-; entonces los repudiados por el mundo, los desechos, los escombros, se regocijarán con una alegría muy grande, porque comprenderán que fueron asemejados a Jesucristo.

Buscaran entonces entre el resplandor de los santos a una figura de sacerdote, un pobre cura, el ‘ángel’, el ‘canónigo bueno’, un sacerdote que rezaba el oficio y se conmovía a la palabra ‘caridad’:

Todas las palabras y las oraciones que decía se resumían en una única expresión: ‘caridad’; todos sus pasos eran sobre un único sendero, el sendero de la caridad; todas sus acciones, ¡eran un canto a la caridad!...

¡Oh! ¡Entonces todos los que fueron disminuidos, sufrieron retraso, cantaran el cantico de la caridad, el cantico más lindo que los hombres puedan cantar en la tierra, y que los Ángeles cantan al cielo!...

“Entonces, cuando estaba en el oratorio de Don Bosco, recuerdo que nos llevaban a pasear, allá alrededor del Cottolengo de Turín. Y pasando por allá se veían aquellos pobres enfermos y epilépticos. Y yo me sentía atraído por aquellos pobrecitos, los miraba con compasión, y sentía gran deseo de ir al encuentro de ellos para aliviar sus sufrimientos. Experimentaba como una gran alegría en verlos, y aquella era la diversión más grande de mi paseo…”.

Desde Victoria (Buenos Aires), en el mes de marzo de 1935, Don Orione escribía a un excelentísimo Obispo:

“…Ya desde cuando hacia el secundario en Turín, cada vez que pasaba delante de la pequeña casa de la Divina Providencia, fundada por San José Benito Cottolengo, experimentaba una especial atracción hacia aquella obra de fe y de caridad, y el vivo deseo de hacer algo, con la ayuda divina, para nuestros hermanos más pobres y más abandonados” (Scr. 67 – 300).

Informe: P. Facundo Mela (loqueyorecibi.blogspot.com.ar

3 de MAYO, LA CRUZ DE LOS MILAGROS, CORRIENTES



Desde 1806, por disposición del obispo de Buenos Aires, monseñor Benito de Lué y Riega, la fiesta en honor a la Cruz de los Milagros se celebra el 3 de mayo. El mes de Corrientes transcurre así entre dos fechas significativas: la fundación de Corrientes (3 de abril) y la fiesta de la Cruz de los Milagros (3 de mayo)fuente Gustavo Sorg








fotos :De Juan Ignacio Zaracho - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21639963



fuente Wikipedia.
La Iglesia Santísima Cruz de los Milagros está ubicada frente a la Plaza La Cruz, con acceso principal sobre calle Belgrano entre calles Buenos Aires y Salta, en la ciudad de Corrientes, Argentina.

Además de parroquia, eclesialmente es Santuario Arquidiocesano, y civilmente, la manzana de la Cruz es “Lugar Histórico Nacional”; además, el templo es “Monumento Histórico Provincial”.

Esta Iglesia guarda en su retablo mayor una cruz de urunday de tres metros con setenta y cinco centímetros (3,75 m) de altura, conocida como la Cruz de los Milagros. Según tradición, habría estado involucrada en sucesos extraordinarios en los días de la fundación de la 

 de Corrientes. En marzo de 1730 se la traslada de su lugar original a este solar. El templo actual es el tercero construido en su honor. Desde 1806 su fiesta se celebra el 3 de mayo de cada año.

La Iglesia contiene: la Cruz de los Milagros, su reliquia más preciada; cinco retablos, hermosos y artísticos, de la década de 1920; valiosas piezas de arte sacro; y el Mausoleo de Santiago Derqui, quien fuera Presidente de la Confederación Argentina.

El adelantado Juan Torres de Vera y Aragón exploró la región llamada "de las siete corrientes", con intención de poblar la comarca. El 3 de abril de 1588 fundó la ciudad de Vera, actual ciudad de Corrientes, en la barranca inmediata del río Paraná. Cerca del fuerte levantó una cruz de madera, como expresión de la fe que inspiraba sus propósitos. El paraje fue atacado e incendiado por aborígenes, salvándose del siniestro la cruz, luego llamada “del Milagro". En el año 1730 la cruz fue trasladada desde la precaria ermita que la resguardaba a la primera iglesia, construida en 1720, que se llamó “Santuario de la Cruz del Milagro”. La "Columna Conmemorativa de la Fundación de la ciudad de Corrientes" (27°28′27.3″S 58°51′08.7″O) fue levantada en 1828, bajo el gobierno del general Pedro Ferré, en el mismo lugar donde se había instalado en 1588 la cruz del Milagro. Dicha columna realizada en ladrillo revocado sobre base octogonal, y rematada en un globo, fue transportada en 1970 a su actual emplazamiento, debido a que la cabecera del puente General Belgrano coincidía con el lugar histórico. El área donde se encuentra actualmente emplazada la Columna marca el acceso a la zona urbana y el inicio de la costanera; además, por Decreto 30834 del año 1945 es considerada Monumento Histórico Nacional.

A principios del siglo XVIII se levantó la primera iglesia destinada a guardar “la cruz de los Milagros” que los conquistadores habían levantado en “Punta Arazatí” como símbolo de la ciudad a fundarse. Fue reedificada en 1808, en 1845, en 1897, y finalmente, en 1939, el gobierno provincial correntino colocó la piedra fundamental de la quinta construcción, que es la actual, situada en el casco histórico de la ciudad, frente a la plaza de la Cruz. De estilo ecléctico, el templo conserva en su altar mayor el santo madero, que data de la fundación de la ciudad de Corrientes.

Desde 1826 funciona aquí la parroquia San José; y, contiguo a la Iglesia, el Cementerio de la Cruz decretado por el gobernador Pedro Ferré; ambos son clausurados en 1871 cuando la fiebre amarilla azota esta ciudad.

En 1888, durante la celebración del tercer centenario de la ciudad de Corrientes, se coloca la piedra fundamental de este templo, cuya proyección es encargada al Ing. Juan Col; bendecido y consagrado en junio de 1897 por el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Uladislao Castellano. La construcción es costeada por una Comisión de Damas presidida por Froilana Molina Vedoya de Vidal.

El 16 de julio de 1900 la imagen auténtica de la Virgen de Itatí es coronada solemnemente en el atrio de esta Iglesia por el obispo de Paraná, Rosendo de la Lastra y Gordillo.

En la década de 1910, por razones estructurales, sus torres son demolidas.

El 19 de diciembre de 1913 el obispo Niella le da la categoría de parroquia bajo el título de “Santísima Cruz de los Milagros”.

Este «Templo Santuario de la Cruz del Milagro» es declarado "Monumento Histórico Nacional", por el Decreto 112.765 del año 1942, que comprende la ubicación situada en la manzana comprendida entre las calles Salta, Buenos Aires y Belgrano con frente al Norte.1​