SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


martes, 26 de marzo de 2024

¡¡ ADELANTE, CON DIOS Y CON MARÍA!!!

 


Publicado en la revista “La Piccola Opera della Divina Provvidenza” (1934). Texto fundamental para comprender la profundidad del celo apostólico de Don Orione, que no admite ni mediocridades ni apatía. Los cristianos tienen que ponerse al servicio de la Iglesia y de la patria por la causa del bien.

Amigos, con la vista en las alturas trabajaremos con más ahínco; trabajaremos cada vez más y mejor, pro aris et focis: por la Iglesia y por la Patria.

Y si nos quedamos dormidos ¡despertemos y el Señor nos inundará con su luz! Revistámonos de la armadura completa de Dios, para poder resistir valientemente el mal y hacer el bien: robustezcámonos en el Señor y con su fuerza poderosa. ¡Y adelante con los santos esfuerzos y cansancios!

Gracias a Dios, nos sentimos a los pies de la Iglesia, y avanzamos por la buena senda: ¡trabajar! ¡Trabajar!

Acción, amigos, acción católica como la quiere el papa, como la quieren los obispos: amor a Dios, a la Iglesia, celo, oración, diligencia en el bien, para nuestra salvación y la salvación de los hermanos.

¿Son tiempos nuevos? Fuera temores, y vacilaciones: marchemos a la conquista de los tiempos con ardiente e intenso espíritu de apostolado, y de Sana e inteligente modernidad. Lancémonos a nuevas formas, a los nuevos métodos de acción religiosa y social, bajo la guía de los obispos, firmes en la fe, pero con amplitud de criterios y de espíritu. Nada de espíritus tristes o cerrados: siempre con el corazón abierto, en espíritu de humildad, de bondad, de alegría. Hay que rezar, estudiar, avanzar. No nos fosilicemos. Los pueblos avanzan: avancemos también nosotros, con la mirada en lo alto, en Dios, con la Iglesia, empujando y no a la rastra.

Que todas las buenas iniciativas se presenten remozadas y modernas, con tal de poder sembrar, implantar profundamente a Jesucristo en la sociedad, y fecundarla en Cristo.

En las manos -y a los pies- de la Iglesia queremos y debemos ser levadura, una fuerza pacífica de renovación cristiana: con la confianza puesta en Dios, queremos restaurar todas las cosas en Cristo. ¡Trabajo! ¡trabajo! Esta es la enseñanza de la historia, el ejemplo de los santos, el mandato del vicario de Cristo, la ley que Dios nos dio. ¡Firmes en la fe, unidos en un solo espíritu, en la integridad doctrinal de la Iglesia, florezca incesantemente en nosotros la verdad en la dulce y diligente caridad! Pongamos toda nuestra actividad al servicio de la religión y de la patria: miremos sólo y siempre el honor de Dios, el bien de la Iglesia, la salvación del prójimo. Con humildad y fervor llevemos a todas partes la impronta viva y luminosa de nuestra fe y de la doctrina de Cristo: ¡Trabajemos! Trabajemos!

¡Adelante, con Dios y con María! ¡Que cada día sea como el primero: adelante, siempre adelante en las obras de bien!

Con renovado vigor y con la fe viva creciente, fe siempre más ardiente y más grande, trabajemos incansables, en la construcción del reino, en la difusión de la caridad de Cristo, y en la salvación de las almas. ¡Almas, y almas!

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