SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


jueves, 29 de febrero de 2024

“AQUEL QUE LE DA A UN POBRE LE DA A DIOS”

 


¡Almas y Almas!

Buenos Aires, 1º de marzo de 1937.

A mis beneméritos Benefactores y Benefactoras del Pequeño Cottolengo Genovés.

¡Que la paz esté siempre con nosotros!

Se que también este año se reunirán para la fiesta de San José oh mis Benefactores y Benefactoras de Génova. Y sabe Dios con qué placer quisiera encontrarme con ustedes, como en otros años, pero es necesario tener aún un poco de paciencia y luego tenderé la alegría de verlos nuevamente a todos, si así Dios lo quiere, como espero.

Cuando luego sepan las razones de esta tardanza, no sólo ninguno se lamentará más, tal vez más de uno dirá: "¡podía quedarse allí aún!"

Pero, oh Buenos Amigos, hoy voy a confirmarles la noticia de que vuelvo y que estoy con un pie en la escalinata del buque. Me detendré un poco en Brasil, más no pasarán más tantos meses y me sabrán ya en Italia. ¡Les daré una sorpresa! Pero, también en esta reunión de ustedes quiero estar presente, en espíritu por lo menos.

Es hermosa la reunión de ustedes en la vigilia de San José: en la fiesta y bajo los auspicios de San José se ha abierto en Génova el Pequeño Cottolengo y San José no es sólo el celeste Proveedor de nuestros pobres, sino también el Santo del Cottolengo, el cual era llamado por todos "Don José": José Benito Cottolengo.

Ahora, como si estuviese delante, dejen que les dirija mi más cordial saludo en el Señor, y que les agradezca, mis amados Benefactores y Benefactoras, por todo ese bien que han hecho a nuestros pobres del Cottolengo Genovés.

¡Que Dios los recompense ampliamente por ello en esta y la otra vida!

¡Aquel que le da a un pobre por el amor de Dios, se lo da a Dios mismo!

Y dejen que les diga que yo sentía que la Obra del Pequeño Cottolengo en Génova no sufriría por mi alejamiento, más se consolidaría y acrecentaría No podía ser de otro modo ya que el Pequeño Cottolengo de Génova no es obra mía, sino de la Divina Providencia.

Cuando partí puse a todos los pobres en las manos de la Santa Virgen y partí tranquilo, sabiendo bien, que el Pequeño Cottolengo, después del Cielo, sería sostenido por la caridad de ustedes y que mis amados Benefactores y Benefactoras de Génova seguirían favoreciéndolo. Y a medida que se prolongaba mi permanencia, comprendías más que por el Pequeño Cottolengo de Génova la Divina Providencia deseaba servirse de ustedes y no de mí, para sus fines siempre justos, sapientes y santos, y también para humillar a mi gran soberbia. Y así demostrar también, ya sea a los amigos como a los contrarios, si los hubiera, que el Cottolengo Genovés no es obra mía, sino obra del Señor: que va adelante, y hasta mejor, conmigo ausente y lejano por años enteros, porque está sostenido por la mano de Dios, por la protección celeste de María Santísima, de San José y de San José Benito Cottolengo, el santo de los infelices y abandonados.

Y también para mostrar que está válidamente confortado y ayudado por la benevolencia y caridad de ustedes, oh mis buenos, inolvidables Genoveses, que tienen un modo de ser un poco arrogante, pero poseen un corazón de oro, un corazón grande, más grande que su mar.

Pues, si el Pequeño Cottolengo se ha difundido y extendido también a Sud América y otros lugares, esto se debe, en gran parte, al ejemplo edificante de caridad hacia los pobres que ustedes han dado.

Cierto es, oh Genoveses que mucho han aprendido de ustedes las personas beneméritas, que en los Pequeños Cottolengos, aquí y en otros lugares, se ocupan de los pobres más infelices y más abandonados: ¡su ardor, su espíritu de cristiana caridad, el margen y magnanimidad del corazón de ustedes ha hecho escuela!

Que Dios los premie en la tierra y en el cielo.

Se entiende que, para perfeccionar el Pequeño Cottolengo, falta aún mucho, la obra no está terminada, más solo bosquejada y tiene aún muchas imperfecciones, pero ustedes saben que ningún hombre carece de defectos, y así las Instituciones: también ellas se forman de a poco.

Yo, que he conocido a Don Bosco, a Don Rua, etc., les puedo decir que, en esos tiempos, la Congregación Salesiana no estaba tan ordenada como lo está ahora. Había muy buen espíritu y el buen espíritu vale por muchas cosas.

Si en el Pequeño Cottolengo y en nuestras personas, ustedes, mis Benefactores, ven que hay aún tantas carencias, no deben descorazonarse ni enfriarse por ello, más, como ustedes aman de sincero amor a esta obra de fe y de caridad, ustedes deben rezar por nosotros y ayudarnos con sus consejos para mejorar cada cosa, y a nosotros mismos, ante todo.

Por gracia divina, nosotros queremos, en gran humildad, amar y servir a Jesucristo en los pobres más necesitados y queremos servir a los pobres con el más grande y dulce espíritu de caridad. Con la ayuda de Dios y escuchando los buenos consejos de todos, queremos que el Pequeño Cottolengo responda, siempre más y siempre mejor, a su fin santo, al fin para el cual Dios, Padre misericordiosísimo, lo ha suscitado.

Desde lo profundo de nuestra nada, oh queridos Benefactores y Benefactoras, nosotros elevamos el espíritu y el corazón al Cielo, queremos confiar en Dios, tener en Dios la confianza más filial, una confianza sin límites y bien sabemos que haciendo así no iremos mal, confusos; quien confía en Dios no va confundido siempre.

Ni, por nuestros defectos, queremos descorazonarnos, sin defectos no hay nadie. Nosotros caminaremos adelante, a los pies del Señor y de la Santa Iglesia, orando y confiando en la Divina Providencia y en el corazón de ustedes, siempre lleno de caridad, oh amados Benefactores, confiados en el buen Dios, que vencerá todas nuestras miserias y triunfará en nosotros, sus pobre hijos y trapos.

Nosotros no deseamos nada más que amar al Señor, en fidelidad y sacrificio total de todos nosotros, esperando en El, deseosos de perfección en su santo servicio y en la caridad, amar a Dios y a los pobres. Y queremos in Domino, no empequeñecernos, sino pensar en grande, porque Dios es grande, y amar a todos de amor santo y grande, y no perdernos en pequeñeces.

Y así, in domino y como buen hermano en Cristo, los exhorto a ustedes, oh Amigos, Benefactores y Benefactoras del Pequeño Cottolengo Genovés, a no dejarse nunca, nunca agriar el corazón, si tal vez hubiese quien, aún con la intención del bien, tratase de sembrar cizaña, desconfianza, crítica, disminuyendo en ustedes el espíritu de caridad y robándoles la dulzura del corazón, pues esto no sería nunca según el espíritu del Señor, Y ahora los saludo en el Señor, oh amadísimos Benefactores y Benefactoras e invoco del Señor sobre ustedes la mas consolante gracia y bendición, sobre ustedes y sobre sus familias. Rueguen por mi; por ustedes ruego siempre.

Me es grata esta circunstancia para hacerles los mejores augurios de Feliz Pascua, mientras con los deseos más ardientes apuro el día para poderles expresar personalmente toda mi profunda gratitud.

Vuestro obligadísimo en Jesucristo

Sac. J. Luis Orione

de los Hijos de la Divina Providencia

Fuente Cartas Volumen II Don Orione

miércoles, 28 de febrero de 2024

MÍSTICO EN LA ACCIÓN

Don Orione usaba distintos medios, en su vida espiritual para constatar la ordinariedad y la practicabilidad por parte de religiosos y laicos de nuestro tiempo. Con estas opciones, Don Orione ha custodiado y desarrollado hasta la heroicidad el don de la Gracia de Dios. Con estos medios fue un contemplativo en la acción. Muchos vieron el resultado.

Numerosos testigos, religiosos y laicos, han manifestado la impresión de que toda la jornada de Don Orione fuera una meditación continua, o más bien, una contemplación. "Mi estupor fue creciendo al ver cómo Don Orione supo unir - y es tan difícil - una actividad sorprendente y sin pausas con una vida de continua unión con Dios. ¡Don Orione vivía de fe y en la presencia de Dios!". (45) Era un apóstol y no un "mánager de la caridad". (46)

Un laico, el profesor Domenico Isola, Director sanitario del Pequeño Cottolengo de Génova, describe así la unidad espiritual del changador de la Providencia. "Don Orione poseía el encanto que viene de la plenitud de la Gracia y que difunde en torno a sí la Gracia misma; quien lo escuchaba - se tratase de cualquier argumento - quedaba admirado de su profunda convicción en cuanto decía, y quedaba, a su vez, radicalmente convencido; era edificado por su confianza en Dios, y él mismo se sentía invadido; admiraba al 'changador de la Providencia' en sus incansables fatigas, y sentía el impulso y la alegría de ampararse en él, en sus obras de bien. Cuantos se le acercaron, tuvieron la cabal sensación de hallarse en presencia de una figura de gigantescas proporciones morales, de un hombre en el cual, en feliz armonía de intentos, obraban lo natural y lo sobrenatural. Así , y no de otro modo, se explica el influjo que Don Orione ejerció sobre el alma de cuantos tuvieron la suerte de conocerlo y de aproximársele; los radicales cambios espirituales obrados por él en tantas personas que se habían quedado obstinadamente alejadas de Dios, el ascendente tan dulcemente ejercitado por él sobre toda clase de personas, las ayudas que llegaban de todas partes para que sus Obras se perpetuasen". (47)

"Si bien la vida de Don Orione fuese, como decía él, una 'rueda', daba la máxima importancia a la piedad y quería que tuviese el primer puesto como valor y como actividad. "Todo se puede esconder, menos la falta de piedad". Recordaba la amonestación de Pablo a Timoteo "Exerce teipsum ad pietatem, pietas ad omnia utilis est" y aquello de San Bernardo al Papa Eugenio III "Vae tibi, si fons devotionis in te siccatus fuerit". (48) ¡Cuánto insistía sobre estos conceptos!

"El hombre vale tanto cuanto reza. De nuestro trabajo queda tanto cuanto está cimentado en la oración". (49)

"Queremos arder de fe y de caridad. Cada palabra nuestra debe ser un soplo de cielos abiertos: todos deben sentir la llama que arde en nuestro corazón y la luz de nuestro incendio interior, encontrar a Dios y a Cristo. Para conquistar a Dios y aferrar a los otros es necesario, primero, vivir una vida intensa de Dios en nosotros mismos, tener dentro de nosotros una fe dominante, un ideal grande que arda y resplandezca...". (50)

Don Orione vivía tan inmediata y exclusivamente "de fe", "de Dios", que el encuentro con Dios era la ocupación única, exclusiva, indivisa de su jornada. La dedicación apostólica era una encarnación de esta comunión y de ella derivaba su eficacia.

"Seamos sinceros. ¿Por qué no siempre renovamos la sociedad, por qué no tenemos siempre la fuerza de arrastrar? ¡Nos falta la fe, la fe ardiente! Vivimos poco de Dios y mucho del mundo: vivimos una vida espiritual tísica, falta aquella verdadera vida de fe y de Cristo en nosotros, que conlleva en sí toda la aspiración de la verdad y del progreso social, que penetra todo y a todos, y llega hasta los más humildes trabajadores. Nos falta aquella fe que hace de la vida un apostolado ardiente en favor de los míseros y de los oprimidos, como es toda la vida y el evangelio de Jesucristo". (51)

Ahora bien, tengamos presente este dato: en la vida de Don Orione, y en el estilo de vida que él transmite a sus hijos espirituales, la actividad no es contraria a la intimidad con Dios, más bien es "parte" viva de la intimidad con Dios.

Don Orione era un gran contemplativo en la acción. No sólo su alma vivía en Dios, sino que Dios vivía en su alma. Por esto, el trabajo, las muchas personas y problemas que lo ocupaban "no lo perturbaban", porque lo suyo era un contínuo moverse con Dios, en Dios, por Dios. Justamente se ha observado que, cuando Don Orione, en su programa de vida espiritual, afirma "Me arrojaré por la noche, cansado, entre los brazos de Jesús" sin más hace comprender que su apostolado (léase fatiga, preocupación, etc), en su carisma no es de por sí un obstáculo, sino casi 'conditio sine qua non' para alimentar la oración misma. "No adora a Dios aún cuando está cansado, sino más bien logra adorarlo justamente porque está cansado, en cuanto que su cansancio ha sido la preparación áurea para la unión con Dios". (52)

La pobreza de sí (también como cansancio de energías) y la consumación por amor, son las mejores condiciones para colocarse delante de Dios y permitir que su Espíritu viva en el alma y espiritualice los pensamientos, las palabras y las obras.

Mirando a Don Orione, se llega a pensar que el feliz axioma del libro del P. Chautard (53) que ha formado generaciones de religiosos y de cristianos, "la oración, alma del apostolado", iría complementado, en la mística orionina, con el recíproco "el apostolado, cuerpo de la oración". No es que la oración, la intimidad con Dios "se agotan" en el apostolado, en el servicio activo, sino que en esto encuentran nueva carga, sustancia y verdad.

Tal integración de oración y apostolado, de contemplación y acción, forma parte de la más auténtica tradición espiritual cristiana. El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dedicado a "Algunos aspectos de la meditación cristiana", señalando las tentaciones de psicologismo o de dudoso espiritualismo desencarnado presentes en ciertas técnicas y formas de oración no conformes con la tradición cristiana, en el n.28 afirma: "La unión habitual con Dios, o aquella actitud de vigilancia y de invocación de la ayuda divina que en el Nuevo Testamento es llamada 'oración continua', no se interrumpe, necesariamente, cuando también nos dedicamos, según la voluntad de Dios, al trabajo y al cuidado del prójimo. (...) La oración auténtica, en efecto, como sostienen los grandes maestros espirituales, despierta en los orantes una ardiente caridad que los impulsa a colaborar en la misión de la Iglesia y al servicio de los hermanos para la mayor gloria de Dios". (54)

Para decirlo con palabras de Don Orione, "signo de tener espíritu de oración es tener el corazón abrasado e inflamado de amor a Dios y al prójimo. Tener los pensamientos siempre y generalmente dirigidos y tendientes hacia las cosas buenas, celestiales, celando la gloria de Dios". (55)

 

Fuente UNA ESPIRITUALIDAD DE MANGAS ARREMANGADAS

45. Testimonio de Don G. Piccinini, Ex processu, p. 530 y de Don G. Zambarbieri, p. 714. Esto de 'caminar en la presencia de Dios' fue la enseñanza de Don Bosco , primero y de San Pío X , después. Lo quiso confiar, como el máximo recuerdo y enseñanza a sus religiosos, en la última 'buenas noches' del 8 de marzo de 1940.

46. La expresión, aunque simpática, atribuida a Don Orione (Cfr. ad es. Avvenire, 25.10.1990) corre el riesgo de ser malinterpretada.

47. Ex processu, p. 280. Similares observaciones son presentadas con particular énfasis en los testimonios de personas laicas. El Sen. L. Federzoni: "Se veía en él a un hombre lleno de fe", p. 613.

48. Testimonio de Don G. Zambarbieri, Ex processu, p. 714. Acordándose de un religioso que no perseveró, Don Orione advertía: "En las obras exteriores y en el estudio se agotan todas las facultades, la inteligencia y la memoria y la vida, como ha sucedido con (...): no tenía nunca un momento para recogerse, para entrar en sí mismo, ¡para ser religioso...! Dio, sí, grandes pasos, pero fuera del camino. El trabajo de cierta gente no sirve 'ad aeternitatem' (para la eternidad). Por lo tanto, trabajo, sí, pero con celo verdadero, prudente, piadoso; un celo sostenido por una firme piedad". Scritti 55, p. 199 ss; cfr. Parola (30.10.1924) III, p. 65.

49. Scritti 54, 174. "Con la oración lo podremos todo, sin oración no podremos nada. Es con la oración que se hacen las cosas. Nosotros podremos plantar y regar, pero solo Dios puede hacer crecer", Lettere II, p. 124. En un fogoso discurso, a esta constatación Don Orione agrega: "...Y si muchas veces sucede que se obtiene sin rezar, el hombre edifica entonces un sepulcro para sí mismo. Dice el Tasso: Non edifica chi vol gli imperi / su fondamenti fabbricar mondani, / ma ben move ruine, ond'egli oppresso / sol crostrutto un sepolcro abbia a se stesso (Canto I). Estos versos del Tasso son la traducción del 'Nisi Dominus aedifverit domum, in vanum lavoraverunt qui aedificant eam', Parola VII, p. 56-59.

50. In cammino con Don Orione, p. 324.

51. Don Orione. La scelta dei poveri più poveri, o.c., p. 135.

52. TERZI I. Atti e Comunicazioni della Curia Generalizia della Piccola Opera della Divina Provvidenza (1986), p. 8.

53. DOM CHAUTARD, L'anima di ogni apostolato. Una reciente edición a cargo de B. Martelet, Ediciones Paulinas, Roma, 1984.

54. En Acta Apostolicae Sedis 82 (1990), p. 362-379.

55. Lettere II, p. 521.

martes, 27 de febrero de 2024

SOLIDARIDAD : PARA RECONSTRUIR UN NUEVO MUNDO


Fragmento de "La vida después de la Pandemia" del Papa Francisco

 A estas horas, a causa del COVID-19 hemos comprendido que todos estamos involucrados e implicados: la desigualdad, el cambio climático y la mala gestión nos amenazan a todos. Hemos de entender también que se deberían cambiar los paradigmas y sistemas que ponen en riesgo el mundo entero. Nuestra vida tras la pandemia no debe ser una réplica de lo que fue antes, sin importar quién solía beneficiarse desproporcionadamente. «Seamos misericordiosos con el que es más débil.

Sólo así reconstruiremos un mundo nuevo». 

El COVID-19 nos ha permitido poner a prueba el egoísmo y la competición, y la respuesta es la siguiente: si seguimos aceptando, e incluso exigiendo, una competición implacable entre intereses individuales, corporativos y nacionales, en la que los perdedores son destruidos, entonces al final los ganadores también perderán como los otros, porque este modelo es insostenible a cualquier escala: desde el virus microscópico hasta las corrientes oceánicas, desde la atmósfera a las reservas de agua dulce. Una nueva era de solidaridad debe poner a todos los seres humanos en el mismo plano de dignidad, cada uno asumiendo su propia responsabilidad y contribuyendo para que todos —uno mismo, los demás y las generaciones futuras— puedan prosperar. 

Junto a la visión, el compromiso y la acción, el Papa Francisco ha mostrado hasta qué punto la oración es fundamental para redirigir nuestra mirada a la esperanza, sobre todo cuando la esperanza se hace débil y lucha por sobrevivir. «Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras».  Mientras guiaba el mundo en la Adoración del 27 de marzo, el Santo Padre enseñó que orar significa:

•           Escuchar, dejar que lo que estamos viviendo nos preocupe, afrontar el viento y el silencio, la oscuridad y la lluvia, permitir que las sirenas de las ambulancias nos turben;

•           reconocer que no somos autosuficientes y, por tanto, encomendarnos a Dios;

•           contemplar el Cuerpo del Señor para ser permeados por su modo de obrar, dialogar con Él para acoger, acompañar y sostener, como Él hizo;

•           aprender de Jesús a tomar la cruz y abrazar junto a Él los sufrimientos de muchos; • imitarlo en nuestra fragilidad para que, a través de nuestra debilidad, la salvación entre en el mundo; • y mirar a María, “Salud de su Pueblo y Estrella del mar tempestuoso”, y pedirle que nos enseñe a decir “sí” cada día y a ser disponibles concreta y generosamente.

La oración se convierte en la vía para descubrir cómo ser discípulos y misioneros hoy, encarnando en una amplia variedad de circunstancias el amor incondicional por todo ser humano y por todas las criaturas. Este camino puede conducirnos a una visión distinta del mundo, de sus contradicciones y sus posibilidades; puede enseñarnos día tras día cómo dirigir nuestras relaciones, nuestros estilos de vida, nuestras expectativas y nuestras políticas hacia el desarrollo humano integral y la plenitud de la vida. Por tanto, la escucha, la contemplación y la oración son parte integrante de la lucha contra las desigualdades y las exclusiones, y a favor de alternativas que sostengan la vida.

El Papa Francisco dice a cada lector de esta recopilación, a cada comunidad y sociedad, Urbi et orbi: « Rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los bendiga, los colme de su amor y los defienda en el camino dándoles esa fuerza que nos mantiene en pie y no defrauda: la esperanza ».

lunes, 26 de febrero de 2024

P. ENRIQUE CONTARDI LLEGA A SAENZ PEÑA EL 27 BRERO DE 1937.


 

BANDERA ARGENTINA, ENARBOLADA POR PRIMERA VEZ EN 1812




 

La bandera argentina fue enarbolada por primera vez por el General Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812, en las barrancas del río Paraná, en Rosario, Provincia de Santa Fé. El objetivo fue sustituir por los colores patrios los que hasta entonces llevaban los ejércitos en su lucha por la independencia.

DANOS MARIA UN CORAZÓN GRANDE... DON VINCENZO ALESIANI




Don Orione se tomó muy en serio las palabras de Jesús a Juan: AQUÍ TIENES A TU MADRE. Y DESDE ESE MOMENTO "LA LLEVÓ A SU CASA". Desde muy joven la consideró la inspiración para sus proyectos apostólicos... Y la buena madre para refugiarse en momentos de abatimiento.  Se hizo peregrino, con la corona en la mano, a los santuarios marianos. Invitó a sus colegas a dar bases teológicas firmes a la devoción a María, Mater Dei. Al final de su vida puede compararse con una pequeña capilla con muchos votos anteriores. La gracia de María.
***
LA LLEVO A SU CASA
Jesús, entonces, viendo a su madre y allí junto a ella el discípulo a quien amaba, le dijo a su madre: "¡Mujer, aquí está tu hijo!" Entonces le dijo al discípulo: "¡Aquí está tu madre!" Y desde ese momento el discípulo la llevó a su casa. (Gv 19.25ss)
"LAS IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA LAS QUIEREN CON... EL NIÑO
En cuanto a las Imágenes de Nuestra Señora de la Divina Providencia, que se reproduzca con el Niño. La Virgen como Madre de Dios se muestra en todas las iglesias y hogares.  La dan a conocer, amar y adorar como Deipara   - Teotokos, como fue proclamado en el Concilio de Éfeso, en 431. La grandeza de la Virgen SS está aquí: que ella es la verdadera Madre de Dios.   Debajo de las imágenes por favor pongan este pie de foto:"Theotokos", Mater Dei, la Madre de Dios, en tres idiomas. (Scr. 15,108)
¿DEBERÍA CERRAR EL ORATORIO? SE REFUGIA EN LAVIRGEN.
Entré en el jardín del obispo, me arrodillé ante la estatua de la Virgen, oré. Entonces tomé la llave, con la que había cerrado la puerta del oratorio, y la até al brazo de la Virgen. El oratorio estaba cerrado, ya no podía hacer nada al respecto, lo pensaste. Y con la muerte en mi corazón, subí. a mi habitación.  Me apoyé en el alféizar de la habitación, me paré en la ventana, miré hacia abajo al oratorio, que nunca volvería a abrir, y lloré y oré. Lloré como un niño llora, con el abandono, la inocencia y la fe de un niño. Y le recé a la Virgen, y me puse a mí y a todo el Oratorio en sus manos. Y así, rezando y llorando, y haciendo el sacrificio de todo, y ofreciendo todo a la Virgen, sin darme cuenta, me quedé dormido.
EN LA MUERTE DE DON GOGGI, SE DIRIGE A LA VIRGEN ASÍ:
Durante tantos años, en este día santo, vine a vuestros pies con el primer hijo de la Divina Providencia. Vinimos aquí a tus benditos pies, o Santísima Virgen. Este año ese pobre hijo murió y estoy aquí solo. Estoy solo frente a ti. Escúchame, o tú que ves y sabes cómo compadecer el corazón que llora. ¡Mi hijo está muerto! Todavía vengo a renovar la consagración mía, pero estoy solo.  Oh María, mi querida Madonna, escúchame; mira las lágrimas de mi pobre corazón. Mira este año ya no puedo hablar: perdóname, estoy solo. ¡Mi pobre hijo está muerto! Lloro y no tengo  consuelo, pensando que eres tan buena y puedes compadecerte de mí.  Pero sé que él también estará aquí.  Hemos pasado estos días juntos durante años; éramos tres: Tú, querida Madonna, él y yo. Tú también has llorado tanto, tú también, o  querida Madonna.  Permítanme llorar; Yo sólo. ¡Mi pobre hijo está muerto!" (Scr. 61,205)
PARA ENCONTRAR UN ALIVIO ESPIRITUAL, VA AL SANTUARIO DE LA VIRGEN. CON LA CORONA EN LA MANO.
Soy un pobre peregrino que busco luz y amor: vengo al Santuario con el rosario en la mano para convertirme a los pies inmaculados de María. Vengo a ti para no perderme, después de pasar entre la profundidad, la oscuridad del espíritu, las sombras negras... Vengo a ti, y siento por encima de mí una paz alta que flota: veo su manto que se extiende sobre todas las tormentas, y una serenidad inofensiva envuelve y me penetra. Y con esta luz embriagante me quito lo viejo y amo. (035PG)

LA VIRGEN ES TAMBIÉN FUENTE DE VALOR  APOSTÓLICO.
"Llévame, oh Santísima Virgen, entre las multitudes que llenan las calles y las plazas: llévame a acoger a los huérfanos y a los pobres, a los miembros de Jesucristo, a los abandonados, a los desaparecidos, a los que sufren, a los tesoros de la Santa Iglesia de Dios. Respaldado por vuestro poderoso brazo, te traeré a Ti, oh Madre muy tierna , a mí pecador y a todos los miserables, de todos los afligidos... (Scr. 62.87b)
DESDE EL SANTUARIO DE ITATÍ, ESCRIBE UNA CARTA INSPIRADA:
La Pequeña Obra es suya, es obra de Su bondad materna.  Nuestro Instituto es su hijo; se encuentra bajo las alas de la Divina Providencia como un polluelo, y vive y camina bajo el manto de María. Sabes, Virgen santa, que esta pobre Obra es tuya: Tú la querías, y querías servirnos miserablemente, llamándonos misericordiosamente con el más alto privilegio de servir a Cristo en los pobres.  Danos, María, un gran alma, un gran y magnánimo corazón, que llega a todos los dolores y lágrimas. Seamos realmente lo que quieren: ¡los padres de los pobres! Que todas nuestras vidas sean sagradas para DAR A CRISTO AL PUEBLO Y EL MUNDO DE CRISTO. (En el camino... 45)
LE PARECE UNA CAPILLA CON MUCHOS EX VOTOS
Sí, soy como una de esas capillas; no hay nada en mí en el que no pueda escribir: Gracia recibida de María! Esta fuerza que tengo, la misión divina que hago, este vestido religioso que llevo: Gracias recibidos de María. Lee en mi frente, lee en mi corazón, lee en mi alma; no se puede ver que en todas partes dice: GRACIAS RECIBIDAS DE MARIA  ('Obra de la Divina Providencia, 1.5.1908)