Don Orione pasó en Argentina gran parte de los tres años que van de 1934
a 1937. En este tiempo comenzó a hablar y a escribir algo en español, por la
necesidad de comunicarse directamente con las personas y en virtud de la
inculturación, queriendo “hacerse argentino
con los argentinos”.
En sus escritos y discursos en italiano, mientras
estaba en América Latina y también despues de su vuelta a Italia, aparecen
palabras y expresiones en español. Una palabra, en particular, le pareció
particularmente querida y la usó frecuentemente: los desamparados. La
expresión merece una profundización no en cuanto a sus detalles lingüísticos
sino porque se convirtió en un término carismático.
¿Qué significa desamparado?
La palabra desamparado es el participio pasivo
del verbo desamparar, cuyo
primer significado es abandonar, dejar a alguien sin protección (amparo)
y sin la ayuda de algo que necesita.
El prefijo des-
indica la negación del significado de la palabra a la cual se antepone; indica
privación, ser «sin».
El verbo amparar significa proteger, socorrer,
dar refugio, poner a cubierto; valerse de la ayuda o protección de alguien o de
algo.
El sustantivo amparo significa acción y efecto
de proteger o protegerse; protección, ayuda, sostén, patrocinio; remedio,
abrigo, asilo, refugio; significa persona o cosa que proteje.
Por tanto, desamparado tiene un significado
concreto, material (quien no tiene resguardo, abrigo, asilo, refugio, un lugar
donde protegerse), pero tiene un significado moral y relacional (quien está sin
ayuda, quien no tiene una persona a quien recurrir, que pueda preocuparse por
él).
Para entender el
significado de amparo y por
consiguiente de des-amparados, nos
puede servir de ayuda el texto de la oración mariana más antigua y de todos
conocida, el Sub tuum praesidium
confugimus. Pues
bien, en Español es traducida como “Bajo tu amparo
nos acogemos”. En italiano se vuelve “bajo tu protezione buscamos refugio”; de modo
similar en Inglés es “We
fly to Thy protection”. Se aleja un tanto la traducción francesa:
“Sous l'abri de ta miséricorde,
nous nous réfugions”.
Ésta última traducción es la más fiel al significado originario del texto
griego de la oración, donde aparece el término εὐσπλαγχνία
que normalmente es traducido con misericordia
y hace referencia al σπλάγχνα, esto es a las vísceras maternas, en Hebreo raHámîm
Éste es el refugio al que el orante recurre invocando
a María: el útero, el regazo, las entrañas maternas, de las que derivan los
sentimientos de misericordia y compasión y los actos de acogida, de protección,
de ayuda.De estas primeras noticias etimológicas rescatamos la
indicación de que los des-amparados son
aquellos que tienen necesidad de refugio
concreto y de misericordia del corazón,
de ayuda (pan, techo, salud) y de compasión, de servicios y de relaciones.
Don Orione, que en
su vocabulario apostólico tenía ya recogida una infinita letanía de nombres y
de situaciones de pobres y de pobreza, fue golpeado por esta palabra española
que encontró, quizás más completa y expresiva que otras para aclarar su
concepto de “providencia” y de “pobres”: desamparado
es quien no tiene providencia.
Don Orione conoció
y usó el término español desamparado
sobre todo cuando se puso a idear, promover y realizar el Pequeño Cottolengo
Argentino de Claypole.
El primer documento
que testifica el uso del término por parte de Don Orione es el discurso
radiofónico en la Radio Callao, el 25 de abril de 1935, algunos días después de
la bendición de la primera piedra del Pequeño Cottolengo de Claypole. En los
apuntes escritos para este discurso leemos: “He venido a la Argentina, para
ponerme en manos de la Divina Providencia, como humilde instrumento para ayudar
y consolar a los miembros más doloridos y desamparados de su sociedad, fundando
un Pequeño Cottolengo”.
Dos días después, el 27 de abril, usó desamparados en un texto italiano: “En
el Cottolengo se vive alegremente: se reza, se trabaja, en la medida que lo
permitan las propias fuerzas: se ama a Dios, se ama y se sirve a los pobres. En
los desamparados se ve y se sirve a Cristo, en santa alegría”.
Predicando los
ejercicios espirituales (6-15 de enero de 1936) en la “Casa de Lanús” (Villa
Dominico), junto al Padre Rodolfo Carboni, Don Orione dio una de sus
definiciones de desamparados. “Nosotros no estamos para los
nobles, para los hijos de los ricos, para las altas clases sociales. Los Hijos
de la Divina Providencia viven de la merced de Dios, de
la vida de trabajo y de pobreza, sólo debemos estar para los pobres, para los
más pobres, para los deshechos, para los desamparados (para los abandonados) de
la sociedad”
.Hoy, la Familia Orionita, frente a los desafíos
de este tiempo, y convencida que “sólo la Caridad salvará al mundo”, pone su
mayor esfuerzo en hacer de cada una de sus comunidades y obras, auténticos
“faros de civilización” en medio del pueblo; sobre todo, entre los más pobres,
en quienes resplandece la imagen de Dios.
Así, cada sacerdote, religiosa, médico,
educador, joven voluntario, cada persona con discapacidad, niño, trabajador o
amigo de la Obra –todos y cada uno– son la expresión viva y comunitaria de este
carisma que el Señor confió a Don Orione, para ir a los últimos en nombre de la
Iglesia.