Don Orione sembraba su jornada de oraciones, breves invocaciones, rosarios, jaculatorias, visitas eucarísticas. Era un modo de cultivar el contacto continuo con "el Cielo" y para sentirse continuamente "en la presencia de Dios". Vale la pena leer algunos testimonios de estas formas simples de oración, al alcance de todos, sobre todo de aquellos que viven una vida agitada como la de Don Orione.41
una carta de Don Orione reveladora de la experiencia y de su enseñanza al respecto; es del 4.1.1938 y trata de la 'dimensión contemplativa' de la vida, como hoy decimos nosotros, o sea del "espíritu de oración", como decía él.
Por la noche, libre ya de todo y de todos, se
detenía largamente en la iglesia. "También a mí me ha sucedido - recuerda
un cohermano - sorprenderlo en el corazón de la noche en oración, en la
capillita de Casa Madre, en Tortona: arrodillado sobre la tarima del altar, con
la cabeza apoyada sobre el altar, en confiado abandono". (38)
La recitación del Breviario le era motivo de consuelo, de gozo y de alimento espiritual. Muchas veces en su hablar y en su escribir se refería a algún texto de la liturgia de las Horas. "En las prédicas, en las cartas, en la conversación, con frecuencia acudían a sus labios frases, trozos, citas del oficio del día". (39) A Don D. Mogni le quedó grabado que "una vez, en Tortona, le anunciaron un llamado telefónico de Génova, mientras él recitaba el Breviario con los sacerdotes. No quiso moverse, y esto me edificó mucho". (40)
"No se podía hablar con él sin que Don Orione introdujese un pensamiento religioso. Cada vez que se acudía a él por cualquier necesidad o se le encomendaba un enfermo, su primera palabra era una exhortación a invocar la ayuda del Señor". (43)
"En su habitación tenía el gran Crucifijo. No puedo decir cuántas veces Don Orione se haya vuelto para mirar, en la jornada, a Jesús pendiente de la cruz, ni cuántas veces hubo doblado la rodilla y orado delante de aquella imagen. En verdad, tenía el Crucifijo en su habitación para volver frecuentemente su mirada al Señor". (44
30. Lettere II, p. 519-523.
34. Ex processu, p. 20.
35. Testimonio de Don A. Perduca, Ex processu, p. 67.
36. Testimonio de Don E. Sciaccaluga, Ex processu, p. 233.
37. Testimonio de Don G. Zambarbieri, Ex processu, p. 716.
38. Testimonio de Don G. Zambarbieri, Ex processu, p. 715. Muchos recuerdan esta costumbre de Don Orione; también el Abad Caronti: "Mientras era Visitador, me sucedió que tuve que pernoctar en la Casa Madre de Tortona, en una habitación contigua a la Capilla, más de una vez, para no decir casi siempre, yendo a la Iglesia de noche para recitar el Oficio, encontraba a Don Orione en adoración" (p. 186-187).
39. Testimonio de Don D. Sparpaglione, Ex processu, p. 141.
40. Ex processu, p. 37.
41. Testimonio de Don A. Perduca, Ex processu, p. 72.
42. Testimonio de Don C. Pensa, Ex processu, p. 175-176. Cfr. también con Don G. Zambarbieri, p. 715.
43. Testimonio de Don G. Zambarbieri, Ex processu, p. 714.