SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


sábado, 27 de mayo de 2023

28 MAYO, ANIVERSARIO 79 DEL COTTOLENGO DE TUCUMAN


28 de mayo de 1944, el Cottolengo de Tucumán cumple 78 años de vida,se celebra con gran alegría un nuevo aniversario de la apertura de esta casa orionita. gracias a la generosidad de los tucumanos.Fue necesaria la acción de la divina providencia para llegar a aquel momento , nos trae el recuerdo de tres importantes personas que fueron instrumentos importantes para concretar este sueño: monseñor Agustín Barrere, obispo de Tucumán, quien conoció, charlo e invitó a Don Orione a que asumiera una parroquia en la provincia del norte argentino; Don José Zanocchi, superior provincial de la Obra Don Orione, quien dedicó mucho tiempo a cultivar el sueño de llegar a Tucumán, y en 1944 se trasladó al jardín de la república para vivir más de un mes en el momento en que se terminaba la construcción y se inauguraba el Cottolengo. Por último Don Evaristo Etchecopar, tucumano, de generoso corazón que deseaba realizar una obra de caridad en honor a su difunta esposa.El contexto estaba preparado, cada uno dio lo mejor de sí y la semilla de la obra Don Orione comenzó a crecer en Tucumán.
“Las puertas del Pequeño Cottolengo no preguntarán cómo te llamas o cuál es tu creencia, sino cuál es tu dolor”, decía Don Orione, el santo de la caridad
Las instalaciones ocupan toda una manzana de avenida República del Líbano 2148, donada por Evaristo Etchecopar en homenaje a su esposa, Sofía Avellaneda.
fuent P. Anibal Quevedo

FELIZ PENTECOSTES !!!


Pentecostés (del griego πεντηκοστή pentēkostḗ ‘quincuagésimo’) es el término con el que se define la fiesta cristiana del quincuagésimo día del Tiempo de Pascua.​Nota 1​ Se trata de una festividad que pone término a ese tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.2Pentecostés, fiesta grande para la Iglesia. Con el Espíritu Santo tenemos el espíritu de Jesús y entramos en el mundo del amor. Gracias al Espíritu Santo cada bautizado es transformado en lo más profundo de su corazón.
Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. La liturgia incluye la secuencia medieval Veni, Sancte Spiritus.
En las Iglesias ortodoxas existe además la celebración de las «Tres Divinas Personas» o de la Santa Trinidad. Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión, desde el siglo XIV, su propia fiesta llamada «Trinitatis» —la fiesta de la Santísima Trinidad— una semana después de Pentecostés.
En las narraciones sobre Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles, se le adjudica al Espíritu Santo (en congruencia con el Antiguo Testamento) características milagrosas (carismas): él ofrece valentía y libertad, posibilita la comprensión (glosolalia) y fortifica una comunidad universal.
En la Iglesia, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés no fue un hecho aislado, sino que la está santificando continuamente, también a cada alma a través de sus innumerables inspiraciones que, según san Francisco de Sales son:(...) todos los atractivos, movimientos, reproches y remordimientos interiores, luces y conocimientos que Dios obra en nosotros, previniendo nuestro corazón con sus bendiciones, por su cuidado y amor paternal, a fin de despertarnos, movernos, empujarnos y atraernos a las santas virtudes, al amor celestial, a las buenas resoluciones; en una palabra, a todo cuanto nos encamina a la vida eterna.
Pentecostés es la confirmación de la promesa de Jesús: «Dentro de pocos días seréis bautizados en el Espíritu Santo».​ Esto pone de manifiesto varios aspectos, entre los que se destacan:
La unidad espiritual de todos los que recibieron el Espíritu de Jesús.Un solo Cuerpo y un solo Espíritu [...]. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.Efesios 4, 4-6

Pentecostés fue un día único en la historia humana.

En la Creación del mundo, el Espíritu cubría las aguas, “trabajaba” para suscitar la vida.
En la historia del hombre, el Espíritu preparaba y enviaba mensajeros, patriarcas, profetas, hombres justos, que indicaban el camino de la justicia, de la verdad, de la belleza, del bien.
El Espíritu descendió sobre la Virgen María, y el Verbo se hizo Hombre en la plenitud de los tiempos,
En el inicio de su vida pública, el Espíritu se manifestó sobre Cristo en el Jordán, y nos indicó ya presente al Mesías.
Ese Espíritu descendió sobre los creyentes la mañana de Pentecostés. Mientras estaban reunidos en oración, junto a la Madre de Jesús, la Promesa, el Abogado, el que Jesús prometió a sus discípulos en la Última Cena, irrumpió y se posó sobre cada uno de los discípulos en forma de lenguas de fuego (cf. Hch 2,1-13).

Es nuestro cumpleaños

Desde ese momento empieza a existir la Iglesia. Por eso es fiesta grande, es nuestro “cumpleaños”.
Lo explicaba san Ireneo (siglo II) con estas hermosas palabras: “Donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios, y donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y toda gracia, y el Espíritu es la verdad; alejarse de la Iglesia significa rechazar al Espíritu (...) excluirse de la vida” (Adversus haereses III,24,1).
Con el Espíritu Santo tenemos el espíritu de Jesús y entramos en el mundo del amor. Gracias al Espíritu Santo cada bautizado es transformado en lo más profundo de su corazón, es enriquecido con una fuerza especial en el sacramento de la Confirmación, empieza a formar parte del mundo de Dios.

Análisis de S.S. Benedicto XVI

Benedicto XVI explicaba cómo en Pentecostés ocurrió algo totalmente opuesto a lo que había sucedido en Babel (Gen 11,1-9). En aquel oscuro momento del pasado, el egoísmo humano buscó caminos para llegar al cielo y cayó en divisiones profundas, en anarquías y odios. El día de Pentecostés fue, precisamente, lo contrario.
“El orgullo y el egoísmo del hombre siempre crean divisiones, levantan muros de indiferencia, de odio y de violencia. El Espíritu Santo, por el contrario, capacita a los corazones para comprender las lenguas de todos, porque reconstruye el puente de la auténtica comunicación entre la tierra y el cielo. El Espíritu Santo es el Amor” (Benedicto XVI, homilía del 4 de junio de 2006).
Por eso mismo Pentecostés es el día que confirma la vocación misionera de la Iglesia: los Apóstoles empiezan a predicar, a difundir la gran noticia, el Evangelio, que invita a la salvación a los hombres de todos los pueblos y de todas las épocas de la historia, desde el perdón de los pecados y desde la vida profunda de Dios en los corazones.
Pentecostés es fiesta grande para la Iglesia. Y es una llamada a abrir los corazones ante las muchas inspiraciones y luces que el Espíritu Santo no deja de susurrar, de gritar. Porque es Dios, porque es Amor, nos enseña a perdonar, a amar, a difundir el amor.
Podemos hacer nuestra la oración que compuso el Cardenal Jean Verdier (1864-1940) para pedir, sencillamente, luz y ayuda al Espíritu Santo en las mil situaciones de la vida ordinaria, o en aquellos momentos más especiales que podamos atravesar en nuestro caminar hacia el encuentro eterno con el Padre de las misericordias. fuente www.oblatos.com



UNA MEDITACIÓN DE DON ORIONE, SOBRE PENTECOSTES




Una larga carta del Padre Fundador, dirigida a una Hermana enferma. Una hermosa meditación sobre el misterio de Pentecostés.

Vigilia de Pentecostés, 19 de mayo de 1923

Buena Hija del Señor:

"¡Gracia y paz a usted, a su óptima hermana y a Sor María, de parte de Dios, nuestro Padre celestial, el Señor Redentor y Dios Nuestro Jesucristo y del Espíritu Paráclito, Dios y santificador de las almas!

Deseo hacerle llegar una palabra para la dulce solemnidad de Pentecostés.

"PENTECOSTÉS: palabra griega que significa quincuagésimo. Era una fiesta solemnísima para los Hebreos, como lo es solemnísima para los cristianos: dos fiestas, que si bien diversas entre ellas, son análogas por la íntima relación que existe, en general, entre las figuras del Antiguo Testamento y el cumplimiento de las mismas figuras en el Nuevo Testamento. La coincidencia de los dos clamorosos advenimientos confirma muy bien la conexión que existe entre ellos.

Para los Hebreos, Pentecostés era la fiesta de la siega, (Éxodo 23,16), era la solemnidad de la mies (...) La tradición hebraica daba a dicha fiesta tanta solemnidad y carácter de la más profunda santidad, porque el pueblo hebreo entendía y quería con esta fiesta, agradecer a Dios el haber dado en este día la ley sobre el monte Sinaí (...)

Como los hebreos solemnizaban la promulgación de la ley mosaica, así los cristianos, solemnizamos la promulgación del Evangelio, el establecimiento de la ley de Jesucristo y la fundación pública de la santa Iglesia acaecida por la venida milagrosa del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (...)

Pero a usted, ¡oh Hija del Señor!, le será de inefable consuelo espiritual, el leer devotamente en estos días, el capítulo 2 de los Hechos donde se narra la historia del Pentecostés cristiano, cincuenta días después de la Resurrección del Señor.

Nuestro Pentecostés es una de las tres principales fiestas del año: Pascua, Navidad, Pentecostés, y es tan superior al Pentecostés de los Hebreos, cuanto la ley de gracia es superior a la ley mosaica, y cuanto el cumplimiento de nuestros grandes misterios supera todo aquello que era solamente figura.

¡Cuántas maravillas nos descubre la fe en este misterio! La tercera persona de la Ssma. Trinidad ha descendido sobre los hombres, para colmarlos de inmensa y divina liberalidad, de sus gracias más abundantes y de dones celestiales. En este día de Pentecostés, Nuestro Señor da la última mano a la gran obra que El miraba en todos sus Misterios. Es en este día de Pentecostés que Jesús se ha formado un nuevo pueblo de adoradores.

Hoy, Dios ha mandado su Santo Espíritu sobre la tierra para renovar la faz del mundo, para crear su Iglesia, 'conservadora eterna de su sangre y Madre de santos', como la llama Manzoni en aquel himno tan sublime que él dedica a Pentecostés.

Hoy, ya no es la proclamación de la ley de justicia del Sinaí, sino de la ley de gracia, de caridad, de misericordia. Pentecostés es el fin y la consumación de todo lo que Dios ha obrado y sufrido por la humanidad.

¡Qué gran día es éste! No es ya la celebración de un misterio pasado, como en otras fiestas, sino de un misterio de la santa Iglesia de Jesucristo.

El Espíritu Santo descendió visiblemente sobre la Iglesia naciente, un día domingo, en la gran fiesta de Pentecostés de los Hebreos, a fin de que, en aquel mismo día, en el cual Dios había dado la antigua ley sobre el Sinaí, ella fuese abolida por la nueva (...)

¡Oh, pidámosle a Nuestro Señor, que quiera escribir de la misma manera su santa ley en nuestros corazones, con el dedo de su diestra y estamparla tan profundamente que no se borre jamás!

San Lucas, hablando de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles dice: 'se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse' (Hechos 2,3-4).

De este fuego había ya evidentemente hablado el Señor cuando dijo: 'He venido a traer fuego sobre la tierra, ¿y qué otra cosa deseo sino que arda en todos los corazones?' (Lc 12,49).

Era el fuego de la caridad de Jesucristo, era el fuego del apostolado que recibieron los Apóstoles y que luego esparcieron por toda la tierra. Y este fuego apareció en forma de lenguas, para que los apóstoles, con sus lenguas expandiesen el fuego de la divina caridad en todos los corazones dóciles a la gracia (...)

Las lenguas de fuego eran también una figura sensible del don de lenguas', en gracia del cual, los apóstoles pudieron hacerse entender por las gentes de todas las naciones.

El árabe, el parto y el sirio, escucharon sus sermones, dice Manzoni; pero ¿qué escucharon? La voz del Espíritu. Era por lo tanto, el Espíritu Santo el que hablaba por la boca de los apóstoles.

Las lenguas de fuego distribuidas, significaban la caridad, el fuego, la diversidad el lenguaje. Y todos fueron llenos del Espíritu Santo...

El Divino Paráclito descendió sobre todas sus potencias y facultades, colmó de luces celestiales sus inteligencias; les fueron revelados los misterios más profundos, les dio fortaleza y valor sobrehumano para que propagasen el Evangelio y diesen su sangre por la fe. Ellos tuvieron una fe y un heroísmo apostólico. Les concedió dones interiores y exteriores y una santidad singular, diría superior.

La elocuencia de San Pedro, bajo la inspiración del Espíritu Santo, bastó para iluminar en la fe, amonestar, persuadir y convertir, en aquella primera prédica, alrededor de tres mil personas, las cuales fueron inmediatamente bautizadas (Hechos 2,41)(...)

La Misa del día de Pentecostés tiene la hermosa secuencia del 'Ven Espíritu Santo'. En los siglos pasados, se sonaba en la Iglesia una trompeta, como para imitar el ruido venido del cielo; y en otras Iglesias se hacían caer pétalos rosados, para simbolizar las lenguas de fuego, de ahí el nombre de 'Pascua rosada', que se dio a esta dulcísima solemnidad.

¡Oh, invoquemos nosotros también al Espíritu Santo!, para que venga sobre y dentro de nosotros, y como hizo con los apóstoles, nos transforme a nosotros, y como hizo con los apóstoles, nos transforme a nosotros, miserables, por la efusión de sus dones, nos haga humildes y fervorosos siervos, hijos y misioneros de la caridad.

Y como el misterio de Pentecostés continúa siempre invisiblemente en la Iglesia, así descienda y viva siempre en nosotros, la caridad habitual o gracia santificante. Es éste, el primero y más necesario don del Espíritu Santo, que nosotros debemos implorar hoy y siempre.

Que El ilumine nuestra mente con el don de la inteligencia; nos eleve con el don de sabiduría al conocimiento de las verdades divinas. La ciencia que viene del Divino Paráclito, nos lleve a despreciar los bienes y las bajezas de la tierra, por el conocimiento de Dios y nos dé aquel 'gusto interno', como escribe San Buenaventura, que llena el alma de suavidad por la cual dice el salmista: 'gustad y ved, cuán dulce es el Señor' (Salmo 33,9) (...)

El Espíritu Santo es Fuente Divina de verdad, caridad y felicidad interior.

¡Oh, descienda sobre nosotros el Espíritu Santo! ¡Espíritu de verdad, de oración, de unión, de misericordia y de divina caridad!

Y la Bienaventurada Virgen, que ciertamente se encontraba en aquella selecta reunión de Jerusalén, recogida con los apóstoles, los discípulos y las pías mujeres en oración, cuando alrededor de la hora tercia (las nueve de la mañana), vino de repente del cielo aquel ruido casi como un viento impetuoso y llenó toda la casa, donde se encontraban reunidos con María, Madre tiernísima y capitana de nuestra naciente Congregación; nos obtenga de Jesús todos los copiosos dones y frutos del Espíritu Santo, que nos dilatan de caridad el corazón, como dilataron el corazón de San Felipe Neri y nos conceda vivir encendidos de caridad para poder inflamar de divina caridad a todas las almas.

Que este Espíritu del Señor, la conforte, ¡oh Hija de la caridad de Jesús Crucificado!, en su enfermedad, le dé paciencia y amor al sufrimiento, por amor de Jesús Crucificado y de María Ssma.

La bendigo junto con sus hermanas y parientes y con la Hermana. Y Jesús nos bendiga a todos, nos asista y nos consuele, ahora y siempre.

Devotísmo en Cristo

Don Orione

Fuente: "Don Orione a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad"

fuente: Lo que yo recibi p. Facundo Mela

 

 

 

DON ORIONE Y EL ESPIRITU SANTO

 


DON ORIONE Y EL ESPIRITU SANTO

característica, suscitada por el Espíritu, que resalta en nuestro padre espiritual es su fuerte espíritu misionero. Esto se evidencia de manera concreta en este año que, recordando el envío de los primeros misioneros a Brasil celebramos el año misionero orionita.

“¿Cuál debe ser nuestro espíritu misionero? Al proponerse esta pregunta Don Orione presenta el estatuto espiritual de todo cristiano, y sobre todo de todo hijo de la Divina Providencia que debe ser incontestablemente misionero: «... contentos de servir en todo al Señor y a los hermanos, los hombres, todos los hombres sin distinción y con diligencia, con fervor, con suave alegría...». Para servir como misionero del Señor entre los pueblos se hace necesario darse totalmente, haciendo la propia vida una oferta, despojándonos de todo y haciéndonos sembradores de la vida de Dios en el seno de la humanidad: «Amar siempre y dar la vida cantando al amor. ¡Despojándonos de todo y sembrar la caridad a lo largo de todos los senderos!»

A todos Don Orione les abre el corazón y los brazos. Don Orione es verdaderamente un corazón sin fronteras. Su caridad, su donación, su servicio no se contentan de un sector específico, más procuran un horizonte ilimitado.”

“Un corazón sin fronteras” y “un horizonte ilimitado” dos características de Don Orione, dos características que se tienen que hacer nuestras como hijos de este Santo. Características que se las tenemos que pedir al Espíritu Santo, el “salidor” por excelencia, ya que genera movimiento y salida en el seno de la Iglesia.

Una buena expresión de cómo vivir pentecostés en clave orionita pueden ser algunos extractos de una carta que Don Orione escribiera a sus religiosos del Brasil, el 12 de diciembre de 1930:

“Hay que actuar; hay que actuar bien; hay que hacer más. ¡Mucho, pero mucho más!

¡No quiero arrogantes ni soberbios, pero tampoco conejos miedosos..., no quiero gente débil; de mentalidad estrecha y pusilánime, carente de toda iniciativa sana, moderna, necesaria y buena, carente del coraje necesario!

Con la confianza puesta en Dios, -y no en nosotros- ¡adelante con ánimo levantado, con corazón grande y con gran decisión!”

“Sin un lúcido espíritu de iniciativa ciertas obras no se hacen; sobreviene el estancamiento, y su vida ya no sería apostólica sino pura fosilización, ¡o muerte lenta! ¡Adelante, pues!

¡Es cierto que no se puede hacer todo en un solo día, pero no hay que morir encerrados en casa o en la sacristía:  fuera de la sacristía

                ¡Fuera de la sacristía!...un grito que suena y resuena en nuestros oídos y en nuestro corazón. Don Orione nos llama a salir. El Espíirtu Santo nos lleva afuera. ¿Qué estamos esperando? ¡Feliz Pentecostés…Orionita!                                                          

3Tras los pasos de Don Orione. Itinerario de formación en la espiritualidad orionita.  Pequeña Obra de la Divina Providencia, Buenos Aires, Argentina, 2002. Pág. 172. 4

 Un profeta de nuestro tiempo. Las más bellas páginas de Don Orione. Editorial San Pablo, Buenos Aires, Argentina, 1998. Pág. 75