Don Orione en Chile permaneció ocho días, incluyendo la llegada y salida: a partir del jueves 30 de enero hasta el jueves, 6 de febrero.
Revivimos el evento con las palabras emocionadas de Don Orione en un escrito a Don Sterpi la tarde en que llego a Santiago.
Don Orione vuela sobre la Cordillera de los Andes en un avión Panagra y llega a Santiago, Chile. Es el primer santo en usar el avión. Así le escribía desde Chile a su vicario, el P. Carlos Sterpi.
¡Almas y Almas!
Desde Santiago (Chile)
30 enero. 1936
Querido don Sterpi
¡La gracia de Jesucristo! ¡Nuestro Señor y Su paz
estén siempre con nosotros!
Heme aquí, en Santiago de Chile, donde he llegado
sobrevolando, en avión de Panagra, la
Cordillera de los Andes a más de 5.000 mil metros de altura. El viaje duró poco más de una hora y cuarto y
fue muy excelente: ¡Deo gratias! En muchas ocasiones he aspirado oxígeno por
precaución más que por verdadera necesidad.
El aéreo pasó entre el monumento al Cristo Redentor,
ubicado en plena Cordillera, en el límite Argentino-Chileno, y la cumbre del
Aconcagua la única más alta de los
Andes, que supera los 7000 mts. He podido observarlo todo y muy bien. He
sobrevolado también el lago de los Incas de un azul intenso impresionante…
Pero el viaje, también tuve un toque de humor, como
Don Orione, le escribe a una benefactora de Cottolengo de Génova, la Sra.
Queirolo:
“Desde Mendoza a Santiago de Chile fui por vía aérea
sobrevolando los Andes a 5.000 metros de altura, sin sufrir nada, y eso que era
la primera vez que viajaba en avión; en algún momento usé un poco de oxígeno,
pero más por precaución que por necesidad. Volveré a la Argentina en avión por
la misma línea. Aquí todos están asombrados por mi coraje, pero yo viajo para
el Señor, trabajo para el Señor, trato de ganar tiempo para trabajar más por
las almas y la gloria de Dios. ¡Estoy en las manos del Señor! Hay muchas almas
que rezan por mí.
Pienso que dentro de no muchos años, cuando viajar en avión no sea tan caro, será bueno que los Hijos de la Divina Providencia viajen siempre en avión, para ganar tiempo y trabajar más. Y también nuestras hermanas, ¡y Sor María Eustella también!
Y Ud. Qué opina, Sra. Queirolo? Y cuando la Divina Providencia nos done un avión, vamos a sacar a pasear en avión a nuestros viejitos y viejitas; ¡qué le parece! Un lujo que hasta ahora no se lo dan ni los príncipes, eso de ir a pasear en avión a 4 ó 5 mil metros de altura. Y nosotros dos, Sra. Queirolo, cuando estemos en el cielo, abriremos una ventanilla y les diremos: ¡cuidado, no se asomen demasiado, sean prudentes y si no están bien seguros, no suban muy alto! Que el refrán dice que ‘a los vuelos muy altos y repentinos, suelen los precipicios estar vecinos’.”
Fuente: “Don Orione y Chile: sueño e historia” del P.
Angelo Cantarutti y el P. Gustavo Valencia
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