Pero volviendo al día de San Luis del año 1935, uno de los jóvenes participantes a la peregrinación nos ha dejado un informe: Lanús,
21de junio de 1935: ésta vez el Sr. Director P. Orione fue propio todo
nuestro. Lo esperaban en Victoria donde habían preparado una celebración
por el día de su onomástico y en cambio, él decidió no ir, pero no hay
mal que por bien no venga. Él que nos había prometido varias veces de
llevarnos a Luján, no encontró mejor día que este. ¡que lindo día de San
Luis! Pasados a los pies de la Virgen, en compañía de San Luis, en
compañía del amado padre! Partimos de Lanús a las seis, con el camión del Cottolengo Argentino, bendecido por el señor Nuncio, el 11 de junio ( 1935 ).
El día era lindo, pero el termómetro marcaba bajo cero, por lo cual
debimos recurrir a el método tradicional. Don Orione nos hizo abrigar
bien; teníamos unas mantas militares, que a algunos les parecía algo
extraño, pero que ellos mismos luego de un buen trayecto, decían: ¡Menos
mal que tenemos las mantas! En fin el viaje fue divertido, no todas las
calles son asfaltadas. Aquella llanura ilimitada, las tierras sin
cultivar, hacían un verdadero contraste con él recuerdo de nuestros
lugares. Subió con nosotros también nuestro director de noviciado, que
dio a aquello que nosotros llamábamos paseo el aspecto de una santa
peregrinación.
Todo
el trayecto, de Lanús a Luján, que dista 80 km. fue un alternar de
rezos y cantos: Recitamos el rosario y las letanías y luego, una cosa
detrás del otro, llegamos a Luján rezando. Eran las 9 y media, nos
confesamos y, a las 10 y media, don Orione empezó la s. Misa en el altar
de San Luis; le hicimos corona respondiendo a la gloria, al credo, como
se hace en Italia, recibimos la santa comunión que ofreció en honor de
San Luis, para el padre de nuestras almas. Cuando terminamos nos fuimos
ha tomar el desayuno, si se puede así decir.
A
las once fuimos a visitar el museo, uno de los más importantes de la
república. Cuando salimos nos dispusimos para un grupo fotográfico. El
padre Orione, en aquel día, todo un caballero, se puso en medio de
nosotros; ¡Cosa que no pasa demasiado frecuente! Antes de alejarnos del
Santuario, don Orione nos llevó delante de San Luis y a los pies de la
Virgen Santísima; rezamos por los benefactores, por nuestros superiores y
todos nuestros cohermanos. Por último rezamos el “memorare ” de San
Bernardo.
“Qué
lindas horas en la casa de la virgen ! Estábamos cerca de nuestro amado
padre don Orione y sentíamos en nuestras almas las gracias del señor.
Permanecerá inolvidable este día y será un punto luminoso en la historia
de esta casa de Lanús y una bendición para nosotros. Volvimos a casa,
había un viento frío. Todavía las últimas horas de aquel día inolvidable
las pasamos junto a nuestro padre que, antes de ir al puerto a recibir
los misioneros y las misioneras que llegaban de Italia, nos impartió la
bendición eucarística. DOLM P.1092-1094
“Don
Orione visitó el santuario de Luján no menos de ocho veces, y es de
destacar su presencia en el santuario el 21 de Junio de 1935, día de San
Luis Gonzaga. Aquí nuestro fundador celebraba misa en el altar del
Santo a quien admiraba, como también lo hacía en Roma, en el altar que
el mismo Santo tiene en la Iglesia de San Ignacio. Para nosotros es una
gran alegría poder reunirnos para esta fecha en Luján, luego de renovar
nuestra consagración a María, en el altar de San Luis Gonzaga
La
peregrinación a Lujan con todos los novicios, realizada el 21 de Junio,
día de San Luis Gonzaga (su onomástico). Don Orione peregrinaría a
Lujan junto a los aspirantes, clérigos y sacerdotes de la “casa de
Lanús” (hoy, Villa Dominico). Como todo devoto de María, quiere
presentarle el camión a la Virgen y agradecerle por el don. Este gesto
sencillo, presentar a la Virgen y agradecerle, nos habla del corazón
mariano de Don Orione, muy arraigado en la piedad popular. Incluso
podemos ver algo de la chispa del Fundador, quien dice que será ¡una
hermosa camionada!
Los
colores del camión, expresarán su amor la Virgen de Luján y a la
Argentina. Como buen misionero, Don Orione busca inculturizarse e
inculturizar su obra.
Por último, relaciona los colores del manto de la Virgen de Luján y los colores de la bandera Argentina.
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