En el día del Trabajo, veamos un
ejemplo concreto de los que significaba el trabajo para Don Orione fue
la construcción de los Santuarios de la Guardia en Tortona y de la
Virgen de Caravaggio en Fumo, donde sus religiosos trabajaron codo a
codo con los albañiles.
En ocasión de la inauguración de las obras del Santuario de
la Guardia, el 23 de octubre de 1926, Don Orione llamo a sus clérigos,
los rebautizo con el nombre de “peones de Dios” y organizó una procesión llevando las herramientas. Cuenta Papasogli en su libro:
“Les
habló de la Virgen y puso en sus manos desde el primer día, idealmente,
palas, azadas, cucharas, baldes de cal: era un nuevo espaldarazo; de
ahí en más, los nombraba 'peones de Dios'.
Habría también maestros albañiles, pero ellos, los clérigos,
deberían realizar los trabajos más humildes: llevar los materiales
necesarios, arriba y abajo por improvisadas escaleras, siempre hacia lo
alto, por el tiempo... ¿Cuánto tiempo?
Aquellos muchachos tenían quince, dieciocho, veinte años:
trabajos y herramientas, debían ser adecuados a sus fuerzas. Pero la
verdadera fuerza era la que no se veía ni tenía edad: la fe, fe simple y
fuerte, idea y praxis dulce y dura como ellos mismos. Una fuerza que,
con el uso, se multiplicaba”
Refiriéndose a la construcción del Santuario de Fumo, en una carta escribirá el Fundador: “En
el nuevo Santuario trabajan activamente los pobres curas de la Divina
Providencia junto a los hábiles trabajadores del arte de la
construcción; nuestros curas preparan la cal, llevan las piedras y
ladrillos, trabajan como verdaderos peones de Dios, como ya lo hicieron
en Tortona”.
Y en un discurso destinado a un grupo de neo sacerdotes quienes habían
trabajado en la construcción del Santuario de la Guardia, Don Orione
rezará a la Virgen: “¡oh Madre nuestra, en estos primeros pasos de un
nuevo camino, protege siempre estos sacerdotes, los changadores, los
peones de tu santuario!”
El testimonio de “los peones de Dios”, imagen concreta del
trabajo orionita, moverá los corazones del pueblo, incluso de los
contrarios a la Iglesia: “La mujer de un tal Partarelli, socialista
intransigente que rompió el crucifijo en el palacio el obispo, dijo:
'También mis hijos se casaron por iglesia después de haber visto
trabajar a los sacerdotes de Don Orione'”.
Muchos religiosos entendieron qué significaba el trabajo
para Don Orione, encarnando en sus vidas las enseñanzas del fundador.
Un
ejemplo iluminador del trabajo orionita, lo encontramos en el entonces
clérigo ciego Cesar Pisano, quien luego sería Fray Ave María. Trabajaba
incluso por la noche en la construcción de una Gruta de Lourdes en la
casa de formación de Villa Moffa.
“Todos
se avocaron con entusiasmo (…) Las horas de la recreación las dedicaban
enteramente a aquel dulce y ameno trabajo. El clérigo Pisano le
dedicaba incluso algunas horas de la noche. Sabía usar el pico, la pala y
la carretilla con la seguridad que le daba la práctica y el desarrollo
de sus otros sentidos”
Junto
con el ejemplo de Fray Ave María, podemos agregar el ejemplo de muchos
de nuestros hermanos difuntos, quienes son recordados por su capacidad
de trabajo en el caso de Argentina:
El
P. Benito Anzolin, el “albañil de la Virgen”, quien impulso la
construcción de la basílica de Itatí. El obispo diocesano repetía jamás
se hubiera decidido a encarar el proyecto si “no fuera por el entusiasmo e insistencia del P. Benito”.
El
Hno. Dagoberto Molina, quien tenía no solo una gran capacidad de
trabajo y organización; sino también grandes conocimientos del trabajo
mecánico y reparación de automóviles y había también estudiado
enfermería y radiología.
El
Hno. Juan Barón, quien durante la época de la segunda guerra mundial,
afrontó numerosos peligros para conseguir el pan, en su “motocarro de la
caridad” y transcurrió casi cuarenta años trabajando en el depósito de
Pompeya.
El P. Luis Varetto, quien luego
de aprender ebanistería y construcciones artísticas en madera en
Mestre, siendo aún clérigo armó las cabestradas del Santuario de
Tortona.
El P. Tomas Alonzo,quien salía a “buscar la Providencia para los pobres del Cottolengo”,
trabajaba en el jardín de la parroquia de Pompeya y de clérigo había
manejado el arado durante la construcción de los caminos internos del
Cottolengo.
El P. Victorio Bresciani,quien poseía
grandes conocimientos técnicos, como así también una gran capacidad
para el trabajo manual: era mecánico, tornero, soldador y albañil.
Siendo recordado por trabajar codo a codo con los albañiles levantado
paredes.
El Hno. Inocencio Torresan, quien fue maestro de grado en el
Puerto Mar del Plata y en Cuenca, donde distribuía en sulky pan y ropas
entre los pobres, después de la misa de los domingos.
Junto
con ellos, debemos también recordar los religiosos que trabajaron en la
construcción de los santuarios de la Guardia y de Caravaggio,y tantos
otros que fueron verdaderos trabajadores de Dios, como el Fundador
quería.
Las imágenes del trabajo utilizadas por el Fundador no solo
serán una definición su propia vocación, sino una expresión de su obra y
ministerio.
Don Orione buscaba servir a los pobres y a la Iglesia en los
trabajos más sencillos y humildes, siguiendo el ejemplo de muchos santos y
de Nuestro Señor: “El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres” (Flp. 2,6-7).
El sentido orionita del trabajo será también una preciada
herencia, un modo concreto de seguir a Jesús y un desafío constante para
todos aquellos que quieran seguir las huellas de Don Orione, el changador de Dios
Imágenes Orionitas del Trabajo,son imágenes vivientes : los peones de la Virgen
La teoría hecha realidad: “los peones de Dios”
Fuente p. Facundo Mela