SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


lunes, 29 de abril de 2024

SAN JOSE BENITO COTTOLENGO EN LA VIDA DE DON ORIONE




SAN JOSE B COTTOLENGO EN LA VIDA DE D ORIONE

Influyo la cercanía de la “Pequeña casa de la Divina Providencia” (es decir el Cottolengo de Turín) en la espiritualidad del joven Luis Orione?.

La figura de San Jose Benito Cottolengo influyo muchisimo en el joven Luis Orione. Si bien, Don Orione no conoció a este gran santo, conocio su obra y en honor a él llamo a sus casas para gente con discapacidad "Cottolengos".

Sabemos que los “Pequeños Cottolengos” constituyen un capitulo fundamental para la historia de la multiforme actividad caritativa de Don Orione, a pesar de ser el epilogo de lo que inicio en 1893 para los niños pobres.

La compasión hacia los enfermos y a los que sufren, encendida en el joven Orione por el canónigo Cattáneo, se inflamó entonces más que nunca encontrando las filas de pobres y desdichados hospedados en la pequeña casa de la Divina Providencia, como el mismo nos cuenta:

“Recuerdo mis años juveniles, cuando estudiaba en Turín, en la casa de Don Bosco. Un día nos llevaron a pasear. Vivía aún Don Bosco; eran los años en los cuales el gran Santo murió.

Nos concedían un paseo semanal, el jueves, a lo largo de la avenida reina margarita, que entonces estaba al margen de la ciudad y separaba Turín de la región que se llamaba Valdocco, donde están los monumentos de la caridad: los edificios del Cottolengo, de Don Bosco y de la Marquesa de Barolo.

Íbamos a lo largo de la avenida, cuando encontramos una larga fila de personas (una muchedumbre) que nunca acababa, y parecía interminable. Iban formados de a cuatro y se tomaban de a dos las manos. Iban como en cadena: y algunos desbordaban por aquí, y otros por allá. Eran lisiados, ciegos, rengos, jóvenes y viejos. Quien los guiaba era uno de ellos, un poco… mejor, pero que estaba de pie con dificultad y desbandaba mucho también él…

El sol los bañaba. Aquellos arboles veían pasar aquella columna –llamémoslo así- de pobres infelices, y la primavera bajaba sobre aquellos pobres desdichados, quienes se sostenían con esfuerzo, como el polen sobre las flores.

En verano caminaban bajo la sombra ancha que bajaba de las hojas amplias y palmadas de los plátanos… El otoño arrojaba, a sus pasos, las hojas y alguno a veces resbalaba sobre esas hojas rojizas. Durante el invierno las ramas escuálidas parecían llorar sobre aquella columna de infelices.

Cada vez que me llevaban a paser, yo quería, en mi corazón, verlos a ellos. La gente los miraba: los transeúntes se detenían sorprendidos; y luego meneaban la cabeza y seguían y seguían murmurando: -¡son los del Cottolengo… cosa de Cottolengo!...

Yo los miraba, deseaba encontrarlo, los sentía hermanos, los amaba. No conocía su patria de origen, ni sabía como se llamaban. No tenía importancia para mí… salían de una gran casa: pero el Cottolengo quiso llamarla ‘Pequeña Casa’, porque la Casa de la Divina Providencia es el universo...la última vez que fui a la ‘Pequeña Casa’, había trece mil hospedados: una verdadera ciudad de dolor… o es casa del misterio o es el milagro continuado de la Divina Providencia; una casa que vive sin bienes propios, sin renta fija alguna.

Se podía pensar que eran personas tristes, encerradas; por lo contrario sonreían; y cuando los veía o encontraba llevaban un rayo de serenidad en la frente, como aquellos rayos de sol que, anhelados con ansia especialmente en los días de neblina, llegan a restaurarnos después de los rigores del invierno.

Cuando regresaban a su casa, atravesaban un atrio donde esta puesta una estatua del santo sacerdote, en el acto de bendecir a la extrema vejez y a la infancia abandonada, mientras levanta un dedo al cielo hacia la Divina Providencia.

La casa es el milagro permanente de la Divina Providencia. ¡Contra el positivismo y el materialismo esta el Cottolengo! Allí hay muchos y muchas más de lo que yo encontraba en el paseo; la mayoría no puede salir; están siempre en la cama y viven postrados en camillas, carritos, cochecitos.

Si entran en aquellas largas crujías –son muchas y los pobres están divididos en familias- hay lisiados, crónicos, ciegos, viejos, jóvenes, mutilados, paralíticos: todos los miran con una sonrisa, todos los miran con alegría serena en los labios… “Es un milagro” y el mundo los rechaza como desechos, escombros de la sociedad!

Las madres de muchos de ellos, enseguida después del desgarro de la maternidad, han apretado al seno sus recién nacidos: después quisieron ver uno a uno si sus miembros eran perfectos, y vieron, en el lugar de los brazos y manitas, los muñones… Pensaban dar una flor al jardín del mundo, y vieron un cuerpecito desfigurado, y llorando un llanto sin consuelo…

Pero en el evangelio está escrito: -¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados! Y aquellos desdichados que no tuvieron el don del llanto, tuvieron el llanto de sus madres, que muchas veces fallecieron acongojadas diciendo: -¿a quién dejare mi desdichado, este mi pobre hijo? Esta el Cottolengo. ¡He aquí que es el Cottolengo!

¡Dichosos los que lloran… Pasa la figura de este mundo: ‘cosa linda y mortal pasa y no dura’, reza un poeta nuestro. Pero hay algo que permanece en los siglos, algo inmortal. Pasan los gozos, pasan las fiestas, pasan también los dolores, y aquellos pobres infelices se despiertan un día como de un sueño penoso; y, con su gran maravilla se encontraron de pie, firmes en sus piernas; la pierna derecha no estaba y estará en su lugar; no había una mano, y estará en su lugar; los ojos que estaban en las tinieblas verán la luz; y se alegraran en el regocijo de todos sus miembros perfectos. Volverán a usar las facultades mentales y se sentirán almas inmortales, redimidas y libres. Vestirán el blanco hábito del bautismo…

Y cuando Cristo Señor dirá que deberán separarse los buenos de los malos, aquellos desdichados, que fueron despreciados, sentirán que su lugar es a la derecha. Cuando Jesús diga: -¡Vengan, benditos, a recibir el premio preparado para vosotros desde la constitución del mundo!, he allí, sentirán que son ‘bendecidos’.

¡El mundo los había considerado, no digo maldecido, pero casi no dignos de pertenecer al consorcio humano! Y escucharan a Jesús decir: -tenía hambre, y me dieron de comer; tenía sed, y me dieron de beber; estaba desnudo, y me vistieron; era peregrino, enfermo, preso, y fueron a visitarme.

Ellos, los del Cottolengo, miraban alrededor. Pero cuando Cristo Señor diga: -vengan, benditos, a recibir el premio-, los elegidos, los bienhechores de los pobres, los que practicaron la caridad, los que tuvieron entrañas de misericordia hacia los desdichados, contestaran: -¿Cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer?, ¿sediento, y te dimos de beber?, ¿huérfano, enfermo, y te consolamos?-, los del Cottolengo callaran. Pero cuando Jesús dirá: -todo lo que hicieron a estos pobres, me lo hicisteis a mi-; entonces los repudiados por el mundo, los desechos, los escombros, se regocijarán con una alegría muy grande, porque comprenderán que fueron asemejados a Jesucristo.

Buscaran entonces entre el resplandor de los santos a una figura de sacerdote, un pobre cura, el ‘ángel’, el ‘canónigo bueno’, un sacerdote que rezaba el oficio y se conmovía a la palabra ‘caridad’:

Todas las palabras y las oraciones que decía se resumían en una única expresión: ‘caridad’; todos sus pasos eran sobre un único sendero, el sendero de la caridad; todas sus acciones, eran un canto a la caridad!...

¡Oh! ¡Entonces todos los que fueron disminuidos, sufrieron retraso, cantaran el cantico de la caridad, el cantico más lindo que los hombres puedan cantar en la tierra, y que los Ángeles cantan al cielo!...

“Entonces, cuando estaba en el oratorio de Don Bosco, recuerdo que nos llevaban a pasear, allá alrededor del Cottolengo de Turín. Y pasando por allá se veían aquellos pobres enfermos y epilépticos. Y yo me sentía atraído por aquellos pobrecitos, los miraba con compasión, y sentía gran deseo de ir al encuentro de ellos para aliviar sus sufrimientos. Experimentaba como una gran alegría en verlos, y aquella era la diversión más grande de mi paseo…”.

Desde Victoria (Buenos Aires), en el mes de marzo de 1935, Don Orione escribía a un excelentísimo Obispo:

“…Ya desde cuando hacia el secundario en Turín, cada vez que pasaba delante de la pequeña casa de la Divina Providencia, fundada por San José Benito Cottolengo, experimentaba una especial atracción hacia aquella obra de fe y de caridad, y el vivo deseo de hacer algo, con la ayuda divina, para nuestros hermanos más pobres y mas abandonados” (Scr. 67 – 300).

Informe: P. Facundo Mela (loqueyorecibi.blogspot.com.ar

domingo, 28 de abril de 2024

29 ABRIL SANTA CATALINA DE SIENA DOCTORA DE LA IGLESIA



Santa Catalina de Siena (1347-1380) escribió el Diálogo de la Divina Providencia. (9) Santa Catalina dejó el Diálogo de la Divina Providencia, llamado simplemente Diálogo, escrito durante cinco días de éxtasis religioso, del nueve al catorce de octubre de 1378 , 26 Oraciones; y 381 cartas, grandes trabajos de la literatura toscana vernácula. Su pensamiento está situado en las alturas de la contemplación, dictada por una relación de amor con Dios y la vida "¿Podría dar todo a todos ? - Pide a Dios -
Catalina Benincasa, conocida como santa Catalina de Siena O.p., (* Siena, 25 de marzo de 1347 – † Roma, 29 de abril de 1380) fue una santa católica. La Santa Sede la reconoce como co-patrona de Europa e Italia y Doctora de la Iglesia.
Considerada una de las grandes místicas de su siglo, destacó asimismo su faceta de predicadora y escritora, así como su decisiva contribución al regreso del papado a Roma tras el exilio de Aviñón. Es una santa muy venerada y popular en fundaciones, iglesias y santuarios de la Orden dominicana.
Santa Catalina de Siena, en su obra El diálogo, nos habla de lo que le dice el Padre Dios sobre la providencia divina: Manifesté mi providencia, de modo general, por medio de la ley de Moisés y por muchos otros santos profetas del Antiguo Testamento... Después de ellos, mi providencia envió al Verbo, que fue vuestro mediador entre mí, Dios eterno, y vosotros. Le siguieron los apóstoles, mártires, doctores y confesores, como te he dicho en otro lugar. Todo esto lo hizo mi providencia y te repito que, del mismo modo, proveerá hasta el fin... Todo lo doy a través de mi providencia: la vida y la muerte, la sed, la pérdida de posición social, la desnudez, el frío, el calor, las injurias, los escarnios y las villanías. Todas estas cosas permito que las hagan los hombres. No que yo sea el autor del mal o de la mala voluntad de los que hacen el mal... Parecerá alguna vez al hombre que el granizo, la tempestad, el rayo que yo envío sobre una criatura, es una crueldad, juzgando que no he mirado por su salud; y lo he hecho para librarle de la muerte eterna, aunque piense lo contrario... Todo lo que hago lo llevo a cabo con providencia, buscando siempre únicamente la salvación del hombre...
 Yo soy la providencia suprema que nunca falta ni en el alma ni en el cuerpo a los que confían en mí. ¿Cómo puede sospechar el hombre que me ve alimentar al gusano en el interior de un madero seco, apacentar a los animales, dar de comer a los peces del mar, a todos los animales de la tierra y a los pájaros del aire, que envío el sol sobre las plantas y el rocío que empapa la tierra, ¿cómo cree que no le voy a dar el alimento a él que es mi criatura, formada a mi imagen y semejanza? Todo lo ha creado mi bondad para su servicio. Por eso, a cualquier parte que mire, espiritual o temporalmente, no encontrará otra cosa que el fuego y la grandeza de mi amor con la mayor y más perfecta providencia... Infinitas son las maneras de la providencia que empleo con el alma pecadora para sacarla de la culpa del pecado mortal... Y, si vuelves la vista al purgatorio, encontrarás en él mi dulce e inestimable providencia en aquellas pobres almas, que perdieron el tiempo por ignorancia... Te voy a explicar ahora algo sobre los modos que tengo de socorrer a mis servidores que confían en mí... A veces, los purifico con muchas tribulaciones para que den me jor y más suave fruto (espiritual). ¡Oh, cuán suave y dulce es este fruto y de cuánta utilidad para el alma que sufre sin culpa! Si ella lo entendiese, no habría nada que con celo y alegría no lo intentase sufrir.
 ¿Te acuerdas de aquella alma que, llegando a la iglesia con grandes deseos de comulgar y acercándose al ministro que estaba en el altar, él respondió que no le daría la comunión? Creció en ella el llanto y el deseo, y en el ministro, cuando llegó el ofertorio del cáliz, el remordimiento de conciencia. Y como yo trabajaba dentro de aquel corazón, el ministro lo manifestó, diciendo al monaguillo: “Pregúntale, si quiere comulgar, que le daré la comunión”. Yo lo había permitido para hacerla crecer en fidelidad y esperanza... Recuerda a tu glorioso Padre Domingo, cuando hallándose los hermanos en necesidad, habiendo llegado la hora y no teniendo qué comer, mi amado servidor Domingo, confiando en mi providencia, dijo: Hijos, poneos a la mesa. Obedeciendo los hermanos a su mandato, se pusieron a las mesa. Entonces, yo que socorro a quien confía en Mí, envié dos ángeles con pan blanquísimo, en tanta abundancia, que tuvieron para muchos días...
Algunas veces, proveo multiplicando una pequeña cantidad, que no alcanzaría para ellos, como sabes de la dulce virgen santa Inés (de Montepulciano)... Ella fundó un monasterio y en él reunió, al principio, a dieciocho doncellas sin nada, sólo con mi providencia. Una vez, entre otras, permití que durante tres días estuvieran sin pan, únicamente con verduras. Si me preguntas: ¿Por qué las tuviste de ese modo, cuando acabas de decirme que jamás faltas a tus siervos que esperan en ti y sufren necesidad?, te respondería que lo hice y permití para embriagarlas de mi providencia, a fin de que por el milagro que después siguió, tuviesen materia para poner su principio y fundamento en la luz de la fe. A quien ocurriese algo semejante o distinto, sepa que en aquella verdura o en otra cosa, ponía, daba y doy una disposición para el cuerpo humano de modo que se sentirá mejor con ella y, algunas veces, sin nada en absoluto, que lo que estaba antes con pan o con otras cosas que se dan para la vida del hombre.
 Estando Inés volviendo los ojos de su espíritu hacia mí con la luz de la fe, dijo: “Padre y Señor mío, esposo eterno, ¿me has hecho sacar a estas hijas de las casas de sus padres para que mueran de hambre? Provee, Señor, a su necesidad”. Yo mismo era quien la hacía que pidiera. Me alegraba, comprobando su fe y su humilde oración, que me era grata. Extendí mi providencia a lo que me pedía y, por inspiración, hice que una persona le llevase cinco panecillos. Se lo manifesté al espíritu de Inés y ella dijo, volviéndose a las hermanas: “Id, hijas mías, contestad al torno y tomad el pan”. Le di tanto poder al partir el pan que todas se saciaron y recogieron tanto del que había en la mesa, que tuvieron cumplidamente para satisfacer con abundancia la necesidad del cuerpo… Enamórate, hija, de mi providencia .

CATALINA DE SIENA, LA MISTICA DE LA POLITICA, PATRONA DE EUROPA E ITALIA , DON ORIONE NOS HABLA DE LA SANTA



CATALINA DE SIENA, muchas experiencias la unen con Don Orione
Juan Pablo II llamó a Santa Catalina de Siena (1347-1380), 1 "la mística de la política". De hecho, en las cartas a sus políticos contemporáneos, la Santa recuerda que el poder de gobernar la ciudad es un "poder prestado" por Dios. La Divina Providencia que gobierna todo plantea una responsabilidad política particular a aquellos que quieren ser buenos administradores de la ciudad. Pietro del Monte podestà de Siena le escribe: "Sé verdadero juez y señor en el estado en que Dios te ha puesto y paga directamente la deuda con los pobres y los ricos, de acuerdo con lo que requiere justicia santa, que siempre está sazonada de misericordia".
El Diálogo sobre la Divina Providencia 2 se considera la "summa" del pensamiento y la experiencia religiosa de la Santa, patrona de Italia. Comienza desde la providencia en la creación y en la historia de la salvación. Luego invita a leer la providencia también en la vida cotidiana, y responde a posibles objeciones. Su pensamiento se encuentra en las alturas de la contemplación, dictado por una relación amorosa y viva con Dios. "¿Podría darles a todos todo? - Dios pregunta -. Si, de verdad; pero quería con providencia que uno se humillara ante el otro, y ambos se vieron obligados a usar el acto y el afecto de la caridad juntos ". El argumento no es nuevo ni sin su encanto: la caridad une la primera causa (Dios) y las causas secundarias (hombres) en el único plan de la Divina Providencia.
  La Santa aborda el tema del mal y de "aquellos que se escandalizan y se rebelan contra lo que les sucede". La respuesta que dio, casi como comentó Rom 8:28, es que "todo proviene del amor, todo está ordenado para la salvación del hombre, Dios no hace nada excepto para este propósito" (Diálogo IV, 138). Y el Santo se reduce a casos concretos, dando interpretaciones de los hechos que el hombre de hoy quizás sentiría como obstáculos a la fe, en lugar de invitaciones a ella. Santa Catalina ve, por ejemplo, la acción providencial de Dios incluso en el caso de un joven perugio sentenciado a muerte, a quien convirtió antes de ser sentenciado a muerte. "Sabe, el Señor le explica, que para escapar de la condenación en la que se encontraba, permití su muerte, para que con su sangre tuviera vida en la Sangre de mi verdad" (Diálogo IV, 139). Y más adelante: “El pobre hombre, aunque no abunda, tiene suficiente para sus necesidades. Nunca dejo de ayudarlo mientras él espera de mí. A veces llevo a estos pobres casi al extremo, para que conozcan mejor y vean que puedo y quiero mantenerlos, enamorarme de mi Providencia y abrazar a la novia, que es la verdadera pobreza ". (Ib. 149).
Ciertamente son interpretaciones de los hechos que el hombre de hoy percibiría más bien como obstáculos que como una solicitud de fe. Solo los místicos se aventuran en estos caminos, sabiendo muy bien que, como dijo San Agustín, la primera caridad para el hombre es Dios mismo. "Lo que Dios nos da y permite en esta vida, sea cual sea la fatiga, la tribulación y la angustia que sea, todo lo que hace es llevarnos al Bien supremo, y porque buscamos el bien en él, no en el mundo". 3
Santo Tomás Moro, justo antes del martirio, consuela a su hija: "No pasa nada que Dios no quiera, y estoy seguro de que pase lo que pase, por malo que parezca, en realidad siempre será lo mejor". 4
1S. Catalina de Siena. Vida escrita por el beato Raimondo da Capua, traducida por P. Giuseppe Tinagli, Ed. Cantagalli, Siena, 1991; G. Anodal, un maestro de la vida. S. Caterina de 'Ricci, ESD, Bolonia, 1995; Tomaso da Siena, Santa Catalina de Siena. Legenda minor, Ed. Cantagalli, Siena, 1998; Cartas seleccionadas de Santa Catalina de Siena, Ed. Cantagalli, Siena, 1991.
2 El diálogo de la Divina Providencia, o Libro de la Doctrina Divina, editado por G. Cavallini, Siena, 1995; El diálogo de la Divina Providencia, editado por Maria Adelaide Raschini, III ed., ESD, Bolonia, 1991; A. Scarciglia, Santa Caterina conversa con Dios Padre, Ed. Cantagalli, Siena, 1999.
3 Así en la carta 301, en Catalina de Siena. Las cosas más bellas, (editado por F. Tozzi), Ed. Logos, Roma, 1979.
4 St. Thomas Moro, Carta a Alice Alington de Margaret Roper sobre la conversación que tuvo en prisión con su padre, en la Liturgia de las Horas, III, Oficina de Lecturas del 22 de junio; cfr. A. Paredi, La vida de Tommaso Moro, Ed. O.R., Milán, 1987. Dos notas de Orionine sobre el tema del mal y la Providencia. El venerable fraile Ave María, ermitaño ciego de la Divina Providencia, consideró "natural" celebrar los días 25 y 50 de la "gracia de la ceguera para ver solo la luz de Dios", que se le dio cuando tenía 12 años, por medio de una escopeta en la cara. por un compañero de juegos. Don Orione, apóstol de los pobres y de la salud social y lejos de los escapes espiritistas, era muy consciente de que "la mayor caridad (providencia) que podemos hacer a un alma es dársela a Dios".
Extracto del artículo de Flavio Peloso, Santos, santos y carismas de la Divina Provisión.
 

  DON ORIONE HABLA SOBRE SANTA CATALINA DE SIENA
 
Un gran santo italiano, uno de nuestros más grandes santos, quien fue llamado el más sagrado de los italianos y el más italiano de los santos a semejanza de San Francisco, y entre nuestros escritos no menos importantes desde el principio, con una hermosa expresión, con la más dulce expresión de fe, y su expresión (de Santa Catalina de Siena) sobre  el Papa el "dulce Cristo en la tierra".
La alabanza terminó, como, que incluía en su amor y apego a la Iglesia no dejó de decir cosas muy fuertes, y al mismo tiempo muy devotas. Y cuando en un período muy triste de la historia de la Iglesia, hubo un cisma, se puso del lado del Vicario de Jesucristo...
La poetisa de la sangre, Santa Catalina de Siena, solía hablar así para definir al Papa, ella lo llamaba el "dulce Cristo en la tierra". Esto es como nuestro credo muy corto, que dice de una manera indescriptible todo nuestro apego y toda nuestra devoción a aquellos que representan a Nuestro Señor Jesucristo mismo en la tierra. (Palabra X, 36)
La divina caridad lo conquista todo, "y aumenta las fuerzas de las almas", dice la Imitación de Cristo, es decir, las virtudes, porque "ella es la madre de todos, y da vida a toda buena obra, que está de acuerdo con el Corazón de Dios”. Y apoya en nuestro trabajo y nuestro transporte de almas.
Santa Catalina de Siena en uno de sus himnos a la caridad, expresaba con estas palabras, llenas de la luz de Dios: “Oh caridad llena de alegría, tú misma esa Madre que alimenta a sus  hijos de las virtudes de su pecho. Eres rico sobre todas las riquezas, tanto que el alma que si te ve no puede ser pobre. Le das tu belleza”. (115, 274)

Don Orione practicó con incansable celo y sacrificio el "apostolado de la pluma."
Él no escribe como obras de arte, con la intención de dejar huellas de sí mismo en el campo literario. Sus ideales son mucho más altos. Él habla "ex Abundantia cordis" con toda sinceridad, con pasión, la abundancia, la pasión de su alma grande, hacia su más alto fin: la gloria de Dios, la salvación de las almas, el desarrollo de la Iglesia. Sus argumentos son básicamente sus amores: es lógico que cuando Don Orione toma la pluma, toma en ese espíritu, con el que el sacerdote toma las herramientas de su sagrada misión apostólica. El estilo - también ha dicho - también depende de la "cosa" que es. Y las páginas de Don Orione varían considerablemente cuando se trata de temas fuertes e impresionantes, como los derechos de los religiosos y cristianos en la faz de la eternidad y los juicios divinos, o si se refieren a temas delicados, tales como la devoción a Nuestra Señora, compasión por los pobres e incluso sus recuerdos personales: de su padre, madre, la familia. Su estilo, por lo general pragmático , autoritario o paterno, a menudo se asume lírico, como en "Dios y mi madre", "más fe", "Trabajo buscando a Dios solo." triunfante y profética se convierte en "avanzar en Cristo!" casi revolucionaria "Los trabajadores, ha llegado la hora!" armoniosa "Quería morir con los brazos abiertos", artístico en "La leyenda de Fray Ave María", e incluso mística en "Ver y servir a Cristo en el hombre ", en las cuestiones sociales, tales como" La mujer, la familia, la sociedad, "la cabeza de los tiempos", "Por una nueva civilización. “Pero el denominador común sigue siendo constante: la personalidad apasionada siempre grande, siempre fuerte, siempre confiando en Dios, cualquiera que sea el tema. Es siempre lo “sobrenatural" que determina y acompaña a su decir. Sabemos, que Don Orione, era" como más realista, más cercano al sentimiento popular, del hombre concreto, y sobre todo en línea con el cristianismo. También admiraba a los "clásicos", pero sólo en la "forma". Don Orione desde luego no tiene la originalidad que caracteriza a muchos místicos como Santa Catalina de Siena, Teresa de Ávila, y la más reciente como Elizabeth. Trinidad, Charles de Foucauld Voillaume . Más bien, algunas de sus palabras hacen eco, casi a los de su tiempo, Ludovico de Casoria, Lorenzo de Brindisi, Rosmini, la misma Catalina de Siena, que dice las más cálidas palabras sobre el Papado y la Iglesia. Don Orione, antes de repetir, absorbe: es la sangre de su sangre, incluso los pensamientos de los demás Ninguna sombra de plagio, solo compartir! La vida de Don Orione, su carisma, su entrega total a Dios y a los demás, su holocausto total y constante brillar a través de sus escritos y sus cartas le dan un lugar principal entre las letras ascéticas de los dos últimos siglos.
Páginas DE DON ORIONE ESCRITAS CON UN FUEGO TAN PROFUNDO, * G. De DE LUCA, los muchos casos procedentes de las profundidades de fuego por lo que en una luz para los nuevos (Nuova Antología, Florencia, 1 º de agosto de 1940, pp 229 ss de. "Nuova Antologia", Florencia, 1 º de Marzo de 1943, pp 13 y ss.).



A QUIÉN SE RECIBE EN EL PEQUEÑO COTTOLENGO





 A QUIEN SE RECIBE EN EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

El Pequeño Cottolengo tendrá siempre abierta su puerta a toda clase de miseria moral y material. A los afligidos y desengañados proporcionará nuevos alientos y lumbres de fe.

Separados luego en tantas otras familias, acogerá en su seno como hermanos a los ciegos, a los sordomudos, a los retardados, a los incapaces: cojos, epilépticos, ancianos y obreros inhábiles para el trabajo, niños escrofulosos, enfermos crónicos, niños y niñas de cortos años en adelante; jovencitas en la edad de peligros morales; a todos aquellos, en una palabra, que por una u otra causa necesitan de asistencia, de auxilio, con el agregado de que no pueden ser recibidos en hospitales y asilos, y que verdaderamente sean abandonados: sean de cualquier nacionalidad, sean de cualquier religión, sean también sin religión alguna: ¡Dios es Padre de todos!

Es evidente que todo esto se llevará a cabo gradualmente, mientras se vaya edificando y se disponga del lugar conveniente, confiando en Dios y en el concurso de los corazones misericordiosos, desconfiando tan sólo de nosotros mismos.

En el Cottolengo no deberá quedar sitio vacío.

Nuestra felicidad no nos asusta: la consideramos como el trofeo de la bondad y de la gloria de Jesucristo.

COMO SE REGIRÁ Y GOBERNARÁ EL COTTOLENGO ARGENTINO

Nada es más agradable al Señor que la confianza en El.

Y nosotros querríamos poseer una fe, un coraje, una confianza tan grande cuán grande es el Corazón de Jesús, el cual es su fundamento.

El Pequeño Cottolengo argentino se rige in Domino: sobre el fundamento de la fe, vive in Domino, de la Divina Providencia y de vuestra generosidad; se gobierna in Domino, esto es, con la caridad de Cristo: todo y sólo por amor, hasta el holocausto de nuestra vida, con el divino auxilio.

Todo depende de la Divina Providencia; quien todo lo hace es la Divina Providencia y la caridad de los corazones misericordiosos, movidos del deseo de hacer el bien, tal como el evangelio lo enseña, a aquellos que más lo necesitan.

 Fuente : blog Lo que yo recibí p. Facundo Mela

TIENE REDITOS EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

Vosotros quizás creeréis que poseemos con fondos y réditos.

No, amigos míos; de todo eso tenemos menos que nada.

            El Pequeño Cottolengo no tiene réditos, y no podrá jamás tener tales réditos; va adelante día a día: "panem nostrum quotidianum".

            Aquel Dios que es el gran Padre de todos, que piensa en el pajarillo del aire y viste a los lirios del campo, envía con mano benéfica el pan cotidiano, esto es, aquel que se necesita cada día.

            Nuestro banco es la Divina Providencia, y nuestra bolsa está en vuestro bolsillo y en vuestro buen corazón.

COMO SE VIVE EN EL COTTOLENGO ARGENTINO

El Cottolengo está construido sobre la fe, y vive de los frutos de una caridad inextinguible.

            En el Cottolengo se vive alegremente: se ora, se trabaja en la medida que las fuerzas de cada uno; se ama a Dios, se ama y se sirve a los pobres. En los desamparados se ve y se sirve al mismo Cristo, en santa y perfecta alegría. ¿Quién más feliz que nosotros?

            Y también nuestros queridos pobres viven contentos: ellos no son nuestros huéspedes, no son asilados, sino que son los patrones y nosotros sus sirvientes, ¡así se sirve al Señor!

            ¡Cuán hermosa es la vida en el Cottolengo! Es una sinfonía de oraciones por los bienhechores, de trabajo, de alegría, de cantos y de caridad!

 

DE QUE MANERA SE PUEDE AYUDAR AL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

De mil maneras: con la oración, con dinero y haciéndolo conocer de personas de corazón y benéficas, que puedan cooperar a tan gran bien.

            Por otra parte, todo aquello que tengáis y no podías utilizar más, enviadlo al Cottolengo. Por ejemplo: ¿tenéis un par de botines que no lleváis más? Y bien, enviadlos al Cottolengo. ¿Tenéis lienzos, ropa blanca vieja, frazadas y vestidos usados, sombreros deteriorados? Y bien, enviadlos al Cottolengo. O avisad por teléfono dónde y cuándo podríamos ir a tomar dichos objetos. Nuestros teléfonos son: U.T 61-2654 y también 7 San Fernando.

            Todo es grande cuando es grande el corazón que lo da. Como en el Cottolengo se reciben los a los llamados desechos de la sociedad, así también se reciben los desechos de vuestra casa: muebles fuera de uso o rotos, mesas, sillas, camas, libros, cuadros, retazos inservibles y artículos de ropavejero: pan, carne, fideos, harina, legumbres, medicinas, carbón, leña, etc, todo sirve a los pobres del Pequeño Cottolengo Argentino.

            En el Cottolengo somos todos más pobres que vosotros, comenzando por los Padres, los cuales recibirán y vestirán con sentimientos de mucha gratitud los trajes eclesiásticos desusados que el Reverendo Clero tuviese a bien ofrecérselos en caridad.

Al muy Rvdo. Clero Argentino el Pequeño Cottolengo manda su humilde saludo en el Señor, anticipándoles vivas manifestaciones de agradecimiento por la benévola acción que querrá desenvolver con el fin de que se conozca la nueva institución, que ha sido ampliamente bendecida por el Excelentísimo Señor Nuncio Apostólico y por los excelentísimos señores arzobispos de Buenos Aires y de La Plata.

            Si alguno deseare dedicar lechos, un aula, un dormitorio, a la memoria y al nombre de una persona querida, esto puede hacerse en el Cottolengo, y se transmutará en bendiciones el acto magnífico del insigne benefactor o benefactora y de su familia.

VISITAD AL COTTOLENGO

¡Oh, argentinos, que poseéis el corazón más noble que haya jamás encontrado, venid a visitar a los pobres del Cottolengo, donde hay laus perennis por la prosperidad de vuestras familias y de la República; donde todo es simplicidad de vida y buen sonreír, sereno y reconocido donde todos los sacrificios y todas las palabras se confunden y se mudan en una sola: ¡CARIDAD!

            ¡El Señor perdona tantas cosas, por una obra de misericordia!

 

 

sábado, 27 de abril de 2024

28 de ABRIL, COLOCACIÓN DE LA PIEDRA FUNDACIONAL DEL COTTOLENGO ARGENTINO


Hace 84 años Don Orione comenzaba la Obra del Pequeño Cottolengo Argentino con la bendición de su Piedra Fundamental

El Pequeño Cottolengo Argentino -hoy Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole- fue la primera obra especialmente dirigida a la atención de personas con discapacidad, siendo hoy la institución de mayor magnitud por envergadura y capacidad de atención del país.

 La Piedra Fundacional contenía en su interior un ladrillo de la Puerta Santa de la Basílica San Pedro que él hizo traer desde Roma como signo de su amor a la Iglesia y para hacer memoria del Año Santo que concluía en esa misma fecha.

Una semilla que no cesa de dar frutos

Una semilla que no cesa de dar frutos

Una semilla que no cesa de dar frutos

Por P. Raúl Trombini fdp
Producción: Germán Cornejo


Comenzamos a caminar hacia los 84 años del Cottolengo de Claypole. La colocación de la piedra fundamental y testimonios que recuerdan los primeros tiempos.

¿Cómo fue la primera vez que llegaste al Cottolengo? ¿Te acordás?
Cuando Don Orione llegó a Claypole, por ejemplo, no había nada de lo que ahora existe. Él mismo lo describió como “una bellísima parcela de 21 hectáreas, mitad arbolada con frutales, plantas aromáticas, palmeras, eucaliptos y plátanos, y mitad campo: una ubicación muy saludable, provista de buena agua y cercana a la estación”.
Otros más terrenales, en cambio, se quejaban: “¡Está loco! ¿Qué va a hacer acá? ¡Esto es el medio del campo!”
Al fin de cuentas –mitad paraíso, mitad campo abierto y locura– fue la tierra fértil para la semilla y produjo frutos. Una semilla que el 28 de abril de 1935 tomó forma de piedra fundamental. Contenía en su interior un ladrillo de la Puerta Santa de la Basílica San Pedro que Don Orione hizo traer desde Roma como signo de su amor a la Iglesia y para hacer memoria del Año Santo que concluía en esa misma fecha.
Una semilla que, a su vez, estaba escondida en el fruto de la conferencia brindada por Don Orione dos meses antes en el Colegio Stella Maris de Mar del Plata, donde habló sobre “San José Benito Cottolengo, el santo de los desamparados”. Y cuya presencia comenzaba a intuirse durante el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Buenos Aires en octubre de 1934 que –tal como registraron los diarios de la época– dejó en Don Orione el ardiente deseo de “ver fructificar la enseñanza dejada por el Congreso y abrirse aún más los brazos de la gran cruz de Palermo hasta poder erigir una institución que prolongara en Argentina la prédica, la orientación y la razón de la existencia de José Benito Cottolengo”.
Así fue. Entre los frutales y las aromáticas de Claypole brotó el Pequeño Cottolengo Argentino: un retoño vigoroso que creció con la savia del Espíritu Santo y que fue regado por la generosidad de todo el pueblo.
Su crecimiento fue exponencial, hasta convertirse en la gran institución que es hoy. Y fiel al mandato de la vida que engendra vida, echó raíces fuertes y extendió sus ramas para dar nuevos frutos con nuevas semillas. Ya en abril de 1940, el Boletín del Pequeño Cottolengo publicaba que “las casas formarán con el tiempo el Cinturón de la Caridad”.

Una semilla que no cesa de dar frutos 02

Historias y experiencias en primera persona

¿Y vos? ¿Conociste el Cottolengo? ¿Cómo fue tu experiencia?
El Hno. Edgardo Boggio,, dijo que cuando llegó no había nada más que una capilla –que hoy es la parroquia Sagrado Corazón–, una canchita fútbol y la inmensidad.
Conocí el Cottolengo cuando tenía 10 años y el P. José Dutto nos llevó a los pibes del Post-Escuela de Pompeya a conocer un lugar que le habían donado a Don Orione”, recuerda. Se ríe también que viajaban en un camión viejo por caminos rurales donde hoy se levantan edificios en torre. “Un día, el clérigo que nos acompañaba me dijo: ‘Bollito, revestite y ayudale en misa a Don Orione’ y para mí fue emocionante”, relata. Después de un silencio, acota que “Don Orione tenía una fe tan grande en la Divina Providencia que hacía todo pensando que Dios lo traía a él con los donantes y que pronto sería lo que ahora podemos ver”.
Para la Hna. María Elvira Gareis, la experiencia fue distinta, pero igual de gozosa.
#conocialcottolengo “al ingresar en el Postulantado en 1954, cuando tenía 16 años”, se presenta. Para ese momento, ya se habían construido varios hogares, el lavadero, la ropería, había una cocina, una panadería y un comedor chiquito. Los baños eran limitados, así que tenían que hacer fila para bañarse. “Yo estaba enamorada de Jesús y en el Cottolengo se vivía un clima muy espiritual, así que después de pasar todo el día en los oficios, me gustaba que a la tarde íbamos todos juntos a misa donde ahora es la parroquia Sagrado Corazón, cada hogar con su cruz procesional”, describe.
Oriunda de Barranqueras (Chaco), no le aflojó al entusiasmo de encontrarse con Jesús en cada persona que le tocó atender, alimentar o aconsejar. “Siempre nos decían que ‘el Cottolengo es el pararrayos de la sociedad’ –explica– porque si bien se vivía con sacrificio y dependíamos totalmente de la Divina Providencia, nunca nos faltó lo necesario. La vida no era fácil pero si tengo que empezar todo de nuevo, empiezo; acá soy feliz”, remata sonriente.
También entrado en años, Francisco Rodríguez fue docente universitario en el área de educación y también fue voluntario del Cottolengo.
#conocialcottolengo “por una inquietud académica, cuando se estaba empezando a formar la Escuela Mamá Carolina”, comienza. Después se quedó a vivir durante 10 años y desarrolló su profesión atendiendo a las necesidades de los alumnos de la Escuela.
Uno de los momentos más importantes que recuerda tiene que ver con que pudo sembrar la semilla que había recibido del Cottolengo: “Integré el equipo que elaboró un sistema de lectoescritura con pictogramas para varios residentes que tenían dificultades para comunicarse verbalmente pero que podían realizar movimientos con sus manos”.
El fruto de esa semilla fue, por ejemplo, que María Elena Carminatti –fallecida unos años atrás– usó el cuaderno hasta último momento, pudiendo así salir de su mutismo y convertirse en la “cartera” del Cottolengo con su silla de ruedas eléctrica. ¡Qué importante era para ella su cuaderno de fotos y qué lindo para nosotros que podíamos reírnos con sus chistes!
Norma Donato, que vive en el Hogar Socorro y se encarga de atender el teléfono, rescata justamente cómo mucha gente vuelve de visita al Cottolengo porque encuentra unión y paz. “Es que acá no importa si uno es más bajo o más alto, si puede con algo –aunque sea comer– o no, porque cada persona tiene su valor y nos tratamos así”.
En la misma rueda de mate, Américo Torres –residente del Hogar Sheil– concuerda con Norma que “fuimos bendecidos los que vivimos acá y tenemos la gracia de haber conocido esta Obra”. “Cuando conocí el Cottolengo tenía 14 años y pude escapar a la forma en que se vive en muchos lados, en el desprecio y la violencia”.
Compañero de Américo, José María Lezcano suma su aporte: “Yo conocí el Cottolengo en 1981, me trajeron de un hospital donde ya era grandote, y ahora que pasaron los años estoy bien, no me falta nada, voy al coro de la Cámara de Comercio de Lomas de Zamora y estoy estudiando en una escuela pública”.
“Lo que pasa afuera no nos resulta indiferente, al contrario, gracias a que acá muchos estuvieron atentos a las necesidades de otros yo también conocí el Cottolengo”, completa Norma.
Marcelo Amato eso otro de los que percibió un algo distinto a lo común cuando llegó, por eso asegura que "conocí el Cottolengo hace tres años y quise cambiar de estilo de vida”. “Tuve la suerte de entrar a trabajar en la cocina, donde estoy desarrollando mi oficio en un buen clima de trabajo, con los chicos que te brindan cariño sincero y eso me llena el corazón”, señala convencido.
Son innumerables las vidas transformadas en estas ocho décadas al resguardo del follaje del Cottolengo. La mía con seguridad y seguramente la de quienes están leyendo esta revista, como la de todos aquellos que pudieron experimentar el caminar por sus senderos y compartir alguna tarde de mates y acompañamiento a los residentes. Tengo la certeza de que “allí donde hay una salto cualitativo, está Dios que sigue creando”. Es la semilla escondida en el fruto que, como dice la Biblia, “Dios vio que era bueno fuente Padre Trombin,