NUESTRA
SEÑORA DE LA MERCED
"El ejército del grande Abascal al mando de D.
Pío Tristán ha sido completamente batido el 24 del corriente, día de Nuestra
Madre y Señora de las Mercedes, bajo cuya protección se puso el de mi
mando". (Parte de guerra del Grl Manuel Belgrano)
HISTORIA DE LA ADVOCACIÓN de la Bienaventurada Virgen
María de la Merced de y la Redención de los Cautivos
Hubo otro
tiempo en que la Cristiandad parecía desaparecer ante el avance moro sobre
Europa. Miles de cristianos eran pasados por la cimitarra y otros tomados prisioneros,
sometidos a esclavitud y a crueles tormentos.
En la noche del
1 al 2 de agosto de 1218, en Barcelona, la Santísima Virgen María apareció a un
ferviente mercader que hacía oración a los pies de su imagen, y le inspiró
fundar una orden religiosa y militar la misión de liberar cristianos cautivos.
Nació, con el apoyo del Rey Jaime I de Aragón, la Orden de la Bienaventurada
Virgen de la Merced para la Redención de los Cautivos. Sus miembros, los
mercedarios, se obligaban con un voto más de los que habitualmente profesan los
religiosos: el voto de sangre. Centenares de Mercedarios dieron su vida en
rescate de otros cristianos, a veces cambiando sus vidas por la de los
prisioneros. En poco tiempo, aquellos frailes-soldados, habían salvado muchos
cautivos. Las viejas crónicas hablan de 80.000 esclavos cristianos redimidos.
Con el
descubrimiento del nuevo continente, los Mercedarios llegaron a América como
evangelizadores, difundiendo en estas tierras la devoción a la María de la
Merced o de las Mercedes y que creció hasta nuestro tiempo.
El 24 de
setiembre de 1812, en plena lucha por la Independencia, el General Manuel
Belgrano, devoto juramentado de Nuestra Señora, vence a las tropas realistas en
Tucumán en desigual batalla. En el parte de guerra que transmite al gobierno,
escribe textualmente:
“La Patria
puede gloriarse de la victoria que han obtenido sus armas el día 24 del
corriente, día de Nuestra Señora de la Merced, bajo cuya protección nos
pusimos”.
El General
adjudicó el milagro, en el mismo día de su fiesta, a la Madre de Dios y
solemnemente, la nombró primera Generala del Ejército haciéndole rendir honores
propios del grado y ofrendándole su bastón de mando.
Las religiosas
de Buenos Aires al enterarse de esto remitieron a Belgrano cuatro mil
escapularios de la Merced para que distribuya entre los soldados y en la
próxima batalla, la de Salta, fueron divisas de guerra. Más adelante, en carta
al General San Martín, el 6 de abril de 1814, el General Belgrano escribirá:
…“conserve la
bandera que le dejé; que la enarbole cuando todo el ejército se forme; que no
deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre Nuestra
Generala, y no olvide los escapularios a la tropa. Deje usted que se rían; los
efectos lo resarcirán a usted de la risa de los mentecatos, que ven las cosas
por encima.”
En el año 1912,
al cumplirse el Centenario de la Batalla de Tucumán, la imagen de nuestra
Señora de las Mercedes de Tucumán, fue coronada solemnemente en nombre del Papa
San Pío X. En toda la Patria, desde entonces, la Santísima Virgen María bajo su
advocación de las Mercedes, es honrada dando su nombre a ciudades, santuarios y
capillas. Así en Concordia, la Capilla del Regimiento, del Obispado Castrense
de Argentina, lleva su nombre. Y una parroquia hermana en la ciudad la invoca
como “Nuestra Madre de la Merced”.
Mons.
Lic. Mario Bonabotta, Capellán
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