SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


viernes, 26 de julio de 2024

EL MANDATO MISIONERO

EL MANDATO DE JESÚS

 El mandato misionero de Jesús nos otorga la luz evangélica para iluminar nuestra misión.

 Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".

(Jn. 20,19-21)

             Todos los evangelistas, cuando narraban el encuentro de Jesús Resucitado con los apóstoles, concluyen haciendo referencia al mandato misionero. [2] En el Encuentro misionero del 2005 se había elegido como slogan el mandato de Jesús como está escrito en los Hechos 1, 8  “Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra".

Todo discurso eclesial sobre la misión parte del “mandato” de Jesús. Allí encontramos las motivaciones, [3] los contenidos y las modalidades de la misión.

             “El impulso misionero pertenece a la naturaleza misma de la vida cristiana” y “renueva la Iglesia, reforzar la fe y la identidad cristiana, da un nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se hace más fuerte dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos encontrará inspiración y sostenimiento en el compromiso por la misión universal” (Redemptoris missio [RM] 3).

EL MANDATO DE DON ORIONE

             El mandato apostólico de Don Orione, como nos ha recordado justamente Juan Pablo II, “se presenta a ustedes como la actuación del grito preocupante de vuestro Padre: “¡Almas! ¡Almas!” Grito que prolonga la “sed” de Jesús en la cruz. Grito que vendrá repetido por cada uno y por todos juntos. No puede haber verdadera evangelización sin fervor apostólico” [5].

            También Don Orione podría decirnos, retomando las palabras de Jesús: “Como el Señor me mandó a mí, también yo los mando a ustedes”.

             El mandato misionero recibido y participado a los seguidores estuvo resumido por Don Orione en el sueño-visión de la “Virgen del manto azul”. El vio el gran manto azul que “se alargaba, de tal modo que no se distinguían más los confines”, “que cubría todo y a todos hasta el horizonte lejano”, “niños de diversos colores, cuyo número se multiplicaba extraordinariamente ... la Virgen se volvió a mí indicándomelos”

Escribiendo al obispo Bandi, agregó: “recordando que desapareció el muro del patio, y que eran de varios colores, entendí que son las misiones” [6].

             Don Orione fue a la misión ad gentes en los viajes a América Latina de los años 1921-1922 y 1934-1937 y sabemos con qué dinamismo e impulso apostólico.

Don Orione mandó a la misión ad gentes, a partir de la primera expedición de diciembre de 1913 a Brasil, [7] a muchos de sus Hijos de la Divina Providencia y de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad.

             El compromiso misionero de Don Orione y de la congregación se realizó siempre en el sufrimiento y saludable tensión entre “consolidación de lo existente” y “nuevas aperturas”. Tal tensión fue personalizada paradigmáticamente en dos santos hermanos y padres de la Congregación: Don Orione y Don Sterpi. Tuvo acentos también dramáticos en las palabras de uno y de otro.

            Don Sterpi escribió desde Tortona: “Piensen en volver lo más pronto posible. Recuerden que, si las cosas aquí no van bien, será un mal también para América ... Y después dejen perder la Argentina y todos los buenos proyectos, de otro modo voy para allá también yo” [8]

            Don Orione escribe desde el Chaco informando haber aceptado una nueva misión: “Acepté bajo condición porque me sentía con el alma lastimada, y recordaba las palabras del Santo Padre: “no se detengan en las ciudades, sino vayan al interior, donde pocos o ninguno va, porque no hay ganancia” Aquí, el Chaco es considerado peor que la Patagonia, hay todo, todo, todo por hacer, hay todo por sufrir, hay todo para sacrificarse por el Señor, por las almas, por la Santa Chiesa. Están los protestantes, los hebreos, los mercados que se enriquecen de bienes terrenos y que por el algodón y la riqueza están allá, y ¿no habrá un sacerdote para las almas... para los pobres?” [9]

             También hoy, la tensión entre impulso y consolidación no va resuelta sino mantenida viva y alta y ello es posible sólo en el equilibrio que se alcanza mediante la comunión fraterna y el celo apostólico compartido. Ella, en los tiempos de Don Orione y sucesivamente, produjo la difusión del Evangelio y del carisma, nuevas obras, nuevas vocaciones. Son los dos pasos por los cuales camina en la historia: uno que se apoya en lo sólido, pero ya pronto a separarse de él y el otro lanzado hacia adelante pero midiendo ya el punto de apoyo. Los religiosos y las obras serán siempre demasiado frágiles para poder hablar de consolidación. Pero serán también siempre suficientes para dar razón a la esperanza misionera.

Todos en misión Don Flavio Peloso

jueves, 25 de julio de 2024

DON ORIONE Y LA MISERICORDIA

El ministerio de la misericordia es la sustancia del ministerio sacerdotal y caritativo de Don Orione.

hacernos “expertos de la misericordia de Dios” en nuestra vida, y por eso, testigos, instrumentos de la misericordia de Dios hacia los demás.

Partamos de dos observaciones confidenciales de Don Orione a sus discípulos:

“Cuando estarán un poco más adelante en la vida, entenderán lo que les estoy diciendo; sentirán en ustedes mismos que la obra más grande que puede hacer Dios… es sabernos perdonar”  (Parola, 31.5.’23).

“La misericordia de Dios para con los pecadores era mi caballo de batalla desde joven. Volvía a casa, después de aquellas prédicas, cansado pero contento por los grandes frutos….” (Parola, 17.4.1938).

San Juan Pablo II, que conocía bien la vida de don Orione y le definía como “un estratega de la caridad”, “una maravillosa y genial expresión de la caridad cristiana” señaló que “su vida, tan intensa y dinámica, nace de un secreto y una genialidad: don Orione se dejó llevar sólo y siempre por una única lógica, la del amor”.[2]

Esta observación del Papa Juan Pablo II nos hace comprender que la misericordia no es sólo una característica de Don Orione, una virtud excelente. Es mucho más: es la lógica de su vida, es la conexión interna de pensamientos, voluntad y acción de su personalidad; es el orden interior de su vida. Es su identidad: como Deus caritas est, así Don Orione caritas est.

Para comprender la misericordia en don Orione, hay que partir de la experiencia que él tiene de la misericordia de Dios. En una oración de 1917 (tenía 45 años), que es también todo un programa, leemos: “Que no olvide nunca que el ministerio que se me ha confiado es un ministerio de misericordia y tenga con mis hermanos pecadores ese incendio de caridad, que tantas veces has usado conmigo, oh gran Dios”.[3]

Misericordia quiere decir “tener un corazón de miserable”, de pobre, de pequeño, de humilde. Y quiere decir “tener corazón para los miserables”, para las miserias. Las dos experiencias están íntimamente conectadas, tanto que una no puede estar sin la otra.

Amor hacia los más alejados de Dios

Don Orione fue – porque lo quiso ser- “el sacerdote de aquellos que no van a la iglesia”.

 Hay un escrito que revela plenamente el alma de don Orione y la idea que él tiene del sacerdocio.

“La finalidad del sacerdocio es la de salvar almas e ir detrás de ellas, especialmente, de aquellas, que alejándose de Dios, van a la perdición. Esas tienen preferencia, no de ternura, sino de paterno consuelo y ayuda en el regreso, dejando, si fuera preciso, aquellas menos necesitadas de asistencia. Jesús no vino para los justos, sino para los pecadores: “Por lo tanto, oh mi Dios, presérvame de la funesta ilusión, del diabólico engaño de creer que yo como cura deba ocuparme sólo de quien viene a la iglesia y frecuenta los sacramentos (...). Que yo no olvide jamás, que el ministerio que me ha sido confiado es ministerio de misericordia”.[6]

El ministerio de la misericordia es, para don Orione, la sustancia de su sacerdocio y el horizonte permanente de su acción caritativa. Es también un claro indicador de su santidad, porque “una señal –decía Cassiano- de que el alma ha sido purificada con el fuego divino es la capacidad para tener compasión de los pecadores”.

Un hecho en la vida de don Orione puede ayudarnos a fijar el valor y el comportamiento del ministerio de la misericordia.

Cuenta cómo años atrás, predicando una misión en un pueblo, había dedicado la última tarde para hablar de la misericordia de Dios. Durante la charla, no sabe por qué, dijo: “Incluso si alguno hubiese puesto veneno en el plato de su madre y la hubiese llevado de esta manera a la muerte, si está realmente arrepentido y se confiesa, Dios, en su infinita misericordia, está dispuesto a perdonarle su pecado”. Terminada la predicación se quedó confesando hasta la media noche y, después, se puso en camino a pie hacia Tortona. El tiempo no podía ser peor, nevaba y todo estaba cubierto de nieve. Envuelto en la capa descubrió que, a la salida del pueblo, había alguien que lo esperaba. “Reverendo, ¿usted es don Orione? ¿Ha sido usted quien ha predicado esta tarde en la iglesia? Bien, quisiera saber si lo que ha dicho esta tarde es verdad. Quisiera saber si de verdad es cierto que, incluso si alguien hubiera metido veneno en la comida de su madre, todavía podría ser perdonado”.

Sigue don Orione: “No recordaba de haber dicho esas palabras, pero le dije: ‘Por supuesto que es verdad. Basta que esté arrepentido de verdad, pida perdón a Dios y se confiese; cualquier pecado, por grande que sea, será perdonado; claro que para él hay misericordia y perdón’”. ‘Pues verá – dijo-, yo soy el que ha puesto veneno en el plato de su madre. Mi mujer y mi madre no se llevaban bien, y yo he matado a mi madre. ¿Podré ser perdonado?’. Y se puso a llorar. Me contó la historia de su vida y después se echó a mis pies: ‘Padre, confiéseme: yo soy el del veneno en el plato de su madre. Desde ese momento no he vuelto a tener paz. Han pasado tantos años. Desde entonces no he vuelto a confesarme’.

‘Bien –le dije enseguida, confortándolo- por la autoridad que he recibido de Dios, yo te puedo perdonar este pecado’. Se puso de rodillas y se confesó llorando y le di la absolución. Después se levantó y me abrazaba y me apretaba contra sí, siempre llorando, y no se terminaba de separar de mí, tal era la alegría que le invadía. También yo lloré, le besé en la frente y mis lágrimas se fundían con las suyas. Reemprendí el camino y llegué a Tortona todo calado. Esa noche me quité las botas y me eché sobre la cama, y soñé... ¿Qué soñé? Soñé con el corazón de Jesucristo; sentí el corazón de Dios, ¡qué grande es la misericordia de Dios!”.[7]

Este episodio es una parábola que ayuda a comprender la misericordia de Dios y el ministerio de la misericordia. Don Orione ha sido definido como “un rostro de la misericordia de Dios”. Y con este rostro era reconocido por la gente que a él recurría.

[1] Cfr F. Peloso, Don Orione e il ministero della misericordia, “Unità e carismi”, Città Nuova, n.2, aprile-maggio 2015, p.50-54.

[2] De San Juan Pablo II sobre don Orione en la Omelia in occasione della beatificazione, 26 octubre de 1980, y la Omelia in occasione della canonizzazione, 16 mayo de 2004.

[3] Don Orione, Nel nome della Divina Provvidenza, Piemme, Casale Monferrato 20043, p. 27.

 [6] Don Orione, Nel nome della Divina Provvidenza, cit., p. 27.

[7] Cfr Parola VII, 21-22; XI, 234-235; XI, 325-327.

[8] En marzo de 1936, desde Rosario (Santa Fé - Argentina), Don Orione escribe la carta llamada "El himno de la caridad” que, después, fue grabada por el mismo Don Orione en un disco enviado a Italia. La carta completa, en italiano, se encuentra en Le lettere II, 327-331.

[9] Aa. Vv., Tras los passos de Don Orione. Itinerario de formación en la espiritualidad orionita, PODP, Buenos Aires, 2002, p. 170.

[10] Scritti 61, 114.

[11] Scritti 80, 283.

[12] Don Orione, Carta a Don Casa, 1 junio de 1920; Lettere I, Roma, 1969, pp. 191-193.

miércoles, 24 de julio de 2024

25 DE JULIO 1937, PIEDRA FUNDAMENTAL Y PABELLONES EN CLAYPOLE


Pasaron 84 años ya, de aquel importante 25 de julio, el de 1937. Una vez más, el naciente Cottolengo de Claypole se vestía de gala para recibir a miles de visitantes, a las más altas autoridades civiles y eclesiásticas y para mostrar su gran desarrollo.
El 28 de abril de 1935 se había puesto la piedra fundamental, el 21 de mayo de 1936 se inauguraron la Iglesia, los 4 primeros hogares y la cocina; aquel 25 de julio de 1937 la fiesta no fue menor. En la puerta del templo se colocó y bendijo una placa recordatoria del telegrama enviado por el Papa con motivo de la inauguración del Cottolengo.

 En la misma ceremonia se colocaron la piedra fundamental del “Colegio Apostólico” (Hoy colegio secundario San Pío X) lugar para la formación de los futuros sacerdotes de la congregación y del Hogar Buenos Aires del Cottolengo, que fue donado por el Gobierno de la Nación. Obras importantes fueron bendecidas e inauguradas ese mismo día. El Hogar John Sheil, destinado en aquel momento para los residentes del Cottolengo que tuvieran necesidades especiales de Salud y el Hogar Anchorena que se transformó en el quinto hogar del Cottolengo ampliando la capacidad de atender los numerosos pedidos recibidos.

Esta fiesta tuvo también un dejo de nostalgia, porque como ya estaba anunciado, significaba la despedida de Don Orione de la Argentina, quien partió el 6 de agosto de 1937.

Fuente: Padre Raúl Trombini f.d.p.





martes, 23 de julio de 2024

¿ QUE ES EL CARISMA FUNDACIONAL?




El carisma fundacional es la regla fundamental de Fecundidad De Una Vocación religiosa y de todo un instituto de vida consagrada.

El carisma fundacional es la regla fundamental para la fecundidad de una vocación religiosa y de cada instituto de vida consagrada. En el don divino de carisma, creado de una manera única e intransferible, a cargo de uno de los fundadores y, a través de él a un Instituto, hay una nueva manera de vivir el seguimiento de Cristo. Adoptada y preservada por la Iglesia, este carisma es la «piedra angular» y de la norma de las normas que guiarán la vida de cada miembro del Instituto, asegurando su santificación personal y la supervivencia del don divino al fin de los tiempos.

Los Fundadores: Nuevos Profetas

En el Antiguo Testamento, Dios se vale de MEDIADORES Que actúan bajo el carisma de la profecía, es la persona Elegida Para Ser testigo de la Voluntad y de los Derechos de Dios. «El carisma de los Fundadores se Manifiesta Como Una experiencia del Espíritu, transmitida una SUS Propios Discípulos Para Que Estós la vivan y Conserven, la profundicen y enriquezcan permanentemente, en armonía con el Cuerpo de Cristo, en continuo growth» (n. 11) .

el fundador es siempre la figura clave, El que aglutina En torno a sí a Los Demás Que se Sienten Implicados del una novedad de vida [17]. Este grupo de Primeros compañeros Muchas Veces es considerado con la Expresión cofundadores. Si entendemos los carismas como «dones providenciales» que el Señor da a los hombres al servicio del Pueblo de Dios, ¿Cuál sería el don que el Señor ofreció a Luis Orione para bien de toda la Iglesia y la humanidad?

Una fidelidad muy grande a la Iglesia, que Don Orione manifestó en forma particular en la persona del Santo Padre y de los Obispos: «Nuestra vida tiene que estar consagrada al Papa y a la Iglesia Santa de Jesucristo».

Un amor inmenso y generoso por los hombres, por los más pobres y necesitados, en quienes El descubría la presencia del mismo Jesús: «Servir en los hombres al Hijo del Hombre».

De esta manera, todas las obras de Don Orione tratan de dar respuesta a las necesidades de los hombres, pero siempre a partir de un compromiso claro de fidelidad especial a la Iglesia y al Papa.

El carisma de Don Orione también puede ser expresado en los llamados «cuatro grandes amores» que marcaron el ritmo de los latidos de su corazón: Jesús, María, el Papa y las almas.

«Es necesario Jesús. Jesús todos los días y no fuera de nosotros, sino en nosotros; y no sólo espiritualmente, sino sacramentalmente.»

«Virgen Santísima, a la cual nadie ha recurrido en vano, danos fuerza, danos el querer aquello que Dios quiere de nosotros»

«Amemos a la Santa Iglesia con todo nuestro ser y teniendo siempre como nuestras todas las doctrinas suyas y de su Jefe visible, el Papa»

«No saber ver ni amar en el mundo más que las almas de nuestros hermanos… Todas son amadas por Cristo, por todas Cristo ha muerto»

 

 

lunes, 22 de julio de 2024

LA CONCIENCIA ORIONITA PLASMADA EN SUS CARTAS



Fernando Héctor Fornerod fdp

Pcia. Roque Sáenz Peña Chaco 

Bien sabemos que Luis Orione fue un verdadero escritor. La gran variedad de manuscritos, especialmente los que se refieren a sus primeros años como fundador, nos ayudan a marcar las etapas del desarrollo de la reflexión en algunos temas más importantes, como son el fin de la congregación, los medios de apostolado, los desafíos que le tocaba vivir, el horizonte de la Iglesia hacia la construcción de una verdadera sociedad humana, entre otros tantos argumentos. Ahora bien, la actividad apostólica desarrollada por Luis Orione no solamente tuvo características originales por su popularidad y creatividad. Revela, también, el alma profunda de su estilo de vida cristiana. Su vida estuvo siempre atravesada por una espiritualidad definida como «espiritualidad de brazos arremangados». En efecto, en la aceptación de la voluntad de Dios y en la caridad, es como Don Orione y su familia contribuyen con su apostolado a «Instaurare Omnia in Cristo», especialmente entre los más pobres, que son el tesoro de la Iglesia. La noche del 22 de julio de 1936 escribía a Don Carlos Sterpi desde Buenos Aires:

[...] 3° El fin particular y especial consiste en propagar la doctrina y el amor a Jesucristo y a la Iglesia, especialmente en el pueblo; atraer y atar con un vínculo dulcísimo y estrechísimo de mente y corazón, a los hijos del pueblo y las clases trabajadoras, a la Sede Apostólica, en la cual, de acuerdo a las palabras de San Pedro Crisólogo, «el Beato Pedro vive, preside y otorga la verdad de la fe a quien se la pide» (Epist. ad Eut. n. 2) y eso con el apostolado de la caridad entre los pequeños y los pobres, mediante aquellas Instituciones y Obras de misericordia más aptas a la educación y formación cristiana de los hijos del pueblo, y a conducir las multitudes hacia Jesucristo y su Iglesia [...][1].

Todo esto nos permite formular una clave de lectura que nos ayude a dar con el espíritu de cuanto él escribió. Efectivamente, la conciencia orionita plasmada en sus cartas, es fruto de la reflexión sobre la praxis pastoral acontecida. Por lo que los investigadores del carisma, tienen un enorme trabajo pendiente que ofrecernos: el de iluminar los escritos de nuestro Fundador con gestos particulares de su vida. Para que los hechos vividos por Orione, nos revelen el espíritu de sus dichos y escritos.

Quienes leyeron alguna de las biografías de nuestro Padre Fundador, conocen algunos acontecimientos de su vida, que dicen más que mil palabras. Algunos fueron programáticos; y ¡hasta tantas veces proféticos! Habría muchos temas sobre los que podríamos escribir. Elegimos uno: Don Orione y la Eucaristía.

Todos nosotros sabemos del amor que Don Orione manifestó por la presencia Eucarística. Son muchos los relatos que hablan del tiempo vivido delante del tabernáculo en actitud de adoración al Señor; de la frecuencia con la que lo recibía desde el tiempo del oratorio en Valdocco, hasta la piedad de la celebración de la Misa y de su deseo de la adoración en los «Pequeños Cottolengos» [2]. Pero de entre tantos gestos eucarísticos, entre muchos, hay uno que se destaca: aquél vivido por Don Orione precisamente en 1920, cuando celebró sus veinticinco aniversarios de ordenación sacerdotal. Este auxilio paternal nos habla del amor por Jesús sacramentado.

Estamos hablando del servicio que el mismo Don Orione cumpliera al seminarista Basilio Viano (1899-1920), mientras en el «Paterno» se estaba realizando la fiesta en honor del director de la Pequeña Obra. Don Orione decidió en esas circunstancias, celebrar sus bodas de plata sacerdotales asistiendo a uno de sus hijos moribundo: el relato es conmovedor, semejante al contexto joánico del lavatorio de los pies:

[...] Aquí no se han hecho festejos. No permití hacerlos por mis 25 de sacerdocio. Aquel día debía pasarlo en Bra, en recogimiento y en el Señor; pero, en la víspera me acorde de que mi querido amigo, el seminarista Viano empeoraba en su salud y tomé la determinación de quedarme en Tortona. Pasé la noche junto al lecho de Viano, y celebré por la mañana la Misa a los pies de la Virgen de la Divina Providencia; [...] Llegada la hora del almuerzo, te contaré como lo pasé. Viano continuaba empeorando, pero conservaba su lucidez. Desde algunos días atrás, aquel pobre hijo, a pesar de los medicamentos, no había mejorado. Hasta que, hacia el mediodía, padeció un relajamiento del cuerpo que lo superó, ya que ni él se percató, ¡pobrecito! Entonces el seminarista don Camillo Secco (ahora es subdiácono) que hace de enfermero y que quizás siga siéndolo, levantó al querido enfermo y cambiamos todo: al lecho y al enfermo. De esta forma, mientras los demás comían, yo, con agua tibia lo lavaba y limpiaba, haciendo con Viano, nuestro querido enfermo, aquellos oficios humildes, sí, pero santos: lo que hace una mamá con sus hijitos. Miré en ese momento al seminarista Camilo, y vi que lloraba. Estábamos recluidos en la enfermería para evitar que nadie entre, mientras golpeaban con insistencia para que fuera rápido a almorzar. Yo estaba seguro de que lo mejor era cumplir con amor y humildad ese trabajo santo, de Dios, y me decía a mi mismo: ¡es mucho mejor esto, que todo lo que he predicado en mi vida! [...] ¿Ves? ¡Con este amor nos amamos entre nosotros! [...] [3]

El P. Luis Heriberto Rivas, nos ayuda a comprender el lugar que ocupa la Ultima Cena en el evangelio de Juan:

El Evangelio de Juan no tiene una narración de la “última cena” como la que se encuentra en los sinópticos. Mientras que para éstos se trata de la cena pascual en la que participan Jesús y los Doce, Juan se refiere a una comida que tiene lugar la noche anterior a la fiesta de la Pascua. [...] El relato del capítulo 13 no describe los incidentes propios de la cena de los sinópticos (entrega del pan y del vino ...), sino que centra su atención en el lavado de los pies, un hecho desconocido por los otros evangelios. [...] La narración del lavado de los pies está hecha prácticamente sin comentarios. [...] El relator puntualiza que Jesús “se levanta de la cena”. Este no se trata de un dato superfluo, porque está mostrando lo novedoso del gesto. La acción de Jesús tendrá otro sentido. La tarea de lavar los pies a los comensales, reservada a los sirvientes, a la luz de las tradiciones judías podía ser interpretada como un gesto de suntuosa hospitalidad cuando era asumida por los dueños de casa. [...] sin embargo, mediante el gesto de lavar los pies a sus discípulos, entre los cuales está el traidor y el que lo va a negar, Jesús está mostrando el “amor hasta el fin” por el cual entrega su vida para “lavar” totalmente “a los suyos”. El “amor hasta el fin” no se deja ver sólo en el acto de humildad, sino que abraza también el lavado que Él realiza en los discípulos para que estos puedan ser partícipes de su gloria. Solamente aceptando ese acto de amor se puede llegar “a tener parte con Él” participando de su vida eterna [ 4].

Aquel gesto hacia el clérigo Viano fue "mejor que todas las prédicas". No era la última cena en el Cenáculo; se trataba de un almuerzo para festejar las bodas de plata sacerdotales. Don Orione no bajó a almorzar, porque no había mejor forma de celebrar esa fecha que sirviendo a uno de sus hijos enfermo. Y este tipo de servicio, que hace presente a Jesús, no es un hecho aislado en la vida de Luis Orione. Recordemos cuando él, en la santa misa ofreció su vida a cambio de la salud de Don Bosco, moribundo; o cuando asistió a Mons. Claudio Andrè la noche previa a su propia ordenación [5]. La misa y el servicio de caridad en Luis Orione, no fueron sino dos momentos de una única celebración eucarística, presencia real de Jesús

Así como Jesús entrega su vida hasta el fin, así también en los gestos de entrega de Luis Orione, podemos entrever a Jesús que nos lava los pies a nosotros. La caridad, el servicio hecho por amor; sin otra medida que sin medidas, hace presente a Jesús servidor, tan real como lo está en el Pan consagrado. Por lo que, el amor de Don Orione a Jesús Eucaristía, no puede separarse del servicio de caridad. Es más: es su mismo contenido.

[1] Orione, L., CC., FDP, sf., 1936, odac., calo., ADO, Scr., 59,21c. Cf. Idem, a C. Sterpi, 22.07.1936, noche, c., ADO, Scr., 59,27.

[2] Venturelli, G., «Don Orione, apostolo dell’Eucaristia e suscitatore di adoratori». Sobre la iniciativa de Don Orione en Turín de los ermitaños de la Adoración Cotidiana Universal Perpetua, ve. DOPO III, 42-61. Gemma, A., «Don Orione, anima eucaristica».

[3] Orione, L., a F. Casa, 01.06.1920, c., inc., ADO, Scr., 29,116-119; (L. I, 191-195: om.); el original de esta carta se encuentra en el Monasterio de S. Maria de São Paolo (Brasil); véase la reserva de esta escena íntima que Don Orione no hace referencia a ella en una carta circular comunicando la muerte de Basilio Viano cf. Idem, ccir., 19.04.1920, L. I, 161-174.

[4] Rivas, L., El evangelio de Juan. Introducción, teología, comentario, Buenos Aires, Ediciones San Benito, 2008, 366-370.

[5] Sobre el ofrecimiento de su propia vida: DOPO I, 301 ss.; del servicio a Mons. Claudio Andrè: DOPO II, 162 no. 5e.


 

 

domingo, 21 de julio de 2024

SANTA MARÍA MAGDALENA "APÓSTOL DE LOS APÓSTOLES"

 

La "apóstol de los apóstoles". En el calendario litúrgico, el memorial de Santa María Magdalena tiene lugar el 22 de julio. A partir de 2016, por "deseo expreso del Papa Francisco" se celebrará con "Fiesta" litúrgica, es decir, en la misa del día se insertarán lecturas especiales dedicadas a ella, habrá el Gloria y el Prefacio propiamente dicho. El Pontífice da así a esta mujer del Evangelio la dimensión correcta y elevada en el contexto de la vida de Jesús y de la primera comunidad cristiana.

Santa María Magdalena siempre ha sido considerada una figura prominente en el cristianismo. El teólogo Hipólito Romano (170-235 d.C.) ya lo había llamado "el Apóstol de los Apóstoles". Ella es, de hecho, la primera en ver a Jesús una vez que resucitó, como se describe en el Evangelio de Juan, y luego corrió a decir tan fuerte a los once apóstoles todavía conmocionados por la muerte de Jesús. Este episodio es suficiente para entender la centralidad de la figura de Marí Magdalena.
La decisión se inscribe- dice el arzobispo Arthur Roche, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos,   - en el contexto eclesial actual, que requiere una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina. San Juan Pablo II dedicó una gran atención no sólo a la importancia de la mujer en la misión de Cristo y de la Iglesia, sino también, y con especial énfasis, al papel especial de María Magdalena como primera testigo que vio al Resucitado y primera mensajera que anunció a los apóstoles la resurrección del Señor. La Iglesia, hoy en día, prosigue resaltando esta importancia – manifestada en el compromiso de una nueva evangelización -y quiere acoger sin distinción, hombres y mujeres de cualquier raza, pueblo, lengua y nación,para anunciarles la buena noticia del evangelio de Jesucristo, acompañarlos en su peregrinación terrena y ofrecerles las maravillas de la salvación de Dios. Santa María Magdalena es un ejemplo de evangelización verdadera y auténtica, es decir, una evangelista que anuncia el gozoso mensaje central de Pascua!.



sábado, 20 de julio de 2024

EL BUEN HUMOR



San Felipe Neri, llamado el Apóstol de Roma, fue el fundador de la Congregación del Oratorio, proyección de su personal espiritualidad y creación singular dentro de las distintas corrientes espirituales del Cinquecento italiano.​ Fue canonizado por la Iglesia católica unos veintisiete años después de su muerte. 

Nacimiento: 21 de julio de 1515, Florencia, Italia

Fallecimiento: 26 de mayo de 1595, Roma, Italia

Padres: Francisco Neri; Lucrecia Neri

Orden religiosa: Congregación del Oratorio de San Felipe Neri

Canonización: 12 de mayo de 1622, por el papa Gregorio XV

Educación: Sapienza Universidad de Roma

Patrono de educadores y humoristas, fundador del Oratorio en Roma, recordado por haber recibido el don de la curación, de profecía y poder leer los pensamientos de otros.( Wikipedia)


Y bien, hermanos,  ¿cuándo vamos a empezar a ser mejores?"

frase con la que San Felipe Neri saludaba a sus amigos.

Seamos mejores por amor a Dios,  Dios nos ama tanto que no tenemos otra opción que  la de amarlo y amándolo amar a los demás;  la santidad es resultado del amor,  en la vida de los santos lo podemos ver, pidamos a nuestro Amado Señor que nos haga santos porque lo amamos.  Así como lo amaba San Felipe Neri y llegó a realizar tantas obras de amor.

Hagamos nuestras actividades de cada día,  en el lugar en el que Dios nos ha puesto,  con amor,  la santidad es un llamado de Dios y todos podemos ser santos,  Dios nos quiere santos.

Un santo triste… es un triste santo

(palabras escritas desde San Remo –Italia el 12 de marzo de 1940, último día de su vida) Pareciera que el Señor nos quiere, en cierto sentido, siempre niños y siempre alegres y serenos. Es así, al Señor se lo ama y se lo sirve en santa alegría, y no en tristeza; por eso San Francisco de Sales no creía en la santidad melancólica y triste, y solía decir: “Santo triste, triste santo”.

San Francisco de Asís, no se conformaba con tener alegría, sino que quería la perfecta alegría. Yo conocí a Don Bosco, que estaba siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le quitaron la misa. Y Santa Teresa decía: “Nada te turbe”.

Nuestros hermanos, los santos eran así, y así tenemos que esforzarnos, vencernos, y ser también nosotros: siempre contentos y alegres en el Señor. ¿Y cómo podríamos no estar llenos de santa alegría si el Señor está cerca de nosotros y en nosotros?:  “Escrúpulos y melancolía, lejos de la casa mía”, decía San Felipe Neri. (...) (Don Orione .org.ar)



viernes, 19 de julio de 2024

EN ADELANTE LOS LLAMARÉ AMIGOS...

 

“Jesús en el Santo Evangelio dice a sus discípulos: de ahora en adelante no los llamaré más siervos sino 'amigos'... La amistad tiene algo suave que casi trasciende la fraternidad de la carne y de la sangre. Un día, mejor dicho, una tarde, fui a confesarme con Don Bosco; ahora no recuerdo más, pero me parece poder decir que aquella fue la última vez que me confesó. Había apenas empezado el tercer año del secundario: yo era el más joven de los penitentes de Don Bosco...

“Después de haberme confesado me dijo estas textuales palabras: '¡Nosotros seremos siempre amigos!' Cuantas veces me encontré en dificultades y en tantas peripecias, y siempre me sentí animado y confortado por estas palabras que quedaron grabadas en mi corazón: ¡nosotros seremos siempre amigos!

"Don Bosco vive en miles y miles de casas y obras: vive en el espíritu y en la obras de sus hijos y en la inmensa apostolicidad de su congregación. Nuestra congregación es una pequeña plantita en comparación a un cedro, como es la planta de la obra de Don Bosco (...) Recuerden, mis queridos sacerdotes, siempre esto: ¡hagan siempre lo posible para que en nuestra congregación nunca falte el cariño, la fraternidad, la unión, la amistad de la cual habló Don Bosco!”

“¡La Pequeña Obra será lo que Dios quiera ¡pero antes de todo, la Pequeña Obra debe sentir siempre gratitud hacia Don Bosco y hacia sus hijos; y que nuestra actitud y conducta manifiesten siempre agradecimiento hacia los salesianos por la sagrada memoria de Don Bosco (...) Y si alguna vez en la vida les ocurriera poder decir alguna palabra, poder defender a algún salesiano, a algún hijo de Don Bosco, háganlo, recordando la palabra, la gran palabra que Don Bosco dirigió, con su gran corazón a un pobre muchacho que él sacó de los campos, de los surcos y por quien se adelantó tanto en su espíritu paterno, que lo llamó amigo”.