SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


viernes, 13 de octubre de 2023

14 DE OCTUBRE, EL PADRE JOSE DUTTO, UN REGALO DE LA PROVIDENCIA PARA LA CONGREGACIÓN



El P. José Dutto, podemos decir, fue un regalo de la Providencia para la Congregación.
El 14 de Octubre de 1922 falleció el P. Julio Quadrotta, y durante la misa de exequias, Don Orione miró a dos sacerdotes diocesanos presentes, y con gran confianza le pidió a Dios que alguien tomase el lugar del sacerdote difunto: “Señor me has quitado al P. Quadrotta a quién necesitaba tanto. Dame en su lugar a uno de estos dos jóvenes sacerdotes”. Confiado en la Providencia, no volvió a Tortona esa noche.
QUADROTTA Giulio, de Roma, murió en Cuneo en 1922, a los 30 años, 10 de profesión y 7 de sacerdocio.
Al día siguiente, el P. José Dutto, entonces vicario parroquial del Sagrado Corazón y uno de los dos sacerdotes a quienes Don Orione miró, fue a la colonia de San Antonio y para pedir la dirección de Don Orione, pues quería enviarle una carta pidiéndole consejo sobre su vocación misionera.
Para su sorpresa, no necesito pedir la dirección del Fundador, ya que el mismo Don Orione lo recibió paternalmente y lo invitó colaborar en su obra misionera, diciéndole que este  era el deseo de Dios. Lleno de dudas y un poco turbado, el P. Dutto hizo un retiro espiritual para discernir la voluntad de Dios, y el 4 de diciembre de ese año ingresó en la Congregación.
            Mientras se preparaba para ingresar, le escribió a Don Orione: “Si un día consigo ser parte de los Hijos de la Divina Providencia, le ruego desde ahora, ¡ayúdeme a ser santo! Si por cobarde inconstancia olvidara este propósito, recuérdemelo” (carta del 27 de octubre de 1922).
            Al poco tiempo de ingresar fue destinado a Argentina, llegando a este país el 5 de mayo de 1923. Ya en su nuevo destino, el P. Dutto será uno de los hombres de confianza del Fundador y unos de los pilares de la naciente presencia orionita. 
P. Carbone (predicador), Don Orione, P. Zanocchi, P. Dutto y P. Montagna.


 
El P. Enzo Giustozzi, con algo de picardía, solía contar que la “tradición oral” llamaba “el Sanedrín” al trío compuesto por los PP. Zanocchi, Di Salvatore y Dutto, a través de los cuales Don Orione dirigía la Obra en Argentina.
            El primer destino del P. Dutto será la Colonia de Marco Paz, donde sufrirá una terrible experiencia dado los problemas con las autoridades de la misma.
En marzo de 1924 será enviado a la parroquia “La Sagrada Familia” en el Puerto de Mar del Plata, donde desarrollará una increíble labor pastoral entre los pescadores.
A raíz de la invitación de un vecino y amigo del Véneto (Italia), visitará el actual barrio “San José”, y se ocupará del cuidado pastoral de dicha zona, dando comienzo al Oratorio “Santa Teresita”, base de lo que luego sería la parroquia “San José” de Mar del Plata.
Siendo párroco de “La Sagrada Familia”, invitará a los pescadores a dar gracias por la pesca abundante, dando así comienzo a la actual Fiesta Nacional de los Pescadores.
En el transcurso de los años, la comunidad marplatense le dedicará una de la calles del Puerto como prenda de gratitud y cariño.
Al volver Don Orione a la Argentina por segunda vez en 1934, el P. Dutto se trasladará a la casa de Carlos Pellegrini para colaborar con el Fundador.
En 1937, fue nombrado párroco de Pompeya, y en 1940, Superior Provincial, al ser elegido Vicario General al P. Zanocchi. 
Don Orione, Mons. Cortesi y el P. Dutto, en la actual Casa Provincial, 1935
 
            En el III° Capítulo General (1952) fue nombrado superior de la provincia de San Marciano (Norte de Italia), cargo que acepto con dolor, pues significaba dejar la Argentina. Desde 1955 hasta 1958, fue rector del Santuario de la Guardia de Tortona. Fue elegido Consejero General en el IV° Capitulo General (1958) y nombrado Procurador de la Congregación en el V° Capitulo General (1963).
            Durante sus últimos años en Italia, recordaba con mucho cariño sus casi treinta años en Argentina, al punto que algunos dicen que “lloraba penas argentinas” al encontrarse con algún misionero italiano de regreso.
Don Orione lo definió como un religioso óptimo, de gran piedad, inteligente, de vasta cultura y fervoroso.
Entre otras cosas, Don Orione le encomendó el cuidado del boletín de la Congregación en Argentina, pues decía el Fundador que el P. Dutto “escribe muy bien en castellano”Incluso el Instituto Argentino-Hispano, le otorgó un título académico en Octubre de 1966. Escribió también la biografía del P. Zanocchi, la historia de las actividades de los primeros hijos de Don Orione en el Chaco, y también tradujo diversos escritos de Don Orione.
Es recordado por su dedicación pastoral y amor al pueblo de Dios, así contaba mi abuela. Como también por su gran estatura, sus manos grandes, su carácter fuerte, y por haber sido un hombre de confianza del Fundador y un pilar de la naciente provincia Argentina.
P. Dutto (al centro) junto al Papa Pablo VI y el P. Zanatta
FUENTE: P. Facundo Mela

 

14 OCTUBRE 1934, CLAUSURA DEL CONGRESO EUCARÍSTICO Y LA MIRADA DE DON ORIONE

14 de Octubre - Quinta Jornada - Día de la Clausura, se llevó a cabo El Día del Triunfo Eucarístico Mundial.



Más de un millón de personas concurrieron a Palermo para asistir a la  misa  que  oficiaría  el legado pontificio. Al culminar, en medio de un silencio absoluto -y en un alarde de la técnica de  comunicación  para  la  época–,  se  oyó  la  voz  del  Sumo  Pontífice  que  desde  el  Vaticano proclamaba:  “Cristo  Eucarístico,  vive,  reina  e  impera”. 

 Luego  de  la  bendición  papal,  la multitud regresó para la procesión de Clausura. En esta jornada, también participó el presidente Agustín P. Justo, quien pondría voz al espíritu nacionalista, centrado en la adhesión a la fe de Cristo, y en especial a los valores conservadores afines a la jerarquía eclesiástica. 

De esta  manera,  empezaba  a  consolidarse  una  alianza  que  se  haría  palpable  durante  los  años  y décadas siguientes. El diario El Litoral, en la edición matutina de ese mismo día destacaba la presencia de unas 700.000 personas que se habían dado cita en el espacio de Palermo, alrededor de la Gran Cruz para recibir la bendición de Su Santidad el Papa, impartida por radiotelegrafía desde el Vaticano. Igualmente, hacía notar que la organización era perfecta y merced a ella el público había  podido  tomar  ubicación  en  las  distintas  zonas  en  la  que  estaba  dividido  el  recinto. Asimismo,  señalaba  la  conveniencia  de  haber  tomado  precauciones  ante  los  peligros  de  la canícula.7

Más  puntualmente,  se  observaba  la  notable  actuación  en  los  protocolos  sanitarios del  militante  católico  Elías  Luque,  destacado  profesional  médico  de  la  ciudad  de  Rosario,  a cuyo  cargo  se  encontraba  la  organización  del  servicio  de  primeros  auxilios,  y  dentro  de  su órbita  debía  dirigir  al  numeroso  personal  de  la  salud  distribuido  en  los  múltiples  eventos religiosos.8

En efecto, durante  aquellos  cuatro  días,  la  ciudad  de  Buenos  Aires  albergó  visitantes procedentes  de  todo  el  país  y  del  extranjero. Se habló de un millón de  personas,  aunque  no existe  certeza  sobre  esta  cifra.  Verdad es que arribaron a  estas  tierras  visitantes  extranjeros con  sus  respectivas  comitivas  oficiales,  tanto  de  países  limítrofes  como  de  Europa.  De acuerdo a fuentes oficiales de la Iglesia argentina se estimaría que “en Buenos Aires en 1934 se repartieron 100.000 comuniones a niños, 400.000 a hombres y 700.000 a mujeres”.9 Como corolario, las  cifras  indican  que  el  evento  estuvo  marcado  por  una  muy  intensa  práctica sacramental.

- Por la tarde, se realizó la procesión de clausura por la Avenida Alvear, siendo esta un espectáculo imponente por el orden, la compostura y el recogimiento de la multitud.

- A las 17 fue el apogeo, los cálculos oficiales hablan de 2.000.000 de personas.

- Luego de la procesión final, el presidente Justo, consagró el país a Jesucristo.

Los dos días siguientes, el Card. Pacelli visitó Luján y realizó una serie de visitas oficiales, inaugurando también el Ateneo de la Juventud. El 16 de octubre, por la noche, partió de retorno a Roma.

 https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/10990/1/xxxii-congreso-eucaristico-1934.pdf

 

 Muchas veces expresará Don Orione el poderoso impacto que produjo sobre él ese gran acontecimiento eucarístico:

 


 

El Congreso en los ojos de Don Orione

Don Orione ve al Congreso Eucarístico como un verdadero triunfo de Cristo. Será un espectáculo grandioso, que lo impactará muchísimo, como puede verse en sus cartas y discursos; será algo que perdurará en él, ya que lo citará muchas veces. Esto puede comprobarse, fácilmente, leyendo con cuidado las cartas escritas desde Argentina durante los meses posteriores al Congreso Eucarístico.

De una carta colectiva a sus religiosos, religiosas, seminaristas, ermitaños, etc., desde Victoria, el 4 de noviembre de 1934, a menos de un mes del Congreso Eucarístico, leemos:

"El Congreso Eucarístico fue un milagro; más de dos millones de fieles participantes sintieron que el Papa estaba acá, con nosotros, y que el triunfo de Nuestro Señor era, al mismo tiempo, un triunfo del Papa y de la Iglesia y de todo cuanto de social, de grande, de sobrehumano, de divino, la Iglesia y el Papa son, representan y proclaman.

 La grandiosa celebración pública de fe, de amor, de adoración a Jesús Eucaristía en la Argentina superó todos los Congresos Internacionales Eucarísticos que existieron y no sé cómo y dónde podrá ser superada; sólo el Paraíso puede ser mejor. ¡Hemos entrevisto y gustado por anticipado del Paraíso!".

Y en otra carta colectiva, saludando para la Pascua a los religiosos, religiosas, amigos, benefactores, alumnos, huérfanos, etc., desde Buenos Aires, el 19 de marzo de 1935, a casi seis meses del Congreso Eucarístico, decía:

“Asistí al Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires. ¡Un espectáculo inefable! Pude ver qué es y cómo es de grande la misericordia de Dios: más grande que los cielos.

¡Vi decenas de millares y millares de obreros, de robustos trabajadores, de jóvenes, florecientes de vida; médicos, abogados, oficiales, profesores universitarios, diputados, ministros, confundidos en columnas, confesarse en las plazas, a lo largo de los caminos, ¡de las calles de esta gran capital! ¡Más de 200.000 hombres, como atraídos por un imán, en interminable torrente, avanzan compactos, orando, cantando y postrándose a los pies de Cristo!; adorar a Cristo, recibir a Cristo sobre la gran Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno de esta República Argentina.

En aquella plaza los he visto fraternizar, abrazarse en Cristo, jurar su fe, su amor a la Patria, ¡llorar de amor! ¡Fue un espectáculo único en el mundo!

¿Qué sentían? ¡A Cristo! ¿Quién estaba? Cristo, queridos hermanos; Cristo Nuestro Señor que resucitaba en esos corazones; estaba Jesús, estaba el Señor pasando por esta metrópolis y descendía junto a su pueblo. El Legado Papal exclamaba: '¡Pero esto es el Paraíso!”