Hoy recordamos a Biagio Marabotto, en el día de su paso a la Patria Celestial, Una epidemia de tifus se propagó en Varsovia, contrajo la enfermedad y murió en la capital polaca el 5 de mayo de 1945.Querido hijo en el Señor (Biagio Marabotto):
El Padre Contardi me ha entregado tus cartas, las que
me han causado gran placer. He rezado en estos días por ti y he hecho rezar,
porque tu resolución, querido Marabotto, es algo muy importante.
Estando instruido en nuestra Santa Religión,
comprendes bien que la vocación religiosa es una de las mayores gracias que
Dios puede hacer a un alma.
Los primeros deberes de quien se siente llamado a un
estado tan sublime son humillarse ante el Señor, desconfiar de sí mismo, rezar
mucho, especialmente a la Ssma. Virgen, mortificar todos los sentidos, y hacer
todo esto, con la ayuda de la gracia divina, siguiendo el consejo del Director
espiritual, por cuya boca ordinariamente nos habla Dios. […]
Pero ten en cuenta, hijo mío, que quien es llamado por el Señor debe dar verdaderamente un adiós para siempre a la vida del mundo y a los pensamientos del siglo, y entregarse con la más tierna piedad y asiduidad al divino servicio, con la más cautelosa huida de toda sombra de peligro y de distracción, con total abnegación de sí mismo por amor a Nuestro Señor Jesucristo y para obedecer en todo y siempre y alegre y filialmente a la Santa Madre Iglesia y a su Jefe, el Romano Pontífice, Vicario de Nuestro Señor en la tierra y dulce Cristo visible en la tierra –a quien está particularmente unida nuestra pequeña Congregación. […]
Mira, querido hijo mío, que, viniendo con nosotros,
nosotros somos pobres y tú también deberás llevar la vida de un pobre religioso
por amor a Jesucristo, que es nuestro ejemplar divino; El nació pobre, vivió
pobre, pobre murió en una cruz, sin ni siquiera un poco de agua.
Pero Jesús, nuestro dulce Dios y Padre, está con nosotros,
y nosotros llevamos una vida feliz, porque nos basta tener a Jesús.
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