SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

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lunes, 3 de enero de 2022

¡ 4 ENERO DON ORIONE Y LA EUCARISTÍA CARDENAL PIRONIO



<Palabras del Cardenal Eduardo F. Pironio:
”He tenido la gracia de conocer personalmente, siendo yo seminarista en La Plata, a Don Orione. “Ese sí que es un santo de verdad”, nos lo presentó el arzobispo Mons. Francisco Alberti, de indudable fama de santidad. Nos hizo besar las manos de ese sacerdote humilde, pequeño, con los ojos bajos. No puedo olvidar su figura y la irradiación serena de su presencia. Los santos contagian santidad e invitan a vivir con humildad. Pero el encuentro con un santo no queda en un momento. Se ahonda y se prolonga. Yo no puedo olvidar aquella mañana fría de agosto (era la fiesta del Santo Cura de Ars), la irradiación del encuentro de dos santos: monseñor Alberti, a quien yo debía espiritualmente la vida y el sacerdocio, y Don Orione, a quien veía por primera vez en su pequeñez de hombre grande. Mi vida y mi ministerio han tenido mucho que ver con la vida y la obra (con la pequeñez y la humildad) de Don Orione” (Roma, 10 de noviembre de 1997)
Don Orione y la Eucaristía (*)
Si es verdad que el amor, o mejor, la caridad de Cristo nos apremia (2Cor 5, 14), ¿cómo no esforzarnos por hacerla ardiente y fecunda, recurriendo a Jesús, a la fuente viva y eterna de la misma Caridad, que es la Eucaristía?
“Sin mí nada pueden hacer”, dijo Jesús (Jn 15, 5)
¡Necesitamos a Jesús! Y todos los días. Y no fuera, sino dentro de nosotros, espiritual y sacramentalmente. El será nuestra vida, consuelo, y felicidad. Todo se basa en la Eucaristía: y nos hay otro fundamento ni otra vida, ni para nosotros ni para nuestros queridos pobres. Sólo ante el altar del Dios de la humildad y del amor, aprenderemos a hacernos como niños (Mt 18, 3) y pequeños para con nuestros hermanos y a amarlos como quiere el Señor.
Sin jamás forzar a nadie, pero con la fuerza persuasiva del amor de Dios en el corazón y en los labios, con expresiones sentidas que tocan y convencen y transportan; y el Señor se encargará de transformarnos y transfigurarnos en El, a nosotros y a nuestros queridos pobres. El será vida, consuelo y felicidad nuestra, y de aquéllos que su mano conduce hasta nosotros.
Sólo así llegaremos a ser un solo corazón con Jesús y con nuestros hermanos, los pobres de Jesús. No basta pensar en darles el pan material; antes del pan material tenemos que pensar en darles el pan de vida eterna, la Eucaristía.
Para permanecer en el Señor ( Jn 6, 56; 15,9) es necesario que el Señor venga a nosotros con frecuencia, si es posible, todos los días.
El cuerpo necesita alimentarse todos los días; y el alma, ¿no necesita su Pan, del “pan vivo bajado del Cielo”, que es para nosotros “remedio de inmortalidad”, como escribía San Ignacio? Nuestros jóvenes serán honestos, si son piadosos y si reciben a menudo, y bien, los santos Sacramentos.
“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”, ha dicho Jesús (Jn 6, 56).
¿Qué mejor que permanecer nosotros en el Señor y el Señor en nosotros? ¡Animo, queridos míos, la Caridad de Cristo nos apremia! (2 Cor 5, 14) ¡ El mejor acto de caridad que se le puede hacer a un alma, es darle a Jesús! Y el consuelo más dulce para Jesús, es llevarle un alma.
Este es su Reino.
(*) Fragmentos de una carta vibrante del Padre Luis Orione, escrita a sus sacerdotes el 4 de enero de 1926
Fuente Padre Claudio Bert

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