Este 16 de agosto se cumplen los doscientos nueve años del nacimiento de san Juan Bosco, un acontecimiento que la Familia y Movimiento Salesiano invitan a compartir para dar gracias a Dios por el regalo que la vida de Don Bosco ha significado para tantos niños y jóvenes abandonados de todo el mundo.
La figura de Don Bosco fue muy significativa para Don Luis Orione e influyó en él y su obra de una manera decisiva. El afecto hacia él y su obra sabe de innumerables gestos.
Pero quizás la muestra más emocionante del profundo respeto y cariño de Don Orione hacia quien llamaba su padre y maestro, sucedió poco antes de su muerte, más precisamente el 31 de enero de 1940, santoral de Don Bosco:
“Jesús en el Santo Evangelio dice a sus discípulos: de ahora en adelante no los llamaré más siervos sino 'amigos'... La amistad tiene algo suave que casi trasciende la fraternidad de la carne y de la sangre. Un día, mejor dicho, una tarde, fui a confesarme con Don Bosco; ahora no recuerdo más, pero me parece poder decir que aquella fue la última vez que me confesó. Había apenas empezado el tercer año del secundario: yo era el más joven de los penitentes de Don Bosco...
“Después de haberme confesado me dijo estas textuales palabras: '¡Nosotros seremos siempre amigos!' Cuantas veces me encontré en dificultades y en tantas peripecias, y siempre me sentí animado y confortado por estas palabras que quedaron grabadas en mi corazón: ¡nosotros seremos siempre amigos!
"Don Bosco vive en miles y miles de casas y obras: vive en el espíritu y en la obras de sus hijos y en la inmensa apostolicidad de su congregación. Nuestra congregación es una pequeña plantita en comparación a un cedro, como es la planta de la obra de Don Bosco (...) Recuerden, mis queridos sacerdotes, siempre esto: ¡hagan siempre lo posible para que en nuestra congregación nunca falte el cariño, la fraternidad, la unión, la amistad de la cual habló Don Bosco!”
“¡La Pequeña Obra será lo que Dios quiera ¡pero antes de todo, la Pequeña Obra debe sentir siempre gratitud hacia Don Bosco y hacia sus hijos; y que nuestra actitud y conducta manifiesten siempre agradecimiento hacia los salesianos por la sagrada memoria de Don Bosco (...) Y si alguna vez en la vida les ocurriera poder decir alguna palabra, poder defender a algún salesiano, a algún hijo de Don Bosco, háganlo, recordando la palabra, la gran palabra que Don Bosco dirigió, con su gran corazón a un pobre muchacho que él sacó de los campos, de los surcos y por quien se adelantó tanto en su espíritu paterno, que lo llamó amigo”.