SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


miércoles, 17 de mayo de 2023

DON ORIONE A LOS TRABAJADORES DE LOS ARROZALES . EL 18 MAYO 1919

(Don Orione, 18 de mayo de 1919)

Fragmento de una carta-proclama escrita por Don Orione, y publicada en el periódico “La Val Staffora”, el 18 de mayo de 1919, en la que se dirigía a los trabajadores de los arrozales, especialmente de las regiones que bordean el río Po, en el norte de Italia. El periódico, editado en Tortona, llegaba a muchas de esas aldeas, concientizando y ayudando a las arroceras a organizarse en defensa de sus legítimos derechos También estaba destinada a todo aquel que quisiese escuchar su pensamiento, verdadera llamada a una condición social más igualitaria.

Se abre un horizonte nuevo; a la luz de la civilización cristiana, que, apuesta siempre al progreso, nace una nueva conciencia social, como flor del Evangelio.

Trabajadores y trabajadoras de los arrozales, en nombre de Cristo, que nació pobre, vivió pobre, murió pobre y entre pobres, que trabajó como ustedes y que amó a los pobres y a los trabajadores, en nombre de Cristo, ha llegado la hora de su reivindicación.

El trabajo debe ser limitado y adecuado a sus fuerzas y sexo. El salario debe tener relación con su esfuerzo y con sus necesidades; las condiciones de trabajo deben ser menos penosas, más humanas, más cristianas. Es un derecho, ¡Su derecho!

Nosotros, como católicos y como ciudadanos, emprenderemos éste año la batalla por las ocho horas en los arrozales.

No se dejen explotar por los capataces, no se dejen intimidar por las amenazas de los patrones, no se presten a ciertas maniobras que siempre terminan perjudicando al trabajador. Y si no hay más remedio, tomen medidas de fuerza; dentro de la legalidad, claro, pero háganlo. Únanse contra los rompehuelgas y no se dejen engañar por un horario que supere las ocho horas en los arrozales.

Únanse y sean solidarios. Si todos los pueblos de la diócesis que proporcionan trabajadores a los arrozales se unen en una red organizada y firme, sólida y cristiana, los llevaremos a una victoria segura.

Por sus reivindicaciones, por la justicia intrínseca de su santa causa, no nos quedaremos quietos. No, no dejaremos en paz, ni de noche ni de día, a los explotadores de la gente pobre, que va a sacrificarse en los inundados pantanos de los arrozales y en la malaria, que se ve obligada a alejarse de la familia para ganarse el pan.

¡Hermanos! ¡Con la bendición de Dios y de la Iglesia, trabajaremos por ustedes, y triunfaremos con ustedes!

Todos encontrarán trabajo, todos tendrán un salario justo, y asistencia moral y religiosa; descanso en los días de fiesta; control de sus derechos laborales (salarios, horarios, asistencia médica), alojamiento digno. Los defenderemos en todo lo que sea justo: haremos realidad sus legítimas aspiraciones y utilizando las leyes pertinentes vigilaremos, acompañaremos, animaremos.

“¡La unión hace la fuerza!” Tenemos que romper toda cadena que quita la libertad de hijos de Dios; tenemos que abolir toda esclavitud: debe cesar toda servidumbre, y para siempre.

En nombre de Cristo debe suprimirse la explotación del hombre por el hombre. La fuerza divina de éste nombre y su conducta honrada de trabajadores cristianos, les ayudará a conquistar cada uno de sus derechos, así como los llevará a cumplir sus deberes.

¡Proletariado de los arrozales, de pie! Abran los ojos y vean la aurora brillante que ya se insinúa: ¡es para ti, es tu día!

¡Adelante proletariado, adelante, llevando contigo la fuerza moral de tu fe y de tu trabajo, una era se abre: el mundo se renueva!

El Señor es tu Dios, está contigo: camina en la luz de Dios y nadie podrá jamás detener tu marcha triunfal.

Por tu interés, por tu dignidad, por tu alma. ¡Proletariado de los arrozales! ¡De pie y adelante!

           


ADA NEGRI   Lodi, 1870 - Milán, 1945) Poetisa italiana. De pobrísima familia (su padre, Giuseppe, era bracero y su madre, Vittoria Cornalba, tejedora), pasó los primeros años de la infancia en una portería con la abuela, y habiendo conseguido el título de maestra marchó a enseñar a una escuela elemental de Motta Visconti, cerca de Pavía.

 Considerada por muchos como la primera escritora italiana proveniente de la clase obrera, había escrito que en los arrozales muere la poesía. Una de las tantas marcas de una sociedad inhumana donde la tierra, lejos de pertenecer y dar vida a quienes la trabajan, está enajenada, en manos de poderosos que la explotan y consumen de la misma manera que a sus trabajadores. Porque nada puede detener al afán de acumulación y enriquecimiento, nada, ni siquiera la muerte.

En la Italia de la primera posguerra, gran cantidad de hombres, y especialmente mujeres, eran llevados a trabajar a los arrozales. Lo hacían en condiciones tan degradantes que, junto a las palabras poéticas, centenares de mujeres por año dejaban de existir en aquellos campos rebosantes de arroz.

Semejante explotación y destrucción, no pasó por alto en la vida de Luis Orione. Durante los primeros meses de 1919 se acercó a las víctimas de aquella sufriente realidad. Buscó darles ánimo y fortaleza, aunque no dejó de generar conciencia y denunciar el terrible atropello a un derecho humano tan fundamental como ganarse el pan dignamente.

Fue así que, con coraje y claridad de ideas, Don Orione escribió esa carta a modo de proclama, dirigida a los trabajadores de los arrozales.

 Imaginando por un instante a Luis Orione viviendo hoy en nuestro país, seguro tendría palabras semejantes para las actuales víctimas de la explotación del sistema: las comunidades de pueblos originarios que deben trabajar en las tierras que les han sido arrebatadas; los que sufren las terribles consecuencias del uso de agro tóxicos; los empleados sometidos a condiciones laborales injustas por empresas transnacionales… y la lista podría continuar.

Si como dice la poetisa, en los arrozales muere la poesía, en las palabras de Don Orione, nace una vez más la esperanza, capaz de ponerse de pie ante las adversidades: “¡Trabajadores y trabajadoras de los arrozales, llegó la hora de su reivindicación!”

Tal vez, no faltará quien se sorprenda al leer de puño y letra de Don Orione, palabras como proletariado, reivindicación, medidas de fuerza y varias, que suenan menos poéticas que tantas otras de sus expresiones. Sin embargo, éstas manifiestan su compromiso espiritual y social, el que lo llevó a rescatar niños de entre los escombros de los terremotos de Messina y La Mársica. El mismo espíritu con que abrió las puertas del Cottolengo para dar lugar a los considerados deshechos de la sociedad, aquellos en quienes veía brillar el rostro de Jesús.

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