: Memoria del papa san Pío X, que fue sucesivamente sacerdote con cargo parroquial, obispo de Mantua y después patriarca de Venecia. Finalmente, elegido Sumo Pontífice, adoptó una forma de gobierno dirigida a instaurar todas las cosas en Cristo, que llevó a cabo con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la sagrada liturgia y la integridad de la doctrina (1914).
Luigi Orione, conocido como Don Orione (1872-1940), es un santo italiano canonizado por Juan Pablo II en 1984 que misionó en Brasil, Uruguay, Argentina y Chile, países en los que se le profesa merecida veneración. Ordenado sacerdote en 1895, es el fundador de multitud de órdenes misioneras, como la Pequeña Obra de la Divina Providencia, conocida también como Obra Don Orione, los Ermitaños de la Divina Providencia, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, las Hermanas Adoratrices Sacramentinas, y con ellas de toda una serie de cottolengos para refugio de lo que Luca de Tena daba en llamar “los renglones torcidos de Dios”, esas criaturas de Dios que por esos misterios insondables de la creación vienen al mundo con taras monstruosas que no les restan un ápice de dignidad humana.
-“Santo Padre: deseo pedirle una gracia muy grande”.
-“Veamos en qué consiste esta gracia tan grande” - dijo Pío X, sonriendo.
-“¿Cuándo puedo venir, santo padre, para hacer los santos votos?”
-“¡Pues, ahora mismo!” - respondió el Papa.
-“Padre santo, se necesitan dos testigos... a menos que Vuestra Santidad se digne dispensar”
El Papa miró con beatífica sonrisa al hijo fiel que tenía a sus plantas:
-“Harán de testigos mi ángel de la guarda y el tuyo”.
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