VIERNES
SANTO. "Cuando se abrió esta Casa, vi este hermoso crucifijo, lo miré
y me dije: ¡Qué contento me sentiría si estuviese siempre con
nosotros, porque el amor más ardiente y la devoción al crucifijo
caracterizan a nuestra congregación... Jesús nos salvó en la cruz; la
cruz está bañada en sangre; la redención del mundo fue lograda por
Jesús en la cruz: ella es nuestra esperanza" (San Luis Orione)
Fuente Facebook P.Miguel Berriel , Basilica Nuestra Señora de la Guardia, Tortona
Don
Orione solía repetir que la Congregación nació del corazón traspasado
de Jesucristo EN UNA SEMANA SANTA INOLVIDABLE. En la foto vemos la
Catedral de Tortona donde todo comenzó. ¡Les deseo una Semana Santa
inolvidable!
HACE 131 AÑOS DE UNA SEMANA SANTA INOLVIDABLE.
Don
Orione durante la Cuaresma de1892 había comenzado a armar su ORATORIO
con un niño que habían echado del catecismo. Luego, en la Semana Santa
de ese año, del 10 al 16 de abril y el seminarista Orione, consagró a
Jesús Crucificado los primeros muchachos. Por esto san Luis Orione dirá
que: "La pequeña Obra brotó del Corazón traspasado de Jesús
Crucificado, en una SEMANA SANTA INOLVIDABLE....El instituto de los
Hijos de la Divina Providencia nació en una Semana Santa, en una Iglesia
dedicada al crucifijo...¡Nuestra Congregación nació a los pies del
Crucifijo en una Semana Santa porque el Señor quiere decirnos que la
vida de la Pequeña Obra debe estar a los pies de la Cruz"
"Perseguido y traicionado inicuamente,
hasta la misma cruz, imploró a su Padre celestial, con gran voz, el perdón para
los bárbaros que lo habían crucificado. El, que había ordenado a Pedro que
envainara su espada, y que no derramó jamás la sangre de nadie, quiso derramar
toda su sangre divina, y su vida, por los hombres, sin distinción de judío o
griego, romano o bárbaro [cf Col 3,11; Gál 3,28; Rom 10,12]: ¡Verdadero rey de
paz: Dios, Padre, Redentor de todos!
Quiso morir con los brazos abiertos, suspendido
entre el cielo y la tierra, llamando a todos ángeles y hombres a su Corazón
abierto, traspasado: anhelando abrazar y salvar en ese Corazón divino a todos,
a todos, a todos: ¡Dios, Padre, Redentor de todo y de todos! Jesús no hizo
construir para sí un mausoleo, como los antiguos reyes; pero por todas partes
se ven casas consagradas a su memoria, en las grandes ciudades como en los
pueblos pequeños. Y aún en lugares despoblados, entre las nieves eternas, se
levantan ermitas humildes refugios muy parecidos a la gruta de Belén con una
cruz que evoca la obra de amor y de inmolación de Nuestro Señor Jesucristo;
¡esa cruz habla a los corazones del evangelio, de la paz, de la misericordia de
Dios por los hombres!...
No fueron los milagros ni su resurrección los que
me conquistaron, sino su Caridad: ¡esa caridad que venció al mundo!".
Don Orione
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