Un país arruinado por el nacionalismo está sostenido por una solidaridad sin límites.
Queridos amigos, esta vez no les ofrezco algo histórico o espiritual de Don Orione, sino algo actual y futuro.
Sigo las terribles vicisitudes de Venezuela con especial atención y emoción. Entre la gente de Venezuela he estado varias veces, deteniéndome en las casas y obras de la Congregación Orionina. Hay muchas personas allí queridas para mí, con una cara, nombre y apellido. Y sobre todo con tantos problemas de vida y supervivencia en una situación de vida abandonada hasta el colapso del gobierno que durante años ha llevado a la degradación social y económica de este otrora floreciente país.
La situación de los grupos más débiles es particularmente grave. Actualmente en Venezuela, según estimaciones de Caritas, un organismo eclesial, hay alrededor de 280,000 niños desnutridos, la mayoría con algunas semanas de vida, que podrían morir de hambre en los próximos meses. Y el estado los ignora. Desde 2007, el "Sistema Regulador de Alimentos Nutrientes del Instituto Nacional de Nutrición" ya no publica ningún número y los únicos registros disponibles son precisamente los que elaboran, con gran dificultad, Caritas.
The New York Times publicó una investigación en profundidad, el resultado de un informe en 21 hospitales públicos, en varias regiones de Venezuela, señalando que "los niños llegan a los hospitales en condiciones muy graves de desnutrición", como Huniades Urbina Medina, presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría. El país se ha hundido en la más negra miseria. Nueve de cada diez padres, según Caritas, ya no pueden proporcionar a sus hijos la cantidad necesaria de calorías y nutrientes. La cantidad de recién nacidos que mueren si sus madres no pueden amamantarlos está aumentando.
El último informe del Ministerio de Salud - después de años de silencio - de abril de 2017, informa que entre 2015 y 2016, las muertes entre los recién nacidos aumentaron en un 30,12%. Las causas se deben a la nutrición deficiente y deficiente de los nutrientes necesarios para el crecimiento. La única medida tomada por el Gobierno fue despedir a la Ministra Antonieta Caporales, quien publicó los datos.
"El aumento en los pacientes desnutridos en 2017 fue terrible - dice la Dra. Milagros Hernández del Hospital Infantil de Barquisimeto -. Está directamente relacionado con la falta de bienes primarios ".
"En algunos hospitales públicos, el diagnóstico clínico de malnutrición fue prohibido", dice el Dr. Huniades Urbina. Muchos centros han comenzado a rechazar pacientes jóvenes porque no tienen leche en polvo ni medicamentos adecuados ".
¿QUÉ HACE LA CONGREGACIÓN ORIONE?
La Congregación ha estado presente en Venezuela desde 1985. En Barquisimeto, se está llevando a cabo entre enormes dificultades y con la ayuda de benefactores europeos, el Hogar para Niños impedidos y el Piccolo Cottolengo Don Orione, dos grandes instituciones para personas con graves problemas físicos y psíquica; la Casa Hogar María Madre Nuestra para adolescentes abandonadas con recién nacidos, y la Escuelita Mamá Carolina, para niños pobres. En Caraballeda y Barquisimeto, nuestros religiosos tienen dos parroquias en áreas muy pobres y populares desde las cuales comienzan otras iniciativas de solidaridad: cestas de solidaridad, visitas con comidas en las cárceles y en el vertedero, donde viven y mueren los más pobres.
Ahora la Congregación, en colaboración entre las comunidades de Brasil, Argentina y Venezuela, con la coordinación de la Dirección General, ha tomado otra iniciativa: "CORAZÓN SIN LÍMITES". La nueva iniciativa misionera de la Opera Don Orione nació en el área de Pacaraima, una ciudad en Brasil en la diócesis de Roraima, que limita con Venezuela: es la puerta de entrada al pueblo venezolano que huye del hambre hacia Brasil.
En los últimos dos años, más de un millón de personas se han ido de Venezuela buscando refugio en el extranjero: se trasladan principalmente a Colombia y Brasil.
El objetivo es apoyar pastoralmente y dar la bienvenida a los refugiados que, cientos de miles, están huyendo de Venezuela a Brasil. Una verdadera marea humana, hombres, mujeres y niños, que necesita todo.
Los religiosos orionianos colaboran en su misión evangelizadora con el párroco de Pacaraima. Tienen la abrumadora tarea de dar la bienvenida y ayudar a aquellos que están cruzando la frontera, huyendo del hambre, la falta de servicios de salud y la marginación en Venezuela.
"Nos sentimos llamados", explica Don Tarcisio Vieira, superior general de los Orione, por la dramática situación del pueblo venezolano, que en gran número cruza la frontera con Brasil en busca de mejores condiciones de vida. En el límite entre las dos naciones estamos siendo testigos de una verdadera emergencia pastoral y humana y por este motivo, de acuerdo con el Obispo de Roraima, Mons. Mário Antonio da Silva, hemos decidido aceptar este nuevo desafío ".
"Desde finales de 2015 - informan los dos religiosos Orioninos en el lugar - la cantidad de venezolanos que ingresan a Brasil a través de la ciudad de Pacaraima va en aumento. Huyen del hambre y, después de casi 200 kms de caminata, llegan a esta ciudad fronteriza, arrastrando sus maletas, lo poco que queda, buscando mejores tiempos en Brasil ".
Don Flavio Peloso
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