Nacimiento
En la localidad de I Becchi – comuna de Castelnuevo D Asti , entre las
colinas de Monferrato a 30 km de Turín, capital del Piamonte, nació
JUAN MELCHOR BOSCO, el 16 de agosto de 1815, hijo de Francisco Bosco y
de Margarita Occhiena. El 17 de agosto recibe las aguas bautismales en
la parroquia de Castelnuevo. Sus padres eran campesinos y muy pobres,
muy cristianos y tenían 3 hijos : Antonio (nacido de un primer
matrimonio de Francisco ) , José Luís y Juan Melchor (del segundo
matrimonio).
* Algo de historia
Meses antes del nacimiento de Juan Bosco –después de la derrota de
Napoleón – concluía el Congreso de Viena (9 / 06 / 1815) que imponía en
Europa la “restauración del Antiguo Régimen”. Italia quedó divida en 8
estados: el reino de Cerdeña , el reino de Lombardía y Venecia, los
ducados de Parma, Módena y Toscana, el principado de Lucca, los Estados
Pontificios y el reino de las Dos Sicilias. Al regresar Víctor Manuel I
revoca las leyes de los últimos 15 años y restaura el antiguo régimen.
En 1831 sube al trono del reino de Cerdeña Carlos Alberto, hijo de
Víctor Manuel . Tiene 33 años y más tarde apoyara la unidad italiana. Es
interesante notar aquí como 1815 año del congreso de Viena y el
nacimiento de Juan Bosco fue el principio de quince importante años en
los que se formó la “matriz del mundo moderno”, no solo para Italia y
Europa y el resto del mundo.
· Muere su padre Francisco Bosco
Debido a una pulmonía fulminante, el 12 de mayo de 1817 moría
Francisco Bosco, dejando viuda a los 29 años a Margarita Occhiena con
sus tres hijos. En ese año se produjo una gran sequía en la zona por la
cual toda la población cayo en una hambruna que la joven viuda tuvo que
afrontar con sus tres hijos.
· Primeros años de Juan
Pese a que doña Margarita era una campesina analfabeta se dedicó por
entero a la educación cristiana de sus hijos. Les enseñaba el catecismo
que se lo sabía de memoria; los inició en la oración sencilla y confiada
dirigía al Padre Dios. Cuando Juanito tenía 8 años lo llevó a un
sacerdote para se confesara, recibiendo así orientaciones morales muy
seguras. Entre los 9 y 10 años Juanito aprendió a leer y escribir de la
mano del sacerdote y profesor José Lacqua. Más tarde escribiría don
Bosco esto; “Todos me querían para que fuera su juez o amigo. Yo
procuraba hacer el bien que podía y no hacer el mal a nadie”.
· El sueño de los 9 años
En estos mismos años de su infancia tuvo un sueño que le quedó grabado
por toda su vida.
“Me parecía encontrarme ante un grupo de muchachos que se divertían.
Unos reían, otros jugaban , muchos blasfemaban (decían insultos contra
Dios y los santos). Esto me llevó a enojarme y me lancé con gritos y
golpes para hacerlos callar. En eso, apareció un hombre de figura
majestuosa y magníficamente vestido. Un manto blanco lo cubría y su
rostro resplandecía de tal manera que no se lo podía mirarlo en los
ojos. El me llamó por mi nombre, me ordenó ponerme a la cabeza de esos
muchachos y me dijo: “No con los golpes sino con la mansedumbre y la
caridad deberás ganar la amistad de estos chicos. Empieza de inmediato a
enseñarles la fealdad del pecado y la belleza de la virtud.”.
Confundido y asustado respondí que yo era un pobre muchacho incapaz de
hablar de religión. Entonces los muchachos dejaron de pelear y de
blasfemar y se juntaron alrededor del personaje que hablaba. Yo
pregunté: - ¿Quién es Vd. que me ordena cosas imposibles? – Tú las harás
posibles por la obediencia y la adquisición de la ciencia - ¿Y cómo
podré adquirir la ciencia? – Yo te daré la Maestra bajo cuya dirección
llegarás a ser sabio- Y,¿quién es Vd. para que me hable de esa manera? –
Yo soy el Hijo de aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres
veces al día. – Mi madre me prohibió hablar con extraños sin sin
permiso, dígame su nombre.- ¿Mi nombre? Pregúntaselo a mi Madre. En ese
momento vi a una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto
resplandeciente como si estuviera cubierto de estrellas. Dándose cuenta
de que yo estaba turbado, ella me pidió acercarme y me tomó
suavemente de la mano . –Mira- me dijo. Yo miré y vi que los muchachos
habían desaparecido y en su lugar habría cabritos, perros, gatos, osos y
otros animales. – Este es tu campo de acción – me continuó diciendo. Y
agregó :- Aquí deberás trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto y el
cambio que vas a ver producirse entre estos animales tú deberás
provocarlo entre mis hijos. Volví a mirar y en lugar de los animales
feroces aparecieron otros tantos corderos llenos de dulzura que balaban y
saltaban en todos los sentidos como para festejar a ese señor y a su
madre. En el sueño me puse a llorar por no saber claramente lo que
significaba, pero la señora puso su mano sobre mi cabeza y me dijo: - A
su tiempo todo lo comprenderás. Ante estas palabras un ruido me
despertó y todo desapareció de mi vista.
Juanito vio en este sueño su futura misión.: educar y ser amigo de los
jóvenes y muchachos y usar para esto no la fuerza sino la bondad,
entendió que Jesús y María eran quienes lo habían llamado para esta
misión.
Al narrar Juan al otro día este sueño a su familia, su hermano José le
dijo:- Tú serás pastor de ovejas y cabritos. Su hermano Antonio- que no
lo quería mucho- agregó: - Tú serás el jefe de salteadores. En cambio,
su madre Margarita le dijo: - Tal vez...tal vez con esto llegue a ser
sacerdote! Y la abuela concluyó: - No hay que darle tanta importancia a
los sueños”.
· Narrador y acróbata
Juanito Bosco era un niño campesino robusto y trabajador, ágil, muy
inteligente y de muy buena memoria. En estos primeros años se destacaba
como buen narrador. A sus muchachos y amigos les traía ejemplos
escuchados en los sermones de los domingos en la iglesia del pueblo. Al
final de los discursos les enseñaba a rezar y a hacer la señal de la
cruz y a invocar a la madre de Dios. También, los hacia divertir con
ejercicios acrobáticos; le gustaba correr, trepar los árboles, caminar
sobre una cuerda tensa, caminar en posición invertida y dar saltos
espectaculares. Así entre acrobacias y rezos Juanito educaba a los niños
y adultos que se le acercaban.
· Su Primera Comunión
Con mucha probabilidad un 26 de marzo de 1826, en la fiesta de Pascua,
Juanito Bosco hizo su Primera Comunión. Tenia unos 11 años. Más tarde-
ya como educador- recomendará a sus niños que reciban cuanto antes la
Primera Comunión bastando que sepan distinguir entre “pan” y “Pan” y que
tengan una instrucción suficiente.
· Pastor de vacas
Y como su hermano Antonio no le gustaba el comportamiento de Juanito,
un día su mamá Margarita le dijo que se vaya de la casa y se fuera a
vivir con la familia de los Moglia. Una vez aquí se dedicó a cuidar
vacas del establo. Además de realizar estos trabajos los días domingos
pedía permiso para a la Misa en la iglesia del pueblo a una hora de
distancia.
· Encuentro con Don Caloso
En noviembre de 1829 el Capellán Juan Caloso observó con suma atención
al jovencito Juan Bosco que asistía con mucha devoción las
celebraciones del Jubileo. Le preguntó si entendía los sermones. Juan
Bosco le repitió de memoria todos los sermones . Lo invitó a progresar
en sus estudios estudiado el latín. Don Caloso le animaba a Juanito para
que se confesara y recibiese la Eucaristía.. El mismo escribirá más
tarde;” En esta época comencé a gustar lo que era la vida espiritual”.
Pero, al poco tiempo don Caloso se enferma por un derrame cerebral,
pues, Juanito pierde a su primer y gran amigo.
· Repartición de los bienes de la familia
Durante el curso de 1830 la familia Bosco se reparten sus bienes y se
dividen. Antonio se quedó con la casa paterna. Margarita y Juan vuelven
a estar juntos. José se instaló en una granja de Susambrino. En la
década del treinta Juan quedó en libertad para estudiar y ser sacerdote
para los jóvenes (ver el sueño de los 9 años)
· En la Escuela Comunal
A comienzos del año 1831 Juan Bosco empezó a asistir a la Escuela
Parroquial de Castelnuovo para terminar sus estudios básicos. Todos los
días recorría unos 20 km. desde su casa a la Escuela. Haga frío o
calor, días de sol o de lluvia. Soportaba vientos y heladas.
· En la Escuela de Chieri
El 3 de noviembre de 1831 Juan Bosco entró en la Escuela Secundaria de
Chieri a tan solo unos 10 Km. de Turín. Debido a su edad e inteligencia
logró hacer 3 cursos en un año y fue siempre el primero entre sus
compañeros.
Estando en Chieri se hospedaba en la casa de Lucia Matta. Margarita le
pagaba con productos del campo y Juan debía hacer oficios domésticos
para pagar el resto de la pensión.
· La Sociedad de la Alegría
Durante su permanencia en Chieri, Juan Bosco creó la “Sociedad de la
Alegría”, un grupo juvenil con muchachos de la zona a fin de sacarlos de
la mala vida de la calle y hacerlos más buenos. Así surgió un pequeño
reglamento que expresaba: 1) Ninguna acción ni palabra que pueda
avergonzar a un cristiano se debe hacer ; 2) Cumplir bien con los
deberes escolares y religiosos y 3) Estar siempre alegres. Domingo
Savio- su alumno predilecto- dirá más tarde; “Nosotros hacemos consistir
la santidad en estar siempre alegres”. Los paseos, los juegos, las
carreras, el canto y la oración eran expresiones de esta ¡”Sociedad de
la Alegría”. Los miembros de esta simpática sociedad se reunían los
domingos por la tarde para jugar, hacer acrobacias de Juan y escuchar
sus palabras.
· Avanza en sus estudios
En el otoño de 1832 Juan Bosco empezó el tercer año de Gramática. En
dos años en Chieri hizo los Cursos de Humanidades y Retórica. El 4 de
agosto de 1833 , de manos de Mons. Juan Antonio Gianotti, recibe el
sacramento de la Confirmación. El Espíritu Santo haría de este joven un
auténtico cristiano y un apóstol incansable de los jóvenes. Juan era un
gran lector: se leyó numerosos libros de la Biblioteca de Pomba, se
adelantó en la literatura italiana y hasta leyó a autores latinos. Leía
hasta la medianoche.
· Algunos amigos
Durante su adolescencia Juan cultivó profundas amistades de las que
destacamos algunas:
Pablo Braja, compañero de escuela y modelo de virtudes cristianas
Jacobo Leví-judio-llamado “Jonás”: se hizo cristiano por el bautismo
recibido cambiando su nombre por Luís.
Luís Comollo, su mejor amigo. Juan escribirá luego su vida y será este
su primer libro en el cual se destacaba su mansedumbre evangélica y su
experiencia de vida espiritual.
· Decidiendo el futuro
En esos años Juan piensa en su futuro: ser sacerdote diocesano y
atender al pueblo en una parroquia o tal vez hacerse religioso
franciscano. Hechas las averiguaciones del caso, Mamá Margarita recibe
la noticia del párroco José Comollo y le decía: “Está todo listo y
considerado: yo le aconsejaría que NO ENTRE EN EL CONVENTO sino que
reciba el hábito clerical (la sotana) y no tenga miedo de perder la
vocación. Con las practicas de piedad y una vida retirada superará todos
los obstáculos”.
· Con Don José Cafasso
Juan era pobre y no podía pagar su estadía en el Seminario. Entonces, y
por iniciativa de su amigo Evasio Savio le dijo que se vaya hasta Turín y
que hablase con Don José Cafasso, un sacerdote joven y muy estimado en
toda la región. Este lo recibe muy bien y le dice que termine
tranquilamente sus estudios que alguien le pagará lo que sea necesario.
Consiguió del teólogo Guala – su benefactor- para que abonase los
estudios de Juan Bosco.
· Recibe la sotana
La vestición clerical – recibir la sotana -era un paso importante para
todo aspirante al sacerdocio. El 25 de octubre de 1865 se realizo la
ceremonia de la vestición en la iglesia de Castelnuovo. Juan contaba con
20 años. Y Juan recuerda lo que le dijo su madre Margarita antes de
entrar al seminario : - Mira Juan: has vestido el hábito sacerdotal.
Siento la alegría que una madre puede sentir. Recuerda que el hábito no
honra a tu estado sino la practica de la virtud. Prefiero tener un pobre
campesino antes un sacerdote descuidado de sus deberes. Si alguna vez
tienes dudas de tu vacación por favor no deshonres este hábito. Cuando
naciste yo consagré a la virgen Maria y lo seguí consagrando hasta el
día de hoy”. La misma tarde a las 18 hs Juan entraba al Seminario donde
permanecerá hasta el día de su ordenación sacerdotal.
Juan
Melchor Bosco Occhiena más conocido como Don Bosco, nacido el 16 de agosto de
1815, fue un hombre de fe, decidido en sus convicciones, que logró transmitir
un mensaje de “razón, religión y cariño” a miles de muchachos abandonados.
Aquellos eran atraídos por su afabilidad y su familiaridad con Dios.
Este 16 de agosto se cumplen los doscientos seis años del nacimiento de
san Juan Bosco, un acontecimiento que la Familia y Movimiento Salesiano
invitan a compartir para dar gracias a Dios por el regalo que la vida de
Don Bosco ha significado para tantos niños y jóvenes abandonados de
todo el mundo.
La figura de Don Bosco fue muy significativa para Don Luis Orione e
influyó en él y su obra de una manera decisiva. El afecto hacia él y su
obra sabe de innumerables gestos.
Pero quizás la muestra más emocionante del profundo respeto y cariño
de Don Orione hacia quien llamaba su padre y maestro, sucedió poco antes
de su muerte, más precisamente el 31 de enero de 1940, santoral de Don
Bosco:
“Jesús en el Santo Evangelio dice a sus discípulos: de ahora en
adelante no los llamaré más siervos sino 'amigos'... La amistad tiene
algo suave que casi trasciende la fraternidad de la carne y de la
sangre. Un día, mejor dicho, una tarde, fui a confesarme con Don Bosco;
ahora no recuerdo más, pero me parece poder decir que aquella fue la
última vez que me confesó. Había apenas empezado el tercer año del
secundario: yo era el más joven de los penitentes de Don Bosco...
“Después de haberme confesado me dijo estas textuales palabras:
'¡Nosotros seremos siempre amigos!' Cuantas veces me encontré en
dificultades y en tantas peripecias, y siempre me sentí animado y
confortado por estas palabras que quedaron grabadas en mi corazón:
¡nosotros seremos siempre amigos!
"Don Bosco vive en miles y
miles de casas y obras: vive en el espíritu y en la obras de sus hijos y
en la inmensa apostolicidad de su congregación. Nuestra congregación es
una pequeña plantita en comparación a un cedro, como es la planta de la
obra de Don Bosco (...) Recuerden, mis queridos sacerdotes, siempre
esto: ¡hagan siempre lo posible para que en nuestra congregación nunca
falte el cariño, la fraternidad, la unión, la amistad de la cual habló
Don Bosco!”
“¡La Pequeña Obra será lo que Dios quiera ¡pero
antes de todo, la Pequeña Obra debe sentir siempre gratitud hacia Don
Bosco y hacia sus hijos; y que nuestra actitud y conducta manifiesten
siempre agradecimiento hacia los salesianos por la sagrada memoria de
Don Bosco (...) Y si alguna vez en la vida les ocurriera poder decir
alguna palabra, poder defender a algún salesiano, a algún hijo de Don
Bosco, háganlo, recordando la palabra, la gran palabra que Don Bosco
dirigió, con su gran corazón a un pobre muchacho que él sacó de los
campos, de los surcos y por quien se adelantó tanto en su espíritu
paterno, que lo llamó amigo”.
Don Orione junto a la urna de Don Bosco
Informe: P. Facundo Mela FDP. Fuente: Revista Don Orione
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