El compromiso de los laicos con el espíritu y el
carisma que Don Orione dejó para toda la humanidad y para la Iglesia, tiene sus
raíces históricas en la especial sensibilidad y en la voluntad del propio Don
Orione.
Muchos son los momentos y acontecimientos que Don
Orione vivió junto a los laicos, a quienes siempre distinguió como actores
centrales de su gran obra. Sus cartas y los hechos lo atestiguan. No podemos
dejar de recordar que el joven clérigo Orione, en 1890, ya participaba de dos
asociaciones laicales: la conferencia de S. Vicente de Paul y la Sociedad de
Socorros Mutuos “San Marziano”.
Su primer colegio de “San Bernardino” (1893) en
Tortona, fue fundado como un “Convitto Paterno”, por iniciativa de una
“Asociación de Padres”, y dirigido por Don Orione con la ayuda de laicos de
buena voluntad.
Al inicio de la fundación de la Pequeña Obra, en 1899
en Turín, Don Orione lanzó el proyecto de la primera Asociación femenina: “En
torno a nuestro Instituto surgen las Damas de la Divina Providencia, una gran
asociación donde todas las almas se unen en las obras de caridad, y en un mismo
espíritu de abnegación y sacrificio”. Don Orione veía claramente la necesidad
de trabajar codo a codo con los laicos, como queda reflejado en este fragmento
de una carta suya del 10 de abril de 1925:
“Llegará un momento, como le ha sucedido a San Vicente
de Paul y al mismo Beato Cottolengo, que el servicio de las personas encargadas
de las instituciones de caridad –como esta en la que nos hemos embarcado en
Génova, en el nombre y confiados en la Divina Providencia-, no será suficiente,
y por más Religiosas que tuviéramos, o no alcanzarían nunca, o por otros buenos
motivos que sería largo de enumerar, siempre tendremos necesidad de tener otras
personas, aunque no sean religiosas, pero de buen espíritu y –Dios lo quiera-
también de buena familia, o sea de condición civil, que nos ayuden y que hagan,
dentro y fuera, lo que nosotros no llegamos o no podemos hacer, o porque no es
conveniente por buenas razones, o porque no lo sabemos hacer. Entonces si
ustedes se quedaran solas, el ministerio de la Caridad sufrirá y sufrirán los
pobres de Jesucristo.”
A su vez, ya en las Constituciones manuscritas de
1904, Don Orione prevé una forma de consagración para los laicos que “anhelan
con toda el alma alcanzar la perfección, y que estarían dispuestos a hacer los
votos, si les fuera permitido”. Este deseo del Fundador se ha hecho realidad a
través del Instituto Secular Orionita.
Don Orione veía a los Ex alumnos “como apóstoles”;
muchos de ellos, en la vida civil, continuaron siendo, como laicos, parte viva
de la Familia Orionita. A través de la correspondencia personal y de la
formación de una Asociación (1934), cultivó en ellos una permanente
participación en la vida y en los ideales de la Pequeña Obra. Es notable la
capacidad del Fundador para cuidar de los Amigos, a los que veía como
verdaderos discípulos y colaboradores. En la relación cotidiana, los guiaba y
formaba, los comprometía en las obras de caridad y los animaba en lo que era
propio de su estado y profesión. Se constituyeron en Asociación en 1940.
Después de su muerte, todas estas iniciativas Don
Orione con los laicos, fueron continuadas por muchos de sus discípulos,
atendiendo también a los progresivos cambios de las condiciones sociales y del
sentir eclesial, hasta llegar a esta realidad que hoy se llama Movimiento
Laical Orionita.
La constitución de este Movimiento en todo el mundo y
en la Argentina, tiene una rica historia
Tenemos por delante un largo camino, con dificultades,
pero también con la esperanza que nos da confiar en la Providencia de Dios.
Queremos compartirles algunos desafíos que se nos presentan para el futuro.
En primer lugar, continuar en la comprensión del
sentido de pertenencia al MLO. Este movimiento, no es un nuevo grupo sino que
pretende incluir a todos los laicos y laicas que viven el carisma orionita,
quienes ya pertenecen a asociaciones laicales y los que no.
En segundo lugar, consolidar la estructura que se ha
implementado. En este sentido, el Equipo Animador del MLO de Argentina (que
incluye a nuestros hermanos de Paraguay) intenta ser un equipo representativo
de todas las instancias laicales que componen el MLO. Por ello están
representadas todas las comunidades del país (de FDP y PHMC) divididas en
cuatro zonas, los distintos Secretariados, el ISO y los Amigos de Don Orione.
Este equipo cuenta también con una secretaría operativa y con el acompañamiento
de los Consejeros Provinciales encargados del MLO. Pero en lo que habrá que
poner mayor empeño es en la constitución de las coordinaciones locales. Allí,
en las comunidades, es donde se percibe verdaderamente el “movimiento”, a
través del trabajo, del voluntariado y el compromiso diario de tantos laicos y
laicas. Fortaleciendo las coordinaciones locales es como conseguiremos una
mejor organización, comunicación y representatividad.
Por último, avanzar decididamente en el plan de
formación en el carisma para los laicos. En este aspecto ya hay algunas
experiencias que se están programando y también queremos que los retiros
espirituales y el Encuentro Anual de la Familia Orionita, tengan una clara
orientación en el tema de la formación carismática. Tenemos también la
posibilidad de utilizar las fichas de formación que anualmente se preparan para
toda la familia orionita. También en este aspecto, insistimos, la formación
debe ser un empeño creativo de cada comunidad local.
Estos son algunos de los desafíos que nos esperan.
Queremos entusiasmar a todos los laicos y laicas a tomar conciencia de que
somos una parte importante de la familia, y que esta necesita de nuestra
participación y de nuestra vocación específica para que se multiplique y
extienda el carisma que compartimos con los Religiosos y Religiosas. Queremos
ser fieles y corresponsables sabiendo que somos como faros que deben hacer
resplandecer la luz del Evangelio, impregnando al mundo y a la Iglesia de la
vitalidad, la audacia, la apostolicidad y fundamentalmente de la caridad que
hizo Santo a nuestro querido Don Orione.