SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

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miércoles, 7 de febrero de 2024

SIERVO DE CRISTO Y DE LOS POBRES


¡Almas y Almas!

Buenos Aires, 1º de marzo de 1937.

A mis beneméritos Benefactores y Benefactoras del Pequeño Cottolengo Genovés.

¡Que la paz esté siempre con nosotros!

Se que también este año se reunirán para la fiesta de San José oh mis Benefactores y Benefactoras de Génova. Y sabe Dios con qué placer quisiera encontrarme con ustedes, como en otros años, pero es necesario tener aún un poco de paciencia y luego tenderé la alegría de verlos nuevamente a todos, si así Dios lo quiere, como espero.

Cuando luego sepan las razones de esta tardanza, no sólo ninguno se lamentará más, tal vez más de uno dirá: "¡podía quedarse allí aún!"

Pero, oh Buenos Amigos, hoy voy a confirmarles la noticia de que vuelvo y que estoy con un pie en la escalinata del buque. Me detendré un poco en Brasil, más no pasarán más tantos meses y me sabrán ya en Italia. ¡Les daré una sorpresa! Pero, también en esta reunión de ustedes quiero estar presente, en espíritu por lo menos.

Es hermosa la reunión de ustedes en la vigilia de San José: en la fiesta y bajo los auspicios de San José se ha abierto en Génova el Pequeño Cottolengo y San José no es sólo el celeste Proveedor de nuestros pobres, sino también el Santo del Cottolengo, el cual era llamado por todos "Don José": José Benito Cottolengo.

Ahora, como si estuviese delante, dejen que les dirija mi más cordial saludo en el Señor, y que les agradezca, mis amados Benefactores y Benefactoras, por todo ese bien que han hecho a nuestros pobres del Cottolengo Genovés.

¡Que Dios los recompense ampliamente por ello en esta y la otra vida!

¡Aquel que le da a un pobre por el amor de Dios, se lo da a Dios mismo!

Y dejen que les diga que yo sentía que la Obra del Pequeño Cottolengo en Génova no sufriría por mi alejamiento, más se consolidaría y acrecentaría No podía ser de otro modo ya que el Pequeño Cottolengo de Génova no es obra mía, sino de la Divina Providencia.

Cuando partí puse a todos los pobres en las manos de la Santa Virgen y partí tranquilo, sabiendo bien, que el Pequeño Cottolengo, después del Cielo, sería sostenido por la caridad de ustedes y que mis amados Benefactores y Benefactoras de Génova seguirían favoreciéndolo. Y a medida que se prolongaba mi permanencia, comprendías más que por el Pequeño Cottolengo de Génova la Divina Providencia deseaba servirse de ustedes y no de mí, para sus fines siempre justos, sapientes y santos, y también para humillar a mi gran soberbia. Y así demostrar también, ya sea a los amigos como a los contrarios, si los hubiera, que el Cottolengo Genovés no es obra mía, sino obra del Señor: que va adelante, y hasta mejor, conmigo ausente y lejano por años enteros, porque está sostenido por la mano de Dios, por la protección celeste de María Santísima, de San José y de San José Benito Cottolengo, el santo de los infelices y abandonados.

Y también para mostrar que está válidamente confortado y ayudado por la benevolencia y caridad de ustedes, oh mis buenos, inolvidables Genoveses, que tienen un modo de ser un poco arrogante, pero poseen un corazón de oro, un corazón grande, más grande que su mar.

Pues, si el Pequeño Cottolengo se ha difundido y extendido también a Sud América y otros lugares, esto se debe, en gran parte, al ejemplo edificante de caridad hacia los pobres que ustedes han dado.

Cierto es, oh Genoveses que mucho han aprendido de ustedes las personas beneméritas, que en los Pequeños Cottolengos, aquí y en otros lugares, se ocupan de los pobres más infelices y más abandonados: ¡su ardor, su espíritu de cristiana caridad, el margen y magnanimidad del corazón de ustedes ha hecho escuela!

Que Dios los premie en la tierra y en el cielo.

Se entiende que, para perfeccionar el Pequeño Cottolengo, falta aún mucho, la obra no está terminada, más solo bosquejada y tiene aún muchas imperfecciones, pero ustedes saben que ningún hombre carece de defectos, y así las Instituciones: también ellas se forman de a poco.

Yo, que he conocido a Don Bosco, a Don Rua, etc., les puedo decir que, en esos tiempos, la Congregación Salesiana no estaba tan ordenada como lo está ahora. Había muy buen espíritu y el buen espíritu vale por muchas cosas.

Si en el Pequeño Cottolengo y en nuestras personas, ustedes, mis Benefactores, ven que hay aún tantas carencias, no deben descorazonarse ni enfriarse por ello, más, como ustedes aman de sincero amor a esta obra de fe y de caridad, ustedes deben rezar por nosotros y ayudarnos con sus consejos para mejorar cada cosa, y a nosotros mismos, ante todo.

Por gracia divina, nosotros queremos, en gran humildad, amar y servir a Jesucristo en los pobres más necesitados y queremos servir a los pobres con el más grande y dulce espíritu de caridad. Con la ayuda de Dios y escuchando los buenos consejos de todos, queremos que el Pequeño Cottolengo responda, siempre más y siempre mejor, a su fin santo, al fin para el cual Dios, Padre misericordiosísimo, lo ha suscitado.

Desde lo profundo de nuestra nada, oh queridos Benefactores y Benefactoras, nosotros elevamos el espíritu y el corazón al Cielo, queremos confiar en Dios, tener en Dios la confianza más filial, una confianza sin límites y bien sabemos que haciendo así no iremos mal, confusos; quien confía en Dios no va confundido siempre.

Ni, por nuestros defectos, queremos descorazonarnos, sin defectos no hay nadie. Nosotros caminaremos adelante, a los pies del Señor y de la Santa Iglesia, orando y confiando en la Divina Providencia y en el corazón de ustedes, siempre lleno de caridad, oh amados Benefactores, confiados en el buen Dios, que vencerá todas nuestras miserias y triunfará en nosotros, sus pobre hijos y trapos.

Nosotros no deseamos nada más que amar al Señor, en fidelidad y sacrificio total de todos nosotros, esperando en El, deseosos de perfección en su santo servicio y en la caridad, amar a Dios y a los pobres. Y queremos in Domino, no empequeñecernos, sino pensar en grande, porque Dios es grande, y amar a todos de amor santo y grande, y no perdernos en pequeñeces.

Y así, in domino y como buen hermano en Cristo, los exhorto a ustedes, oh Amigos, Benefactores y Benefactoras del Pequeño Cottolengo Genovés, a no dejarse nunca, nunca agriar el corazón, si tal vez hubiese quien, aún con la intención del bien, tratase de sembrar cizaña, desconfianza, crítica, disminuyendo en ustedes el espíritu de caridad y robándoles la dulzura del corazón, pues esto no sería nunca según el espíritu del Señor, Y ahora los saludo en el Señor, oh amadísimos Benefactores y Benefactoras e invoco del Señor sobre ustedes la mas consolante gracia y bendición, sobre ustedes y sobre sus familias. Rueguen por mi; por ustedes ruego siempre.

Me es grata esta circunstancia para hacerles los mejores augurios de Feliz Pascua, mientras con los deseos más ardientes apuro el día para poderles expresar personalmente toda mi profunda gratitud.

Vuestro obligadísimo en Jesucristo

Sac. J. Luis Orione

de los Hijos de la Divina Providencia

 

Fuente Cartas Volumen II Don Orione