¡¡OH, JESÙS, QUE TANTO HAS AMADO A TU PATRIA
Y CONSAGRASTE EL AMOR DE PATRIA
DERRAMASTE LAGRIMAS DE SANGRE SOBRE JERUSALÈN.
MIRA CON SIEMPRE MAYOR BENIGNIDAD, OH, SEÑOR
A ESTA MI SEGUNDA PATRIA, A ESTE GRAN PUEBLO ARGENTINO. Don Orione
América Latina tiene un Papa por primera vez en la historia. El nombre que eligió es Francisco I. Tiene 76 años. Nació el 17 de diciembre de 1936. Es un sacerdote jesuíta.
La tercera fumata desde que comenzó el Cónclave ayer fue blanca. Unas 24 horas tardaron los cardenales en ponerse de acuerdo y elegir a un nuevo Papa. A las 19.06 locales (15.06 de Argentina) las campanas de la Basílica de San Pedro y un denso humo blanco anunciaron al mundo, y en especial a los católicos, que tienen nuevo líder. Una hora más tarde revelaron el nombre y su nacionalidad: el argentino Bergoglio.
Los cardenales electores tardaron casi lo mismo que en 2005 cuando eligieron a Joseph Ratzinger en abril de ese año al frente del Vaticano. Precisamente, la renuncia de Benedicto XVI fue la que abrió las puertas para este nuevo cónclave del siglo XXI, algo que no había ocurrido en 600 años.
En un rito que viene repitiéndose desde tiempos inmemoriales, la chimenea de la Capilla Sixtina anunció que los cardenales eligieron por amplia mayoría al nuevo pontífice que guiará a los 1.200 millones de fieles que profesan la religión católica en unos tiempos especialmente difíciles
Los cardenales “me vinieron a buscar al fin del mundo”, dijo en italiano, ante una multitud, en su primera aparición desde el balcón de la basílica de San Pedro. “Gracias por el recibimiento”, agregó.
El flamante pontífice pidió después rezar por el papa emérito Benedicto XVI: “Oremos para que el Señor lo bendiga y para que la Virgen María lo proteja”.
Francisco I pidió también a la multitud que “recen por mí”, como acostumbraba a hacerlo con cada persona que se encontraba en la calle o cuando tomaba el subterráneo para recorrer las parroquias porteñas.
“Oremos los unos por los otros y todos por el mundo, para que haya una gran fraternidad”, exhortó.
El nuevo pontífice rezó un padrenuestro y un avemaría ante la multitud que lo ovacionaba.
“Mañana pediré a la Virgen que proteja Roma. Buenas noches a todos y que descansen”, se despidió en italiano.
En la plaza de San Pedro se pudieron ver varias banderas argentinas y muchos de los presentes le gritaban que dijera unas palabras en castellano, pero no lo hizo.
A las 15.05 hora de Buenos Aires, el humo blanco salió de la chimenea de la Capilla Sixtina, indicando que los católicos tenían nuevo Papa.
Casi 50 minutos después el cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Taurán, anunciaba al mundo en latín “habemus papam” y daba a conocer el nombre del argentino Bergoglio.
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