De esta manera, con el consentimiento de Don Carlos Sterpi, primer
sucesor de Don Orione como superior General, se aprobaba el nacimiento
del grupo los Amigos de Don Orione, que con el tiempo multiplicaría su
presencia en diversas partes del mundo.
En la Argentina fue el Dr. Rómulo Garona Carbia, que había
conocido al Santo de la Caridad y lo había tratado en muchas
oportunidades, quien fundara la rama local en Claypole el 12 de marzo de
1956.
Del mismo modo se fueron formando filiales en la provincia de
Córdoba, Tucumán, Chaco y otras localidades de Argentina para que “cada
comunidad se reúna a revivir los santos ejemplos del Apóstol de la
Caridad y seguir de cerca sus obras sin distinción de ideas políticas y
sociales”, según palabras del Dr. Garona.
El 8 de abril de 1965 se realizó la primera jornada de Amigos en
nuestro país, y desde entonces todos los años se organizan encuentros
nacionales en distintas casas, donde se comparten charlas, oraciones y
actividades dinámicas de reflexión sobre el carisma orionita.
“Un Amigo de Don Orione es el que se adhiere a su espiritualidad,
la conoce, la admira y la difunde desde el lugar donde desarrolla su
apostolado: su trabajo, actividad social, política, deportiva o
barrial”, declara el Padre Mateo Giordano, asesor nacional del grupo.
“Nuestras reuniones son formativas y abiertas. En ellas
articulamos actividades para las distintas casas de la Obra, generamos
ideas para preparar el encuentro anual de Amigos, y con la llegada de
Cuaresma y Adviento organizamos retiros espirituales a nivel regional en
Claypole, Villa Domínico o Lugano”, agrega el P. Mateo.
Para ayudar
En cada comunidad los Amigos de Don Orione cumplen un papel muy
importante. Como en San Francisco, Córdoba, donde realizan diferentes
iniciativas para colaborar con el sostenimiento de la Obra.
La Sra. Mirta Delfabro, coordinadora local, destaca que “cada año
organizamos cuatro eventos: dos cenas, un locro y venta de pastelitos.
Todo a beneficio del Cottolengo. Preparamos alrededor de 3000 docenas de
pastelitos por año que vendemos en la comunidad. Hace tres años
marcamos un récord cuando vendimos más de 4000 docenas”.
Para Mirta “los chicos del Cottolengo” son su debilidad: “El amor
que transmiten hace que cada evento se convierta en una reunión de
familia. Gracias a ellos podemos contar con la colaboración de las
fuerzas vivas de la ciudad, donde la Obra es muy querida”.
Emma Galván, docente jubilada del Instituto Don Orione de
Tucumán, relata que “en esta provincia el grupo de Amigos se formó en
1956. Nos reunimos cada 12 de marzo en la Parroquia San José Benito
Cottolengo para pensar la actualidad desde nuestra mirada como
orionitas, y dialogar acerca de la organización de las actividades
diarias en la Paqrroquia, donde colaboramos. Siempre cerramos las
charlas con el “cafecito de Don Orione”.
Para invitar
Menos afecto a las fechas, pero tan comprometido como Mirta y
Emma, el cordobés Raúl Nassif está convencido de que “las verdaderas
amistades no remiten a fechas, ni de inicio ni vencimiento”.
Mientras desgrana numerosos recuerdos y anécdotas sobre su
vínculo con la Obra Don Orione de su ciudad, comenta que “fui varias
veces a Tortona, y en Roma participé del sexto Encuentro Internacional
de Amigos de Don Orione que concluyó en el Vaticano. Allí S.S. Pablo VI
nos expresó que se sentía Amigo entre los Amigos de Don Orione”.
Raúl señala que “en Córdoba los Amigos siempre hemos organizado
cosas para ayudar a Don Orione. Hemos organizado rifas, bingos,
parrilladas y otras comidas donde juntamos más de ochocientas personas, a
quienes invitamos a conocer el Cottolengo”.
Para imitar
En los Encuentros Nacionales que realizan, acompañados por
obispos y sacerdotes, los Amigos de Don Orione reflexionan sobre “Don
Orione y los jóvenes”; “La mujer como educadora de la Paz”; “Vocación y
misión del laico en la Iglesia de hoy”; “Don Orione y la Eucaristía” y
“Ser Amigo de Don Orione hoy”.
“Pensamos estos temas como un camino de búsqueda que nos permita
seguir tras los pasos de nuestro fundador, para llevar en alto la
bandera de su carisma como ejemplo”, explica el padre Mateo.
Así como los Amigos buscan caminos hacia la santidad orionita,
Raúl Nassif asegura que Don Orione intercede para ayudar a encontrarlos,
y lo argumenta recordando una anécdota:
“En el año 1965 los Amigos organizamos la rifa de un auto para
recaudar fondos para la Obra, con tal suerte que uno de los pocos
números que no habíamos vendido salió sorteado. Al quedar el auto
vacante decidimos regalárselo al Párroco de la comunidad, en ese
entonces el Padre Enito Chiarini. Pero fue grande nuestra sorpresa
cuando escuchamos su respuesta: `No puedo recibirlo porque he realizado
votos de pobreza´”.
Con la voz entrecortada por la emoción, Raúl está convencido que
“este episodio fue una señal provocada por el Santo. Estas experiencias,
como muchas otras más vividas junto al P. Chiarini y otros grandes
sacerdotes, han profundizado mi amistad con Don Orione”.
En aquella oportunidad se decidió vender el auto para destinar el
dinero a cubrir distintas necesidades del Cottolengo, y con su actitud
el P. Chiarini enseñó con certeza cuál es el espíritu que Don Orione
pretende de sus amigos.
Don Orione mantenía una estrecha relación con sus benefactores, a
quienes consideraba sus amigos. Y hoy desde su Obra continuamos la
tradición, saludamos a nuestras amistades y abrimos las puertas a nuevos
afectos que deseen sumarse a nuestra misión. Imitamos la invitación de
nuestro santo en algunas de sus cartas: “¿Escucharás la voz de un
amigo?”.