Don_Orione_encuentra_la_Argentina-
La nueva lengua: el castellano
A su llegada a la Argentina, Don Luis Orione se
encontrará con una nueva lengua, la cual buscará de aprender, llegando a tener
-con el correr de los años- un cierto dominio de la misma, como él mismo
atestigua en algunos de sus escritos: “Ahora empiezo a hacer algo porque ya
hablo en español”. Y también: “Ahora ya hablo y predico en español”.
Pero, al mismo tiempo, experimentará la vergüenza de
no saber hablar bien el nuevo idioma: “Traté de hacer mis cumplidos con frases
españolas pero, éstas, muchas veces no me salían y entonces me la pasé haciendo
unas reverencias ¡Qué feo no saber hablar! Si hubiera venido acá hablando el
español ¡cuánto más bien habría podido hacer!”.
Otro problema que encontrará será la pronunciación:
“Ayer a la tarde, fiesta de Don Bosco, le hable a los argentinos por radio, y
en lengua española, pero la jota no logro pronunciarla bien, es necesario haber
nacido aquí.”
Acerca de este párrafo, dirá el P. Enzo Giustozzi,
gran investigador de los escritos de nuestro Padre Fundador: “Se refiere a la
consonante aspirada ‘jota’, difícil de pronunciar para casi todos los
italianos”, pues es un sonido ajeno a dicha lengua.
Pero, Don Orione no solo intentará hablar en
castellano, incluso en varias cartas, tanto escritas a puño y letra, como en
telegramas o circulares, escribirá su nombre es castellano, firmando algunas
veces como “Luis Orione”, como por ejemplo, en una carta al Presidente de la
Nación, Gral. Agustín P. Justo.
En otras ocasiones firmará “Sac. Luis Orione della
Divina Provvidenza”, o “Juan Luis Orione. Pequeña Obra de la Divina
Providencia”.
Junto con esto, también experimentará la confusión de
palabras italianas y castellanas, como también otros problemas lingüísticos.
Así, refiriéndose al Hno. Jorge Valle escribirá su nombre de diversos modos:
“Jorge” (Carta al P. Zanocchi. Desde el “Neptunia”, 20 de agosto de 1937);
“George” (Carta al P. Zanocchi. Tortona, 27 de agosto de 1937); “Giorgio” (como
se escribe en italiano. Carta al P. Don Montagna. Buenos Aires, 1° de marzo de
1936); y “Gorge” (carta al P. Zanocchi. Tortona, 10 de septiembre de 1937).
El clima, las épocas del año y algunas costumbres
Otro elemento que resultó nuevo para Don Orione fue la
diferencia de las estaciones. En el borrador de un saludo navideño destinado a
Italia, dirá que “hace calor” en Argentina y se lamentará que la Navidad se
celebre de un modo distinto que en Italia. “Aquí hace calor: la Navidad no se
festeja, ni se siente como la sentimos nosotros, en nuestra Italia”.
Hablando de un retiro que se realizará en Argentina,
en un acta del 26 de agosto de 1937, señala que el mismo será durante el
invierno: “Allá es invierno y este año hacen los Ejercicios Espirituales en la
casa de formación, en el Colegio Apostólico”.
En una carta a Don Sterpi, solicitando el envió de
algunos clérigos para dar clase, le explicará que el ciclo lectivo comienza en
marzo: “Volviendo a los clérigos (…) Si tuviera cuatro o cinco clérigos aquí,
que hubiesen hecho la filosofía, en cuatro o cinco meses aprenden la lengua, y
podrían dar clase sin necesidad de ningún título (…) Aquí el ciclo lectivo
comienza en marzo, ellos podrían venir al terminar el ciclo lectivo en Italia y
estarían aún a tiempo”.
La referencia al clima aparecerá en otras
oportunidades: “Las escuelas en Argentina comienzan en marzo: ahora el verano
es muy caloroso aquí”.
En varías cartas también resaltará que el mes de María
en Argentina se celebra en noviembre: “Aquí el mes de la Virgen es del 8 de
Noviembre al 8 de Diciembre, en Brasil como en Argentina, éste es el mes de las
flores, el mes de María, ahora, en enero, o mejor dicho, en febrero, tendremos
la uva madura”. Es necesario recordar que en Europa el mes de María se celebra
en mayo.
Hablando de las vacaciones y los peligros que estas
presentan para los clérigos, Don Orione hablará de los yacarés (escribiendo en
italiano: sciaccaré ) que abundan en Itatí: “Fuera del instituto se debe andar
con temor y caminar como los perros que se lamen y corren cuando tienen sed, y
están cerca del Nilo para no dejarse atrapar por los yacarés (sciaccaré ),
especie de cocodrilos que abundan cerca de Itatí”.
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