POR LOS NIÑOS POR NACER Y LOS QUE
SE SIENTEN AMENAZADO SU DERECHO A LA VIDA
El movimiento
Laical Orionita Barranqueras en este 7MO día de novena virtual en que acompañamos
a toda la Familia orionita a nivel mundial y en especial a la Capilla San Luis Orione
de esta localidad, nos unimos y pedimos al Señor nos regale un corazón
semejante al de Don Orione para así convertirnos en protectores de los pequeños
y necesitados.
En su
palabra el Señor nos dice: “El
que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí, y el que me
recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado”. En la cruz,
entregándose a sí mismo como rescate por nosotros, Jesús realizó el juicio de
la salvación, revelando el designio de misericordia del Padre. Él anticipa este
juicio en el tiempo presente: al identificarse con "el más pequeño de los
hermanos", Jesús nos pide que lo acojamos y le sirvamos con amor. El
último día nos dirá: "Tuve hambre, y me diste de comer" , y nos
preguntará si hemos anunciado, vivido y testimoniado el evangelio de la caridad
y de la vida.
¡Cuán
elocuentes son hoy para nosotros estas palabras tuyas, Señor de la vida y de la
esperanza! En ti todo límite humano se rescata y se redime. Gracias a ti, la
minusvalidez no es la última palabra de la existencia. El amor es la última
palabra; es tu amor lo que da sentido a la vida.
Ayúdanos a
orientar nuestro corazón hacia ti; ayúdanos a reconocer tu rostro que
resplandece en toda criatura humana, aunque esté probada por la fatiga, la
dificultad y el sufrimiento.
Don Orione tuvo gran predilección por la vida débil, la vida en
peligro, por los más necesitados, y nos ha demostrado en sus Obras este interés
fundando los Cottolengos y casas de atención para los amados del Señor.
En sus escritos se escucha su grito angustioso que nos
invita a hacernos eco de sus palabras, escuchemos las palabras de nuestro
fundador:
“Vamos, hermano mío, entreguemos nuestra vida por
Jesucristo crucificado, configurémonos con él, sostengámonos y sostengamos a
las almas de los suyos: Jesús nos ofrece una multitud de almas que salvar.
Jesús palpita en la cruz y desde la cruz exclama: ¡tengo sed! ¡Almas, Almas!
Llevémosle almas al crucificado que muere de sed.
“No saber ver
ni amar en el mundo, más que las almas de nuestros hermanos. Yo no siento más
que una infinita, divina sinfonía de espíritus, palpitantes en torno a la cruz,
y la cruz vierte para nosotros -gota a gota a través de los siglos- la sangre
divina derramada por todos.
Desde la cruz
Cristo clama: “¡tengo sed!”. Grito terrible de sed abrasadora, no de sed física
sino grito de sed de almas; y es por esa sed de nuestras almas que Cristo
muere. no veo más que un cielo, un cielo
verdaderamente divino, porque es el cielo de la salvación y de la paz
verdadera; no veo más que un reino de Dios, el reino de la caridad y del
perdón, donde toda la multitud de las naciones es heredad de Cristo y reino de
Cristo.
Colócame,
Señor, en la boca del infierno, para que yo, por tu misericordia, la cierre.
Que mi secreto
martirio por la salvación de las almas, de todas las almas, sea mi gloria y mi
suprema bienaventuranza. María, dulce madre, tu Jesús ya no morirá más de sed;
le daremos nuestro amor, nuestra sangre y todas las almas de nuestros
hermanos.”
Como Familia Orionita nuestra responsabilidad de defender los derechos de
nuestros hermanos más pequeños y desamparados a tener siempre una atención
preferencial por ellos, ponernos al servicio de las personas con discapacidad,
garantizándoles el derecho a una vida digna, a la educación en igualdad con
todos a la no discriminación, a la
salud, al ejercicio pleno de sus derechos , que gocen del privilegio de ser
especialmente amados por Dios, y de este modo recibir y acompañar siempre “la
vida como viene y ponernos siempre de
parte de los pequeños y valorar su dignidad.
San Luis Orione, padre de los niños
por nacer, y los que sienten su vida amenazada su vida por exclusión, abandono,
maltrato, a ti dirigimos nuestras plegarias y por la maternidad del Dios de la
vida, te imploramos la gracia de proteger a los pequeños, de toda posibilidad
de peligro. Consagra nuestros corazones para que podamos defender la vida como
viene “
¡¡ AVE MARÍA Y ADELANTE ¡!!
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