SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

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miércoles, 8 de marzo de 2023

9 DE MARZO, UN DÍA DE DON ORIONE

 


Al alba del sábado 9 de marzo, Don Orione celebra misa, distribuye la Comunión; no puede sostenerse, debe apoyarse en el altar con la mano izquierda que sostiene el copón, mientras los presentes van pasando uno tras otro.

         Luego se dirige a Don Gatti y le ruega que lo escuche: "¡Deseo confesarme, una confesión "ad mortem"! “Qué le vamos a hacer! Me quieren mandar a San Remo y veo que allá no tendré comodidad para confesarme; mejor me pongo al día aquí, que tengo todas las comodidades”. Se arrodilla en uno de los bancos utilizados por los clérigos, y se confiesa.

         Se dirige nuevamente a la habitación; a prepararse para ir a San Remo. Toma una pequeña valija para la correspondencia y una manta vieja; deja el tapado nuevo colgado en el clavo, detrás de la puerta de su habitación. Al salir, le confía las llaves al clérigo Costanzo Costamagna. Junto con las llaves le entrega, sin contar, una cierta suma de dinero para los gastos cotidianos, diciendo: “Después te lo darán otros...”. El dinero será suficiente para cubrir los gastos ordinarios hasta el 12 de marzo, día de su muerte y le dice que en el futuro se la darán otros...

         El dinero - luego controlado - habrá de alcanzar exactamente hasta el 13 de marzo.

         En el corredor aguardan dos filas de sacerdotes y clérigos; les sonríe y apresura el paso, visiblemente emocionado los clérigos lo saludan conmovidos. Sube al auto, conducido por el Padre Adrián Callegari, y va a la estación de tren de Tortona, Al llegar a la estación se dirige a la sala de espera. Se compran solamente dos boletos: uno para don Orione y uno para el clérigo Modesto Schiro, de 42 años de edad, encargado de acompañarlo y asistirlo en San Remo como enfermero. El Padre Bariani, que también debía acompañarlo por pedido de Don Sterpi es saludado por don Orione  al verlo preparado y le dice: - No, gracias; no es necesario que me acompañes, tienes mucho que hacer acá, puedes ser tan útil, quédate, quédate...

         Don Bariani obedece, pero, mientras el tren transporta al Fundador hacia San Remo, se produce el siguiente diálogo entre Don Sterpi y Don Bariani, en la Casa matriz:

         - Cómo... ¿estás aquí?

         - Sí, el señor Director me dijo que no debía ir con él, me aconsejó quedarme.

         Don Sterpi se muestra muy firme: - El Director te necesita, te ruego que abordes de inmediato un automóvil y te reúnas con él en San Remo. Nunca te alejes de él.

| En ese momento llegan a la estación Pablo Marengo y Miguel Bianchi, dos amigos de la Obra, en compañía del P. José Zambarbieri. Los dos deciden acompañar a Don Orione hasta Génova. Mientras esperan el tren, llegan el P. Francisco Pígoli, el nuevo sacerdote, y los once diáconos que llegan de la Catedral, inmediatamente después de su ordenación. Don Orione los bendice y los despide, no queriendo que se cree atención alrededor de su persona.

Cuando se escucha la señal de llegada del tren, don Orione se levanta y al ver un fotógrafo que lo está esperando, por encargo del P. Orlandi, trata de moverse para alejarse de la lente,  y éste puede tomarlo sólo de pasada. Son las últimas dos fotos de don Orione vivo.

         Luego el tren, la soledad. Modesto permanece junto a él. Al llegar a Génova, don Orione saluda al P. Enrique Sciaccaluga, director del Instituto Paverano, que lo espera en la estación. Se despide también de los amigos Marengo y Bianchi: “¡Ahora vayan a casa a hacer algo, ya estoy yo aquí sin hacer nada!”

Don Orione y el clérigo Modesto parten para San Remo en otro tren. Los dos se sientan en un vagón de tercera clase, con bancos de madera. En el tren no hay mucha gente. Y durante el viaje, nadie reconoce ni saluda a don Orione.

 A las 14.30 don Orione y el clérigo Modesto llegan a San Remo. El día está feo y llueve con insistencia. En la estación no hay nadie esperando, no obstante, el debido pre-aviso de los días precedentes. Don Orione quisiera ir a pie hasta la Villa Santa Clotilde, pero el clérigo Modesto insiste y lo hace subir a un taxi.

 Los dos llegan a destino y tocan el timbre varias veces. Nadie se presenta. Finalmente llega Sor M. Eufrosina Cremasco la cual, al ver a don Orione, se arrodilla e informa que en la casa no hay nadie; todos se fueron al Santuario de Bussana. “Bien. Bien. ¿Viste cómo reciben a don Orione? Nadie en la estación, nadie aquí”, comenta sonriendo el fundador.

     p3 Villa Santa Clotilde. San Remo. El aire de Tortona tiene el color del plomo en comparación con el de San Remo, pura luz; el pensionado se encuentra entre palmares; puede sentirse, muy cerca, la respiración del mar. La primera visita de Don Orione es para la capilla, luego quiere ver la sacristía Don Orione se dirige enseguida a la capilla, para una visita al Santísimo Sacramento. En la sacristía hay colgada una foto de don Orione, quien ordena: “Saca, saca inmediatamente esa cosa de allí”. El clérigo Modesto no sabe qué hacer; finalmente da vuelta el cuadro con la cara hacia la pared.

Don Orione se acomoda en el locutorio y se pone a trabajar. Saca de la valija las cartas ya escritas y otros papeles. Mientras tanto, llega en un auto también el P. Bariani, a quien don Sterpi le ha ordenado ir a San Remo y permanecer siempre cerca de don Orione.

 Don Orione va luego a la habitación que le fue asignada; una piecita en planta baja. Por una orden precedente de don Sterpi, la habitación tenía lo esencial: una cama, una mesa de luz, una pequeña mesa, un sillón y algunas sillas. Ya habían sacado el armario con espejo y otros muebles. Sin embargo, cuando don Orione ve la habitación no quiere entrar: el techo está decorado con un cielo azul lleno de estrellas y él considera que es demasiado lujosa. “Me van a poner aquí?    La habitación es la que Don Sterpi le destinó, en disposiciones realizadas días atrás; es suficientemente amplia y hermosa. Por un desperfecto, la luz no funciona y solamente una lamparilla de noche arde sobre la chimenea, frente a la Inmaculada. Escucha Bariani, vámonos, volvamos a casa. No me siento, no puedo estar aquí. Hacedme la caridad de fijarte en los horarios de los trenes...” Solamente luego de numerosas insistencias, se deja convencer.

 Mientras tanto llega desde el Internado San Rómulo, cerca de allí, el Padre Severino Ghiglione con el benefactor tortonés Gregorio Tononi y algunos asistentes.

                 Don Bariani hace lo que puede para convencerlo de que debe reposar, aunque sea algunas horas; desde ese instante ya no volverá a insistir, obedeciendo en todo a Don Bariani como un niño.

 Alrededor de las 18, luego de que don Orione tomara un caldo de pollo, el clérigo Modesto lo acompaña nuevamente a su habitación. Aquí tiene lugar un episodio singular: las luces de su habitación no se encienden, mientras que en las otras habitaciones las luces se encienden regularmente. Don Orione comenta: “Bien bien! Realmente bien. ¿Viste? También esto!” El extraño fenómeno durará toda la noche, hasta la mañana.

 En la habitación semi oscura se distingue una pequeña estatua de yeso de la Virgen de Lourdes. Delante arde una pequeña vela de cera llegando a su fin. Don Orione se dirige a su hermano enfermero: “¿Viste? ¿No te parece un velatorio? Bien. Bien. Todo bien”. Después de rezar el Rosario don Orione cena en compañía del clérigo Modesto, el P. Ghiglione y el P. Bariani. Al terminar la cena, don Orione se dirige a la capilla y se arrodilla en el piso para recitar las oraciones de la noche. Alrededor de las 21 se dirige a su habitación.