SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


domingo, 28 de febrero de 2021

MES DE SAN JOSÉ

Su Santidad el Papa Pío IX, en 27 de abril de 1865, concedió a los que practiquen la devoción del Mes de marzo en obsequio de San José, 300 días de indulgencia plenaria para cada día del mes, una indulgencia plenaria en el día que se elija del mismo mes, habiendo confesado y comulgado y rogado por las intenciones del santo padre.

Acordaos, oh castísimo esposo de la Virgen María, dulce protector mío San José, no haberse jamás oído decir que alguno de los que han invocado vuestra protección e implorado vuestro socorro haya quedado sin consuelo. Animado con esta confianza, vengo a vuestra presencia y me encomiendo fervorosamente a vuestra bondad. ¡Ah!, no desatendáis mis súplicas, oh padre adoptivo del Redentor, antes bien, acogedlas favorablemente y dignaos socorredme con piedad.

 Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria; y enseguida:

 Jesús, María y José, proteged a la Iglesia Católica, a su cabeza visible el Sumo Pontífice, y protegednos a todos ahora y siempre. Amén.

Jesús, María y José, amparadme en vida y en mi última agonía.

Jesús, María y José, recibid cuando yo muera el alma mía. 

En sufragio de las almas del purgatorio más devotas a San José, reza un Padre Nuestro con Ave María y un Gloria.

Fuente: https://hozana.org/es/comunidad/9620-mes-de-san-jose

EN EL MES DE SAN JOSE, UNA ANECDOTA DE DON ORIONE

 



Cada año las distintas casas de la Obra Don Orione celebran con especial devoción el día de San José.

Compartimos una anécdota relatada en el libro "Florecillas de Don Orione", sobre el vínculo entre el Custodio de la Sagrada Familia y el Santo de la Caridad.

“¿Seria San José en persona?”

“Don Orione estaba siempre escaso de dinero y con frecuencia eso le creaba no pocas angustias, especialmente en los primeros tiempos de su apostolado, cuando tenía tantos niños a los cuales quitar el hambre... Pero la Providencia intervenía.

Aquí está la narración de una de estas intervenciones, recogida de los labios mismos de Don Orione.

“Estábamos entonces (marzo de 1900) en el antiguo Convictorio paterno, en el Santa Chiara, y eran años de gran trabajo y también nuestros jóvenes estudiaban bien y rezaban bien (...). En momentos en los cuales no teníamos pan, no teníamos nada, fue San José el que vino a nuestro encuentro. Pero sólo este año parecía que el querido San José no quería venir a ayudarnos.

Llegó el mes de marzo, y estábamos muy necesitados de dinero: eran momentos muy penosos, y nos encomendábamos mucho a San José, que es invocado como administrador, mejor como proveedor de las casas religiosas, así como fue proveedor de la sagrada Familia. Y verdaderamente, también con nosotros, demostró siempre ser un buen proveedor... Venía a animarnos en esta devoción un santo y culto canónico, Mons. Novelli: nos confortaba, entonces, a esperar bien, a confiar en la ayuda de San José, en aquellos difíciles momentos, y a orar. El portero, entonces, era nuestro Zanocchi, luego superior de nuestras casas de América: entonces él no era ni siquiera clérigo, porque había llegado hacía pocos meses; para probar la virtud de este joven, para experimentarlo, lo puse a hacer de portero.

Estábamos, entonces, en el mes de San José. Y en lugar de venir las ayudas, venían los acreedores para hacerse pagar. Yo no me podía librar de ellos, mientras Mons. Novelli me decía siempre que confié.

Un día estábamos precisamente sin nada. Era la S del santo: ¡más aún la antevíspera de la fiesta! Pero San José parecía que no nos quería ayudar. Pero he allí, se presenta en nuestra puerta un señor: yo estaba arriba y este señor pregunta: “¿Dónde está el Superior?” Y el portero sube a la carrera y me dice: “Hay un señor que desea hablarle”. “¿Pero quién es? ¿Es un acreedor?” “No lo conozco”. “¿No es el carnicero? ¿el lechero?”. “No lo sé”. “¿No dijo si es el del arroz o el de la sal?” “No lo sé”. “¿Es el muchacho de la Señora Chiesa?”. Se trataba de dar, me parece, a esa proveedora algunos miles de liras. “¿No lo has visto nunca?”. “No lo he visto nunca”. “¡Está atento de que no sea un acreedor!”... Éramos entonces unos doscientos.

Parecía una fatalidad: un acreedor detrás del otro; salía uno, entraba el otro. No creía que ese hombre no era también un acreedor: pero no se podía reparar, había que ir. De hecho bajé. Las puertas del colegio de entonces estaban precisamente en ángulo recto con la puerta de nuestra casa aquí, de la casa madre. Recuerdo con precisión esto: bajo las escaleras apurado y me encuentro delante de un señor modestamente vestido y con una barbita rubia. Ese señor me dice: “¿Ud. es el Superior? ¡Aquí hay una suma!”, y sacó un grueso sobre.

Esto lo recuerdo como si hubiese sucedido esta mañana. Entonces, como se hace habitualmente, le pregunté si debíamos celebrar algunas misas: “¿Hay obligaciones? ¿Hay alguna beneficencia que hacer?”. “¡No, no!”, respondió. “No hay nada. Sólo seguir rezando!”. Yo no lo había visto nunca. Me miró un instante y, saludándome con una reverencia, partió rápidamente. Hubiese deseado detenerlo pero, no sé cómo, no tuve coraje de hacerlo: esa presencia y esas palabras me habían como encantado... Y, mientras salía, los que estaban presentes dijeron que el rostro de ese señor tenía un no sé que de celestial... Y entonces nos lanzamos de inmediato sobre sus pasos para ver donde iba.

Ese señor hizo algunos pasos; salió por la puerta, descendió el escalón, pero luego no se lo vio más, ni a la izquierda ni a la derecha, ni bajo los pórticos ni en la iglesia; en el patio estaban solo los jóvenes. Se mandó de inmediato a dos de ellos para buscarlo, pero fue inútil. Nosotros nos retiramos todavía más confundidos: tenía un aspecto no de hombre; había salido apenas y ya había desaparecido. Vino luego Mons. Novelli y se le narró lo que había sucedido. El dijo: “¡Es San José, es verdaderamente San José, que ha querido confortarlos!”. Nosotros, de verdad, creímos siempre que era San José. Pero a Mons. Novelli le expresé una duda: “Era demasiado jóven, se presentaba demasiado joven con una barba un poco rojiza”.

Él me respondió: “Pero San José no debía ser viejo, no era viejo. La iconografía lo presentó delante de las generaciones cristianas así, hizo de él un viejo, para hacer comprender más, para hacer sentir más la verdad que él no era el padre verdadero de Jesucristo, ¡sino sólo el padre putativo!”.

Ustedes, sin ánimo de ofenderlos, estarán ansiosos de saber cuánto dinero había en ese sobre: les bastará saber que había tanto como para pagar a los acreedores más urgentes y más grandes... Nosotros le estuvimos siempre agradecidos a San José.

Que este hecho sea transmitido siempre en reconocimiento a San José por esa providencia extraordinaria. Y he creído bien hablarles de ello, para que también ustedes, después de este hermoso período de años pasados, quieran aún agradecerle conmigo...” (Par. 18 - 3 - 1938; D.O. III, 727 ss.)."

Fuente: Libro "Florecillas de Don Orione", de Mons. Gemma

EFEMÉRIDES MESSAGGI DON ORIONE

2013 - A las 20:00 horas comienza la sede vacante (con el cierre de la puerta del Palacio Pontificio de Castel Gandolfo), ya que la renuncia del Papa Benedicto XVI, anunciada el 11 de febrero de 2013, se hace efectiva.


El Papa Benedicto XVI se trasladó temporalmente a Castel Gandolfo, donde residió antes de retirarse a un monasterio enclaustrado en el Vaticano

RECORDANDO EL ADIOS DEL PAPA EMERITO BENEDICTO XVI

 





la última jornada de Benedicto XVI como Papa. Después de exactamente 2.873 días al frente de la Iglesia católica, fue a las 20.00 horas s hizo efecto su renuncia como Pontífice. Se abria de ese modo un nuevo capítulo en su vida y sobre todo en la de la Iglesia, que desde hace 700 años no vivía la dimisión de un Pontífice.

El Papa, que hace ya días que tiene hechas las maletas, consagrará el día a los adioses. A las 11.00 horas, se despedio personalmente de los cardenales, con los que se reunió en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano. El colegio cardenalicio estuvo casi al completo, ya que desde  hacia 17 días Benedicto XVI anunció su decisión de dimitir tuvieron tiempo suficiente para congregarse muchos de ellos en Roma.

Pero el plato fuerte de la jornada, la imagen que ha quedado para la Historia y que ha sido recogida por las cámaras de televisión, es la que ha mostrado a Benedicto XVI abandonando el Vaticano a bordo de un helicóptero. Cuando vuelva a poner el pie en el suelo del Vaticano, dentro de alrededor de un par de meses, ya no será Papa, sino Papa Emérito.

Cuando se contemplaba al Papa a escasos metros del helicóptero blanco, sus fieles podían leer en su cuenta de Twitter, @Pontifex: "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida".

Poco antes, en el Patio de San Dámaso del Vaticano, el Papa fue despedido por el cardenal Tarcisio Bertone, el Secretario de Estado, y por otros miembros de la curia. Acto seguido el Pontífice, que en abril cumplió  años, recorrió una pequeña distancia en coche y se subió al helicóptero junto a su secretario personal, el padre Georg Gaenswein. El aparato despegó y puso rumbo hacia Castel Gandolfo, la localidad a 23 kilometros de Roma en la que se encuentra la residencia de verano de los Papas y donde Benedicto XVI ha pasado en los últimos años sus vacaciones.

Sus próximas semanas

Ratzinger vivio en Castel Gandolfo las primeras semanas después de que entro en vigor su renuncia, unos dos meses en total. La versión oficial es que Ratzinger permanecerá en Castel Gandolfo mientras se termina de poner a punto el Mater Ecclesi, el convento situado dentro del Vaticano al que Benedicto XVI se retirará cuando sea elegido su sucesor. Pero la realidad es que se quita de en medio para evitar arrojar la más mínima sombra sobre el cónclave que elegirá al nuevo Papa o sobre los primeros días de andadura de su sucesor. Además, ya ha anunciado que a partir del momento de su dimisión vivirá 'oculto del mundo', dedicado a una vida de oración y meditación.

El viaje en helicóptero desde el Vaticano a Castel Gandolfo fue breve: menos de 15 minutos. Benedicto XVI llevo a cabo un último acto público de su Pontificado. Se asomo al balcón del palacio apostólico de Castel Gandolfo, para saludar a los fieles de esa localidad y a los turistas y curiosos que acudieron a la misma para despedirle.

A las 20.00 horas, Joseph Ratzinger renuncio al Pontificado, poniendo fin a un Papado que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando en la tercera votación fue elegido Pontífice. A partir de ahí, empezo una nueva vida, todo cambio para él. Bueno, no todo: seguirá llamándose Benedicto XVI, aunque su título desde ese momento será el de 'Papa emérito' o 'Romano Pontífice emérito', como él mismo ha decidido. "Ha consultado al cardenal camarlengo, a la secretaría de Estado y al colegio cardenalicio para recibir consejo. Pero la decisión ha sido suya. Ha dicho: deseo llamarme así", destaca Federico Lombardi, el portavoz vaticano.

Benedicto XVI seguirá vistiendo de blanco, aunque con una sotana más sencilla que la de Papa, sin la pequeña capa adosada que lleva la de los Pontífices. Tampoco llevará ya el anillo de Pescador ni el sello que utilizaba. Ambos se supone que serán destruidos, como ocurre a la muerte de un Papa. Y también dejará de calzar sus famosos zapatos rojos, que algún malpensado decía que eran de Prada. Se verán sustituidos por unos simples zapatos marrones.

"Sono un pellegrino che inizia l'ultima tappa del suo pellegrinaggio qui sulla terra. Andiamo avanti insieme col Signore per il bene della Chiesa e dell'umanità." (L'ultimo saluto di Benedetto XVI ai fedeli a Castel Gandolfo)

jueves, 25 de febrero de 2021

26 FEBRERO/ EFEMERIDES ORIONITA

1908: el Beato mártir Francesco Drzewiecki nace en Zduny, Polonia.entró adolescente en el seminario de Zdunska Wola, en la Pequeña Obra de la Divina Providencia, de Don Orione. Después del Liceo y el Filosofado, en 1931 viajó a Italia, a la casa madre de Tortona, para realizar el noviciado y los estudios teológicos. Fue ordenado sacerdote el 6 de junio de 1936. Trabajó después en el Pequeño Cottolengo de Génova-Castagna. Retornado a Polonia en 1937, fue educador en el colegio de Zdunska Wola. En el verano de 1939 fuee llamado a ocuparse de la parroquia «Sacro Cuore» y del Pequeño Cottolengo de Wloclawek. Aquí lo sorprendió la guerra. La ocupación nazi de Polonia se convirtió en  persecución religiosa. El 7 de noviembre de 1939, don Drzewiecki y casi todo el clero de la diócesis de Wloclawek, incluidos los seminaristas y el obispo, fueron arrestados y conducidos a la cárcel. Internado en Dachau el 15 de diciembre de 1940, Francisco, después de dos años de penurias, privaciones, trabajos forzados y noble presencia religiosa, fue eliminado por ser «inválido para el trabajo». Murió el 10 de agosto de 1942.

1921: Don Orione adquiere la "Tipografía Editrice Emiliana", instalándola en el Instituto "Daniele Manin" de Venecia, con el objetivo de la formación profesional para huérfanos

miércoles, 24 de febrero de 2021

25 FEBRERO 1920, DON ORIONE A DON STERPI

 

En la correspondencia con Don Sterpi, encontramos, por ejemplo, una breve página, una hoja suelta que dice muchas cosas; es del 25 de febrero de 1920 y proviene de la Casa Madre, es decir del "Paterno" de Tortona (en general, la casa matriz de un instituto es una fortaleza de orden y de solidez...). Don Orione escribe a Don Sterpi, que se halla en Roma, resolviendo algunas cuestiones: "Aquí se vive una situación insostenible. Todos os esperan, pero cada día debo soportar los insultos de dos o tres mujeres que parecen haberse pasado una contraseña.

Verdaderamente, en estos momentos no lo necesito... Ayer ha venido el lechero y después otro, al que se le deben más de 400 liras, el de las cacerolas, después la panadera, la carnicera, etc...".

     Círculo de acreedores alrededor del "dispendioso" Don Orione o, lo que es peor, de acreedoras: en este caso, como se sabe, la situación puede asumir aspectos de alboroto... Y el Fundador, asediado, ¡haciendo el papel de charlatán y quizás de despilfarrador!

     Sin embargo, todo esto obedece a razones independientes de la voluntad de Don Orione: en realidad, ocurre que el Patronato estatal, que tantos niños confío a las casas de la Obra, nopaga, a su vez, lo que les debe. El "Paterno" es acreedor de enormes sumas de aquel ente y no logra cobrarlas, al punto de que, en la misma carta, el Fundador comenta: "Decir que el gobierno no tiene fondos no satisface a los acreedores, que esperan desde octubre... Si hay dinero para pagar a los empleados debe haber también para pagar a los huérfanos. Que el Patronato pague lo que debe. No regreséis sin el dinero...".

     Se trata, en efecto, de lo imprevisto en la estructura de la obra: las casas, al no ser estatales, son auxiliadas en última instancia y en distinta medida; sin embargo, el Fundador asume riesgos y contrastes y palabras viles para mantener la sagrada libertad y la dinámica de su acción de educador.

     Por supuesto, su salud se resiente. El corazón, por ejemplo, es el órgano que sufre el contragolpe en primer lugar y de manera más intensa. "Desde hace algunos días tengo un poco de dolor al corazón, pero estoy muy bien..."; y en otra esquela: "Desde hace tiempo sufro mucho del corazón y por las mañanas no estoy seguro de llegar a la noche, y así también estoy cuando me acuesto por las noches". Pero, a pesar de todo, le dice a Don Sterpi, que lo llama desde Roma para poder contar con esa ayuda prodigiosa que es la influencia personal del Fundador en las conversaciones romanas: "Si es realmente necesario, iré...". Y concluye: "Animaos en el Señor, se diría que nuestra pasión comienza hoy; puesto que hoy, con estos dolores, debemos comenzar a servir a Dios y a su Iglesia...

viernes, 12 de febrero de 2021

CAMINANDO HACIA EL CENTENARIO, DON ORIONE EN ARGENTINA 1921-2021

HACE CIEN AÑOS EL PRIMER VIAJE A AMÉRICA LATINA 1921-2021

P. Santiago Solavaggione

Es un centenario importante: 100 años desde la llegada de Don Orione a las tierras de América Latina. Podemos imaginar lo mucho que ese acontecimiento ha significado en la vida del Fundador y en el crecimiento de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.

Es uno de los capítulos más emocionantes de la misión "padre de los pobres" El 4 de agosto de 1921, en el vapor Príncipe di Udine, Don Luigi Orione, acompañado por Don Mario Ghiglione y Don Camillo Secco, sale de Génova para el primer viaje misionero a América del Sur. Llegó a Río de Janeiro (Brasil) el 19 del mismo mes.

A la edad de 49 años, el 19 de agosto de 1921, Luigi Orione llegó a Río de Janeiro, Brasil. Finalmente pudo conocer a sus religiosos, que se fueron a finales de 1913, y dar un nuevo impulso a la presencia de la Congregación en Brasil. Pero los misteriosos caminos de la Providencia lo dirigieron hacia nuevos horizontes. Así sucedió que en septiembre recibió la insistente invitación de Mons. Silvani para ir a Argentina: "Ven inmediatamente, en noviembre, que en Argentina es el mes de la Virgen y flores. No hay nada aquí para los pobres.

Dado el contexto europeo (especialmente los efectos de la posguerra que todavía se estaban sintiendo) y las circunstancias apremiantes por las que pasaba la Pequeña Opera (en particular, la falta de religiosos), el sorprendente viaje a Buenos Aires requería un serio discernimiento de la fe. Esto se revela por el intercambio de cartas de esas semanas entre Don Orione y Don Sterpi.

Sin embargo, el "sí" del Fundador no esperó mucho: "Estaré presente en la peregrinación a Luján; allí, a los pies de la Virgen, comenzará la misión de los Hijos de la Divina Providencia en Argentina; Predicaré, haré lo que quieras." (5.11.1921).

El 12 de noviembre de 1921, Don Orione desembarcó en Montevideo (Uruguay), donde sólo quedaban unas horas, pero suficiente para vislumbrar los inicios de su trabajo en el país.

Y finalmente, al día siguiente, el domingo 13 de noviembre, pone un pie por primera vez en Argentina, donde permanecerá hasta el 5 de diciembre.

En los días anteriores, los periódicos argentinos ya habían informado a la empresa: "Anticipamos la noticia de la próxima llegada a Buenos Aires de R. Padre Don Luigi Orione, fundador de la congregación de la Obra de la Divina Providencia, dedicada exclusivamente a huérfanos e hijos abandonados. Viene de Brasil, donde ya ha fundado dos casas, en Río de Janeiro y Sao Paulo, para gran satisfacción de la sociedad brasileña... En consecuencia, la llegada de un sacerdote tan digno no podría ser más propicia" ("El Pueblo", 8.11.1921).

El día antes de la llegada del fundador al puerto de Buenos Aires, se informó lo siguiente: "Mañana la ciudad de Buenos Aires tendrá la alegría de recibir una visita que será memorable en los anales de la caridad cristiana. El sacerdote Luigi Orione, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, padre de niños huérfanos y abandonados, llega a la República Argentina, para conocer nuestro país, nuestros pobres hijos, que aún no tienen un protector, un maestro, un amigo que los educa, los educa, los hace útiles para sí mismos y para la sociedad. El programa de este apóstol es simple y maravilloso al mismo tiempo: ¡Almas y almas! Esas almas, tan numerosas como preciosas, son las que vienen aquí a buscar al sacerdote Orión, uno de esos sacerdotes de los cuales suelen decir los indiferentes: ¡si todos fueran así! La Pequeña Obra de la Divina Providencia tiene treinta años y su fundador aún no tiene cincuenta años. ¿No es una prueba admirable de vocación? La sociedad argentina ofrecerá al mensajero cristiano su hospitalidad tradicional, ya que merece la fama de sus virtudes singulares, de su inagotable caridad" ("El Pueblo", 12.11.1921).

Le bastaron 20 días para confirmar la decisión de fundar su Congregación en Argentina.

Muy significativas y reveladoras son las expresiones del propio Don Orione, en una carta inédita dirigida a su obispo de Tortona, Mons. Grassi:"Me estoy preparando para abrir la Casa en San Pablo, y luego ayudar a nuestro Señor, regresaría a Argentina... en cuatro o como máximo cinco días en el mar y están allí. Estos son pasos que mi pueblo en Italia no entiende, y otros allí junto con ellos no los entienden, tampoco entiendo ese poco de lo que estoy haciendo, y eso está sucediendo aquí. Trato de orar, y rezo más con el deseo y el afecto del corazón, que como se suele orar. Entonces de vez en cuando levanto los ojos a nuestro Señor o a alguna imagen de la Santa Virgen, y trato de hacer actos de desconfianza hacia mí y confianza en el Señor. Veo y siento toda mi debilidad y la de la pequeña Congregación, pero si nos lanzamos a Dios y lo buscamos a él y almas, siento que no nos dejará en la tierra, sino que nos reunirá en su corazón, cuando vea que nosotros, para amarlo y servirle, se reducirá para que ya no podamos! [...] Pero a su Excelencia rev.ma, como obispo y padre de mi alma... Parece que puedo decir que a veces, después de orar y de haberme arrojado más a los brazos de la Divina Providencia, me siento como una mano que parece llevarme... ¡Me parece que es la Virgen Santa la que me guía, con amor, con amor, con amor, con amor! que me desdiché no sé cómo expresar. Y luego tengo una gran paz en mí que me consuela. (...) Y en estos actos de amor me parece vivir y tener que cometer obras no mías, y en una luz que calienta mi alma, y guiada a mano por la que no puedo nombrar sin llanto de ternura, por tanta misericordia de madre hacia mi alma. (...) Así que voy a decir que no entiendo tantas cosas, pero creo que trabajo en las chozas de la Divina Providencia y en nombre de ella, y trato de avanzar en Domino's... y así me tiro hacia adelante sin buscar más...» (Escritos 45, 176-178).

En esta carta, es necesario subrayar la confianza en la Providencia y en la guía materna de la Virgen, "Madre de la Divina Providencia", que latía duramente en el corazón de Don Orión en aquellos días marcados por nuevos pasos y amplios horizontes.

Al mes siguiente, de hecho, Luigi Orione regresa a Argentina, pero esta vez acompañado por los religiosos que formarán la 1a Comunidad Religiosa del país. Será el hogar de Victoria, en las afueras de Buenos Aires, inaugurado el 11 de febrero de 1922.

Para el fundador, los 10 meses pasados en una tierra "de misión" fueron extraordinariamente fructíferos, encarnando una vez más el desafío lanzado por Jesús en un contexto misionero: "por libre que has recibido, fechas libres" (Mt 10, 8b).

Ahora, más allá de la perspectiva histórica y mirando hacia el futuro, la Familia Orionina se prepara para celebrar el Centenario en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y otras naciones con el lema "100 años: profetas de la caridad frente a nuevos desafíos".

En estos cien años, el carisma ha encontrado en la gente de América Latina un terreno adecuado para expresar la caridad en múltiples iniciativas. Y ahora, ¡Ave María y adelante! respondiendo a los desafíos de los nuevos tiempos.

jueves, 11 de febrero de 2021

FAMILIA EN MOVIMIENTO EN EL AÑO DEL CENTENARIO

 

A comienzos del año 2019 se realizó un encuentro entre los Consejos Provinciales de los Hijos de Divina Providencia (FDP) y las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (PHMC), el Consejo Regional del Instituto Secular Orionita (ISO) y la Coordinación Territorial del Movimiento Laical Orionita (MLO), con el fin de iniciar el camino de preparación para la celebración de un gran acontecimiento para toda la Familia Carismática Orionita: el centenario de la primera venida de san Luis Orione a tierra latinoamericana.

Coincidimos, entonces, en que este evento nos tendría que ayudar a tener una mirada actual, a la vez que con proyección al futuro, de nuestra vida y acción como Familia, revalorizando lo que hacemos.

A partir de allí, nos propusimos actualizar el carisma, viviendo la espiritualidad orionita en nuestra sociedad, con formación y apertura a las comunidades.

Así, estamos seguros que lograremos fortalecer los vínculos, trabajando en comunión como Familia Carismática.

Nuestra identidad para el centenario En aquel encuentro, luego de una agradable jornada

de trabajo, se constituyó una pequeña comisión con representantes de las cuatro ramas, con la misión de animar la elaboración de un lema motivador, un logo, una canción y una oración. Para que este trabajo fuera más participativo, se llamó a un concurso abierto, convocando a todas las comunidades a que enviaran sus propuestas sobre la realización del logotipo y la canción que serían oficiales de la celebración.

La respuesta no se hizo esperar. Llegaron numerosos trabajos, lo que hizo difícil la selección, ya que todos eran el reflejo de miradas orionitas sobre este gran acontecimiento.

El tiempo fue transcurriendo y, finalmente, a mediados de este año se pudieron dar a conocer el lema, el logo, la canción y la oración que nos motivarán a rezar, reflexionar y festejar como Familia y en nuestras comunidades. Los compartimos a continuación.

Guía de lectura

Pag. 13: La oración del Centenario

Pag. 14 y 15: Para comunicar los 100 años de Don Orione en América Latina

Pag. 16: Testimonios en el camino al Centenario

Pag. 18: Memoria y balance para surfear el futuro

Pag. 20: Don Orione con ojos latinoamericanos

El 13 de noviembre de 2021 se cumplirán 100 años de la llegada de Don Orione a Latinoamérica. Es un gran motivo de acción de gracias de toda la Familia Orionita. En estas páginas compartimos el camino de la preparación, el mensaje que nos guiará en la celebración y lecturas para reflexionar sobre los nuevos desafíos que debemos asumir como profetas de la caridad en el siglo veintiuno.

 fuente: Secretaría Operativa del MLO

miércoles, 10 de febrero de 2021

JUBILEOS DE VIDA RELIGIOSA Y SACERDOTAL


25 años de sacerdocio del padre Juan Ríos.

 Santa Misa Jueves 11 de Febrero - 19hs. Parroquia Sagrado Corazón Claypole - Bs.As

FESTEJANDO LA VIDA CONSAGRADA Como tradicionalmente sucede los 11 de febrero, fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, religiosos orionitas celebrarán sus primeras profesiones, renovación de votos y festejarán el jubileo de su vida religiosa y sacerdotal CONOCELOS http://bit.ly/FestejosConsagracion

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA XXIX JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO



Uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo

Queridos hermanos y hermanas:

La celebración de la 29.a Jornada Mundial del Enfermo, que tendrá lugar el 11 de febrero de 2021, memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, es un momento propicio para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. Pienso, en particular, en quienes sufren en todo el mundo los efectos de la pandemia del coronavirus. A todos, especialmente a los más pobres y marginados, les expreso mi cercanía espiritual, al mismo tiempo que les aseguro la solicitud y el afecto de la Iglesia.

1. El tema de esta Jornada se inspira en el pasaje evangélico en el que Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen (cf. Mt 23,1-12). Cuando la fe se limita a ejercicios verbales estériles, sin involucrarse en la historia y las necesidades del prójimo, la coherencia entre el credo profesado y la vida real se debilita. El riesgo es grave; por este motivo, Jesús usa expresiones fuertes, para advertirnos del peligro de caer en la idolatría de nosotros mismos, y afirma: «Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos» (v. 8).

La crítica que Jesús dirige a quienes «dicen, pero no hacen» (v. 3) es beneficiosa, siempre y para todos, porque nadie es inmune al mal de la hipocresía, un mal muy grave, cuyo efecto es impedirnos florecer como hijos del único Padre, llamados a vivir una fraternidad universal.

Ante la condición de necesidad de un hermano o una hermana, Jesús nos muestra un modelo de comportamiento totalmente opuesto a la hipocresía. Propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35).

2. La experiencia de la enfermedad hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad y, al mismo tiempo, la necesidad innata del otro. Nuestra condición de criaturas se vuelve aún más nítida y experimentamos de modo evidente nuestra dependencia de Dios. Efectivamente, cuando estamos enfermos, la incertidumbre, el temor y a veces la consternación, se apoderan de la mente y del corazón; nos encontramos en una situación de impotencia, porque nuestra salud no depende de nuestras capacidades o de que nos “angustiemos” (cf. Mt 6,27).

La enfermedad impone una pregunta por el sentido, que en la fe se dirige a Dios; una pregunta que busca un nuevo significado y una nueva dirección para la existencia, y que a veces puede ser que no encuentre una respuesta inmediata. Nuestros mismos amigos y familiares no siempre pueden ayudarnos en esta búsqueda trabajosa.

 

A este respecto, la figura bíblica de Job es emblemática. Su mujer y sus amigos no son capaces de acompañarlo en su desventura, es más, lo acusan aumentando en él la soledad y el desconcierto. Job cae en un estado de abandono e incomprensión. Pero precisamente por medio de esta extrema fragilidad, rechazando toda hipocresía y eligiendo el camino de la sinceridad con Dios y con los demás, hace llegar su grito insistente a Dios, que al final responde, abriéndole un nuevo horizonte. Le confirma que su sufrimiento no es una condena o un castigo, tampoco es un estado de lejanía de Dios o un signo de su indiferencia. Así, del corazón herido y sanado de Job, brota esa conmovida declaración al Señor, que resuena con energía: «Te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos» (42,5).

3. La enfermedad siempre tiene un rostro, incluso más de uno: tiene el rostro de cada enfermo y enferma, también de quienes se sienten ignorados, excluidos, víctimas de injusticias sociales que niegan sus derechos fundamentales (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 22). La pandemia actual ha sacado a la luz numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios y carencias en la atención de las personas enfermas. Los ancianos, los más débiles y vulnerables no siempre tienen garantizado el acceso a los tratamientos, y no siempre es de manera equitativa. Esto depende de las decisiones políticas, del modo de administrar los recursos y del compromiso de quienes ocupan cargos de responsabilidad. Invertir recursos en el cuidado y la atención a las personas enfermas es una prioridad vinculada a un principio: la salud es un bien común primario. Al mismo tiempo, la pandemia ha puesto también de relieve la entrega y la generosidad de agentes sanitarios, voluntarios, trabajadores y trabajadoras, sacerdotes, religiosos y religiosas que, con profesionalidad, abnegación, sentido de responsabilidad y amor al prójimo han ayudado, cuidado, consolado y servido a tantos enfermos y a sus familiares. Una multitud silenciosa de hombres y mujeres que han decidido mirar esos rostros, haciéndose cargo de las heridas de los pacientes, que sentían prójimos por el hecho de pertenecer a la misma familia humana.

La cercanía, de hecho, es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad. Como cristianos, vivimos la projimidad como expresión del amor de Jesucristo, el buen Samaritano, que con compasión se ha hecho cercano a todo ser humano, herido por el pecado. Unidos a Él por la acción del Espíritu Santo, estamos llamados a ser misericordiosos como el Padre y a amar, en particular, a los hermanos enfermos, débiles y que sufren (cf. Jn 13,34-35). Y vivimos esta cercanía, no sólo de manera personal, sino también de forma comunitaria: en efecto, el amor fraterno en Cristo genera una comunidad capaz de sanar, que no abandona a nadie, que incluye y acoge sobre todo a los más frágiles.

A este respecto, deseo recordar la importancia de la solidaridad fraterna, que se expresa de modo concreto en el servicio y que puede asumir formas muy diferentes, todas orientadas a sostener al prójimo. «Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo» (Homilía en La Habana, 20 septiembre 2015). En este compromiso cada uno es capaz de «dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles. […] El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas» (ibíd.).

4. Para que haya una buena terapia, es decisivo el aspecto relacional, mediante el que se puede adoptar un enfoque holístico hacia la persona enferma. Dar valor a este aspecto también ayuda a los médicos, los enfermeros, los profesionales y los voluntarios a hacerse cargo de aquellos que sufren para acompañarles en un camino de curación, gracias a una relación interpersonal de confianza (cf. Nueva Carta de los agentes sanitarios [2016], 4). Se trata, por lo tanto, de establecer un pacto entre los necesitados de cuidados y quienes los cuidan; un pacto basado en la confianza y el respeto mutuos, en la sinceridad, en la disponibilidad, para superar toda barrera defensiva, poner en el centro la dignidad del enfermo, tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y mantener una buena relación con las familias de los pacientes.

Precisamente esta relación con la persona enferma encuentra una fuente inagotable de motivación y de fuerza en la caridad de Cristo, como demuestra el testimonio milenario de hombres y mujeres que se han santificado sirviendo a los enfermos. En efecto, del misterio de la muerte y resurrección de Cristo brota el amor que puede dar un sentido pleno tanto a la condición del paciente como a la de quien cuida de él. El Evangelio lo testimonia muchas veces, mostrando que las curaciones que hacía Jesús nunca son gestos mágicos, sino que siempre son fruto de un encuentro, de una relación interpersonal, en la que al don de Dios que ofrece Jesús le corresponde la fe de quien lo acoge, como resume la palabra que Jesús repite a menudo: “Tu fe te ha salvado”.

5. Queridos hermanos y hermanas: El mandamiento del amor, que Jesús dejó a sus discípulos, también encuentra una realización concreta en la relación con los enfermos. Una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor fraterno. Caminemos hacia esta meta, procurando que nadie se quede solo, que nadie se sienta excluido ni abandonado.

Le encomiendo a María, Madre de misericordia y Salud de los enfermos, todas las personas enfermas, los agentes sanitarios y quienes se prodigan al lado de los que sufren. Que Ella, desde la Gruta de Lourdes y desde los innumerables santuarios que se le han dedicado en todo el mundo, sostenga nuestra fe y nuestra esperanza, y nos ayude a cuidarnos unos a otros con amor fraterno. A todos y cada uno les imparto de corazón mi bendición.

 

Roma, San Juan de Letrán, 20 de diciembre de 2020, cuarto domingo de Adviento.

Francisco