Es color celeste, o azul, recuerda al cielo, al agua, al aire, al cristal y por eso representa la cercanía de Dios que hizo morada en el seno de la Virgen Inmaculada. Así enseña Efrén el Sirio : “Hoy María se ha hecho cielo y ha traído a Dios, porque en Ella ha descendido la excelsa divinidad y ha hecho morada" El color celeste representa ese encuentro del cielo con la tierra en la Virgen concebida sin mancha y anuncia esa fusión del cielo con la tierra en al encarnación del Hijo de Dios.
El azul también es el protagonista del sueño de San Luis Orione: "... ví a la Virgen, estrechando a Jesús niño con su brazo derecho; era de una belleza indescriptible... De sus hombros descendía un manto más bello que el azul del cielo... Protegía el Oratorio y me miraba con amor; después su manto azul comenzó a alargarse y hasta el cielo desapareció ya que solo se veía el manto azul de la Virgen. Aparecieron bajo el manto, muchas cabezas, todas de chiquillos, que jugaban y se divertían; eran de colores diversos, blancos, negros, cobrizo y andaban perdiéndose en la inmensidad de la llanura..." (Continuará)
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