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¿SABÍAS?MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS
SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA
¿ Y SU ORIGEN? :
El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".
¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...
¿Cuál es el fìn del MLO?
Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.¿Cómo lograr esto?
A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.
¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.
Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias
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El santo de la caridad visitó Itatí en 1937. Allí
experimentó la fe de los promeseros y se dejó cautivar por la tierna mirada de
María. En esos días recibió un regalo muy preciado: una imagen de la Virgen que
llevó a Italia como testimonio de su amor.
Por Maria luisa Ricotti y P. Facundo Mela
Fotos: Claudia Nalin
Desde el mismo momento en que el Nuncio Apostólico
Mons. Filippo Cortesi le ofreció hacerse cargo del Santuario de Itatí, en
octubre de 1934, Don Orione tuvo el deseo de ir. La gran cantidad de
compromisos y actividades fueron posponiendo su visita. Finalmente, casi tres
años después, su anhelo se cumplió. El 27 de junio de 1937 Don Orione llegaba a
la casa de María. En una larga misiva escribía a sus religiosos: “Esta mañana
he tenido el consuelo de decir la misa a los pies de Nuestra Señora de Itatí:
los he recordado a todos los he recordado tanto, también en las visitas
sucesivas que, durante la jornada, he podido hacer a la Ssma. Virgen. Y
especialmente he rezado por ustedes (…) Llegué a Itatí después de tres horas de
auto: ha sido una carrera velocísima, toda a los saltos, por las calles con
fosas y montículos, tanto que para no ser destrozado con mi dolor de riñones,
todo el tiempo tuve que mantener rectos, firmes y rígidos los brazos sobre el
asiento, para poder salvarme, en una maniobra continua de altos y bajos: me parecía
ir sobre las montañas rusas. Finalmente apareció el Santuario de Itatí, y ¡fue
un gran alivio! El cansancio y el dolor en los riñones se fueron, todo
desapareció. Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me
arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de
encontrarme en la Casa de la Virgen”.
esde el mismo momento en que el Nuncio Apostólico
Mons. Filippo Cortesi le ofreció hacerse cargo del Santuario de Itatí, en
octubre de 1934, Don Orione tuvo el deseo de ir. La gran cantidad de
compromisos y actividades fueron posponiendo su visita. Finalmente, casi tres
años después, su anhelo se cumplió. El 27 de junio de 1937 Don Orione llegaba a
la casa de María. En una larga misiva escribía a sus religiosos: “Esta mañana
he tenido el consuelo de decir la misa a los pies de Nuestra Señora de Itatí:
los he recordado a todos
y los he recordado tanto, también en las visitas
sucesivas que, durante la jornada, he podido hacer a la Ssma. Virgen. Y
especialmente he rezado por ustedes (…) Llegué a Itatí después de tres horas de
auto: ha sido una carrera velocísima, toda a los saltos, por las calles con
fosas y montículos, tanto que para no ser destrozado con mi dolor de riñones,
todo el tiempo tuve que mantener rectos, firmes y rígidos los brazos sobre el
asiento, para poder salvarme, en una maniobra continua de altos y bajos: me
parecía ir sobre las montañas rusas. Finalmente apareció el Santuario de Itatí,
y ¡fue un gran alivio! El cansancio y el dolor en los riñones se fueron, todo
desapareció. Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me
arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de
encontrarme en la Casa de la Virgen”.
Izquierda, jóvenes del Oratorio de la iglesia de Santa
María (Pontecurone, Italia), llevan en procesión la imagen de Itatí.
Arriba, la imagen reencontrada de la Virgen de Itatí,
previo a los trabajos de restauración, que culminaron con su entronización en
el patio del Oratorio de la iglesia de Santa María (derecha). Debajo la tarjeta
con dedicatoria que acompañó a la imagen.
Durante su estadía, de sólo tres días, Don Orione se
encontró con sus religiosos, compartió con los parroquianos, visitó el
santuario y escribió algunos de sus textos marianos más hermosos. Fueron
jornadas de fraternidad, peregrinación y devoción a María.
Un regalo muy especial
Apenas llegó, su presencia fue muy sentida y apreciada
por todos. Por ello, como muestra de cariño, la comunidad religiosa y las
instituciones parroquiales le obsequiaron una imagen de la Virgen. El P.
Esteban Bajac, sacerdote e historiador, escribía: “Luis Orione, que visitó a
nuestra Reina, y llevó a Italia una preciosa
“A los pies de la Santísima
Virgen de Itatí pude celebrar dos Misas, y pasé horas
felices, y raramente sentía tanta alegría como entre estos hermanos nuestros.
Rogué por ustedes y por todos”.
Don Orione
estatua copia de nuestra Virgen de Itatí, para
colocarla en una de los altares del santuario de Tortona…”. El boletín “El
Mensajero de N. S. de Itatí”, por su parte, también informó sobre el obsequio:
“Efectuose el homenaje después de la reserva del Santísimo, en el atrio del
templo, consistiendo él en el obsequio de una preciosísima imagen de la Virgen
de Itatí en nombre del pueblo, pidiéndole en un oportuno y bien hilvanado
discurso el joven David Romero Gárate que la colocara en el célebre santuario
de Nuestra Señora de la Guardia de Tortona (...) Refiriéndose el orador al
pedido del pueblo, afirmó que sí, que él mismo colocaría la imagen de la Virgen
de Itatí en una de los más bonitos altares del santuario de Tortona,
destacándola en un fondo blanco y azul, colores de la bandera de la nobilísima
nación argentina a la que con predilección amaba. Basta esta promesa para que
la visita de Don Orione se recuerde en Itatí como un hecho de trascendencia
histórica”.
La imagen de la Virgen en Italia
En agosto de ese mismo año, Don Orione regresaba a
Italia con la promesa de volver “vivo o muerto a la Argentina”. Además de un
cuantioso número de experiencias, afectos y sueños de caridad; llevó consigo un
escudo del 32° Congreso Eucarístico Internacional, una imagen de la Virgen de
Itatí y otra de Luján. El Santo había prometido llevar la imagen al santuario
que había levantado en Tortona, pero hubo un cambio de planes: iría a
Pontecurone, su tierra natal. De un modo misterioso, la fe de Corrientes había
calado tan hondo en su corazón que la Purísima de Itatí iría a posarse en el
pueblo que lo había visto nacer. Hasta que esto se realizara, decidió conservar
la estatua en su cuarto para tener bien cerca a su Madre, como todo hijo
amoroso desea.
No sabemos qué ocurrió, pero la imagen permaneció en
Tortona. Veinticinco años después, exactamente del 3 de junio de 1962, el P.
Carlos Pensa, Superior General de los Hijos de la Divina Providencia, donó la
estatuilla a Pontecurone, cumpliendo la voluntad de Don Orione a poco más de
veinte años su partida al Cielo.
La imagen fue solemnemente entronizada en el patio del
Oratorio de la iglesia de Santa María, en presencia de los jóvenes del equipo
de futbol G.S. Aurora; y la juventud de Pontecurone se consagró a la Virgen.
Con los años, el Oratorio se cerró y la estatua fue olvidada. Este año, la Asociación Cultural “Il paese di Don Orione ONLUS”,
con la autorización del párroco y la generosa ayuda de un benefactor, decidió
restaurar la imagen y nuevamente entronizarla.
El amor de Don Orione por María de Itatí
La presencia de la imagen de la Virgen en Pontecurone
nos habla del amor del Fundador por María de Itatí y su gente. La visita de Don
Orione al “Pueblo de la Virgen” fue breve, pero muy rica e intensa. La
religiosidad simple, espontánea y profunda de los promeseros tocó sus fibras
más íntimas e hizo suyos esos mismos sentimientos. Como tantos peregrinos,
encontró paz, alegría y consuelo bajo la mirada de la Virgen.
Esa experiencia quedó tan profundamente grabada en su
corazón que la imagen fue, más que el recuerdo de un viaje, un modo de llevarse
algo de la fe de esa región de Argentina a su Pontecurone natal. •