Don
Orione, como todo profeta, es portador de un mensaje de esperanza. Al
interpretar los acontecimientos a la luz de Dios, que se manifiesta por medio
de los “signos de los tiempos”, abarcaba con su mirada al pasado, al presente v
al futuro. Por eso en algunas ocasiones al hablar del presente lo hace con
referencias al fin de los tiempos puesto que comprende con claridad que la meta
final de la historia humana no puede ser otra que la plena manifestación del
designio salvador de Dios.
La base textual de este capítulo serán dos importantes escritos distantes el tiempo pero ambos de hondo contenido profético: Una carta abierta que apareció en una hoja mensual (la “Obra de la Divina Providencia) el 26 de noviembre de 1899. Don Orione dio una gran trascendencia a este escrito, al que corrige y publica nuevamente en 1906 y en otras ocasiones. Lleva por título “Cantate Domino Canticum Novum”[1]
Toda la
carta esta colmada de referencias bíblicas particularmente del libro del
Apocalipsis. (Cfr. estudio del P. G. Bressan fdp, citado en nota).
Estas páginas, si bien fueron escritas en un momento determinado, lo trascienden con un significado perenne, en el estilo de los oráculos proféticos.
Una carta escrita desde Buenos Aires el 3 de julio de 1936 recordando los humildes inicios de su Congregación que daba su primer paso un 3 de julio de 1892 cuando se inauguraba el “Oratorio Festivo” de Tortona20. Pertenece a la última época de Don Orione (plena madurez) el cual ha vivido mucho y muy intensamente. La escribe desde la Argentina, donde se encontraba desde hacía dos años, lugar donde tuvo la oportunidad de vivir una realidad distinta a la de su país lo cual le permitió ensanchar los horizontes de su cosmovisión.
[1] “CANTATE DOMINO CANTICUM NOVUM”, un escrito de Don Orione comentado por el P.
G. Bressan, fdp., colección “Messaggi Di Don Orione”, cuaderno N° 3,
Tortona-Roma, 1970 20 “Lettere”, Vol. II, págs.. 365-374